Recordando el amor de mamá


Por Fátima Coral Orta López 
México. Es casi medio día y los puestos de flores y comida que están a lo largo de la calle que va a dirección a la entrada del Panteón Municipal del barrio de San Bartolo, ubicada en el centro de Tultitlán, están repletas de gente comprando y viendo lo que ofrecen los comerciantes locales. Especialmente se detienen a ver las flores, pues cada familia y cada persona quiere elegir las más bonitas para dárselas a mamá. 

No toda la gente, habitante del municipio, va a restaurantes o de paseo por alguna plaza a festejar a la reina de la casa, muchos de ellos se encuentran aquí, recordando y festejando a la persona que les dio vida y que por una razón de la naturaleza ya no se encuentra con las familias que ahora la visitan en su espacio para el eterno descanso. 

Margarita Casas de 52 años, es una de las tantas personas que vino, cuenta que ella viene cada dos o tres meses a visitarla y rezarle un rosario a su mamá que murió hace más de 20 años, sin embargo este día es más especial pues la recuerda como una madre ejemplar, gentil, trabajadora y luchadora. Comentó que tiene un gran ejemplo a seguir para cuidar y educar, sin embargo ella ha decidido no tener hijos, dice que es algo que le hubiera molestado a su difunta madre. 

El sonido que envuelve el panteón es una mezcla de los pájaros que están en los árboles y la melodía de diversos grupos de mariachis que fueron contratados para dedicarles a las difuntas canciones como “Amor eterno” o “Señora, señora”. Otras familias simplemente adornan la tumba y otras más se quedan paradas contemplando y rezando frente a ella. 

Hay una tumba en especial que tiene ramos de flores a montón y arreglos de rosas que si tienen más de un día ahí, aun lucen muy frescas. Sobre el mármol está escrito una memoria de los familiares de la difunta donde resalta “Chatita tus hijos y nietos te adoran hoy, mañana y siempre”, al parecer y a casi una semana del presente día a Esther Viquez no le pudieron festejar en vida. 

Aún siguen llegando familias al panteón, muchas se esperaran hasta la 1:30 de la tarde para la misa que darán en la capilla que se encuentra dentro del lugar. Muchas personas aprovechan el tiempo para poder salir a los puestos a almorzar los diversos platillos que ofrecen los comerciantes en la entrada.  

En el puesto de tacos está Juana Jaramillo, de 68 años, en compañía de su hija Diana, de 45 años, ambas vienen desde Tepotzotlán, municipio que también se encuentra en el Estado de México. Para llegar acá se hacen una hora y media de camino, casi las dos horas si el camión viene lento. Cuenta que su madre está sepultada aquí porque su familia es originaria del Tultitlán, y viene hasta acá cada año tanto en mayo y en octubre para recordar a su mamá. Dice que “no hay excusa para no venir, pues no hay distancia para el amor que aún le tiene a Teresa”, la persona que le dio la vida. 

No todos tienen la fortuna de tener  a su madre al lado, sin embargo recordar es el único consuelo que tienen las personas que vienen al panteón que les queda como regalo dejarles flores a las difuntas. Ni la muerte es impedimento para seguir sintiendo el amor de mamá que algún momento ella regalo en vida sin nada a cambio. 


 



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