Muertos... al sur, centro y norte de la ciudad

  • En las alcaldías Tlalpan, Cuauhtémoc y Azcapotzalco se recordó tradicionalmente a los difuntos
  • Capitalinos visitaron las ofrendas alegóricas, panteones y recibieron la famosa "calaverita"

Por: Frida Sauballet y Jaime Martinez
CDMX. El festejo de Día de Muertos, en la alcaldía Tlalpan, espera que los familiares asistan a los panteones, plazas cívicas y continúen con la tradición mexicana. Del 29 de octubre hasta el dos de noviembre se realizaron concursos, conciertos, ofrendas y exposiciones.

Desde las siete de la mañana, en las inmediaciones del panteón 20 de noviembre, varios puestos comenzaron a vender macetas de cempasúchil, margaritas, crisantemos, claveles y rosas. Una de las personas que más tiempo tiene vendiendo es la señora González, de 91 años de edad, que viene desde San Andrés Totoltepec para comerciar todo tipo de flores.


"Desde los 13 años, yo quitaba las piedras del suelo y me sentaba a vender verduras, hierbas de campo, flores y frutas. Dios ha sido grande para mí, solamente él sabe porque me ha dejado venir", comentó.

Muchas familias asistieron al cementerio el primero de noviembre para adornar las tumbas con flores, rehiletes, veladoras, papel picado, calaveritas de azúcar, juguetes y alimentos que les gustaban a sus seres queridos, además se escuchaba la música entre los pasillos. Sin embargo, la afluencia de personas fue menor a comparación de años pasados, según voluntarios del panteón.

Desde Iztapalapa, el señor José Alberto Hernández Guevara acudió al panteón para visitar a su mamá, hermana y sobrinos, en compañía de su hijo y esposa, quienes lo apoyaron limpiando la tumba y la adornaron con una cruz de flor de cempasúchil y floreros llenos de crisantemos. Este acto resultó significativo para José, expresa que: "Perder tan solo a un familiar es doloroso, pero perder a alguien tan importante, que en este caso es mi madre, fue un dolor muy grande".



Además, al estar en ese lugar honrando la memoria de sus seres queridos comentó: "Lo que más presente tengo de mi madre es cuando estaba muy delicada por su enfermedad, sin embargo, lo bonito que recuerdo es todo lo que me enseñó; los principios, el respeto, el ser una persona muy trabajadora y honrada".

Como parte del festival "Altares y andares" se instaló una mega ofrenda en la Alcaldía Tlalpan, con elementos representativos del día de muertos, creados en su mayoría por los Centros de Artes y Oficios.

También de forma independiente, los Artesanos del Centro de Tlalpan colocaron una ofrenda en los pasillos de la explanada y a su vez en la Casa Frissac se llevó a cabo la exposición "Los famosos nos visitan", con representaciones de Frida Kahlo, Vicent Van Gogh, Selena Quintanilla y Cantinflas.


Por otro lado, en el Centro Histórico se apreció la mega ofrenda, la cual hacía homenaje al centenario del líder revolucionario Francisco Villa; personaje que lideraba la División del Norte y era conocido como “El Centauro del Norte”.

En la mega ofrenda, una locomotora hecha a base de cartón que simulaba el ferrocarril de la revolución y en el cual Villa se transportó durante la revolución, tenía plasmado el número “1923” año en que el Centauro falleció y las abreviaturas “VPV” que significa “Viva Pancho Villa”.

Dentro del vagón estaba la ofrenda a Villa, donde había arreglos representativos de la ofrenda como: flores de cempasúchil, papel picado, cañas de azúcar, mandarinas, plátanos, manzanas, jícamas, pan de muerto y calaveritas de azúcar.

 


Además, había artículos emblemáticos de los tiempos de la revolución como los jarros de barro, las tazas de arcilla, prendas como sombreros de paja, camisas de seda, botas y los rifles 30-30.

A los alrededores de la mega ofrenda se encontraban 14 figuras hechas de cartón, como calaveras con rudimentaria aludidas a la revolución y que estaban rodeadas de flores de cempasúchil.

En entrevista con Erick, el cual portaba prendas de charro, alude que la megaofrenda de este año es fascinante, sin embargo no fue como años anteriores, “Me parece interesante, me parece agradable, no obstante en años anteriores se han puesto más ofrendas, la cual siento que la de este año no se compara con representaciones que ha habido en años anteriores”.


La pieza con mayor magnitud fue la figura del torso de Villa que tenía en la parte inferior el esqueleto de un caballo (medio de transporte del centauro), medía diecisiete metros de altura y se podía observar desde la calle de Madero. Se pudo observar la megaofrenda estuvo hasta el cinco de noviembre.

Más tarde, en el parque Revolución ubicado en la colonia Nueva Santa Maria, alcaldía Azcapotzalco, cientos de personas se dieron cita para pedir la famosa “calaverita”. La señora Guadalupe aseguró que la tradición se mantiene desde que ella era adolescente “La verdad me siento a gusto porque se mantenga la tradición y costumbre de la calaverita, a pesar de que los disfraces ya sean para mí un poco raros, ni les entiendo”.

En los alrededores del parque se encontraban camionetas y carros adornados con temática de Halloween, tenían telarañas, cinta de precaución, luces tipo neón y estaban acompañados de humo que los conductores sacaban.



Así mismo las personas que circulaban arriba de las camionetas iban disfrazadas y al avanzar aventaban dulces, e incluso se detenían para repartir la calaverita a los niños y familias que se les acercaban. Jorge Martínez uno de los conductores de camioneta explicó que le gusta salir el primero a dar dulces, ya que le gusta ver los disfraces, “Al mismo tiempo que voy manejando me voy deleitando con los disfraces de la gente”.

“No sé cuántos de ustedes pedían dulces pero había alguien que daba” expresó Gabriel Manrique quien se encontraba dando calaverita a los niños que circulaban por los alrededores del parque, comenta que para él es un ciclo, “Ese alguien que daba dulces ya no va a estar, y alguien tiene que suplir su papel”, además agrega que debemos de ser conscientes de esto.


Más tarde en punto de las 10 de la noche, circulaba una rodada de motocicletas adornadas con temática de terror, asimismo los motociclistas iban disfrazados, aunque algunos llevaban máscaras negras, junto con bates de béisbol y palos.

Al término de la pedida de la calaverita, la gente abrigada se retiraba a sus casas, familias, niños y adultos abandonaban las calles y alrededores del parque, se restableció el tránsito en punto de las 11 horas.



  



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