La Morenita… entre perros chillones, comunión y fe


Por Mariana Paz Álvarez
CDMX. Los residentes de la colonia San Miguel Chapultepec despertaron hoy con sonidos esporádicos pero estruendosos de los ya conocidos "cuetes" y con los incesantes ladridos y lloriqueos de los pobres perros.

Desde las primeras horas del día, la parroquia San Miguel Arcángel se preparaba para iniciar uno de los días más importantes y celebrados por el pueblo mexicano.

Las agujas del reloj señalan las 12:00 pm cuando la parroquia, una vez más, se llena de fieles ansiosos, ya que está a punto de comenzar la segunda misa del día. Los asistentes en su mayoría son personas de la tercera edad y varios de ellos llevan consigo imágenes de “La Lupita” para ser bendecidas.

La parroquia, de tamaño mediano, abarca con imponencia un tercio de la cuadra. La entrada revela en primer plano unas puertas de madera desgastadas por el tiempo. Por igual, al entrar se nota el desgaste del lugar, gracias a las grietas en las paredes.

El final del pasillo revela por fin el lugar destinado a la “Madre de México”. En el lado izquierdo, la serena imagen de la Virgen de Guadalupe comparte espacio con la joven del coro que por cierto parece salida de la ópera por su gran rango de voz, mientras que, a la derecha, se destaca el nacimiento, rodeado de tres árboles navideños, que a sus pies se encuentran varias nochebuenas que añaden un toque festivo a la atmósfera sagrada del recinto.

Finalmente, la misa inició las 12:15 p.m. El sacerdote, vestido de blanco y con la imagen de la virgen al centro de su vestimenta, comenzó la misa, pidiendo se levanten los presentes y que le den un gran aplauso a la festejada.

La ceremonia está plagada de cantos después de cada lectura y de un sermón que, a pesar de ser largo, logró captar la atención de la gente. Gracias al esfuerzo de ser carismático del sacerdote, diciendo chistes ocasionales y haciendo preguntas para despertar a la concurrencia. 

El cura invita a quienes le interese saber más sobre la virgen a ir a consultar el “Centro de Estudios Guadalupanos” que se encuentra en la Villa.

Recuerda que la “patrona” eligió a Juan Diego para profesar la palabra entre los nativos prehispánicos y que a pesar de ser de condición humilde él pudo hacerlo, aunque no creía en sí mismo; con esto, el sacerdote invitó a los asistentes a que siempre confíen que todo va a salir bien, y que recuerden todo lo bueno que hay en la vida, que aunque no salga a la primera o vaya mal en la vida, siempre puedes volver a empezar.

Además, cada cosa dicha por él hacía homenaje a la Guadalupana, mencionando que ella es un símbolo de unión y que se le debe honrar.

Se mandaron oraciones para todos aquellos que tienen dificultades, como los migrantes, los desaparecidos y sus familias. Posteriormente, se recolectó el diezmo, se dio la paz y la toma de la comunión, para que finalmente la misa terminara como empezó, con un fuerte aplauso para la cumpleañera y un fuerte "¡Viva la Virgen de Guadalupe!" que todos al unísono gritaron.

Ya afuera de la iglesia, se dio la bendición con agua bendita a las imágenes que los asistentes llevaban. El padre es cómplice de los feligreses. No es una figura imponente; es amable y escucha las peticiones de su comunidad. A nombre de la Morenita… 




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