Juan y la muerte: un niño que enfrenta lo irremediable

Foto: Cortesía


Por Valeria Rivera Fernández
CDMX. La obra “Juan y la muerte” es un acercamiento sutil, divertido y empático, para explicarle a las infancias algunas dudas alrededor de la muerte, ¿Qué es lo que pasa cuando alguien muere? ¿Se puede evitar la muerte? ¿En qué momento llega la muerte? 

La historia no es para nada complicada de entender; su ritmo ágil y su duración corta hacen que mantengas la atención y permite la reflexión sin ser agobiante. A través de un lenguaje cercano y personajes universales, la obra aborda el miedo y la curiosidad que pueden despertar las preguntas sobre la muerte, ofreciendo posibles respuestas sin perder su carácter cómico.

El relato comienza con una tragedia fácilmente identificable, algo que todos hemos atravesado: preocupación, incertidumbre, ansiedad, nervios, tristeza, dolor, desesperación, impotencia y, por supuesto, amor. La madre de Juan está gravemente enferma, y la posibilidad de que su enfermedad empeore, es confirmada por el doctor. 

Juan, confundido y paralizado, recibe la noticia con una mezcla de emociones que claramente no sabe cómo procesar. Su desesperación es palpable: sus manos tiemblan, y su mirada revela la inocencia de quien enfrenta la muerte por primera vez. A pesar de su temor, Juan muestra una valentía que solo un primerizo puede tener: el deseo de desafiar a la naturaleza, aun siendo un simple mortal.

El protagonista sale frenético en busca de una solución; más medicamento podría retrasar lo inevitable, pero tal vez hay algo que aún no se ha intentado, y cree que puede descubrirlo. En medio de sus pensamientos nubosos, aparece un destello de esperanza: existe un camino, un remedio. Quizá hay un secreto escondido, algo que aún no se ha intentado hacer contra la muerte. Debe tener remedio, piensa Juan. La muerte debería tener remedio. Y como muchos, nuestro protagonista piensa que “por ser bueno”, la vida le debe algo, y tendría que pagarle con salud de su mamá.

En su camino, es interceptado por la muerte, que viste de manera peculiar: varias capas de ropa, un bastón en mano, y tres cabezas que miran desde distintas direcciones. Ver a la muerte cara a cara no es cosa sencilla, y en esa situación es normal que surjan dudas. 

Pero cada uno reacciona de manera diferente. Juan la negó de inmediato, no creía que realmente fuera ella. Le comentó, con asombro, que no era como la pintaban; la había imaginado de otra forma. Intentó detenerla, incluso habló mal de ella, pero no con enojo, sino con curiosidad e ingenuidad, desde el desconocimiento.

Juan intentó frenar su camino, y la atrapó, con engaños en un frasco. Está decisión era la que él creía correcta, eso es lo que un niño valiente haría por el amor que le tiene a su madre, “no me arrepiento de nada”, dijo. Se enorgulleció de su inteligencia, de su valentía, celebró su triunfo, sin saber que está decisión tiene consecuencias. Y el final, no se cuenta. 

Esta conmovedora obra reflexiva estará en cartelera a partir del sábado 5 de octubre y hasta el 15 de diciembre, con funciones sábados y domingos a la 1 de la tarde. En la sala Xavier Villaurrutia, en el Centro Cultural del Bosque. Juan y la muerte es una propuesta apta para todo público.

Sala Xavier Villaurrutia, Centro Cultural del Bosque. Un pequeño espacio de encuentro, cómodo, fresco e íntimo, ideal para vivir una experiencia teatral envolvente. Las butacas de color rojo se encuentran perfectamente ordenadas en media luna, trazando la invitación a una atención total y una cercanía que difumina las barreras entre el público y el escenario.






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