“Consume local”: La resistencia de los mercados públicos


Por Jared Pimentel Gómez 
México. En el foro: “Luchas y resistencias de los mercados públicos”, seis mujeres comerciantes presentaron su perspectiva en la lucha por la conservación de sus mercados y expusieron las violencias tanto económicas, sociales y culturales que agobian a los comerciantes, en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

Marisol González López, del Mercado #113 Independencia; Leticia Ramírez Pineda, del Mercado Abelardo L. Rodríguez; Juana Pérez García y Esmeralda García García, del Mercado del Parque, y Nayeli Romero Blas, del Mercado de la Merced, mandaron un contundente mensaje acerca de cómo se puede apoyar a la conservación de los mercados públicos: “consume local”.

¿Por qué la Merced es el estómago de la ciudad?

Esa es la pregunta que Nayeli Romero Blas le hace a su pequeña hija en una carta. “Porque la mayor parte de la producción de frutas y verduras inevitablemente se comerciaban entre sus calles y pasillos”, mencionó como respuesta. Con esta dedicatoria la comerciante de una de las primeras centrales de abasto de la ciudad recuerda su propia infancia por medio de su hija. “La Merced es sinónimo de comercio, trabajo y cultura de la ciudad”. 

Señaló el gran esfuerzo de cada uno de los trabajadores del mercado, desde que empiezan las labores en la madrugada hasta la salida del sol, y recordó las cosas que se pueden escuchar: los gritos de comerciantes, los regateos de compra y venta, y las charlas breves a manera de terapia entre comerciantes y compradores. 

A pesar de esto, reflexionó acerca de la otra cara de la moneda de esta área pública: el robo, la prostitución y la violencia. De esta forma da paso para tocar uno de los temas que más le causa un temor: la desaparición de los mercados, pues, en la actualidad, se han convertido en un botín político. Apuntó que lo valioso no es el lugar como tal, sino las relaciones que se lleva en su interior. 

“Nos tuvimos que salir un año y meses”.

Leticia Ramírez Pineda se vio obligada a salirse de su fuente de trabajo, el mercado Abelardo L. Rodríguez, el primero de octubre de 2021. Durante este tiempo, las autoridades empezaron a ejercer presión sobre ella y otros comerciantes. La intención, según ella, era que buscaban vender concesiones a inversores privados al mejor postor. Asimismo, formaron grupos de choque para que estuvieran constantemente vigilados. Fue un periodo de amenazas y de difamaciones. 

“Nos tuvimos que salir un año y meses”, indicó, lo cual le provocó depresión, en la que incluso dejó de comer por parálisis y miedo. “Durante este lapso de año y meses tuve contacto con mis compañeros de mercado”.

Debido a las agrupaciones, las autoridades observaron que no sería tan fácil desplazarlos. Esta organización fue resultado de asesorías con abogados que les daban información para que los locatarios pudieran defenderse solos. Es de esa manera que el grupo del mercado se empezó a reunir. 

Fue hasta el 1 de marzo de 2024 que pudieron regresar al mercado, debido a que la autoridad que los amenazaba se había retirado. Para ella, la satisfacción la encuentra ayudando a un compañero comerciante. “Las cosas pasan por algo, si no hubiera existido un problema no hubiéramos podido agruparnos ¡Que vivan los mercados públicos!”, finalizó. 

Los mercados son “nuestro patrimonio”

Juana Pérez García trabaja en el Mercado del Parque, es el más antiguo de la alcaldía Venustiano Carranza, con 77 años. Recuerda que había un proyecto gubernamental que buscó una remodelación del inmueble, sin embargo, resultó ser un engaño. “Nos desaparecieron más de 20 locales, a nosotros nunca nos dijeron que iban a tirar la mitad del mercado”. 

Es por eso que los trabajadores se organizaron para defender su espacio con lo que empezaron las represalias de las autoridades. “Es nuestro patrimonio”. Recordó cómo la contingencia de Covid-19 afectó su economía. Entre sus preocupaciones estaban la manera de subsistir y de poder comprar los medicamentos de su esposo que padece diabetes.

 Menciona que su lucha la ha llevado a quedarse en un giro comercial en la que no se ha podido desarrollar. “Llevamos cuatro años luchando, en donde he intentado cambiar mi giro. Yo estoy vendiendo fruta, yo no sé mucho de fruta, pero lo estoy intentando”.

Esmeralda García García recuerda que convivía con sus hermanos en los pasillos. Menciona que uno de los requisitos de la remodelación era entregar las cedulas de empadronamiento. El 30 de marzo de 2020, ella y otros locatarios fueron llamados por la subdirectora de mercados, para hacer entregar de locales, sin embargo, a los cinco meses del incidente, aun no les regresaban sus espacios a las demás mujeres comerciantes.

Debido a eso y por medio de una reunión, Juana fue electa como la jefa de la organización de locatarios. “Somos comerciantes, no abogadas”, es lo que menciona y alude a su desconocimiento ante este tipo de organizaciones entre comerciantes. Esmeralda busca saber qué más realizar para ayudar a sus compañeras.

La crisis de los mercados públicos

Marisol González López decidió no compartir una experiencia, en cambio, dio un panorama general de los mercados. Entre sus ejemplos, está la manera en que se removió los puestos ambulantes en la alameda central del centro histórico, “la lucha y la resistencia están en todos lados”, y destacó que los mercados están en crisis. 

Nayeli Romero Blas también comentó acerca de la gentrificación. La clasificó como un proceso en la que se habla de inversión privada: “Esta inversión, no respeta los derechos humanos y se les discrimina”, por lo cual a considera como una violencia sistemática de orden económico, político, social y cultural. Además, comentó que esto se realiza bajo los conceptos de “regenerar”, “renovar”, “rescatar” y se promueve una narrativa que perpetúa esa violencia.

Romero Blas destacó que nadie está exento del machismo y la misoginia. “A nosotras las mujeres se nos dijo que si teníamos dinero en el babero podíamos hacer lo que nos daba la gana. Con el dinero teníamos la posibilidad de la independencia. Hay una asunción de que la mujer es la encargada de cuidar el lugar, y que siempre el encargado del negocio tiene que ser una figura masculina”.

De izquierda a derecha: Valeria Reyes Velásquez, Leticia Ramírez Pineda, Marisol González López , Nayeli Romero Blas, Esmeralda García García, Juana Pérez García.





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