GIMNASIO DE BOX MIRANDA “DAM”: BOXEO CONTRA LA VIOLENCIA

  • En un rincón de la alcaldía Iztapalapa, un padre y su hijo imparten clases de box para acercar el deporte a los niños, jóvenes y adultos de la colonia Santiago Acahualtepec
Texto y fotografías: José Luis Ruperto
Edición de vídeo: Sofía Wislawa Cruz
Ciudad de México (Aunam). El alba cae sobre la Avenida de las torres, su camellón comienza a llenarse de personas que salen a pasear a sus mascotas y niños que salen de la escuela. Después de cruzar la Calzada Ermita Iztapalapa y tras pasar un semáforo hay algo bastante peculiar: El Gimnasio de box Miranda “DAM”, bastante llamativo por sus rejas pintadas de color rosa y verde, al borde de un cuadrilátero.

El profesor de box Andrés Miranda (centro, derecha) y su grupo de alumnos de todas las edades.

Ese es el sitio en donde el instructor de box Andrés Miranda le enseña a niños, jóvenes y adultos las artes del pugilismo con la intención de alejarlos del consumo de las drogas y el alcohol, algo muy recurrente en la demarcación Iztapalapa que en 2016 ocupó el primer lugar en consumo de cocaína; además del segundo en inhalables y drogas médicas.

Andrés es apoyado en su labor por su hijo Aarón Miranda, un ex boxeador amateur que a lo largo de su carrera deportiva sumó poco más de 50 peleas disputadas. Para Andrés, las actividades en el gimnasio son un homenaje a la memoria de su hijo fallecido: Dante Miranda. Según relata, el dolor y sentimiento de duelo los canalizó a la enseñanza del box. Su trabajo como entrenador es importante porque en la comunidad de Santiago Acahualtepec, uno de los 16 pueblos de origen colonial que integran Iztapalapa, no hay muchas alternativas para poder acceder al deporte.

Hace cinco años que el proyecto de los Miranda por hacer del box una forma de inculcar el valor de la disciplina y el respeto en las nuevas generaciones comenzó a crecer. Las clases en un inicio eran en la calle, frente a un kiosco ubicado a pocos metros del ahora gimnasio, cuya construcción fue posible por el acercamiento que tuvo el gobierno delegacional para brindarles un lugar con las condiciones adecuadas para la práctica del pugilismo.

Al ser un espacio brindado por la comunidad, al interior se inculca el respeto: “No estamos en la calle”, les dice Andrés Miranda a sus pupilos, a quienes también les solicita prescindir de hablar con groserías. Pese a lo demandante que resulta ser el boxeo, la filosofía que manejan los Miranda es que no existe el dolor, el no puedo. En cambio, los prepara para sincronizar su mente y cuerpo.

A pesar de los años que tiene el mayor de los Miranda en el gimnasio, no le gusta considerarse como profesor, pero si la gente lo reconoce de esa manera él lo agradece. Su inicio como boxeador fue a causa de que uno de sus hermanos ya boxeaba. Después entrenó en el gimnasio Roma de la colonia Morelos, en donde estuvo sólo un año y medio. Luego de su salida de ese gimnasio él desarrolló su propio entrenamiento en la vecindad donde vivía. Consiguió crear fundamentos y hasta la fecha él los comparte con sus alumnos.

Cuando no está en los encordados atento de su equipo, se dedica a la venta de Enciclopedias. “Me considero un embajador de la cultura”, platica. Tal labor le exige documentarse sobre los libros que ofrece por ello tiene un bagaje de diferentes área del saber; una de ellas las matemáticas.

El destino de su hijo Aarón parecía diferente, todo apuntaba a que sería futbolista. Sin embargo, el destino acabó por llevarlo al box. Ahora, al igual que su padre aprovecha sus conocimientos para transmitirlos a sus aprendices: “Cuando los llevo a pelear y veo que le echan muchas ganas, es una satisfacción”, comenta.

Para ambos la clave de mantener una trayectoria consistente en el box es hacerlo con amor porque de esa manera se tiene disciplina y energía, vitales para canalizar la “rebeldía” de los niños y “chavos banda” al deporte. Además, los Miranda no conciben al boxeo como un deporte violento, para ellos es una disciplina que requiere de autocontrol; por ello, a los alumnos nuevos se les explica que el box no es necesariamente un deporte agresivo.

Si bien el gimnasio Miranda “DAM” busca la cualidades boxísticas, se ha propuesto como prioridad incitar a la práctica del deporte y difundir los beneficios producidos por la actividad física en la actividad cotidiana.

Los discípulos

Entre las cuatro paredes del lugar convergen personas de todas las edades, desde niños pequeños hasta adultos. Uno de ellos es Leonardo Daniel, un chico de complexión espigada que cursa la secundaria. Él decidió incorporarse a las clases porque en su camino de regreso a casa siempre pasaba frente al gimnasio y le llamó la atención aprender a boxear. “Te hace sacar lo mejor de ti”, dice. La sensación que le produce ponerse los guantes y entrenar es de sus preferidas. Su sueño es llegar a pelear en un “evento grande”. Lo que no sabe es si lo hará de forma profesional o amateur, una división aún muy marcada en el box.

Alexia, una adolescente con tres meses de entrenamiento, comparte el mismo gusto. Lo que más le agrada es que puede mejorar su condición física y divertirse al mismo tiempo. En su mirada hay concentración y cada golpe que le conecta a la “gobernadora” (un colchón para ejercitar los puños) es certero. “Es un deporte muy bonito”, platica.

Alexia le conecta un golpe a la “gobernadora”.

Uno de los alumnos que llegó con la intención de averiguar si el boxeo era para él, fue Javier Madrigal. Tras haberse fracturado el radio y haber sufrido una lesión en la mano derecha por jugar fútbol supo que esa actividad no era para él. Para Javier la rehabilitación fue una experiencia muy desagradable y después volvió a reincidir en la misma afección, entonces supo que tenía que buscar otra actividad deportiva.

Cuando él tenía 12 años, su hermano visitó por primera vez el Gimnasio “DAM”, Javier también intentó hacerse participé de los entrenamientos, pero la pretensión fue infructuosa, pues solo lo hizo por una semana. En él existía desconfianza porque su mano “ya no tendría una tercera oportunidad”, unas semanas más tarde su hermano también desistió de continuar en el box.

Pasaron 4 años, hasta que un día Javier se encontraba navegando en YouTube y se encontró un vídeo de Ryan García, un boxeador de 20 años de edad que en ese momento contaba con 15 peleas invicto, 13 de ellas por la vía del knock out. Motivado por tal hazaña, Javier decidió regresar al box para aprender y mejorar. Ahora se siente satisfecho por la preparación otorgada por su profesor Aarón Miranda y por contar con compañeros que le ayudan a perfeccionar su técnica.

Javier Madrigal (playera morada), durante el entrenamiento en el Gimnasio Miranda “DAM”.

Con historias diferentes entre sí, pero con la misma pasión por el box, entre los poco más de 30 alumnos existe compañerismo. Desde el más pequeño hasta el más grande, todos hacen su mejor esfuerzo en cada sesión y hacen sonar el impacto de los guantes rosas, rojos, negros y blancos, tanto en el turno matutino como en el vespertino. Para quienes buscan llegar a las grandes ligas del box les espera un largo camino y deberán tener presente que toda su vida estarán aprendiendo.

El panorama

Espacios deportivos como el Gimnasio Miranda “DAM” son necesarios en la demarcación “sobre las losas del agua”, pues estadísticas revelan que seis de cada diez iztapalapenses no realizan ninguna actividad física. Ante tal panorama, en el mes de mayo de este año Clara Brugada Molina, en ese tiempo candidata de Morena a la alcaldía, declaró que Iztapalapa sería la más “deportiva”.

Dos meses después, Brugada resultó electa alcaldesa. Dentro de sus primeras acciones para lograr el ambicioso objetivo de hacer de la actividad deportiva algo cotidiano en la vida de los iztapalapenses, estuvo rehabilitar espacios como el Parque Ecológico Cuitlahuac. En la anterior administración, grandes deportivos como el Santa Cruz Meyehualco y el Francisco I. Madero, habían caído en el abandono y el deterioro. Ahora la apuesta es rescatarlos.

Pero la atención no solo se tendrá que poner en los lugares más visibles. También habrá que atender proyectos como el de los Miranda, que a través de la labor en su entorno han demostrado que es si es posible hacer cambios grandes. Cabe señalar que Eel padre es quien se hace cargo de los gastos que genera el gimnasio, por lo que las cuotas que recibe se usan para solventar esos costos. Mientras se concretan las acciones en materia del deporte iztapalapense, los Miranda han sembrado las semillas de los que se pueden convertir en los campeones y campeonas del mañana.







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8 comentarios:

  1. Que les den mas apoyo, por parte de la alcaldia

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  2. Los amo y que Dios los bendiga
    Y también pido más apoyo para el gimnasio Miranda "DAM" animo.....

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  3. Nada de box en ese lugar entrenadores viciosos cobran por nada!!!

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  4. Nefasto lugar entrenador llega alcoholizado a dar sus clases carente de etica

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  5. Me paso llegue a las clases y no me enseñaron nada solo ejercicio hasta el cansancio pero de técnica de boxeo nada no sé por q están estás personas dando clases en ese lugar no saben nada.

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  6. ¿Sabes cuanto ganara mayweather vs pacquiao? Le pagaron más de dos millones de dólares para publicar el vídeo y no tiene intención de pelear contra ‘Pacman’ nuevamente, si quieres saber más noticias de box entra aquí--> FDBPLUS

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