Por: Daniela Guadalupe Ramírez Martínez
Fotografía: Ángel Rogelio Zúñiga Esquivel
CDMX. Luis Tuñón Arriaga, miembro del Comité del 68, compartió que 6 años después a la matanza, comenzaron a hacer marchas, debido a la fuerte represión por parte del Estado, y en busca de castigo a los responsables del genocidio, debido a que las denuncias penales no procedieron.
En especial, precisó, Gustavo Díaz Ordaz, presidente de la Republica de 1962 a 1970, el general Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa Nacional, y Luis Echeverría Álvarez como secretario de Gobernación y presidente de la Republica de 1970 a 1976; fueron denunciados por ser los actores intelectuales del genocidio.
Tuñón Arriaga mencionó haber estudiado en la Escuela Nacional Preparatoria 7 de la Universidad Nacional Autónoma de México, y comentó asistir a la marcha en 2024 acompañado de sus hijos y nietos, en memoria de su esposa fallecida en 1985, quien también fue partícipe de movimientos sociales. Al despedirse, invitó a los jóvenes a seguir luchando.
El miércoles 2 de octubre del 2024, cerca de las 14:30 horas, en el memorial a los jóvenes asesinados en el movimiento estudiantil de 1968, ubicado en la Plaza de las Tres Culturas, hubo un homenaje a 56 años de la matanza del 2 de octubre, Los integrantes del Comité del 68, quienes hoy son personas de la tercera edad, compartieron su lucha actual y las demandas que aún viven del pliego petitorio de 1968.
Una mujer que huyó del edificio Chihuahua al bajo puente de Eje Central para no ser arrestada o asesinada por el batallón Olimpia, es Concepción Jiménez López, quien en 1968 tenía 15 años, estudiante de la Vocacional 4 del Instituto Politécnico Nacional.
Ella recuerda las mentiras del Estado sobre que sólo hubo 30 muertos; pero ella asegura que fueron cientos de muertos sin contar desaparecidos. “Ahí despertó México, en el 68, creo que los jóvenes deben ser libres de expresión… después del 68, uno se queda con trauma, cada que yo veía un policía me daba miedo, que me iban a meter a la cárcel, el hecho de traer credencial”.
Pasadas las 16 horas, el contingente del Comité del 68 inició la marcha, de manera pacífica y a paso constante, avanzaron en dirección Eje Central, detrás de ellos les siguió el contingente de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, con el recordatorio que este año se cumplieron 10 años de la desaparición de 43 normalistas, otro crimen más del Estado, mencionó Concepción Jiménez.
Al llegar con el cruce desnivel de Paseo de la Reforma y Eje Central, donde el eco abrumador de los gritos y pasos de los manifestantes exigen justicia; la oscuridad del túnel te dejaba una luz solar que iluminaba la salida de los jóvenes manifestantes, sin frenar y sin miedo, los estudiantes de Ayotzinapa exigen justicia por sus hermanos desaparecidos, ¿y cómo? luchando, era lo que gritaban una y otra vez.
Al llegar a Bellas Artes, el bloque negro comenzó a marcar su presencia, una bomba molotov prendió un árbol, los golpes a las cortinas de negocios y el olor a pintura en aerosol comenzó a marcar el final de la marcha. En la calle 5 de mayo, los manifestantes del bloque negro, corrían a las orillas de la banqueta en busca de pintar y dañar los negocios extranjeros, tal fue el caso del letrero de la cafetería Starbucks.
Llegadas las 18 horas, en la plancha del Zócalo capitalino, la bandera a media asta anunciaba el luto que los presentes compartían; los contingentes de las distintas escuelas se dispersaron, sin embargo el Comité del 68, inició un conversatorio con los asistentes, en ese momento integrantes del Comité, reconocen las disculpas por parte de la actual presidenta Claudia Sheinbaum.
Posteriormente, pasaron el micrófono a un estudiante de la Normal rural de Ayotzinapa para brindar unas palabras en homenaje a sus compañeros desconocidos. El pase de lista se hizo presente y el minuto de silencio por aquellos que hoy no están inundó la plancha del Zócalo mientras que unos petardos y cohetes interrumpieron el silencio, al finalizar, el Comité, dijo no estar de acuerdo en las prácticas ejercidas por la policía de la Ciudad de México.
Hoy en día, no solo participan jóvenes en etapa universitaria o medio superior, también acuden menores de edad, conscientes de que su país necesita un cambio y esperan salir a gritar sin miedo a ser reprimidos.