7 de septiembre de 2023

Postcrossing: salvando Correos de México una postal a la vez


Por Alim Zahir Osorio de la Cruz, Ma. Fernanda Oviedo Juárez y Diego Pacheco Gutiérrez
CDMX. Una tarde de verano, cuando eran vacaciones, mi abuelo Ovie se propuso hacer limpieza de documentos viejos, de esos amarillentos y arrugados que han sido carcomidos por la humedad al fondo del clóset. Yo, como buena nieta, decidí ayudarlo. Entre tanto papeleo, vi algo que llamó mi atención: un pedazo de cartón con una letra tan peculiar que era difícil no reconocerla; la de mi abuela Lulú.

Un duro golpe de sentimientos encontrados llegaron a mí al ver la letra de alguien que hace poco menos de un año había partido de este mundo. Me surgió la duda sobre qué era lo que estaba en mis manos. No era un papel común, su grosor era distinto a los demás papeles que desechaba mi abuelo. Yo, curiosa e impaciente por saber el contenido, le pregunté a Ovie “¿acaso esto es una carta de amor de mi abuela?”.

Él, con los ojos brillosos por las lágrimas, comenzó a leer en voz alta el texto que se encontraba en aquel cartoncito del tamaño de la palma de mi mano. El mensaje relataba, en unas cuantas líneas, su travesía por Europa, específicamente en Venecia y Países Bajos. Muy románticamente, el mensaje comenzaba diciendo:

“Negrito: los extraño mucho-mucho, ojalá pronto podamos hacer todos este viaje”.

Al preguntarle por qué la tenía, me contó que se trataba de una postal, y que esa era -junto con las cartas- la manera en la que se comunicaban cuando eran jóvenes, pues no existía la mensajería instantánea. Esto me dejó pensando y quise investigar más al respecto, lo que me llevó a descubrir el sitio de Postcrossing.


Postcrossing es un proyecto que busca que los ciudadanos del mundo se comuniquen entre sí a partir de postales que son entregadas por el correo local de cada país. La manera en la que funciona es que por cada postal que envíes a otro colega postcrosser -y que le llegue-, tendrás que recibir una postal de vuelta de algún postcrosser aleatorio.

Pero, ¿cómo sabe el sitio qué tu postal llegó? su mecanismo es simple, al momento de pedir una dirección, también te dan un número de identificación que tienes que escribir en la postal que envíes. Cuando la correspondencia llegue a su destino, el destinatario escribirá tu código y la plataforma de Postcrossing se encargará de darle tu dirección a algún otro miembro, para que sea tu turno de recibir una postal. Cuando la recibas tendrás que ingresar su código.

Algo que se debe recalcar es que el idioma que se utiliza en esta plataforma es el inglés, lo que puede significar una brecha para aquellos que no manejan este idioma. En ningún lugar del sitio se menciona cuál es la razón de este requisito, pues sus creadores no son de algún país angloparlante, sino que son de Portugal: Paulo y Ana.

Sobre los miembros que existen alrededor del mundo, las estadísticas mostradas en el sitio de Postcrossing.com señalan que el país que cuenta con más miembros es Rusia con 114,458. Aunque la nación que más postales ha mandado es Alemania con 12,290,832. Por su parte México cuenta con 1,215 miembros y ha mandado apenas 54,037 postales.

Países con más miembros:


Países qué más correspondencia han enviado:


Como se puede observar en las estadísticas anteriores, si lo comparamos con otros países, México cuenta con una diferencia radical entre la cantidad de miembros y de postales enviadas dentro de esta plataforma. Esto debido a diversos factores, entre ellos, la deficiencia dentro de nuestro servicio postal.

Rose y Lena son dos postcrossers que se enfrentan a estas dificultades y aún así no desisten de buscar conectar con otras personas a través de esta actividad. Actualmente, Rose es la cuarta persona que más postales ha mandado en México, posicionándose como una de los miembros más activos de nuestro país. Y Lena es una profesora originaria de Rusia que reside en la capital mexicana desde el año 2017. A pesar de haber cambiado de residencia a un lugar a 10, 216 km de su hogar, ella nunca abandonó esta práctica.

Por su parte la primera postal que Rose recibió provenía de Alemania e incluía a un gato y un ratón con la frase de Aristóteles: “La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas”. A Rose le pareció muy significativo, pues se alineaba muy bien con la misión del postcrossing: conectar. Aunque, Rose piensa que no todo es color de rosa con este hobby, pues la situación por la que atraviesa tanto Correos de México como la cultura postal en nuestro país es alarmante.

El servicio de correos en México tiene un rezago en la modernización de sus instalaciones y en la forma en la que se distribuyen no sólo la correspondencia, sino también la paqueteria. Datos proporcionados por el Gobierno de México a través de Correos de México, señalan que nuestro país cuenta con más de 1,400 oficinas postales. En este sentido, la administración actual no tiene datos exactos de dichas instalaciones.

Tal es la experiencia de Lena, quien cuenta con dos perspectivas diferentes: la mexicana y la rusa. Ella cuenta que el servicio postal mexicano es lento; no se sabe si una postal tardará una semana o tres meses en llegar a su destino. A diferencia del servicio postal ruso que es rápido y eficiente, por lo menos cuando se trata de mandar correspondencia dentro del país. Aunque, al enviar correspondencia a países externos a Rusia, se vuelve mayor la demora y, “cuando se encuentran Correos de Rusia y Correos de México, peor”.

Por otro lado, las nuevas tecnologías y las redes sociodigitales han comenzado a desplazar el servicio postal. Principalmente con la llegada de la Web 2.0 que fue cuando comenzó la interacción entre personas dentro de la internet a través del correo electrónico. A su vez, la llegada de la Web 3.0 permite la creación de plataformas como WhatsApp o Facebook que han logrado una comunicación de manera inmediata, en comparación a los extensos tiempos de espera del servicionpostal.

Esto fue lo que ocurrió con Rose y sus amistades por correspondencia. Tras recibir su primera postal, cuando era niña, le “fascinó la idea de que un pedacito de cartón llegara a mis manos y que alguien la mandara de algún otro lado”. Desde entonces, comenzó a tener amigos por correspondencia; pero la llegada del correo electrónico afectó la interacción con quienes había entablado una amistad, pues perdió el contacto con la mayoría.

Por su parte, otro problema que, a pesar de que no tiene que ver directamente con Correos de México, afecta al servicio postal, es la poca disponibilidad de postales en la Ciudad de México. Esto, nos lo cuentan tanto Rose como Lena con tristeza: Rose dice que cada día es más difícil encontrar postales en México y Lena menciona que, a diferencia de Rusia -en donde encontrar postales es muy sencillo y barato-, en México te venden “postales viejas, maltratadas e incluso pixeladas por precios muy altos; las pocas postales bonitas cuestan muy caro”.

Otro problema que es común con nuestro sistema postal es el extravío de correspondencia. Rose cuenta que al momento de mandar postales “...les echas la bendición y esperas que lleguen todas. No siempre pasa, pero pues tratas. Aunque sí frustra que mandes, gastes dinero y no lleguen...”, nos dice pensativa. Por su parte Lena cree que “Postcrossing es para divertirse, pero cuando cajas de mi país con libros para mi trabajo o algo importante como documentos se pierden, es problema (sic)”.

Para comprobar estos problemas, decidimos experimentar el uso de Correos de México en carne propia. Por ello, cada uno fue a una oficina postal distinta para mandarnos postales entre nosotros. En cada sucursal encontramos una problemática distinta, por lo que decidimos plasmar tres crónicas que reflejaran nuestras vivencias.


Porte pagado

Cuando comencé a mandar cartas, tenía miedo del servicio de correos de México. Había escuchado malas opiniones de este servicio: que si te trataban mal, que si se perdían tus cosas, que si era muy lento. Pero en mi oficina de correos más cercana, lo primero nunca fue cierto: las personas que estaban en mostrador siempre resolvieron mis dudas sin problemas, me avisaban cuando no había vuelos a algún país e incluso se disculpaban cuando no tenían estampillas.

Hasta que un día, me tocó él… un hombre de aproximadamente 50 años, malencarado y con pocas ganas de estar ahí. Era alto, y su uniforme azul oscuro estaba casi tan descuidado como él. Normalmente, su trabajo era revisar los paquetes para asegurarse de que no hubiera nada raro en aquellas cajas. Por ello, yo nunca había tenido que interactuar con él.

La primera vez que recibió mis postales (que ya tenían los timbres puestos, o, como dirían los de Correos de México: “porte pagado”) me dijo que estaban mal y que cómo iba a saber si ese precio era el indicado. Tras un regaño de otra trabajadora, que por lo que entendí era su jefa, recibió de mala gana mis postales y empezó a teclear en la computadora cada uno de los países a los que iba mi correspondencia.

Esto no pasaba cuando alguien más me atendía, debido a que las demás trabajadoras sí sabían cuál era el porte necesario según el país. Desde aquel día, siempre que me encuentro en esa fila, que es raro que no esté afuera de aquella pequeña oficina gris y desolada ubicada en Villa Coapa, ruego porque no me toque él.

Es lo mismo, pero no es igual

Este mundo era completamente nuevo para mí. Solamente lo había visto en películas y me emocionaba poder hacer yo mismo mis propias cartas y postales. Ver la pared de mi amiga Fer tapizada con muchas de estas, con formas y colores distintos, me llenó de entusiasmo y ganas de poder realizarlo yo mismo.

Cuando recibí mi primera postal sentí una sensación un tanto peculiar. Ese "pequeño cartón" hizo que me saliera una gran sonrisa en el rostro. Esto me sacaba de mi zona de confort y me impulsaba a querer cada vez más enviar una por mi cuenta. Entonces, fui a comprar tres postales a la librería que se encuentra dentro del palacio de Bellas Artes. En un estante giratorio encontré las postales más bonitas para compartir con mis amigos. Llenas de colores cálidos, trazos firmes y cosas que me recordaban a ellos (como flores, elefantes y vochitos).

Muy determinado, después de acabar de poner las dedicatorias, me dirigí al "MexPost" más cercano de mi casa. En verdad me hacía mucha ilusión enviar las postales por primera vez. Con muchos nervios entré a la sucursal. Detrás de un escritorio se encontraba el señor que me iba a atender. Parecía cansado, e incluso hasta un poco incómodo. Sus párpados caídos me decían que estaba muy indispuesto, pero proseguí.

-¡Hola, buenas tardes!, dije con ánimo para tratar de obtener una respuesta con un sentimiento similar.
-¿En qué te puedo ayudar?, me respondió el señor con una voz grave y muy baja, y sí, con desánimo.

Le comenté que quería enviar las postales que traía en la mano, con destino dentro de la Ciudad de México. ¿Cuánto sería?, finalicé. Su respuesta me impactó tanto que ya no supe qué más decir.

Mi amiga Fer me había dicho que me cobrarían alrededor de 7 pesos por cada una. Yo solamente quería confirmar la información en MexPost para proceder a darle el dinero e irme feliz después de dejar mis postales. "Serían 174 por cada una". En verdad no supe qué decir. Con mis 20 pesos en la mano izquierda dije "ok, muchas gracias" y me salí de la sucursal. No podía creer que me estuvieran cobrando tan caro por las tres postales.

Tras indagar un poco, descubrimos que MexPost no es lo mismo que Sepomex, a pesar de que ambos pertenezcan al servicio postal mexicano. De acuerdo con la página de Correos de México, Sepomex es el servicio de paquetería estándar de este sistema postal, mientras que MexPost es el servicio de mensajería rápida. Es decir, el primero tardará más en llegar, tendrá “tiempos de demora en la entrega de envíos considerables”. Pero, la rapidez del segundo significa un mayor precio, mientras que la falencia de la primera es compensada por su bajo costo.


Mi primera vez

Cuando mi amiga Fernanda mencionaba con emoción que le había llegado una postal de otra parte del mundo, no le tomaba mucha importancia. No podía imaginarme cómo una persona que no conocía le enviaba textos a través del correo postal. Sinceramente, creía que Correos de México ya no estaba en funciones y que había sido desplazado por otras empresas como DHL, UPS o incluso Estafeta.

Lo poco que recuerdo de Correos de México, es que mi abuelo Adelfo trabajaba en la oficina que se encuentra en la alcaldía Xochimilco. Él le ayudó a mi papá a coleccionar timbres postales, los cuales aún conserva en carpetas. Un día, como de costumbre, mi papá revisó la correspondencia -los pagos de luz, agua y teléfono-, pero con asombro me dijo “te llegó esto a ti”.

Fernanda me había mandado dos postales, una de las pirámides de Teotihuacan y otra de San Miguel de Allende, en ella escribió un pequeño texto en el que explicaba por qué escogió esas postales; porque el cielo le recordaba a mí. Vivir la experiencia en persona me abrió el apetito a querer hacer lo mismo.

Decidí inscribirme a Postcrossing, en mi primera vez me tocó mandársela a una chica en Estados Unidos. Con alegría -y un poco de duda- seguí los pasos que la plataforma me indicaba. Fernanda me había comentado que mandar una postal a Norteamérica costaba once pesos con cincuenta centavos. Pero para traerle buenos recuerdos a su mente, le pregunté a mi papá si sabía cuánto costaba. A lo que respondió: “sinceramente no me acuerdo, pero tu abuelito me platicaba que era barato”.

Salí rápidamente de la facultad en dirección a la oficina de correos en Xochimilco, me fui en motocicleta esperando llegar a tiempo antes de que cerraran.

Al llegar, dicha oficina no se encontraba en las mejores condiciones, las lámparas estaban fundidas, habían muchas cajas rotas de cartón, nada estaba ordenado y la recepción no olía del todo bien, el olor provenía del papel viejo que tenían acumulado, era parecido al olor de una casa de alguna persona mayor.

Al acercarme al mostrador, con alegría le di las buenas tardes a la señora que me atendió. Se trataba de una mujer de aproximadamente treinta y cinco años, cabello corto y oscuro, llevaba puesta una blusa azul cielo. ¡Buenas tardes! Quisiera mandar esta postal por favor. Le dije con gran entusiasmo. Ella volteó a verme con una cara de enojo muy notoria, con gran pereza y mal humor me dijo “¿A dónde la mandas?”, ni el saludo me regresó.

Le mencioné que era dirigida a Estados Unidos, a lo que comenzó a escribir en su computadora. Con amabilidad le pedí -si era posible- colocarle un timbre postal, sin embargo con su malhumor me vio a lo ojos y cuestionó “¿En serio quieres un timbre?”. Con pereza tomó los timbres y me dijo “Te cobraré doce pesos porque no tengo cincuenta centavos de cambio”, tuve que acceder para que mi postal no se viera fea.

De igual manera, tuve que pegarle seis estampillas; cuatro con un valor de cincuenta centavos y dos con valor de cinco pesos. Le entregue la postal y sin más la juntó con otros sobres. Ahí me di cuenta que la atención en Correos de México no era la mejor, pero eso no me arrebató la felicidad de enviar mi primera postal fuera del país.

Nuestras experiencias, junto con las de Rose y Lena, exponen problemáticas alrededor del servicio postal mexicano. A pesar de que la plataforma Postcrossing propicia la creación de una comunidad que ayuda a mantener la cultura postal viva, llevando a cabo reuniones y talleres para que las personas elaboren su propia postal, son innumerables los retos a los que se enfrentan.

El gobierno demuestra una falta de interés por la modernización y mantenimiento de Correos de México. Por ello, aunque es uno de los sistemas postales más económicos y el que se emplea para recibir correspondencia enviada desde sistemas postales de otros países, hay situaciones alarmantes que deterioran la calidad de su servicio.

Esto, aunado a las nuevas tecnologías, hace que se desplacen las maneras más tradicionales de comunicarse, aunque estas siguen en resistencia a la modernización y hay personas que hacen un gran esfuerzo para no dejarlas morir.

Esto a pesar de los retos que presenta la correspondencia en nuestro país. Y tú, ¿qué esperas para mandar una postal a través del sistema postal mexicano y contribuir a que no desaparezca?





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4 de septiembre de 2023

Más allá de las máscaras: de la Arena México en la Colonia Doctores


Por Oswaldo Aguilar Ramirez, Ángela Vanesa Aldana Gonzalez, Fernando Campero Herrera, Juan Pablo Martínez Sánchez, Ana Daniela Romo Morán y Alan Lisandro Ruiz Delgadillo 
CDMX. La lucha libre mexicana es un deporte y espectáculo que ha cautivado a multitudes durante décadas. En la Ciudad de México, uno de los epicentros de esta forma de entretenimiento es la famosa Arena México. Más allá de las luces brillantes y las acrobacias en el ring, la lucha libre tiene una importancia significativa en la comunidad que la rodea.

Es en la colonia Doctores, corazón de la Ciudad de México, que se encuentra este lugar icónico, testigo de innumerables emociones, hazañas atléticas y momentos memorables, pues este coloso de la lucha mexicana ha sido el escenario principal de este deporte y espectáculo durante más de 60 años.

Este fenómeno cultural ha dejado una marca duradera en la vida de las personas que acuden a sus grandes eventos, y en el desarrollo social y económico de la comunidad cercana a la Arena México.

La creación de una Catedral para la lucha libre

Su historia se remonta a mediados del siglo XX, cuando la popularidad de este deporte-espectáculo comenzó a crecer en el país. Fue en 1952 cuando el empresario Salvador Lutteroth González, fundador de la Empresa Mexicana de Lucha Libre (EMLL), decidió construir un espacio dedicado exclusivamente a la lucha libre. Lutteroth visionaba la necesidad de un recinto más grande y moderno para albergar los eventos de lucha libre, que en ese momento se llevaban a cabo principalmente en carpas y salones improvisados.

La construcción de la Arena México comenzó en 1953 y fue diseñada por el arquitecto español Jorge Fernández H. Su objetivo era crear un lugar que ofreciera una experiencia única para los fanáticos de la lucha libre, con una capacidad para albergar a miles de espectadores.


Finalmente, el 27 de abril de 1956, la Arena México fue inaugurada oficialmente. El primer evento en este recinto fue una función de lucha libre encabezada por los legendarios luchadores El Santo y Black Shadow. Desde entonces, se ha convertido en el epicentro de la lucha libre mexicana y ha sido escenario de innumerables combates y momentos históricos.

A lo largo de los años, la Arena México ha sido testigo de las carreras de luchadores icónicos como El Santo, Blue Demon, Mil Máscaras, Místico y muchos otros. Estas leyendas han dejado su huella en la historia del deporte y han contribuido a consolidar la popularidad y el prestigio de este deporte mexicano.

La Arena se distingue por su arquitectura característica, con su fachada de estilo art decó y su interior que combina elementos modernos con detalles tradicionales de la lucha mexicana. El recinto tiene una capacidad para albergar aproximadamente a 16,500 espectadores, convirtiéndolo en uno de los lugares más grandes dedicados a la lucha libre en el mundo.

El Golpe Económico de la Lucha Libre

La Arena México es considerada como un ícono cultural, un sitio de peregrinaje para los fanáticos de la lucha, quienes acuden a presenciar los combates, vivir la pasión, respirando la emoción de cada evento como una forma de entretenimiento que combina lo fascinante de un deporte acrobático y un teatro en vivo. Lo que también ha provocado un impacto económico significativo en la comunidad donde está ubicada desde su nacimiento.

A medida que miles de fanáticos acuden a los eventos y funciones semanales, se han ido generando diversas actividades económicas que benefician a la Colonia Doctores. que van desde la venta de alimentos, juguetes, posters, playeras y máscaras célebres que acompañan a niños y adultos como recuerdo de su visita.

El padre de Guadalupe, comenzó la venta de máscaras que él mismo fabricaba desde la inauguración de la Arena, cargando sus productos en sus hombros. A partir de ahí, consiguió permisos para poner su negocio. Pasados los años, Guadalupe, la hija mayor de la familia, heredó el negocio y desde entonces continúa con el legado.

Aunque la fabricación de máscaras todavía es su fuerte, ha buscado incluir nuevas máscaras comerciales de algunos superhéroes, pero mantiene su interés cultural y su interés comercial. “Cómo ya se volvió internacional, con las películas y todo. Esto ya es un patrimonio cultural, así como puedes ir a las pirámides, si no vienes a la Arena México, no viniste”, explica.

La Arena México atrae a turistas nacionales e internacionales que viajan específicamente para presenciar los combates, logrando vivir la experiencia de la lucha libre mexicana. Estos visitantes gastan dinero en boletos, transporte, alojamiento, alimentos y souvenirs, lo que impulsa la economía local, beneficiando a hoteles, restaurantes, tiendas, entre otros negocios cercanos.

“Ahora hay muchos más puestos, antes éramos pocos. Desde que se volvió más comercial hay más negocio porque viene mucha gente y mucho extranjero, así es cómo ha evolucionado de esa forma”, relata Guadalupe.

Yoriko y Maza, son provenientes de Saitama, Japón, pero actualmente residen en la colonia Doctores, parte de su elección por vivir aquí, además del trabajo, es su pasión por el arte de la lucha libre. Aunque su gusto por la lucha nace en Japón, también son grandes fans de la lucha mexicana.

"La lucha mexicana es más espectacular. Aquí todos tomando cerveza. Aquí es muy similar el ambiente a Japón, cuando yo era niño también apoyabamos a técnicos con el corazón. Cuando ganan rudos, también tenemos algo muy triste porque no sabía nada. Aquí todavía si hay ambiente de ese tipo", cuenta Maza.

¨Yo he visitado Arena México, Coliseo, Lopez Mateos, Reino Naucalpan, La Neza, Coliseo Coacalco, Arena Independiente, Arena Mamá Lucha, Arena Impresora, Monterrey, Puebla¨, platica Yoriko. ¨Arena México es más como Catedral de lucha libre, aquí hay las mayorías de lucha, todos los mexicanos quieren estar aquí¨, concluye. ¨También japoneses quieren luchar aquí¨, agrega Maza.

Gracias a la presencia de la Arena México, en la colonia Doctores se han generado oportunidades comerciales para los establecimientos cercanos. Bares, restaurantes, tiendas de ropa, recuerdos, entre otros negocios, se benefician de la afluencia de fanáticos antes y después de los eventos. Muchos de ellos ofreciendo productos y servicios temáticos relacionados con la lucha para satisfacer la demanda de los asistentes.

Jaime Robles, de 48 años de edad, comenzó a vender desde los seis, cuando acompañaba a sus padres recién inaugurada la Arena. Aunque en principios sólo se vendían pepitas y dulces, cuando heredó el negocio incursionó en la venta de playeras temáticas fabricadas por él. “Tenemos la fortuna de trabajar para varios luchadores, como Místico, Rey Misterio, Blue Demon y más. Es algo maravilloso poder trabajar para ellos”, comenta orgulloso.

La realización de eventos de lucha libre, requiere de una amplia gama de personal, incluyendo seguridad, acomodadores, vendedores de boletos, personal de limpieza, entre otros. Estas oportunidades laborales directas e indirectas brindan empleo a muchas personas de la colonia, contribuyendo a la generación de ingresos y a la mejora de la calidad de vida de los residentes.

“Hubo un programa que se llamó: Programa de Reordenamiento en el Comercio para la vía Pública, ahí fue donde logramos entrar nosotros y nos otorgó la delegación por medio del gobierno unos permisos que pagas para derecho del uso del piso”, explica Jaime.

Edgar Vargas, con 15 años de experiencia en diseño de graffiti que plasma en sus productos, no tuvo la misma suerte para conseguir su derecho de piso. Aunque el diseñador vive a dos calles de la Arena México, los comerciantes antiguos no le querían compartir información para poder dar pie a su negocio. Fue gracias a la ayuda de luchadores mexicanos, con los que antes ya había trabajado haciéndoles diseños, que ganó la aceptación para poder vender en el lugar.

“Empezaron a pedirme trabajo, empezaron a decirme si podía pintar un dibujito para hacer una playera, así empecé a trabajar para los luchadores, fue sin querer, tuve suerte. Después empezaron a comprarme clientes que tenían negocios de lucha libre en otros estados”, platica Edgar.

La popularidad de este deporte en la comunidad de la colonia Doctores ha dado lugar a la creación de actividades relacionadas, como escuelas de lucha libre, gimnasios y tiendas especializadas. Estos negocios ofrecen servicios de entrenamiento, venta de equipos, accesorios, junto a otras actividades relacionadas con la lucha mexicana, generando empleo y promoviendo la actividad económica en la zona.

“Ha cambiado mucho porque aquí antes solo había puestos de dulces y revistas, máscaras había muy pocas porque la gente no compraba, lo consideraban un deporte riesgoso. Hoy en día es muy diferente, hoy a los niños les compran máscaras y capas. En esa época no había playeras, uno de los iniciadores que sacó playeras fue el luchador Shocker”, relata Jaime.

Para Jaime y Edgar, la lucha libre les ha permitido tener una pequeña red de proveedores, incluso para los luchadores y comercios que llegan al territorio a comprar productos que venden en otras arenas o sedes de lucha.


Un round contra la pandemia

Durante la pandemia por Covid-19, la Arena México cerró durante 434 días y reabrió el 21 de enero de 2022 con una función del místico “Volador Jr”. La directora comercial del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), Sofia Alonso, declaró que la lucha no se daría “solo en el ring" y aseguró una propuesta para que los luchadores tuvieran un apoyo, sin embargo, los luchadores no fueron los únicos afectados, los comerciantes también se vieron desfavorecidos por la crisis.

“La pandemia fue un golpe muy duro, más a este deporte porque la Arena México es un lugar cerrado. Entonces cuando comenzaron a permitir los eventos fue con mil personas solamente. Tuvimos que buscar otras opciones de trabajo durante todo ese tiempo”, relata Jaime.

Edgar señala que la Arena México tenía dudas al reabrir sus puertas a sus visitantes. En un principio únicamente los viernes había luchas, todas las medidas sanitarias fueron condicionadas para el acceso al recinto: el uso de cubrebocas era obligatorio, se aplicaba gel antibacterial al entrar, el consumo de alimentos y bebidas estaba estrictamente prohibido. “Es una experiencia horrible”, “ya no es como antes” opinaba la gente decepcionada de no poder disfrutar de la experiencia durante una emergencia sanitaria.

Los asistentes sentían un desánimo y eso se reflejaba en las ventas. “Hasta ahora no se ha visto el gran alcance que se manejaba antes de la pandemia”, dice Vargas. “Fueron malos tiempos, estuvimos casi un año sin venir y mucha gente estaba tan desesperada que hasta vendieron sus telas y máquinas”, agrega. La incertidumbre de volver a trabajar cada vez era mayor. “Es como si volviéramos a comenzar”, declara Edgar.

Entre las altas y bajas, antes de la cuarentena por COVID-19, la lucha libre ya tenía un público establecido. “No importaba que día fuera, siempre había gente. Los martes podías ver a gente godín, gente que venía desde su oficina hasta con su traje, los domingos eran familiares y llegaba todo Tepito, traían a todo su barrio, y los viernes venía puro turista. Ese público se perdió totalmente”, expone Vargas.

Una pasión que sobresale del Ring


La lucha libre ha tenido un impacto cultural profundo en la comunidad de la colonia Doctores. Esta forma de entretenimiento se ha arraigado en la identidad mexicana y ha dejado una marca duradera en la cultura local, pues, se enorgullecen de la herencia luchística que tienen a nivel nacional e internacional, destacando la importancia histórica de la Arena México como epicentro de este deporte-espectáculo.

Este tipo de eventos generan una atmósfera de pasión y emoción que se contagia cada que la arena tiene funciones. Los aficionados expresan su entusiasmo a través de cánticos y porras demás, antes y después de los combates. Esta pasión compartida une a la comunidad, creando un sentido de pertenencia en torno a la lucha libre.

Este ritual mexicano, reúne a personas de diferentes trasfondos y edades, creando un ambiente de camaradería, una convivencia que pocos espectáculos logran. Los fanáticos comparten experiencias, emociones y una pasión común por la lucha, lo que fortalece los lazos sociales y culturales, tanto para aquellos que residen en la localidad como aquellos que la visitan.

Sin embargo, las redes sociales han jugado también un papel en la construcción constante de la cultura que rodea a la lucha libre, pues la lucha se ha convertido en una moda extranjera, que transforma los significados profundos del deporte y lo convierte en algo más superficial.

“Es muy bonito publicar tus historias en instagram, aquí en la Arena México chupando, entonces solo vienen a eso. Les importa un carajo la lucha libre, solo vienen a tomarse fotos para las historias. Ese es un síntoma de cómo va el asunto de las redes, que se van llevando de la mano con las actividades diarias de las personas”, plática Vargas.

El Legado de las máscaras y cabelleras

Desde los cánticos y las porras en los eventos hasta la creación de personajes y máscaras emblemáticas, la lucha libre ha creado una serie de prácticas y costumbres que forman parte integral de la experiencia. Estas tradiciones y rituales se transmiten de generación en generación, asegurando la continuidad del legado.

De el mismo modo, la lucha libre ha tenido un impacto en otras disciplinas artísticas, como el cine, la música y el teatro. La estética, el drama y los personajes de la lucha han sido fuente de inspiración para películas, canciones, obras teatrales y otros medios de expresión artística, lo que ha llevado a que aquellos que se encuentran cerca de este deporte en la Arena México quieran seguir los pasos de sus luchadores favoritos. Siendo así que esta influencia se refleja en la diversidad cultural y creativa de la zona.


La lucha libre en la Arena México ha dejado una influencia significativa en la Colonia Doctores. Desde su historia rica hasta su influencia económica y cultural, este deporte y espectáculo continúa cautivando a la gente, desempeñando un papel importante en la vida de las personas. A medida que este deporte evoluciona, es fundamental reconocer y valorar su contribución a la comunidad, asegurándose de que su legado siga vivo en las generaciones venideras. 

Para conocer más de nuestra experiencia por medio de fotos y videos escanear el código qr, (no los vamos a hackear):





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