Resignificar los monumentos, una charla entre restauradoras feministas



Por Víctor Serrano Lira
México (Aunam). Con motivo del segundo aniversario de Restauradoras con Glitter (RcG), el colectivo organizó en su fanpage de Facebook un conversatorio con especialistas de México, Chile y Colombia para discutir y sobre todo reflexionar las múltiples expresiones de protesta reflejadas en la intervención de monumentos en América Latina.

Estas tres naciones en particular han visto en los últimos años una explosión social derivada de diferentes conflictos. Hombres y muy visiblemente mujeres han saltado a las calles de las capitales y las principales ciudades chilenas, colombianas y mexicanas para expresar su rechazo a una larga serie de injusticias y violaciones de derechos humanos y han encontrado una forma de manifestarse muy peculiar, interviniendo drásticamente todo tipo de monumentos, estatuas, columnas, rotondas y diferentes escenarios de piedra y metal, que tradicionalmente no sufrían alteración alguna.

Moderado por la culturóloga mexicana Talía García, representante de RcG, el conversatorio titulado '¿A quién le hablan los monumentos? ¿Y las manifestaciones?' estuvo integrado por las chilenas Mariela González (licenciada en Arte y orfebre) y Nuriluz Hermosilla (arqueóloga y catedrática de la Universidad de Chile); las acompañó la colombiana Ximena Bernal (maestra en estudios culturales) y la también mexicana Jannen Contreras (restauradora). Juntas, a través de la plataforma Facebook Live, borraron fronteras, acortaron distancias y discutieron sobre esta trasgresora forma de manifestarse.

Bernal declaró sentirse atravesada entre dos polos, pues entiende que por un lado existe una postura de reivindicación social y por el otro una posición más purista y literalmente conservadora. Habló de las diferentes marchas realizadas en Colombia, el Paro Nacional y en especial de un acontecimiento que, según su opinión, resume bien las protestas centradas en los monumentos: "El 7 de mayo de 2021 un grupo integrado por mayoría indígena derribó una estatua, la del conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada (fundador de la ciudad de Bogotá). En ese acto cambió toda la narrativa, la versión oficial, dictada por hombres blancos y vencedores, justo como Jiménez". 

Entusiasmada, la también restauradora explicó que, si bien aboga por la no destrucción, la caída de la estatua fue una forma de contar la historia de otra manera: "En el pasado ese monumento tuvo otra valoración, muy diferente a la actual. Y seguramente en el futuro, de seguir en pie, hubiera contado otra cosa".



Nuriluz Hermosilla, la mayor de las participantes, ofreció la cara más combativa de los movimientos feministas en las calles de Latinoamérica. "Ustedes me parecen muy ordenaditas", les dijo a sus pares en tono de broma, y aseguró que se trata de romper, no solo de tomar, sino quebrar los muros, los monumentos, "subirse a ellos, pelear violentamente si se requiere. Nosotras, en Chile, hemos pasado por una larga dictadura y después no nos ha ido mejor, tuvimos lo peor del neoliberalismo y sus secuelas. En 2018 llegamos al límite, nos estaban matando, nos estaban sacando los ojos y tuvimos que reaccionar". 'Arquéologa indisciplinada', como se autodefine, Hermosilla afirmó que también respalda movimientos socio ambientales y las luchas de los pueblos indígenas.

Su compatriota Mariela González rememoró que por su oficio de orfebre siempre sintió una atracción especial por los metales y las esculturas creadas a partir de estos materiales (cobre, bronce, acero, metales preciosos). Explicó el caso de una obra de arte, expuesta en el espacio publico, frente al Museo de Bellas Artes, en Santiago de Chile. 'Unidos en la gloria y en la muerte', el título de la escultura, "ha sido frecuentemente vandalizada, sin sentido". Según González, todo comenzó a partir de un incidente fortuito, cuando un camión dañó la pieza, mostrándola vulnerable. "Desde entonces ha sido atacada, a pesar de que no representa ningún personaje reprobable, ni responsable de ninguna violación".

Por último, Jannen Contreras expresó que los monumentos suelen representar a hombres victorios, virtuosos, casi nunca a mujeres. "Cuando se trata de ellas, no representan a un personaje en concreto, sino a alegorías o virtudes, como la libertad o la belleza".

"Me sorprende que amplios sectores de la sociedad se indignen por las pintas al Ángel de la Independencia, pero casi nadie lo haga por una joven violada por cuatro polícias", denunció la restauradora de origen maya en cierto momento de la charla. Confesó que antes veía su profesión como algo meramente ornamental, hasta el 16 de agosto de 2019, fecha de la gran marcha de mujeres en Ciudad de México. "A partir de entonces me volví feminista y entendí el uso de los bienes culturales para la conservación de la paz". En un sentido diferente, Hermosilla, más experimentada, resumió el conversatorio: "Los monumentos representan lo establecido, el canón, una alcurnia de élite, lo que nos oprimió. Nosotros les sacamos la lengua, los gliterizamos. La revuelta trae una voz colectiva profundamente ética y estética".


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