14 de noviembre de 2020

Mujeres periodistas ejercen entre violencia de género e inseguridad: investigadoras UAS

Por: Alan Arvizu Zatarain, Michell Olivarría Tiznado y José Castro Tovar | 
Mazatlán, Sin. (Aunam). Las mujeres periodistas en Sinaloa ejercen su profesión entre la violencia de género, el narcotráfico e inseguridad, expresaron Norma Miriam Rodríguez Domínguez y Frambel Lizárraga Salas, investigadoras de la Facultad de Ciencias Sociales (FACISO) de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), en el marco de la Jornada Sinaloense del Conocimiento 2020.


Para las académicas, las mujeres periodistas han ido ganando espacios en los medios de comunicación locales en Sinaloa, ya sea como reporteras, editoras o fotógrafas; pero esta feminización del ejercicio periodístico no ha venido acompañada de una igualdad de oportunidades para mujeres y hombres, debido a que las mujeres continúan encontrando obstáculos para ocupar puestos directivos, y compaginar el trabajo con la familia o con la maternidad. 

Además, tienen que ejercer el periodismo en el contexto del narcotráfico y crimen organizado que caracteriza a Sinaloa. Ante este panorama, también son víctimas de agresiones verbales, violencia psicológica y hasta amenazas de muerte, y aunque denuncien estos casos de violencia y reciban protección por parte de la autoridad, su integridad, seguridad personal y familiar se ha afectado.

La conferencia comenzó con la participación de Norma Rodríguez Domínguez, quien señaló el objetivo de las investigaciones acerca de la violencia de género laboral: “Analizar las condiciones estructurales de la violencia contra las mujeres periodistas en el estado de Sinaloa con base en la situación actual en México”. Dentro de la plática, mencionó los antecedentes que responsabilizan la acción de violentar a las mujeres: “Una sociedad donde se nos educó para entender el mundo bajo las relaciones de poder y dominación”. 

Norma Rodríguez Domínguez

La profesora de la FACISO continuó con las diferentes convenciones que se han realizado alrededor del mundo para eliminar la violencia hacia las mujeres. También mencionó que los medios de comunicación son responsables de mantener una representación social patriarcal, con una naturalización de la subordinación de un género contra otro.

Presentó casos reales de mujeres periodistas que sufrieron violencia laboral en México, con cifras en las que destacan la intimidación, las amenazas con hostigamiento y la agresión física. Para concluir, Norma Rodríguez Domínguez destacó que la Teoría Feminista aborda al periodismo es una institución patriarcal donde existe un desarrollo de la violencia y fomentación de la sexualización de las mujeres.

Frambel Lizárraga Salas, docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UAS, presentó seis casos que fueron documentados de periodistas sinaloenses que sufrieron violencia de género, con la finalidad reforzar sus investigaciones y poner más en claro que es una problemática que “avanza exponencialmente”. 

Frambel Lizárraga Salas

Leyó dos de los seis testimonios de las periodistas entrevistadas por ella y otras investigadoras;  los necesarios para que los estudiantes comprendieran que el trabajo de las periodista es uno de los más peligrosos en cuestiones de amenazas, hostigamiento y violencia, en general.

Lizárraga Salas señaló que las personas entrevistadas coincidieron que existen formas específicas de violencia hacia las mujeres dentro del periodismo que afectan a su entorno familiar, así como en la desigualdad de oportunidades para llegar a ocupar puestos directivos. 

Rodríguez Domínguez recalcó que la violencia contra las mujeres es “un cáncer que avanza muy rápido”, que no solo afecta el campo del periodismo sino todos los ámbitos dentro de la sociedad.


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Música, violencia y dinero del narco, imágenes de México en el mundo: Escobedo

Realizan la Jornada Sinaloense del Conocimiento 2020 sobre “Violencia, inseguridad y narcocultura”
| Por: Sergio Iván Montes Cárdenas y Ana Karen García López | 
Mazatlán, Sinaloa (Aunam). “El narcotráfico ha agregado un valor significativo a la cultura en gran parte del territorio del país”, afirmó Arturo Escobedo, como resultado de todo un proceso de indagación en el Programa de Verano Científico, en el que pudo reconocer la influencia del fenómeno en el aspecto sociocultural y económico.


Durante el marco de la celebración de la Jornada Sinaloense del Conocimiento en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), Carlos Arturo Escobedo Hernández, estudiante de la Universidad Autónoma del Estado de México, y por Ulises Suárez Estavillo, maestro de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa hablaron en conferencia virtual con estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales pertenecientes a la licenciatura en Ciencias de la Comunicación

En la charla “Violencia, inseguridad y narcocultura en la construcción de las representaciones sociales locales, nacionales e internacionales y su impacto en la actividad turística del puerto”, abordaron al narcocorrido como una expresión musical que narra sus historias y hechos violentos, se enaltece, sobrevalora, elogia y mitifica la figura del narcotraficante, el contrabando y el negocio de las drogas; y cómo estas composiciones forman y refuerzan ideologías e imaginarios colectivos. 

La plática sobre el estudio sobre los imaginarios arrojó que en Mazatlán la narcocultura ya es parte de la “personalidad del puerto”; mientras en el imaginario nacional es un lugar “peligroso” por el hecho de estar en Sinaloa. En lo internacional, la ciudad sinaloense genera “miedo” con el simple hecho de caminar por la ciudad. 

Mostró los resultados que arrojaron algunos datos sobre qué perspectiva tienen los foráneos y extranjeros de Mazatlán, de Sinaloa y México, con un enfoque a nivel económico donde, incluso, para el sector turístico cada día tienen más valor los famosos “Narco Tours” que, aunque no esté regulado, hay datos que muestran síntomas de crecimiento acelerado. 

Cerraron la videoconferencia con el impacto que genera todo este movimiento, inclusive con la mercantilización de ropa, figuras de santos, y un sinfín de ademanes por los que los visitantes están dispuesto a pagar.


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13 de noviembre de 2020

María Félix Bazar, una propuesta para combatir el fast fashion

Por: Itzel Garduño Casasola | 
México. (Aunam). Mariane, Dennys y Cesar Gómez Romero, hermanos nacidos en Oaxaca, empezaron el proyecto "María Félix Bazar" como un pasatiempo, después vieron que podía ayudar a reducir el fast fashion y contribuir al cuidado del medio ambiente, y decidieron iniciar su propio bazar de ropa de segunda mano en su ciudad se origen.




Luego de descubrir que tenían mucha ropa sin usar dentro su clóset, Dennys, Mariane y Cesar de 24, 21 y 18 años respectivamente, creyeron que venderla a través de Instagram sería buena idea. Aunque al principio publicaban ropa esporádicamente, con el paso el tiempo sus clientes e interés por el proyecto comenzaron a crecer.

Todo inició 29 de agosto del 2019. El bazar "María Felix" solo vendía ropa que ellos ya no usaban, pero la demanda dentro del bazar los llevó a buscar ropa en tiendas y negocios locales de la ciudad para darse abasto. Con el paso del tiempo, también comenzaron a vender accesorios como lentes y arracadas, algunas que son fabricadas por Mariane Gómez Romero.

Las personas solo necesitan comentar la publicación de la prenda que les interesa para iniciar la adquisición. Para los tres hermanos, es impactante la respuesta que tienen de sus clientes en cada una de sus actualizaciones; pues aseguran que ni bien suben la ropa  y ya tienen cinco o diez comentarios. 

Antes, cuando las fotos no tenían comentarios, sabían que a lo mejor en la semana se iban a vender, pero ahora ya solo duran disponibles un rato. Desde el inicio, el trío Gómez Romero ha sido más consciente del impacto que la industria textil tiene en el medio ambiente. 

En charla con Aunam, comentaron que se han dado cuenta que muchas veces las personas desechan ropa que sólo usaron una o dos veces, por lo que venderla y consumirla le da una “segunda oportunidad”, contribuyendo de a poco a la reducción de la contaminación global.

Para ellos, la gente en general tiene una idea errónea de cómo es comprar en bazares o no se tiene la mejor impresión de la ropa que no es 100 por ciento nueva. "Yo creo que las personas que no han consumido este tipo de ropa deberían salirse de ese mal pensamiento y darle una oportunidad, muchas veces en los bazares encuentras ropa bonita, que casi no se ha usado a muy buenos precios", comentó Mariane.

Entre los múltiples beneficios ambientales que tienen proyectos como estos, el menor de los Gómez Romero recalcó el impacto económico que tiene comprar en las pequeñas empresas nacionales: “A las personas en general, yo les diría que apoyen a este tipo de comercio local, en vez de apoyar a las industrias grandes que sabemos que muchas veces no lo necesitan, es bueno apoyar a las personas que están emprendiendo en diferentes ámbitos".

Este bazar no es el único en su tipo. Durante los últimos años la creación de cuentas que venden ropa a través de redes sociales ha aumentado. Los hermanos Gómez Romero, comentaron que existe un apoyo mutuo entre todas estas cuentas que venden ropa y otros productos; entre los dueños de los mismos bazares se apoyan y promocionan para que todos tengan el mejor desempeño.

Iniciar con María Félix Bazar les brindó nuevas perspectivas de consumo, mismas que les gustarían que cada vez más gente adoptara. Coinciden que hay pequeñas acciones para apoyar tanto al cuidado de nuestro planeta como a la economía nacional, consumir y frecuentar a empresas locales y a bazares como estos son algunas formas de hacerlo.


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11 de noviembre de 2020

Narcotráfico, estigma de Sinaloa en México: investigación académica

Por: Hugo Rodríguez | 
Mazatlán, Sinaloa (Aunam). El estado de Sinaloa es estigmatizado por el narcotráfico y esto afecta al turismo en la región, expuso Carlos Arturo Escobedo Hernández, estudiante de la Universidad Autónoma del Estado de México, en el marco de la Jornada Sinaloense del Conocimiento.


En reunión virtual con estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de Mazatlán, perteneciente a la Unidad Regional Sur de la Universidad Autónoma de Sinaloa, puntualizó que “muchas personas no perciben que el puerto sea violento, o no perciben que el escenario social donde está Mazatlán esté compuesto por Narcocultura. Sin embargo, cuando pláticas con las personas e indagas un poco más te das cuenta que son consumidores de Narcocultura. Yo me di cuenta que existe una clase de negación".

En la mesa redonda “Violencia, inseguridad y Narcocultura en la construcción de las representaciones sociales locales, nacionales e internacionales en Mazatlán, Sinaloa y su impacto en la actividad turística en el puerto” estuvo presente también Ulises Suárez Estavillo, docente de la casa de estudios sinaloense, quien participó con Escobedo Hernández en esta investigación, como parte de un Verano Científico en 2019.

El miembro de la Máxima Casa de Estudios mexiquense hizo énfasis en cómo el tema de la seguridad a nivel latinoamericano se alimenta a partir del imaginario social y de la misma construcción social. Estudiante de Turismo, Escobedo habló del atractivo pero poco tocado tema como el “narcoturismo” hace llegar a viajeros a diversos destinos que tienen una relación directa con la historia de este fenómeno social.

En entrevista, Carlos Arturo Escobedo Hernández habló acerca de cómo fue que eligió este tema para su investigación durante su estadía de verano en la Perla del Pacifico, y enfatizó que no fue algo planeado, ocurrió sobre la marcha y conforme vivía el día a día, además de conocer una importante teoría para estructurar su investigación.

"En la ciudad, estuve dos meses y para ser sincero yo no esperaba abordar un tema relacionado con el narcotráfico ni con los imaginarios sociales. El hecho es que cuando llego me empiezo a topar con algunas referencias personales sobre narcotráfico y también me topo con la Teoría de las Representaciones Sociales", expuso.

La familia del ponente sintió temor cuando este les avisó que viajaría a Sinaloa para hacer su pequeña estadía. El estigma hacia los estados del norte del país en la región centro son bastante marcados debido a los antecedentes y a la idea que la mayoría de los ciudadanos tienen alguna relación con los grupos criminales de las entidades.

"Fue un total desacuerdo, por todo esto que se cree que existe, pero bueno, yo les avisé no les pedí permiso. Cuando uno mira los noticieros, se empapa de todas estas noticias sensacionalistas que están llenas de un amarillismo extremo y que ponen a Sinaloa, Sonora y Chihuahua en un nivel violento muy exagerado", comentó Escobedo.

La gente en Mazatlán trata de ignorar o desconoce la situación sobre la composición cultural del puerto basada en la narcocultura. La población vive hasta en una especie de negación respecto al tema y su realidad tiende a ser diferente a la que perciben otros ciudadanos mexicanos.

Escobedo Hernández expuso su perspectiva posterior a su estadía en Mazatlán y como es que ahora cuando presenta su ponencia en diversas facultades alrededor de la República le da difusión al puerto sinaloense y lo que este puede ofrecer para los visitantes.

"Mi idea sobre Mazatlán es completamente distinta. Cuando estuve allá, nunca presencié ningún acto violento, jamás vi nada raro, jamás me sentí inseguro. Es una ciudad que en términos de seguridad es normal", afirmó el investigador.

Para él, la Tierra de Venados es un destino de la misma envergadura de Puerto Vallarta, Cancún o Acapulco. El problema es la difusión errónea que se puede dar sobre el puerto a la región centro del país.

"Es un lugar que yo recomiendo y voy a seguir recomendando para que la gente visite. Hay veces que en el centro del país nos enfocamos simplemente a Puerto Vallarta, Cancún o Acapulco y falta más esa visualización a más destinos, falta un poco más de difusión", precisó Escobedo.

La vida para un estudiante de Turismo que llegó a Sinaloa con un objetivo totalmente diferente a esta indagación y que ahora maneja otra visión, cambió, fue invitado por el Colegio Nacional de Investigación y Representaciones Sociales que se organiza en la Unidad de Posgrado de la UNAM, lugar donde se le abrió un mundo de posibilidades. 

Posterior a ello, postuló el artículo para ser publicado en la revista de la Escuela de Administración de la Universidad Panamericana donde su propuesta fue aceptada y publicada. 

Descubrió la investigación “Narcolombia” elaborada por Omar Rincón, académico de la Universidad de los Andes, contactó al autor y fue invitado a participar en el curso que llevó por nombre “Estudios del Narco” dentro de la “Línea de Investigación y Creación sobre Estética y Narcotráfico en Colombia” junto a otros dos profesores: Javier Andrade y Lucas Ospina. 

También, fue becado por la Academia Mexicana de Investigación Turística para llevar su ponencia a un congreso llevado a cabo por la misma institución.  

El último logro de Escobedo en su estudio ha sido el de ser llamado por la Editorial Académica Española para una colaboración y ser publicado en un libro impreso en el país ibérico para ampliar su público a nuevos horizontes.


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10 de noviembre de 2020

Gritan las Catrinas en el centro: ¡ni una asesinada más!

  • A pesar del COVID-19, marchan por feminicidios en las calles de la CDMX 
| Por: Rebeca S. Alcalá |
CDMX (Aunam). “¡De Juárez a Chiapas, no queremos ni una asesinada más!”, gritaron madres de víctimas de feminicidio junto con distintas colectivas feministas en la quinta “Marcha de las Catrinas”, para protestar contra la violencia de género en México, donde diariamente son asesinadas 10 mujeres, según la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. 


El evento inició con la presentación del grupo holandés Snowapple, quienes tras dar una presentación musical abrieron el foro a madres de víctimas y organizaciones para que pudieran dar unas palabras. 

Ahí, rodeadas de cempasúchil y fotografías de víctimas de desaparición y feminicidio, mujeres como Araceli Osorio (madre de Lesvy Berlín Osorio, quien fue asesinada en 2017) declararon que la violencia misógina es un problema ocasionado por una cultura machista, la cual legitima estas acciones estructuralmente, y que la lucha contra los feminicidios es una cuestión política y es directamente contra un Estado ineficiente. 
 
“Nos dejaron miedo, nos crecieron alas” se oía en el Hemiciclo a Juárez, donde varias mujeres vestidas de catrinas, con maquillajes y prendas características de esta temporada de ofrenda a los muertos cantaban la “Canción sin miedo”, de Vivir 
Quintana, como parte de un acto de homenaje y memoria a las mujeres asesinadas.  
 
Se realizó también un performance en el que mujeres vestidas de blanco, con los rostros pintados de calaveras y sujetando fotografías de víctimas entre flores de cempasúchil permanecían inmóviles en el suelo con cruces rosas, en representación de las víctimas de violencia machista en el país. La marcha concluyó en la Antimonumenta contra los feminicidios, sobre Reforma, donde instalaron un altar frente al cual varias activistas colocaron lonas con nombres de víctimas y pusieron a la venta distintos artículos para recaudar fondos. 
 
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en los primeros nueve meses de este año fueron registrados 704 casos de feminicidio en México, los cuales cuentan con un porcentaje de impunidad del 97%, de acuerdo con la asociación Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).  
  
Así como esta, se realizaron manifestaciones en estados como Michoacán y Veracruz como parte de una jornada de lucha y protesta por los feminicidios y violencia de género en el país.  

Fotografía: Jesús Murillo / Secretaría de Cultura.




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8 de noviembre de 2020

Ninín: Día de Muertos Totonaco en tiempos de Covid-19

Por: Alexa Paoletti | 
Tlacuilotepec, Puebla (Aunam). En San Pedro Petlacotla, la Sierra Totonaca se llena de flores y de los más apreciados platillos tradicionales desde el 31 de octubre hasta el dos de noviembre, para recordar a los difuntos “nin”. 




Para la cultura totonaca, la tradición de Día de Muertos “ninín” es muy importante, pues cada año lo festejan al hacer ofrendas, para después, asistir al panteón y visitar a sus familiares fallecidos. Por tal motivo, la Covid-19 no fue impedimento para que continuaran con tal costumbre. 
 
Este año, el sacerdote de la iglesia de San Pedro Petlacotla informó a la comunidad sobre el uso de cubrebocas y gel antibacterial, para poder asistir a la misa en memoria de todos los fallecidos. Los asistentes cumplieron con las medidas de prevención, únicamente durante la ceremonia, ya que no acostumbran a utilizar el cubrebocas en sus actividades cotidianas. 
 
“Cada ocho días nos ponemos cubreboca porque vamos a la iglesia, pero en otras cosas no nos ponemos, después de la misa fuimos al panteón y se nos olvidó a todos usarlo, pero ya no nos saludamos como antes de mano, bien fuerte”, comentó la señora Felipa Maldonado, habitante de la Sierra totonaca. 
 
El 31 de octubre prepararon el altar “puchaw”, para el primero de noviembre que fue la visita de las almas de los niños, desde recién nacidos hasta los 18 años, este incluyeron tamales de carne “wati”, atole “kgela”, pipián, dulces, fruta y carne de pollo o puerco preparado en salsa de ajonjolí con chile morita llamado “pascal”. 

Al medio día del uno de noviembre quitaron la ofrenda para los niños y añadieron la de los adultos, de igual forma la acompañaron con pascal, pipián, además de mole con pollo, cigarros, aguardiente de caña conocido como “refino” y otros alimentos y bebidas que los difuntos disfrutaban en vida.  
 
“Algunos les ponen su sombrero, morral, ropa nueva, zapatos y el dos de noviembre se puede quitar toda la ofrenda, al medio día, porque a esa hora ya se van al más allá y ya se pueden visitar las tumbas”, narra Heriberto Candia, de 24 años. 
 
En ninguna ofrenda debe faltar la flor de cempasúchil “kgalhpuxam” y la mano de león, puesto que con las flores hacen coronas y cruces, pero si no es posible se ponen en vasos.  
 
“Ponemos las coronas y cruces de flores porque se ve bien bonito y así los difuntos vienen y se van bien sonrientes, si no ponemos nada se van llorando”, asegura el padre de Heriberto. 
 
“La flor tiene su aroma a cempasúchil y es para que los difuntitos lo huelan y se orillen ahí a comer, porque así como andan ya no los ve uno”, afirma Felipa Maldonado. 
 
Asimismo, durante esos tres días las campanas de la iglesia repicaron día y noche, para llamar a las almas.  
 
En la tarde del día dos de noviembre, las personas regresaron del panteón y comieron los platillos que fueron ofrendados, mismos que representan a la cultura totonaca de la región. 



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