NO EXISTE PREOCUPACIÓN POR EL ATLETA DISCAPACITADO: ALEJANDRO PACHECO

Por Issac Castañeda Gómez
Ciudad de México (Aunam). La situación del atletismo para ciegos y débiles visuales se encuentra envuelta en una nebulosa ola de incertidumbre. Las dudosas prácticas de los dirigentes al interior de la Federación Mexicana de Ciegos y Débiles Visuales y la ausencia de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) han orillado a los atletas a buscar sus propios medios de financiamiento.


Son las 12.30 y Alejandro ha acabado su día de trabajo. Desde las 5 de la mañana se desplaza cantando en los trenes del metro de la Ciudad de México en busca de apoyo económico de los pasajeros. A veces se presenta como un atleta discapacitado, antes de arrancarse con la canción, portando una fotografía tamaño carta de él en una competencia. Otras, sólo recorre el vagón de estación a estación con su característica playera verde del representativo mexicano.

En las profundidades del sur de la ciudad hace visible el inaceptable estado de un deporte subterráneo. Una disciplina ausente de la opinión pública, de los millones de dólares y reflectores. Un deporte olvidado.

Toma asiento en la parte delantera del andén en el metro Balderas. Su esposa se sienta a su lado. Las notas musicales reposan, las palabras toman su turno:

-Yo estaba estudiando en la Escuela Nacional para ciegos. Cuando perdí la vista, después de tres años, ingrese a una escuela en la zona de Mixcalco. Allí estuve estudiando un año y en esa estancia llegó una entrenadora para invitar a la gente discapacitada visual a formar un equipo de atletismo de ciegos y débiles visuales. Así es como yo empiezo a asistir a la pista del estadio Jesús Palillo a entrenar con varios compañeros.

Los efectos del abuso del alcohol y las drogas le causaron la pérdida de la vista. A los 19 años tuvo una intoxicación neurocerebral que modificó su vida y lo inició en el camino del deporte.

Al principio no era de su agrado acudir a entrenar por la sobre exigencia física que implicaba; sólo iba por la convivencia con sus colegas. Sin embargo, le comunicaron sus entrenadores que tenían notorias habilidades, por lo que decidió continuar con una carga de trabajo más dosificada. Después, su talento, la socialización y los premios provocaron su satisfacción en la práctica del atletismo.

-Sí, me empezó a gustar. Estuve entrenando como dos meses. Llegó el distrital y me fue muy bien. Llegó el nacional y me fue muy bien. Y, al medio año ya estaba en mi primer evento internacional. Por eso es que me quedé, porque vi que sí era real que tenía talento para hacer las cosas.

Los premios han llegado a sus vitrinas. Se ha colgado medallas en diferentes categorías, pero sus pruebas por excelencia son los 800m y 1500m.

-Empecé a entrenar 200m y 400m en velocidad; eso fue en el distrital. En el nacional corrí por primera vez el 800m, me fue muy bien y gané un pase para ir a Brasil, y ahí

corrí el 800 m y 1500m, ganando medalla de oro en el primero y bronce en el segundo. A partir de ese momento me dediqué a 1500m y 800m.

¿A qué dificultades te has enfrentado en lo deportivo y en lo personal?

En lo personal, lo más difícil es encontrar a alguien que te quiera ayudar a entrenar, a guiar, porque es pesado. Aparte, es alto rendimiento, mucha disciplina. A veces la gente no te puede apoyar por sus tiempos, horarios o porque no hay paga. En lo personal es lo que más se complica, que alguien me pueda ayudar a guiarme o asistirme en el entrenamiento.

“También el apoyo económico por parte de la Federación Mexicana de Ciegos y Débiles Visuales y Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte no es el adecuado. No alcanza ni para tenis, pasaje, comida. Yo empecé como talento deportivo y me daban 2000 mil pesos al mes, pero pues yo tengo gastos, familia. Aparte unos tenis te valen $800 o $900 pesos, la hidratación, la ropa. No te alcanza realmente, es una grosería 2000 mil pesos al mes. Como atleta de alto rendimiento y representando a tu país no es nada”.

Para Alejandro no existen las condiciones para que los atletas se desenvuelvan. No basta con pensar en competir en el terreno deportivo, sino que a diario deben combatir como auténticos soldados para obtener recursos de financiamiento. El fusil de Pacheco es una bocina y su garganta.

-Es muy pesado ser atleta, yo creo, y más ser discapacitado, un atleta discapacitado, por la cuestión del apoyo del que te ayuda, el guía, y la cuestión económica. No hay el recurso suficiente para poder sacar el deporte adelante.

¿Cada atleta debe tener su propio guía o ustedes reciben ayuda por parte de la federación?

-Cada quién debe tener su propio equipo. No te disponen de un guía. Cuando fuimos al internacional, al guía que estaba conmigo le dieron una beca, pero el riesgo está en que si él quiere se va y se lleva el recurso. Es un riesgo.

“Además, dejé de estudiar por el deporte y me interné en el paralímpico, como a los 8 meses de estar entrenando y ahí estuve durante dos años. Me dieron la beca, había comida y el uso de las instalaciones; sin embargo, había mucha exigencia, porque era entrenar dos veces al día y aparte no te dejaban salir. Era muy demandante. Si no dabas los resultados que ellos esperaban, inmediatamente te cuestionaban”.

Las instalaciones y la gente de los centros de entrenamiento no son acordes a las necesidades de todos los atletas. Pueden existir ciertas preferencias o un trato prioritario a alguna condición particular.

-De igual forma, con la gente del paralímpico, la cual estaba de encargada, era muy grosera. No eran las personas adecuadas para tratar con la gente con discapacidad, porque hay sillas de ruedas, hay ciegos. La infraestructura no está adecuadas para los ciegos, sino para los de silla de ruedas. Está un poco complicado. También en el comedor necesitas a alguien que te asista porque puedes chocar con las mesas y no hay quien te apoye, tienes que llevar a tu asistente, meter a alguien. Realmente no es un lugar adecuado para ciegos, dan preferencia a otro tipo de discapacidades.

Entonces, ¿el dinero que se te provee lo tienes que destinar para guías o equipo propio?

-Sí, todo el dinero que se me da es para tenis, pagarle a mí guía, comprar comida. No hay dinero que sea libre para guardar o ahorrar. Aparte las becas son muy irregulares, no llegan a tiempo. Al inicio, estuve así dos o tres años entrenando bien. Mientras le serví al centro paralímpico y a Conade me apoyaron. Cuando tuve una lesión y no pude dar la marca para ir a Río 2016, a los dos meses me quitaron la beca y anteriormente ya me habían expulsado del paralímpico sin avisarme. Fue ahí cuando baje de rendimiento en mi competencia.

Alejandro ha llegado ocupar el décimo lugar del mundo en los rankings mundiales y eso no ha sido impedimento para retirarle todos los apoyos. Una buena forma de obtener reconocimientos y dinero han sido sus participaciones en distintos maratones.

-A mí se me quita el apoyo desde hace año y medio, que no me dan nada, ni beca ni comida, ni nada en el paralímpico y, sin embargo, me llaman para representar a mi país en los selectivos. Me tienen como talento, pero no se me ha brindado el apoyo, no se me ha querido dar. Apenas me pidieron papeles para la beca porque estoy en tercer lugar de América. Soy prospecto para los Panamericanos de este año y por eso me están contemplando, pero no me han dado nada.

“Yo tengo que pagar aviones, comida, hospedaje, la inscripción, el guía. Prácticamente hay competencias en las que tengo que gastar hasta 20 mil pesos para poder seguir compitiendo para poder representar a mi país. Eso es o más injusto que hay, que uno tenga que poner de su bolsa para representar al país”.

La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte no tiene trato directo con el atleta. Existe un puente turbio entre los atletas y el organismo rector del deporte mexicano: la Federación Mexicana de Ciegos y Débiles Visuales. “Es lo que deberían cambiar ellos, quitar las federaciones o modificarlas, porque son una robadera de dinero y hablar directamente o tratar de mantener un órgano interno que se encargue de representar a los discapacitados visuales”, expresa Alejandro.

-Hay un entrenador nacional, un director técnico, un presidente de federación y no hacen su trabajo. Lo disfrutan, se van a pasear en los eventos y a nosotros se nos complica. También hay mucha transa en el dictamen del grado de ceguera en los atletas. Hay gente que sí ve, es decir, son débiles visuales, pero la llevan porque dan resultados; es gente convencional. Engañan a IBSA (International Blind Sports Federation), la cual se encarga de los ciegos. Esto es una burla. No es justo para la gente que sí es discapacitada, que sí quiere echarle ganas y no le quieren dar apoyo.

¿Está muy viciada la Federación de Ciegos y Débiles visuales?

Sí, pero es la federación de ciegos, no es la Conade. Es la federación de ciegos que permite toda esa corrupción entre el presidente que es Efraín Mora, Pedro Berrocal y Fernando Bravo. Son los que hacen y deshacen en la federación. A mí me sacaron por ellos, a mi esposa la sacaron por ellos, porque como no me dejo, no quieren gente problemática, no quieren gente que les diga lo que tienen que hacer. No quieren trabajar, realmente.

Los federativos se encargan de exhibir los logros y salir en fotos; pero los atletas son mirados como un número. Un objeto de explotación y ganancias; una mercancía. “Prácticamente somos negocio, somos números, porque ellos sí se levantan el cuello en los triunfos, por ejemplo, cuando gané el maratón de la CDMX me habló la federación para una entrevista y no te puedes negar por temor a represalias”, menciona Alejandro Pacheco.

¿Estás peleado con la federación?


Sí, con la federación. Con Conade no tengo problema ni con los que vienen ahorita de la nueva administración, pero los que están en la federación son los mismos de hace año y medio, los que me sacaron. Nunca he tenido un problema con ellos, simplemente como no me dejo les molesta y toman represalias. Cuando estaba Miguel Huerta se me apoyo mucho. Él sí sabía el esfuerzo y lo complicado que es estar entrenando.

¿Cómo consideras la situación del deporte adaptado en México?

-Considero que es difícil y no hay el apoyo suficiente para las personas discapacitadas; no existe preocupación por el atleta. Los que salen adelante es porque quieren y se esfuerzan. En México es muy difícil ser deportista, te mueres de hambre y en discapacitados es todavía peor. Necesitas más apoyo: guía, alimentación, transporte, terapia. Un atleta necesita descansar, comer bien y no estar como yo trabajando, caminando, buscando dinero.

Alejandro toma sus cosas. La siguiente parada es el Centro Deportivo Chapultepec. La bocina está apagada. La garganta contenida. Su fusil ahora son los tenis y su talento.




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