15 de diciembre de 2018

BASUREROS CLANDESTINOS: LOS RESPONSABLES DE LA PESTE

Por Alejandra Lisette Sigala García
Ciudad de México (Aunam). Imagina vivir en un lugar donde la cotidianeidad huela a descomposición; el derecho a caminar sobre una banqueta sea desplazado por montones de bolsas de basura y donde las ratas busquen a cualquier animal muerto para satisfacer su hambre. Esa es la realidad de la colonia Carlos Zapata Vela, cortesía de los basureros clandestinos.


Los habitantes de la Ciudad de México (CDMX) representan un 7.9% de la población total del país, y generan un total de 13 mil toneladas de basura al día. La delegación Iztacalco produce un 3.6% del total de los residuos sólidos en la ciudad, es decir 469 toneladas al día. Es así como se posiciona como la sexta delegación que menos cantidad produce.

Para mayor control de esta problemática la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) implementa programas de barrido y rutas de recolección para cada delegación. Según el Inventario de Residuos Sólido (IRS) 2016, Iztacalco tiene asignadas 94 rutas de recolección las cuales cubren 867 puntos específicos con 120 unidades vehiculares.

Además, Tanya Müller García, exsecretaria de la Sedema, puso en marcha la nueva norma ambiental NADF-024, también conocida como “Separa para reciclar”, que proporciona información para sensibilizar a los ciudadanos de la adecuada separación de residuos en: Orgánicos, inorgánicos reciclables, inorgánicos no reusables y residuos especiales y voluminosos.

Todos estos programas deben ser supervisados por la delegación correspondiente con el objetivo de asegurar su cumplimiento. En caso de encontrar alguna irregularidad que impida el correcto desempeño del proyecto, los ciudadanos deben reportarlo y las autoridades sancionar a los involucrados conforme a la ley.

En Iztacalco el problema más común son los basureros clandestinos en la vía pública los cuales, a pesar de los programas, acciones y sanciones implementados por la Sedema y el gobierno de la CDMX, siguen presentes e incluso aumentan día a día, tal es el caso de la colonia Carlos Zapata Vela.

La periferia de esta colonia está constituida por cuatro avenidas principales: Avenida Canal de Apatlaco, Circuito Interior, Avenida Canal de Tezontle y Canal Río Churubusco. Esta última es donde se halla la mayor cantidad de tiraderos clandestinos, especialmente frente al deportivo “Zapata Vela”, y basura esparcida a lo largo del camellón.

Algunos de los habitantes tienden a acumular sus desperdicios cerca de la avenida bajo el anonimato que la noche les ofrece e ignoran los horarios y días establecidos de recolección. De esta manera logran resolver su problema individual, pero a costa de un daño colectivo que llega a transformarse en un deterioro del nivel y calidad de vida.

Bolsas de basura, costales de cascajo y, en ocasiones, animales muertos forman parte de la cotidianeidad de los residentes. Julio Córdoba, repartidor de productos Coca Cola, confirmó que aunque los tumultos de residuos son recogidos por los vehículos de recolección, el problema sigue presente:

“En lugar de dejar la basura en su casa y esperar que el camión llegue, los vecinos optan por tirarla donde creen ‘más conveniente’ o donde nadie los vea. Es una práctica diaria y tanto los habitantes como los que manejan las unidades ya se acostumbraron.”

Asimismo, añadió que “los residuos clandestinos no están separados correctamente y, aunque lo estuvieran, al momento de su recolección los basureros no respetan la clasificación asignada en la norma ambiental NADF-024”. Afirmó que la Ciudad de México intentó implementar medidas muy novedosas y modernas, pero se quedó en una propuesta fallida. Simplemente no funcionó.

Este tipo de dilema ambiental no se puede corregir de la noche a la mañana ni con diversos programas pro-naturaleza. Éstos deben trabajar de la mano de una educación, estudios técnicos y monitoreos ambientales; mismos que la colonia Carlos Zapata Vela carece, especialmente, en el transcurso de la noche.

Si una persona es descubierta arrojando basura a la vía pública, debe ser sancionada con un arresto que consiste de 30 a 36 horas según la Ley de Cultura Cívica del Distrito Federal aprobada por la Asamblea Legislativa (ALDF). Sin embargo … ¿Cómo sancionar a alguien cuya identidad se desconoce o, mejor dicho, se oculta?

Cabe destacar que frente del basurero hay una zona de juegos infantiles la cual cuenta con personal de seguridad quien vigila el área todo el día y mayor parte de la noche. Pese a esto, las autoridades afirman no haber identificado aún a los responsables de originar dichos tiraderos; versión que algunos vecinos contradicen y califican como una excusa para eximirse de la negligencia.

De la misma manera sucede con los vehículos de recolección. Por una lado, Tania, joven residente, asegura que los camiones no realizan la labor de limpieza según los días especificados en la norma ambiental; de ahí que algunos vecinos, tras protestar por la deficiencia del programa, decidieran dejar la basura en la vía pública.

Ahora, del otro lado de la moneda, la señora Martha, habitante y vendedora de frituras, asegura que las unidades si llevan a cabo la recolección en los días establecidos por la Sedema; más bien, refirió a las personas como parte importante de la proliferación de los tiraderos:

“El verdadero problema es la gente floja. El camión pasa al amanecer, aproximadamente a las siete u ocho de la mañana, tres veces a la semana. Sin embargo, los vecinos no quieren levantarse temprano para tirar sus residuos y prefieren dejarlos en la calle”.

Alrededor de seis meses atrás, hubo otro tiradero a cien metros del deportivo sobre el camellón el cual logró ser erradicado gracias a la colaboración de algunos vecinos para vigilar y denunciar a los responsables. En esta acción participó el esposo de Martha, sin embargo, hoy en día éstas ya no son organizadas en la colonia a causa de la falta de respuesta de las autoridades; sus esperanzas también fueron desechadas.

Negligencia social, apatía gubernamental y el desperfecto de un programa malogrado son las causas del incremento de los basureros clandestinos en la colonia Carlos Zapata Bela lo que tiene como consecuencia no solo una mala imagen a ésta, también el incremento de fauna nociva, el acarreo de enfermedades, la obstrucción del paso peatonal y el taponamiento de las coladeras.

En definitiva, una circunstancia cuya resolución no está en la ignorancia ni en la negligencia, sino en la educación, colaboración y justicia.





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CUICUILCO, “CULTURA MADRE” DE LA CUENCA DE MÉXICO

Por Alba Olea Cohen
Ciudad de México (Aunam). Una “pirámide” circular. Un enorme basamento de piedra —como un cono cortado a la mitad— rodeado de rocas, pastos, florecitas silvestres y, más allá, avenidas, automóviles, anuncios publicitarios y contaminación. Eso es parte de lo que queda de Cuicuilco.


Lugar donde se hacen cantos y danzas, dicen que significa. Claro que, en realidad, no conocemos ni unos ni otros. Hasta hace 100 años, Cuicuilco no era más que un extraño montículo cubierto de vegetación y roca volcánica, ubicado en uno de los lugares más inhóspitos de la Cuenca de México: el pedregal del volcán Xitle, en la delegación Tlalpan.

Al menos dos mil 500 años de antigüedad tienen los vestigios de Cuicuilco, más de lo que cualquier otro hallazgo arqueológico en la región. Se trata de los restos de una ciudad —una proto urbe, en realidad— contemporánea a la cultura olmeca. La cultura madre de la Ciudad de México, podría decirse.

Hace dos milenios y medio, la actual delegación Tlalpan era un lugar completamente diferente; repleto de aldeas agrícolas que comenzaban a crecer su población y su organización política. Las aldeas de Cuicuilco alcanzaron su apogeo entre los años 800 y 600 antes de Cristo, e iniciaron la construcción de un centro ceremonial, el hoy afamado basamento circular.

Cuicuilco vivió un auge durante el Preclásico Tardío, del año 400 antes de Cristo al año 200 después de Cristo. Durante este periodo —previo al ascenso de la famosa ciudad de Teotihuacán— se caracterizó como la urbe más importante en la región, con dominio sobre al menos cinco centros cercanos.

En el siguiente siglo, Cuicuilco compartió con Teotihuacán la importancia regional y el tamaño. Llegó a abarcar un área de 400 hectáreas y a tener 20 mil habitantes divididos en una sociedad de clases. Sin embargo, la actividad volcánica del Xitle provocó olas de migración que debilitaron el poder económico y político del centro.

La urbe siguió existiendo durante algunos siglos más, reducida en esplendor y poder, hasta que, finalmente, la erupción del volcán Xitle (alrededor del año 300 después de Cristo) terminó por cubrir de lava una extensa región, convirtiendo la zona en un amasijo de roca volcánica. El centro urbano quedó parcialmente cubierto y la población que permanecía en la región se vio forzada a migrar.

A pesar del paulatino abandono humano, los pedregales generados a partir de la erupción del volcán configuraron un nuevo paisaje y un ecosistema único con flora y fauna locales.

Cuicuilco fue estudiado como sitio arqueológico, por primera vez, durante la década de 1920. La primera temporada de excavación se realizó durante 22 meses entre 1922 y 1925, gracias a la intervención del arqueólogo mexicano Manuel Gamio y el trabajo de los arqueólogos norteamericanos Byron Cummings y Emil Haury, quienes quedaron a cargo de la remoción de las capas de lava que cubrían el basamento.

Gamio no trabajó en Cuicuilco como sí lo hizo más tarde en el sitio de Copilco, en Coyoacán, pero la observación de ambos lugares le permitió intuir la existencia de una cultura “arcaica” habitante de la Cuenca, previa incluso a Teotihuacán. El posterior trabajo del arqueólogo George Vaillant en los sitios de El Arbolillo, Zacatenco y Ticomán, no solo confirmó el conocimiento sobre los asentamientos preclásicos en la región, sino que permitió la sistematización de las etapas de la cuenca central.

Durante los años veinte, y en las décadas posteriores, la “pirámide” de Cuicuilco fue estudiada por diversos arqueólogos. Las investigaciones revelaron que ésta era resultado de varias épocas de construcción y diversas ampliaciones. El debate profesional en torno a las explicaciones del sitio fue álgido y quedó registrado en las obras de los arqueólogos.

Después de algunas décadas, a finales de los sesentas, los siguientes grandes descubrimientos en Cuicuilco llegaron con la construcción de la Villa Olímpica para los juegos de 1968. La construcción requirió la remoción de 5 metros de lava volcánica que dejó al descubierto basamentos y restos habitacionales contemporáneos al asentamiento de Cuicuilco.

Sin embargo, la construcción del área deportiva de la Villa implicó la destrucción parcial de los basamentos y su reconstrucción con técnicas modernas (sin apego a los trabajos arqueológicos) que simulaban antigüedad. Sin olvidar que uno de los basamentos fue empleado como zócalo de una gigantesca escultura de la llamada “Ruta de la amistad”.

En Cuicuilco no solo fueron encontrados entierros humanos, sino también diversidad de materiales cerámicos. Por ejemplo, dos figurillas que representan un anciano encorvado, sentado y cargando un gran bracero sobre la espalda. Se trata de Huehuetéotl, dios del fuego, relacionado con Cuicuilco —como explica Eduardo Matos Moctezuma— por la actividad volcánica del Xitle, las exhalaciones de humo y ceniza, los temblores, las expulsiones de piedra y lava.

Huehuetéotl es un ejemplo del desarrollo religioso de Cuicuilco, una de las herencias más significativas de esta cultura, que permaneció durante los siguientes veinte siglos y pasó a formar parte esencial del panteón religioso mesoamericano, como delata su presencia en Teotihuacán, Tula y Tenochtitlán.

Como Huehuetéotl, los habitantes de Cuicuilco migraron y nutrieron los asentamientos de sus contemporáneos. La herencia de esta antigua urbe quedó dispersa entre múltiples culturas y siglos, para ser descubierta y revalidada más de dos milenios después.




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LA OFRENDA DE LAS MIL VELADORAS

Por Brenda Terreros
Ciudad de México (Aunam). Cuando Javier Terreros Torres piensa en día de muertos lo primero que viene a su mente es la ofrenda, y las veladoras… decenas, formando dos hileras que rodean un par de mesas pegadas a una pared. En ellas se extiende una ofrenda que descansa sobre un tapiz de papel picado abarrotado de cazuelas de mole y calabaza en dulce, cerveza, licor.


La ofrenda de las mil velas era tradición en casa de su abuelo paterno, Loreto Fuentes, quien en realidad no era su familiar de sangre, sino el padrastro de su papá. A pesar de no haber compartido lazos sanguíneos con él, recuerda con mucho cariño el tiempo que pasaron juntos, y al revivir una escena de su abuelo sentado a un lado de la ofrenda, expresa: “Se me hacía divertido que el abuelito prendía una veladora y decía: ésta es para fulano de tal…llévala”. Don Loreto en verdad sabía a quién estaba dedicada cada luz que encendía, y al recordarlo Javier no puede evitar poner una sonrisa de oreja a oreja que provoca la formación de un pequeño hoyuelo al lado izquierdo de su barbilla, un rasgo muy característico de su rostro.

Físicamente también le caracterizan la tez morena de su piel, los ojos de expresión triste y unas cuantas canas sobre el bigote, único rasgo que dan cuenta del paso del tiempo, ya que además de eso, su cara no tiene ninguna marca que denote su edad, ni una sola arruga. Su vestimenta también lo ayuda a aparentar menos años, siempre utiliza playeras estampadas y sudaderas, nunca suéteres. Al momento de la entrevista viste con ese estilo y efectivamente, no aparenta los 49 años que tiene.

Nació en 1969, por lo cual su niñez transcurrió en los años setenta, una época de la que no solamente recuerda la bonita ofrenda en casa de su abuelo, sino también la emoción de salir a pedir calaverita. Menciona que en ese entonces a los niños no se les regalaba dulces, sino que los transeúntes les daban dinero, dependiendo de qué tan bonita era su calavera. En su pueblo, las calaveritas que más agradaban eran las que estaban hechas con calabazas, con caras marcadas y una vela al centro, Javier y sus hermanos las hacían así, porque su abuelo las cosechaba. Sin embargo, recuerda que no todos tenían esa oportunidad: “Había niños a lo mejor más pobres que nosotros, que igual y no tenían una calabaza y la hacían con una cajita de cartón”.

Día de muertos: una tradición marcada por la tragedia familiar

Al preguntarle qué pasó con esa celebración una vez que murió su abuelo, Javier comenta que durante pocos años más su única tía paterna siguió poniendo la ofrenda, pero después la situación económica acabó con la tradición.

También contribuyó al rompimiento de la costumbre, el hecho de que sus padres jamás le inculcaron el culto a los muertos, sobre todo porque les causaba mucho dolor recordar la pérdida de su primogénito, por lo cual en muchos años no le dedicaron una ofrenda ni le dejaron flores en su tumba.

Mientras cuenta esta historia, sus comentarios dejan de estar acompañados de las risas espontáneas que se le escapaban al hablar de su infancia. Su voz se vuelve seria cuando recuerda que en el caso de su padre el dolor de perder a su hijo fue inmenso. “Cuando murió […] lo enterró, y jamás quiso saber más de ir al panteón […] él sentía feo ir y saber que estaba ahí enterrado”. Fue hasta mucho tiempo después que volvió a poner un pie en el campo santo, cuando el dolor dejó de ser tan intenso y decidió comenzar a ir cada 2 de noviembre, con sus hijos menores.

Después de contar la experiencia de su papá la voz de Javier se escucha menos afectada por las emociones, dado que comenta que para él no significó nada el visitar el sepulcro de su hermano durante años, ya que nunca lo conoció. De hecho, se puede decir que durante su infancia, el día de muertos fue para él una fecha intrascendente a nivel emocional.

Una fecha que adquiere un nuevo significado con el paso del tiempo

Al cuestionarle si cree que el día de muertos adquiere un sentido diferente cuando se experimenta la muerte de un familiar cercano, Javier dice que sí: “Ahora entiendo qué significa la luz, prender una vela”. Esto representa un cambio respecto a la concepción que tenía de niño, cuando ni siquiera entendía para quien eran las veladoras que encendía su abuelo.

Y es que para él, incluso el propio sentido de la muerte cambia cuando se pierde a un ser querido. “Cuando falleció mi sobrina Tania, desde ahí cambió mi significado de la muerte […] se siente feo porque era mi sobrinita, y yo veía a mi hermano sufrir, es horrible”. Mientras cuenta esto deja a un lado lo que estaba comiendo unos segundos atrás y al terminar de recordar esto, se toma un momento antes de continuar conversando. Se trata de un tema del que no suele hablar mucho y del que se siente incómodo hablando.

Javier sigue la plática enumerando otras pérdidas que marcaron su vida con la misma intensidad, las de su padre y dos de sus primos: Omar e Israel. El fallecimiento de este último lo marcó de manera especial porque estuvo en el accidente automovilístico en que éste perdió la vida. Él mismo estuvo a punto de morir. “Sentí mucha tranquilidad”, dice al rememorar lo que sintió en esos momentos. Se trata de un episodio que también contribuyó a cambiar su pensamiento acerca de la muerte, sobre todo porque recuerda que tras el accidente tardó algún tiempo en dejar de sentir miedo a dejar sola a su entonces única hija. Para él, lo más atemorizante de morir es dejar solas a las personas que amas.

En la actualidad dedica su ofrenda a estos seres queridos que le hicieron ver el final de la vida de otro modo: Eusebio (su papá), Tania, Omar e Israel.

Una tradición que se transforma con las nuevas generaciones

Cuando se le interroga acerca del por qué no permitió que sus hijas pudieran disfrutar del día de muertos como él lo hizo siendo pequeño, en un primer momento niega el haberles impedido salir a pedir calaverita, incluso bromea con su esposa -quien se encuentra presente al momento de la entrevista-, preguntándole por qué nunca las sacó a pedir dulces.

Ambos se ríen un rato de la broma, antes de que Javier logre recordar la razón por la cual ellas nunca salieron a la calle como los demás niños: algunos años atrás la familia acostumbraba celebrar el cumpleaños de tres de sus miembros, justo en esos días. Sus sobrinos Marisol e Iván, así como su padre Eusebio, nacieron un 29 de octubre, por lo que se convirtió en una tradición familiar el festejarlos en día de muertos. Los niños organizaban una casa del terror y hacían a los adultos entrar.

Para él, el hecho de que la celebración de día de muertos haya tomado ese matiz por algún tiempo, no es algo triste. Al respecto dice:

“Somos de la gente que sí creemos, pero no pensamos: Si no lo hago, me siento mal (refiriéndose al poner la ofrenda e ir al panteón)”

No obstante, ahora que ha muerto su papá y se ha retomado la costumbre de poner una ofrenda y que cada año la familia va a dejarle flores al cementerio, acepta que es una tradición que le gustaría que sus hijas continuaran cuando él muera.

Su tono de voz baja al expresar este deseo, parece entristecerse al pensar en su propia muerte. Sin embargo, pocos segundos después alza la voz súbitamente, al arrepentirse de externar un anhelo que quizás puede hacer a sus hijas sentirse comprometidas a hacer algo, por lo que de inmediato agrega que no le molestaría si no siguen la tradición: “Si dijeran: hoy es día de muertos, pero no tengo ganas de ir (al panteón), no pasa nada […] porque siempre les he dicho: mejor disfrútame ahorita en vida”.

Esto tampoco significa que el crea que el día de muertos no es más que una tradición bonita, sigue opinando que se trata de algo muy valioso. “Tiene un significado importante para los que verdaderamente creemos en la vida y la muerte, y la resurrección”, dice dando por finalizada la entrevista.





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13 de diciembre de 2018

APADRINA A UN AMIGO: RESCATA VIDAS Y REGALA AMOR

Por: Montserrat Soriano García
Ciudad de México (Aunam.) Con mirada cansada y deseosa de encontrar a alguien que le brinde cariño, alimento y un lugar para vivir, camina por la calle un perro de tamaño pequeño y de pelo chino color blanco. Ansioso, busca encontrar en la esquina de siempre un poco de comida y un recipiente con agua, corre para que otros perros callejeros no se la ganen.


De acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México existen 19.5 millones de caninos, convirtiéndose así en el país con el mayor número de perros de América Latina.

Hay perros de todo tipo: grandes y pequeños, de pelaje de diversos colores, entre los que destacan los colores negro, café y blanco; existen los muy peludos y hasta pelones; algunos llegan a muy viejos, otros viven sin un hogar o alguien que los proteja, provocando que los canes se conviertan en seres susceptibles a todo tipo de problemas y enfermedades.

La Asociación Mexicana de Médicos Veterinarios Especialistas en Pequeñas Especies, señala que de los 19.5 millones de perros reportados por el INEGI, el 70 por ciento de los perros que existen en México viven en situación de calle, y alertan en que el problema crece 20 por ciento al año.

Alrededor de 12 millones 600 mil perros están en situación de calle en México, de los cuales aproximadamente 1 millón 200 mil perros habitan en la Ciudad de México, aunque asociaciones protectoras de animales destacan que la cifra puede ser dos o tres veces mayor.

El abandono de mascotas por parte de sus dueños es una de las principales razones de la existencia de perros en las calles. De acuerdo a la Comisión de Salud de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México, siete de cada diez personas que compran un animal doméstico, lo abandonan en su primer año de vida.

Los perros callejeros que habitan en las calles de la delegación Azcapotzalco y de la Ciudad en México, en “su mayoría son casos de mascotas extraviadas, abandonados por sus dueños o nacieron en las calles.” menciona Santiago Soriano Agramonte, Médico Veterinario Zootecnista egresado de la UNAM.



En la Ciudad de México existen distintas organizaciones de rescate animal las cuales han recibido el apoyo de las redes sociales y de ciudadanos que también rescatan perros de la calle. La asociación Rescatando vidas, regalando amor creado por Patricia Briceño, surge a partir del gusto de ayudar y sobre todo de cuidar a los perros en situación de vulnerabilidad.

Este refugio, al igual que muchos otros comenzó realizando acciones de rescate de canes para después brindarles atención médica y de alimentación a perritos que encontraba cerca de su casa o trabajo, sin embargo, por condiciones de espacio y de sanidad tuvo que trasladarse a un terreno en Tepozotlán, Estado de México.

Cabe señalar que el terreno fue donado por un familiar de Patricia Briceño (encargada del refugio) para que los animales pudieran recibir una mejor atención y tuvieran más espacio para jugar o dormir; dividido por áreas donde los canes están distribuidos de acuerdo a su tamaño y sus compartimientos.

El albergue canino actualmente atiende alrededor de 102 perros que han sido rescatados de las calles. Su misión consiste en “rescatar y resguardar a aquellos animales en situación de calle, maltrato o abandono, así como prepararlos para que en un futuro, puedan integrarse a una nueva familia que lo proteja” expresó Paola Barba voluntaria del refugio.

Los animales son atendidos entre semana por 3 personas, quienes se encargan de colocarles alimento y agua, así como limpiar sus zonas de estar; los fines de semana se presentan los padrinos de los caninos, aproximadamente 20 personas, para jugar con ellos y sacarlos a caminar por las calles aledañas del refugio.

Oscar Suárez, voluntario de la asociación, mencionó que han rescatado de basureros o en pleno Periférico (avenida que va desde Valle Dorado en Tlalnepantla de Baz hasta la Fuente de Petróleos en la Delegación Miguel Hidalgo de la Ciudad de México) a “perritos que una vez tuvieron dueño y que fueron abandonados de manera intencional para dejarlos morir… también hemos rescatado a perros golpeados, quemados, desnutridos y/o gravemente enfermos”.


Tal es el caso de aquella perrita que a finales de 2017 se encontraba sobre una calle en malas condiciones. En una caja de cartón, donde la colocaron unos trabajadores de una fonda, los cuales, interesados en salvar a la perrita cuando intentaba atravesar con gran dificultad al caminar la avenida, debido a que sus patas traseras parecían estar unidas y eran poco flexibles.

Un voluntario del refugio Rescatando vidas, regalando amor, la vio en la calle y se la llevó a las instalaciones para que recibiera la atención médica que necesitara. De igual forma, se difundió a través de las redes sociales digitales la foto de la canina para esperar si su dueño la buscaba.

Días después, un señor de aproximadamente 45 años se presentó a reclamarla en las instalaciones del refugio alegando que en un descuido, la perita se salió de la casa. Sin embargo, con el diagnóstico del veterinario sobre el estado de salud de la perrita, “se encontró que esta estaba viviendo en condiciones precarias y de explotación, es decir, que solo la utilizaban para que solo se reprodujera desmedidamente y así poder vender a sus crías.”, comentó Paola Barba voluntaria del refugio Rescatando vidas, regalando amor.

Casos como el anterior, ponen en evidencia que en México como en muchos otros países de Latinoamérica, para tener un perro como mascota no es necesario informar a la autoridad competente de su decisión de constituirse como propietario de un canino, por lo que no existe un registro oficial sobre ello.

“Basta con que a alguien le agrade para que se lo lleve a su casa y si después de un tiempo detecta algún defecto físico en el can o si el supuesto ‘propietario’ considera costoso el tener que darle de comer, solo tiene que abrir la puerta, sacarlo a la calle y cerrar la puerta para que el animal se aleje sin importar cuál será su final”, comentó el veterinario egresado de la UNAM.

Los perros en cuanto ingresan a la asociación reciben una atención médica inmediata: “se les realiza un chequeo médico, se completa su cuadro de vacunas y se les desparasitan; en algunos casos se les realiza estudios para determinar si tienen algún padecimiento, todo con el fin de conocer el estado de salud de los perritos.” comentó Paola Barba, voluntaria de la asociación.

En el refugio canino, los voluntarios son responsables de ciertos canes para costearles sus gastos médicos y alimenticios. Es decir, que la asociación funciona mediante el apadrinamiento de cachorros. Cuando los gastos incrementan y exceden los presupuestos de los padrinos, “se organizan rifas o ventas para costear el tratamientos a los perritos, ya sea para la aplicación de vacunas o la esterilización de los mismos.”, comentó Óscar Suárez.

Óscar Suarez y Paola Barba, voluntarios de la asociación Rescatando vidas, Regalando amor

Los voluntarios comentan que si una persona busca adoptar un perro del refugio tiene que cumplir con los siguientes requisitos: ser mayor de edad, comprobar que tiene el espacio y los medios para mantener al animal, proporcionar una copia de comprobante de domicilio e identificación oficial y firmar una carta en la que se comprometa a cuidar al can.

Es importante mencionar que para evitar que los canes vuelvan a caer en una situación de abandono o de violencia, el refugio realiza un monitoreo a través de fotografías diarias o semanales, un video donde se compruebe que el perro pueda verse libre en su espacio y que no presente comportamientos asociados a violencia.

El especialista de la UNAM y los voluntarios que atienden el refugio recomiendan que las personas deban de tomar consciencia de la responsabilidad que conlleva un perro antes de adquirirlo, para que una vez que lo adoptaron lo sepan querer, respetar y darle un hogar para toda su vida.

El gobierno de México, por medio de la Secretaria de Salud, destina cada año recursos económicos importantes y lleva a cabo grandes esfuerzos a través de campañas de esterilización de perros y gatos, para enfrentar el problema de sobrepoblación canina por medio de diferentes estrategias.

Una de ellas es eliminar de manera definitiva la función reproductiva de los canes mediante procedimientos quirúrgicos practicados en hembras (ovarihisterectomia) y en machos (castración). Otra forma es la captura de canes que deambulan por la vía pública y que nadie reclama, y son llevados a los antirrábicos donde solo un milagro, que ocurra dentro de tres a quince días de su llegada a la perrera, podría salvarlos de las descargas eléctricas.

Sin embargo, este último método es el menos deseable debido al sufrimiento que implica para los animales, ya que algunos requieren de varias descargas eléctricas para morir y lo que se busca es reducir en la manera de lo posible el mayor sufrimiento de los canes.

“Los perros, gatos, pericos, reptiles y demás animales no deberían ser comercializados. No son un objeto del cual te puedas deshacer en el momento que decidas. No son un juguete para regalárselo a los demás por ser su cumpleaños, o porque llevan buenas calificaciones en la escuela, ni por qué son muy bonitos. Por eso, si se decide tener una mascota se debe ser responsable y cuidarlo debidamente, y tratarlos como seres vivos que son, ya que ellos no piden más que amor y lo único que dan a cambio es: gratitud, amor y comprensión”, dijo Paola Barba.






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11 de diciembre de 2018

SOMOS LOS SIN FRONTERA: ARMANDO SUÁREZ

Por: Fernanda Alejandra García Espinosa
Ciudad de México (Aunam): “Si me vas a regalar una de tus mandarinas, con gusto platicamos”, dijo Armando mientras se volvía a acomodar en el piso del Sistema de Transporte Colectivo, Metro. Llamó a su esposa y a su hijo para que se separaran del grupo y se sentaran a su lado mientras comían las últimas moronas de un paquete de galletas.


Armando Suárez Marín llevaba dos horas en la estación Ciudad Deportiva, ubicada en Magdalena Mixhuca, esperando a que terminaran de llegar los últimos migrantes de su grupo. Pasaron lista y se percataron de la ausencia de cinco personas. “Las mismas de hace rato, no puede ser”, contestaron enojados algunos de los integrantes ya ansiosos por alcanzar a la caravana que se dirigía a Querétaro.

“Aquí en el metro llevamos como tres horas, y yo pues para entretenerme cada que vienen dos trenes en direcciones contrarias imagino que van a chocar, como en las películas”, compartió en un tono de voz bajo.

El encargado del grupo determinó que habrían de dirigirse a la Central de Autobuses del Norte, donde esperarían al resto de los acompañantes. Armando, recio, permaneció sentado mientras observaba cómo las 45 personas abordaban el vagón con sus pesadas mochilas, colchonetas y carriolas.

Con un toque sarcástico agitó la mano a modo de despedida y se volvió hacia mí con una sonrisa “¿cómo ve usted? ya era hora de separarnos. Ellos van hacia la bestia industrial, nosotros no. Bye bye”, refiriéndose a Monterrey, Nuevo León.

Los planes de “Adonai”, como lo llama su esposa Delmis, son establecerse en el estado de Nayarit, donde su cuñado le prometió un trabajo tres años atrás. Por temor a que los pasos de la inestabilidad económica lo siguieran a un país extranjero, se negó a abandonar el puerto de “Ceibita la bella”, hasta que el aviso de una caravana migrante retumbó en su cabeza diciéndole “es ahora o nunca”.

La Ceiba, su lugar de origen, pertenece al departamento de la Atlántida, ubicado al norte de Honduras. Se caracteriza por tener un océano de un lado, seis ríos del otro, y un nombre que remite a la cosmología maya. También conocida como Yaxché, ha sido considerada como un árbol sagrado porque según la tradición popular, fueron sembradas por los dioses creadores en cada uno de los puntos cardinales. Norte, sur, este y oeste.

“Ceibita la bella, la novia de Honduras”, es una ciudad con una actividad económica orientada al ecoturismo y al cultivo del banano, maíz, arroz y plátano. “Muy bonita y todo, pero sin trabajo”, dijo atribuyendo -en parte- la falta de empleo a la intervención estadounidense, específicamente la corporación Dole Food Company, máxima productora de frutas y hortalizas a nivel mundial.

“El país se ha arruinado, ha decaído mucho, la verdad sí. Ahora hay mucha delincuencia; tienes un trabajo y tienes que pagar impuesto de guerra […] El trabajito que hay, te pagan lo que ellos quieren porque si tú lo dejas, hay mil que están atrás de ti esperando ese chancecito. No les importa que sea poco, hay mucha gente que desea tener ese trabajito. Pero es un trabajo que no alcanza a sostener tu hogar. Una persona pues sobrevive, pero una familia ya no”.

Al igual que el grueso de los hondureños de la caravana, Suárez Marín no tenía un trabajo estable. De los recorridos turísticos pasó a trabajar en la recolección de bananos, hasta que los gastos incrementaron y ya no bastó un solo trabajo, ni una sola persona laborando.

“Supuestamente uno paga por 30 días el agua allá, por treinta días la luz, pero el agua te llega por quince días. Quince días que le pagas al gobierno sin tener agua. Es un robo descaradamente”, dijo al tiempo que acariciaba la cabeza de su hijo Antony, que con desánimo en su rostro comía un sándwich.

El aumento de precios y de injusticias significó un doble turno en una planta eléctrica para Adonai, y un puesto de cocinera en un mercado para Delmis, quien además, elaboraba algunos trabajos ocasionales como costurera para asegurar un ingreso extra.

“A mí lo que me motiva es mi niño, cómo no. Yo lo único que quiero para mi hijo es que tenga certeza. De incertidumbre, de la falta de certeza se muere la gente”, acto seguido, soltó un bostezo para disimular los ojos que con cada palabra se le iban tiñendo de un color rojo cada vez más vivo. Tomó su botella de agua y se quedó mirando hacia una policía que se encontraba saludando a los pasajeros en el otro extremo de la estación.

“¡Que tengan un excelente día y Dios los bendiga en su camino!", decía animada Reina Rojas, encargada de la estación, a cada persona que pasaba frente a ella mientras él la observaba fascinado. Mientras platicaba él sobre el alimento que había recibido de desayuno, se acercó Reina a preguntar si necesitábamos algo. Adonai entabló una corta conversación con ella a lo que después agregó con un grito: “¡Qué lindo modo tienes tú, muchacha! ¡Personas como tú, es que tienen que estar en estos negocios! Tienes un modo WOW”.

Después de unos minutos, Antony rompió en llanto. Con la angustia reflejada en la cara ante el llanto de su hijo, comentó lo agridulce que había sido el recorrido hasta ese momento. “Le ha tocado ver cosas bien feas al nene […] a su edad yo estudiaba la primaria, jugaba futbol y comía caramelos, no que él sólo ve cómo van desapareciendo sus amigos”, esto por la desaparición de camiones en Veracruz.

En los noticiarios se desmintió la pérdida de dichos camiones, y “esa es la bronca de venir como ilegal, no les importas a los policías, ni a nadie”. Aseguró que sí hay personas desaparecidas que en el camino conocieron. Se subieron a algún camión o tráiler en Puebla, Oaxaca y Veracruz, y de ellos ya no supieron más. Intercambiaron con ellos comida, anécdotas, y teléfonos que ya no habrán de contestar.

“Yo mejor camino con mis cosas en la mano. No nos separamos. No me gusta eso, allá en Oaxaca montaron a un montón de personas y desapareció. En la mañana ya estaba alistando mis cosas para irme, pero recapacité porque a un compañero le montaron a su esposa y su hijo en un tráiler y que ya no los encuentran, estaba llorando…se fue para atrás buscando a la familia”.

“El viaje del que se espera mayor recompensa debe, por tanto, ser el más difícil” dijo a su esposa, que abrió los ojos sorprendida, asintió con la cabeza y añadió: “es difícil de por sí, y ahora imagínate si todos nos ven como delincuentes”. Cuentan que, a su paso por algunas comunidades del sur del país, los miraban con repudio, lástima o hasta con miedo. La imagen que de los migrantes se construyó, gira alrededor de los conceptos de suciedad y vandalismo.

Algunos iban consumiendo alcohol y drogas, otros robando alimentos, y algunos otros dañando mobiliario por diversión, además de la basura que al final en el piso quedaba. “Por ese poquito de personas malas pagamos todos […] dañan la imagen de todos. En grupo las personas se crecen, por eso hacen cosas malas, agarran escudo”. Pero, hasta eso es una enseñanza para Armando para controlar su explosivo carácter.

“Soy de mecha corta, eh. Cuando yo miro algo que no, yo trato de abrirme, y si ya me contaron una vez, a la segunda yo ya voy por el putazo. Porque sí, soy de mecha cortitita, pero esta caravana me ha enseñado a convivir un poquito más”, admitió Armando.

Resaltó que ha sido su cumpleaños más significativo; probablemente el más memorable. Festejó el 9 de noviembre con un pastel de tres leches decorado con durazno en la parte posterior sus 45 años, acompañado de su familia y algunas recientes amistades. Entre el desastre, “nada es tan malo”; frase que describe como su estilo de vida.

“A mí me gusta cotorrear, no me gusta estar apagado […] me gusta estar hablando tonteras independientemente de la situación y yo quiero lo mismo para los demás. Si no puedo mejorar su situación económica por lo menos puedo remediar su ánimo caído. Yo, por ejemplo, ayer para tener un happy birthday, me regalé un sombrero que sí lo uso hacia el frente parezco explorador, pero si lo uso de lado soy un pirata. Prefiero ser un pirata”.

Luego de dos horas, preguntaron a Reina cómo abordar a la línea azul, a la estación Cuatro Caminos. Llegaron al acuerdo de ir a Tepotzotlán para alcanzar al hermano de uno de sus acompañantes, José Elias. Tomaron su equipaje y en un papel entregaron su número telefónico mientras se preparaban para abordar el siguiente tren que se aproximara. Una vez dentro, aclamaron:

“Si alguien te pregunta, somos los sin frontera. Pero el mundo es pequeño, dicen; mañana o pasado vamos a volver a encontrarnos por aquí”.







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DEL CAMPO A LA ÚLTIMA LÍNEA: UNA HISTORIA QUE SOBREPASA FRONTERAS

Por Omar Alejandro Martínez Hernández
Ciudad de México (Aunam). La caravana de migrantes ha sido un movimiento social que tiene como protagonistas a personas que huyen de la pobreza, desigualdad y delincuencia que aqueja a países de Centroamérica, tales como El Salvador, Honduras y Guatemala.


Dicha caravana tiene como objetivo llegar a Estados Unidos, con el fin de tener mejores oportunidades de empleo y una vida mejor.

Joel Roberto Palacios Bernárdez de 52 años, es uno de los miles de integrantes de la caravana migrante, es de nacionalidad hondureña; él como muchos busca una mejor vida en Estados Unidos, quiere mandarles semanalmente dinero a su madre, esposa e hijas que se quedaron en su país.

El señor Palacios contó su vida en Honduras, aunque no quiso detallar mucho, solamente relataba lo que él consideraba importante, como algunas cosas de su infancia, el trabajo que tenía en Honduras y el por qué decidió estar en la caravana y dejar todo atrás.

Relató su infancia de una manera bastante peculiar, se mostraba muy alegre en la forma en que lo contaba, su sonrisa parecía muy natural, su voz muy entusiasta, bajaba y subía el tono de esta misma, al parecer fue una etapa significativa para él, por la forma en que lo describió.

“Vivíamos mis padres y yo en un pueblo llamado Santa Bárbara, estaba muy cerca la montaña de Santa Bárbara, un lugar muy bello, lo recuerdo muy bien, había mucha naturaleza, mi casa era muy pequeña, extraño ese peculiar olor a tierra que tenía, el clima muy fresco, todas estas cosas me hacen recordar mi hogar y los grandes momentos que viví allá con mis padres. No tenía hermanos, me divertía jugando con los animales que había en el pueblo y la calle donde vivía, había muchos perros, los vecinos tenían diferentes animales como vacas y becerros, incluso había niños de mi edad y yo jugaba con ellos”, relató Joel.

La felicidad fue un aspecto que tuvo el señor Joel durante esta primera parte que relató de su vida, recordaba perfectamente como era el lugar donde vivía y sobre todo esa manera de relatar las cosas con todas sus características.

El señor Joel mencionó: “mis padres se dedicaban a la agricultura, teníamos pequeños sembradíos atrás de mi casa, mi madre era un mujer muy bella y buena cosechando, mi padre se dedicaba a ir por la tierra y entregar lo que se cosechaba. Mi ocupación fue la escuela, aprendí y estoy orgulloso de saber leer y escribir, cuando los días de cosecha no eran muy satisfactorios mis padres y yo íbamos caminando desde mi casa al mar, o los pueblos vecinos a comprar cosas”.

La vida de Joel durante su infancia no fue de preocupación, no tenían una vida mala, aunque no vivían con lujos, les alcanzaba para solventar sus gastos y vivir bien, sus padres básicamente se dedicaban a la cosecha; su padre le fue enseñando este oficio y también diversas tareas como cargar los bultos de tierra, podar los árboles entre otras cosas.

El señor Palacios dijo que posteriormente a su infancia, llegó una etapa muy dura para él, por las tareas tan pesadas que hacía, su padre enfermó gravemente, aunque omitió el detalle del cual fue la causa principal, esto obligó a Joel a que dejara la escuela para que se ocupase totalmente de la siembra y ayudar a su madre con el oficio que lo sostenía. Ellos tenían que cuidar a su padre.

Él y sus padres ya no podían ir a la playa por que implicaba caminar y eso le hacía mal a su padre, pero si iban por lo menos una vez al mes a los pueblos vecinos a seguir comprando diversas cosas, ahí en el pueblo vecino Joel conoció a la que ahora es su esposa, Karen Fajardo a la edad de 25 años, casualmente ella tenía la misma edad que él.

“Recuerdo el día que me salí de mi hogar, empaqué lo que consideré necesario que solamente es esta chamarra y esta camisa que vez aquí, junto con otras tres, un par de zapatos cómodos y tres pantalones y poca comida para sobrevivir. Sabía que esto no iba a durar para siempre y que necesitaría otra muda de ropa, pero también sabía que iba a ser cansado cargar todo el equipaje que me quería traer”, compartió el señor Palacios.

Su madre, esposa e hijas le pidieron que no se fuera, que habría otras formas, pero Joel ya se había cansado de vivir todos los días en una pobreza fatal, sacan lo justo para el día con la cosecha, también su esposa e hijas querían ir con él, pero el señor Palacios no acepto la propuesta.

“El momento en que decidí dejar todo atrás no fue fácil, ahí iba mi infancia, mi juventud, mis recuerdos, dejar a mis dos hijitas a mi mujer y mi madre, pero por ellas lo hago, quiero que tengan una mejor vida allá en Honduras por lo que no las traje conmigo. El venir desde Honduras caminando hasta aquí México ha tenido sus complicaciones y es muy cansado, he pensado en volver, las extraño demasiado”, relato con un tono de voz que parecía que se le hacía un nudo en la garganta.

Describe a México como un país muy solidario, gente humilde y trabajadora, piensa que tal vez pueda ser un buen lugar y no esta tan lejos de casa para iniciar una nueva vida, pero eso tendrá que pensarlo en estos días; agradece a estas personas que le han brindado ropa, techo y comida temporalmente.

“Sé que todavía me falta camino por recorrer, no sé qué vaya a pasar cuando llegue a Estados Unidos, en donde trabajare, pero si estoy seguro de que lo hago y que este esfuerzo es por mis hijas y mi mujer. Sacrifico el verlas crecer, no las podre proteger, la delincuencia es una característica del pueblo hondureño, pero valdrá la pena todo lo que estoy haciendo”, concluyo Joel Palacios.

Así como la historia de Joel, existen miles de personas de esta caravana de migrantes; quienes salieron de su país, dejaron a sus familiar y todo lo que tenían en Honduras con tal de buscar y empezar una nueva vida en Estados Unidos, algunos se quedaran en México y decidirán sobre qué hacer con sus vidas aquí.







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CUESTIONAN LOS CLICHÉS Y TABÚES LGBT+ CON JOTOGRAFÍAS

Por: Gil Morales Beverly Michelle
Ciudad de México (Aunam): El segundo Concurso Jotográfico tuvo lugar en la galería Art Space México, donde las fotografías que presentaron fueron una muestra amplia e incluyente que cuestionó los clichés y tabúes de una sociedad machista marcada por la homofobia, sobre los temas de género y diversidad sexual.

“La venus de la cam de la serie contemporary fat nudes”. Fotografía primer lugar: Yolanda Benalba

El arte como guía para la expresión de respeto, diversidad, y rechazo a la violencia, la intolerancia, la homofobia, la discriminación... así fueron exhibidas desde el 12 al 24 de noviembre y la convocatoria estuvo abierta a artistas amateurs y profesionales, sin importar su edad y sexo.

Pancho López fue el encargado de realizar este concurso, cuyo objetivo es mostrar “un mapa social tan diverso, distinto, extravagante en personalidad, las características de cuanto a la diversidad erótica y sexual de cada mujer y hombre”. Desde el término Jotográfico que es un juego de palabras.

Pancho López busco romper el uso despectivo de la palabra “joto” y los prejuicios en la sociedad LGBTTTIQ.

“¿Has intentado que te gusten las morras?”. Fotografía segundo lugar: Giovanni Ontiveros Cabriales

Mencionó que el usar la palabra “joto” resulta un reto en estos tiempos “si bien puede llegar a ser un insulto, nuestra intención es alejarla de esos terrenos, al mezclarla con la palabra fotógrafo, aludimos al juego y tenemos como resultado el divertido nombre Jotográfico”, comentó.

El jurado contó con la participación de Gabriela González Reyes directora de Hydra, Irving Domínguez curador de arte, el director de Art Space México Armando Martínez, Sandra Ontiveros gestora cultural y la encargada de Cultura de STC Metro Vannesa Bohórquez López; entre ellos seleccionaron 19 fotografías que conformaron el segundo concurso Jotográfico.

Los artistas que formaron parte son: Santo Aquelarre, Gustavo Aguirre, Mubshan, Gabriel Rendón, Michèle Mazy, Nelson Morales, Yolanda Benalba, Ursus, Alejandro González Cortés, Alejandra Leyva, Giovanni Ontiveros Cabriales, Ángelo Merino, Miriam Correa Ovando, Memo Hojas, Julio Sanz, Memo Díaz Martín, David Iglesias, Itzel Rodríguez Cortés y Errante Estrella.

El primer lugar fue para Yolanda Benalba su fotografía titulada “La Venus de la Cam de la serie de Contemporary Fat Nudes”, mientras el segundo lugar fue para Giovanni Ontiveros Cabriales con la fotografía “¿Has intentado que te gusten las morras?” y el tercer lugar fue de Miriam Correa Ovando llamado “Catholic Drag”.

“Catholic drag”. Fotografía tercer lugar: Miriam Correa Ovando

El concurso contó con el apoyo del área de ejes transversales de la Secretaria de Culturas de la Ciudad de México y se produjeron un set de postales con las fotografías ganadoras.


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10 de diciembre de 2018

ZAPATEAR POR LA GRIETA EN EL MURO

Por Damaris Yocep Hernández Espinosa.
Ciudad de México (Aunam). La riqueza musical de los pueblos indígenas, una forma de apoyar la lucha digna del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) a los 25 años de su alzamiento.


El Rincón Zapatista de la Ciudad de México y la cafetería Comandanta Ramona invitaron el 1 de diciembre al evento: Serenata al pie de muro: un huapango por una grieta, donde a través del huapango, son y fandango, entre otros géneros musicales buscaron apoyar la lucha de los pueblos originarios.

El Trío Noxtli, Psiquesón, Gorrión Serrano, Trío Guajolote y Embrujo Huasteco fueron los grupos musicales que armonizaron y alentaron el zapatear de los presentes con mensajes de igualdad, respeto y libertad.

Entre cada pieza musical leyeron la invitación realizada desde las montañas del sureste mexicano a la celebración del 25 Aniversario del Alzamiento Zapatista y a un Encuentro de Redes.

“La celebración del 25 aniversario del inicio de la guerra contra el olvido”, se llevará a cabo el 31 de diciembre del 2018 y 1 de enero del 2019, en La Realidad Zapatista, sede del caracol: “madre de los caracoles del mar de nuestro sueños”, zona Selva Fronteriza.

El Encuentro de Redes de Resistencia y Rebeldía, de Apoyo al Concejo Indígena de Gobierno (CIG) se realizará en el Centro “Huellas de Memoria. Subcomandante Insurgente Pedro cumplió”, ubicado en las inmediaciones del poblado Guadalupe Tepeyac, Marez San Pedro de Michoacán, los días 26 al 30 de diciembre del 2018.

Ambos eventos requieren de registro previo en los siguientes correos electrónicos, para el primer evento: aniversario25@enlacezapatista.org.mx, y para el segundo:
redesdic18@enlacezapatista.org.mx.

Después del levantamiento del EZLN en 1994, se han adaptado espacios de apoyo a la red indígena en diferentes estados de la República Mexicana, los cuales buscan recaudar fondos a través de la venta de artículos fabricados por los zapatistas, ejemplo de ello son libros, bolsas, bordados, separadores, termos y comida.




















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PARA SALIR DEL PARASITISMO SE NECESITA CONSTANCIA: ALFREDO VILLENA

Por: Gonzalo Sosa Maldonado
Foto: Beverly Gil Morales
Ciudad de México (Aunam). Con un chaleco rojo que tiene el logo de “MV Mi Valedor”, en el pecho, más de un metro con 65 centimetros de altura, un tono moreno en las manos y el rostro, gorra sobre la cabeza y fluidez al hablar; Alfredo Villena vende revistas en un puesto ambulante del Parque México, en la colonia Hipódromo Condesa.


“Chavos, ayúdenme comprando una revista, me harán ganar 15 pesos y además colaborarán a que más personas salgamos de la situación de calle”, así comenzó Villena su speech, mientras jugueteaba con las manos y lanzaba miradas coquetas a las chicas.

Alfredo Villena estuvo envuelto en el mundo de las drogas, consumía mariguana, LSD y tachas. Su familia, decidió internarlo en la comunidad internacional de Alcohólicos Anónimos “Nueva identidad”, Cuajimalpa. Ahí pasó medio año, y desde hace cuatro años cambió para buscar ser “mejor persona”.

El vendedor de Mi Valedor describe su estancia en el albergue como: “un lugar en donde me estaba volviendo loco, porque no podía irme. Yo veía desde mi ventana la calle y quería salir, pero la terapia era a puerta cerrada hasta que cumplieras con los seis meses”, asevera mientras su voz se torna más seria.

Hizo una pausa, guardó las revistas que había mostrado y continuó: “para afrontar esta ansiedad, decidí integrarme como voluntario en el programa de Alcohólicos Anónimos e impartir el quinto y sexto paso. Antes de entrar (al programa de AA) fui ayudante en la cocina, pero no me sentía cómodo, sufrí maltrato emocional por parte de los encargados”.

“Teníamos junta tras junta, pero nada juntas”, dijo con voz burlona acompañada de una carcajada párvula, “lo bueno, y la realidad, es que la lucha está acá fuera. Yo lucho todos los días contra las adicciones, ha sido un proceso difícil, tuve que cortar con amistades tóxicas, pero gracias a Mi Valedor, y a que recibí a Cristo en mi corazón, he sabido reintegrarme a la sociedad”, aseveró mientras sus manos señalaban hacia el cielo.

Después de cumplir con el tiempo requerido salió para buscar trabajo. Su familia lo rechazó; sin apoyo económico y sin encontrar trabajo regresó a las calles, “lo malo del anexo es que te acostumbran a ser huevón, todo te lo dan, te acostumbras a que te den dinero, comida y casa. Nunca te enseñan a ser productivo y ganarte la papa honradamente”.

En esas circunstancias, Villena recordó que en el tiempo en que estuvo anexado habían ido unas personas a platicarle sobre el proyecto de Mi valedor. Comenzó a trabajar en los talleres y actividades que lleva acabo esta organización, desde fotografía, locución, hasta actividades grupales como Hecho por valedores en donde hacen manualidades, todo con el fin de sacar choques emocionales.

“Es complicado salir de una adicción, pero no imposible. Me gusta invitar a las personas, que están o estuvieron en la misma situación que yo, a salir adelante”, recalcó con voz fuerte y prosiguió: “es difícil hacer que otros se integren a la sociedad. Yo sé que sí hay oportunidades, pero también hay personas que están en la calle que simplemente no les gusta trabajar y quieren seguir en esa situación”.

La resignación y el conformismo “son problemas que están en la mente, es sólo cuestión de que tú quieras, que dejes el coto y que afrontes la realidad. Para salir el parasitismo se necesita constancia”. La revista, mediante la cual Villena obtiene su sustento, la compra en cinco pesos y la revende en veinte, su ganancia segura es de quince pesos.

“Yo soy Alfredo, buenas tardes, estoy aquí con mi amigo Gonzalo en vivo desde La Voz de la Calle, estación de radio, con los valedores en el Parque México…”, así comenzó la plática, palabras sin fin narraron la vida de un hombre que lucha para no regresar nunca más a las adicciones y que se gana la papa diaria vendiendo la revista Mi Valedor. “Yo cambié porque quiero superarme, quiero tener un hogar, una esposa e hijos, ser alguien en la vida, pero para hacerlo necesito picar piedra”, afirmó.




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