Ciudad de México (Aunam). Son las trece horas con un ir y venir constante de universitarios. El día, uno bastante soleado, trae la novedad de que un exalumno de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) nos acompaña: Paco Ignacio Taibo II, activista político e historiador irreverente, quien ha tenido la magia de hacerte parte de lo leído, acercándote a sus personajes como si fueran cualquier vecino.
El jardín digital de la facultad está a punto de explotar, no cabe un alma más. Los susurros no dejan de escucharse. De repente el esperado Taibo se acerca, toma asiento, sonríe y, aún con la fatiga, prende un cigarrillo. Inhala, exhala, sonríe. El público celebra su llegada.
No pierde más el tiempo. El tiempo es oro para adentrarse en un pasado que nos está alcanzando. Cuando se empieza a escuchar su voz, se hace un silencio único. Para Taibo, escribir Patria es un logro, pues acerca a la gente a la historia, conecta al público que lo lee con esos personajes que la historia oficial nos esconde, con esos rebeldes incontrolables que no se dejan de nadie.
“Otra cosa importante que trae este libro es recuperar la historia de México, una historia fascinante que no es contada, que nos crea una falsa memoria que destruye al país”, menciona Paco mientras mira el cielo. Esa es una de sus más grandes preocupaciones: la reconstrucción de un México que quiere dejar atrás las desigualdades y la pobreza.
La voz de Taibo no hace pausas, es como si Paco hubiera esperado tanto la oportunidad de poder compartir una investigación de aproximadamente veinte años que seguro ya se estaba volviendo loco.
De pronto, se queda callado. Suelta algunas carcajadas y con esa informalidad con la que habla comenta: “¡Chale, si Benito Juárez viviera, no resiste el paso de la historia, se vuelve a morir el cabrón!”. Poco a poco va animando a estudiantes y trabajadores por igual a ser parte de esa historia. muchas anécdotas forman un viaje por el pasado, uno no contado, pero muy importante. Un pasado que nos pertenece y que ha querido ser borrado para que tantas injusticias puedan ser repetidas.
El lugar de la charla se ha convertido en un espacio lleno de comicidad, como si de un show de entretenimiento se tratara. Todos sonríen, intercambian miradas y lentamente todos los presentes empiezan a ser parte una misma idea: no olvidar y siempre resistir.
Esa es la característica más preciada de Paco Ignacio Taibo II, hacerte comprender la parte más desgarradora de la historia y, aun así, no dejar de sonreír. Porque la vida y la resistencia son duras, hacerlas alegres es lo difícil, o al menos así lo dice en su libro La biografía del Che, título que según él no es la gran cosa. “Hay que endurecerse sin perder jamás la ternura”, un pensamiento de Ernesto Guevara de la Serna que el autor comparte y demuestra en cada paso que da o en cada libro que escribe.
Finalmente Taibo hace una pausa larga, deja el micrófono a un lado para sacar otro cigarrillo y lo prende. Inhala, exhala una vez más y vuelve a sonreír. “¡Chale, Patria, pinche nombre para un libro! Una palabra tan manoseada, tan usada, tan destrozada. Pero también una palabra que nos pertenece, que es fruto de la lucha de nuestro pueblo”. Su voz cambia de tono, como si buscara desahogarse. “Debemos entenderlo: somos herederos de los compañeros del pueblo, nosotros somos los mejores hijos de México”. Hace un espacio, respira y termina “yo creo que otro México es posible, no olvidemos. No dejemos de luchar”.
La charla termina, el público se queda sin palabras, pero no sin aplausos. Sus palabras han hecho reaccionar a más de uno. La empatía se nota en sus rostros. Está platica ha finalizado, pero el compromiso con el pueblo continua y esta historia, la historia de México no se deja de escribir.
