5 de mayo de 2017

SOLUCIONES PARA LA PARTICIPACIÓN DEBEN VENIR DE LA SOCIEDAD: LORENZO CÓRDOBA

  • El contexto nacional es desfavorable para la participación ciudadana
  • "Quien no participa en las elecciones, se autoexcluye de la toma de decisiones", destacó.
Por Diego Caso
Ciudad de México (Aunam). Para mejorar las condiciones de la participación ciudadana en los procesos democráticos, las soluciones deben venir “desde abajo y desde adentro” de la sociedad para crear una nueva cultura cívica. Así lo enfatizó Lorenzo Córdoba en el foro universitario “Democracia y Participación Ciudadana”.


En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, el presidente del Instituto Nacional Electoral (INE) resaltó que los esfuerzos para lograr dicha cultura no pueden ser exclusivos de instituciones del Estado, sino que se espera formen parte de una colaboración entre gobierno, organizaciones de la sociedad civil, universidades e incluso medios de comunicación, “articulados y alineados bajo una cultura política de largo alcance”.

“Hoy no basta con que se tomen decisiones para que una democracia sea robusta en los espacios institucionalmente previstos para ello, sino que esa decisión tiene que estar acompañada por un amplio debate […] en distintos espacios […] institucionales en donde la integración de los ciudadanos –y por ende la participación ciudadana– tiene que propiciarse”.

Córdoba también subrayó el ambiente que rodea a la participación ciudadana como un factor determinante en su aumento o disminución, contexto que, en el caso de México, es desalentador.

“Nuestro contexto es profundamente desfavorable para la participación ciudadana. Hoy los grandes […] problemas nacionales son un elemento que no pueden desasociarse del mal estado de la cultura cívica: la pobreza, la desigualdad, la impunidad, la corrupción, la inseguridad forman parte del contexto en el cual la democracia mexicana tiene que recrearse”.

El titular del INE remarcó que la influencia de un escenario de estas características puede llevar a las personas a un desencanto con los procesos democráticos. Sin embargo, al recordar las elecciones programas para este año, Córdoba llamó a evitar el abstencionismo.

“Quien no participa en las elecciones simplemente se está autoexcluyendo del proceso de toma de decisiones jurídicas. El abstencionismo lo único que produce es el delegar a otros la capacidad de decidir por todos”.

La confianza de la ciudadanía es vital para garantizar la democracia. Sin embargo, según datos publicados por el INE en su “Informe país sobre la calidad de la ciudadanía en México”, el 72% de los ciudadanos considera que no se puede confiar en prácticamente nadie fuera del circulo familiar. Por ello, Córdoba advirtió de la necesidad de recuperar la certeza de las personas.

“Si queremos que nuestra democracia funcione bien, tenemos que resolver esos grandes problemas estructurales que hoy están siendo en buena medida fuente de los problemas (de participación ciudadana)”.

El evento formó parte de la serie de foros universitarios “La UNAM y los desafíos de la Nación”, organizada por la máxima casa de estudios durante los meses de abril y mayo. Las conferencias restantes se realizarán los martes y jueves del mes en curso.

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2 de mayo de 2017

LOS PELIGROS DE SER PERIODISTA EN MÉXICO

Por Jazive Jiménez
Ciudad de México (AUNAM). Es sábado, casi las cuatro de la tarde. El Centro Cultural Universitario (CCU) está de fiesta, con la música acompañada del andar de cientos de personas y de libros que están por aquí y por allá. La Fiesta del Libro y la Rosa ha comenzado.


En el fondo se encuentra el Foro Fuente, con una apariencia prometedora de mucho aprendizaje y entusiasmo. Es momento de darle lugar al periodismo mexicano.

No hubo cabida para toda la gente que se dio cita en el foro. Aun así, a pesar del cansancio, la opción no era rendirse. Le pido a las piernas resistir un par de horas más para escuchar a dos periodistas mexicanos comprometidos con su profesión. Sanjuana Martínez y Fabrizio Madrid.

Mientras el público se acomoda en sus lugares, Sanjuana entra con esa fuerza que la caracteriza y una sonrisa para todos. Los aplausos no se hacen esperar y todos empiezan a hablar sobre lo cambiada que se ve con ese nuevo look. Jóvenes y adultos quieren que tome la palabra y diga lo que todos ya saben, pero que es necesario confirmar con su propia experiencia.

El tiempo es poco para todo lo que hay que decir. El periodismo ha sufrido demasiado, por decir la verdad. “El 99.3% de asesinatos a periodistas no son investigados. Tan sólo de lo que va del año, hay 120 periodistas asesinados, 25 desaparecidos y 24 horas al día son acosados por decir la verdad, todo esto documentado por (la organización) Articulo 19” menciona Sanjuana Martínez.

La situación del periodista en México es cada vez es más peligrosa: a partir de la guerra contra el narcotráfico, iniciada por el entonces presidente Felipe Calderón, el ambiente ha empeorado, es más difícil decir la verdad y no temer a represalias. El escenario desfavorable se atribuye a la falta de interés de los políticos. “Al gobierno no le conviene protegernos, pues nosotros nos encargamos de revelar asuntos importantes de la corrupción dentro del gobierno”, comenta con sarcasmo la periodista.

La mirada de la gente dice más que mil palabras: coraje, asombro y tristeza hacen del lugar un alma silenciosa. Son muchos ataques contra la libertad de expresión. México siempre ha callado a sus periodistas con múltiples estrategias. Hoy la violencia de género se hace presente por la importancia que tienen las mujeres en el periodismo social.

Sanjuana sigue hablando al público de su experiencia como mujer y como periodista. De repente, las miradas se desvían a otro ángulo. La voz de la experta sigue escuchándose, pero los asistentes fijan su atención en la llegada de un hombre sencillo con un cigarrillo en la mano, el famoso periodista Fabrizio Madrid. Sin dudarlo ni un segundo arrebata la palabra a su colega para desahogarse de la criminalización que sufren día a día por su compromiso social.

“Los medios deben protegernos porque trabajamos para ellos, pero no es así. Es por eso que, entre periodistas, es necesario organizarnos y hacer una red que nos ayude a ver por nosotros”, termina con un suspiro Fabrizio Madrid.

Ser periodista es firmar con la muerte, pero también es una pizca de luz para los ciudadanos. Por lo mismo, la sociedad civil debe comprender que sus derechos también están siendo violentados al no poder contar con información de buena calidad en los medios. Tal es el caso de la expulsión de Carmen Aristegui de MVS por su reportaje de “La Casa Blanca” o el asesinato de Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada Chihuahua.

“Estamos cansados de ver pasar los cadáveres de nuestros compañeros. Existe una terrible cacería de periodistas, estamos cansados de la impunidad, que se vulnere la información de los ciudadanos. Por eso siempre serán las plumas contra las balas, nuestras letras contra el vicioso deseo de silenciar. Porque somos voz de los que no tienen voz y debemos ir más allá del miedo”, declaran estos dos periodistas con la mano en el corazón.

La gente se pone de pie, todos aplauden volviéndose una misma fuerza, poniéndose en los zapatos de todos los periodistas caídos y de los otros tantos que siguen resistiendo como es el caso de SanJuana Martínez y Fabrizio Madrid. La conferencia termina, pero la persecución contra el periodismo no.

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NOVENA NOCHE DE COMBATE: LEVANTARSE E IMPROVISAR

Por Jazive Jiménez.
Ciudad de México (AUNAM). El sol se hace invisible para darle paso a la luna y las puertas del Teatro de la Ciudad de México se abren a un público entusiasmado. La calle principal se colapsa con el tráfico mientras los “viene vienes” (franeleros) buscan la forma de acabar con el caos. Cuando todos están adentro, cada quien toma sus lugares. Entre sollozos, el ambiente es de alegría y emoción.


“¡Silencio!”, una voz grave suena por todos lados. “¡Primera llamada, primera!” Pareciera que es la mejor noticia de sus vidas, pues muchos asistentes pierden el control de sus cuerpos y empiezan a levantarse de las sillas para gritar un poco más y aplaudir con desenfreno.

En los palcos, los amantes del teatro acomodan sus cámaras –“sin flash, no vaya ser que se confunda al actor”–, como si esto fuera una carrera de alto rendimiento. Todo está en orden, pero el público comienza a desesperarse; por algún lugar se escuchan los chiflidos. “Sí, bueno, sí” se escucha una voz grave en los alrededores. Después vuelve un pequeño silencio que trae consigo la tercera y última llamada.

Gritos de emoción invaden el lugar mientras las cámaras hacen su trabajo. Se abre el telón y la función comienza. Espadas y maromas se apropian del escenario, voces enfurecidas repelen ahí arriba. Abajo la zozobra no se hace esperar, adueñándose de cada uno de los ahí presentes.

“Novena noche de combate” nació hace una década, en mayo de 2007, con el objetivo de mostrar “las inmensas posibilidades del combate como lenguaje para contar historias” comenta Miguel Ángel Barrera, miembro fundador de la Escuela Mexicana de Combate Escénico. La primera se llamó “la erótica del combate”, teniendo un éxito impresionante que los ha llevado hasta esta novena edición.

Más de 70 personas trabajan en conjunto para darle a conocer al público lo que significa el combate y sus diferentes formas de conocer la historia. Se necesita un juego de mucha paciencia y delicadeza para lograr tanta coordinación.

Carcajadas sincronizadas hacen retumbar el lugar; las historias, que van de la comedia al drama, envuelven al público en una serie de emociones encontradas. No hay momento para cerrar los ojos, pues se corre el riesgo de perder algún detalle de las magníficas formas de pelear.

También hay espacio para la crítica social. Es de esperarse: la situación actual del país es muy cuestionable, por lo que resulta necesario desahogar estos reclamos en cualquier espacio público. El público se siente identificado con la historia –representada de manera sarcástica– del Congreso de la Unión y las peleas constantes entre sus representantes políticos.

Historia tras historia, la escenografía tiene un grandioso poder de recrear los lugares de cada una. Las luces también son la guía de un recorrido por diferentes lugares a través del tiempo, desde lo más antiguo hasta lo más reciente.

La música en vivo hace que cada asistente se sienta parte de la obra: el silbido rítmico del saxofón logra enchinar la piel de cualquier, mientras que los tambores se sincronizan con el propio corazón para crear un tipo de éxtasis, lleno de emociones.

Sin previo aviso, el telón se cierra. Las miradas se cruzan, nadie sabe que sucede. Ahora no existe nada y en medio de la nada las luces se reavivan, los actores corren entrelazados con sus manos para dar las gracias. Unos y otros aproximadamente 100 actores en el escenario dando las gracias por una novena noche de combate montada tan sólo unas horas atrás. ¡Vaya que la improvisación hace la magia!

Nada resulta mejor que terminar así una noche tan emocionante. Los presentes no dudan en levantarse de sus asientos, gritar y bailar al ritmo de los músicos que se despiden bailando, demostrando que a pesar de los golpes de la vida, ésta continúa, que ante todo hay que saber levantarse e improvisar, pues no existe la oportunidad de un segundo ensayo.

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