22 de abril de 2017

EN PROCESO, LA RED MEXICANA DE DETECCIÓN DE METEOROS

Por Mónica Santos Vargas
Ciudad de México (Aunam). La investigadora María Guadalupe Cordero, del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), expuso en conferencia de prensa que está en proceso de formación la Red Mexicana de Detección de Meteoros en el Departamento de Ciencias Espaciales de dicho instituto.


El proyecto es impulsado por la propia Cordero y los investigadores Alejandro Farah, del Instituto de Astronomía (IA) y Fernando Velásquez, de la Facultad de Ingeniería de la máxima casa de estudios.

Se prevee que la Red Mexicana de Detección de Meteoros esté formada por cámaras colocadas en distintos lugares de la República Mexicana, por lo que es necesario que las estaciones estén bien diseñadas para que puedan operar en las condiciones dadas por la variedad de ecosistemas con los que cuenta el país. El objetivo principal es “detectar la entrada de meteoroides todo el tiempo”, mencionó Cordero.

Las cámaras son de tipo comercial. Sin embargo, se pretende que la plataforma que las soporte sea resistente a los cambios de temperatura y presión, además de protegerlas de la lluvia y el viento. El tamaño de las cámaras es de la palma de la mano y son muy eficientes para observar en el infrarrojo.

Cordero, especialista en geofísica planetaria, mencionó que además de captar los meteoroides que entran a la Tierra, los registros obtenidos por la Red también se podrían emplear para estudios de nubes y la migración de aves. “Va a detectar todo lo que pasa en el cielo”.

El financiamiento más grande para el proyecto viene del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). La instalación de las cámaras de la Red Mexicana de Detección de Meteoros iniciará a finales del presente año.

Bookmark and Share

21 de abril de 2017

POSICIONAR LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS MIGRANTES, PRIORIDAD PARA MÉXICO

Por Diego Caso
Ciudad de México (Aunam). Apostar por el diálogo como mecanismo de defensa de los migrantes mexicanos en suelo estadounidense y mantener el apoyo a los connacionales repatriados desde las organizaciones gubernamentales y civiles, fueron algunas propuestas finales del coloquio “Diálogo por la dignidad de los migrantes”.


En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, representantes del gobierno federal y capitalino y de organismos internacionales analizaron los retos que el gobierno de Donald Trump, próximo a cumplir sus primeros 100 días, ha traído para nuestro país.

Denisse Velásquez, representante en México de la Organización Internacional para la Migraciones (OIM) de la ONU, señaló que la migración de retorno es uno de los tópicos más problemáticos en la agenda de trabajo, pues en la era de Trump el paradigma de este tipo de migración ha cambiado.

“Si bien el retorno de la población mexicana no ha sido nuevo, lo que sí presenta un gran desafío son los nuevos perfiles de población retornada […] En muchos casos se está viendo (cómo) población que lleva asentada muchísimos años en Estados Unidos regresa, lo que representa un desafío para la reintegración porque no tiene redes familiares, redes de apoyo, amistades”.

Por ello, hizo énfasis en que toda estrategia puesta en marcha por el gobierno federal debe incluir un enfoque de atención psicosocial debido al impacto que el retorno, sobre todo si es por vía de la deportación, tiene en los migrantes, que enfrentan un clima de incertidumbre al pasar a formar parte de un país que ya no conocen.

“Muchos de estos migrantes se fueron quizás cuando eran niños o niñas y ahorita se están enfrentando a un retorno a un país que si bien los vio nacer, nunca los vio crecer”, concluyó la integrante de la OIM.

Para Mary Francis Falconi Guzmán, miembro de la Dirección General de Registro Civil de la Ciudad de México (CDMX), algunos de los migrantes deportados no cuentan con una identidad jurídica o antecedente cívico, pues no fueron registrados por sus padres en nuestro país.

“Ahora que vienen todas las deportaciones, cuando (los migrantes) llegan a la CDMX y se presentan con nosotros, en un inicio era preocupante porque te decían ‘para que yo pueda acceder a un servicio que ofrece el gobierno me piden una identificación o mi acta de nacimiento’, documentos que no tienen”.

Para flexibilizar la expedición de este tipo de documentos y agilizar la ayuda a los deportados, el gobierno encabezado por Miguel Ángel Mancera publicó, el pasado 6 de abril, la declaratoria que constituye a la capital del país como ciudad santuario. Esta medida permite a los funcionarios públicos de la ciudad tomar como referencia, para un primer registro, la matrícula consular o la constancia de repatriación.

Otra de las dificultades generadas por el regreso de los connacionales es el cambio de nombres. En ciertos casos, sí aparecen en el registro civil, pero cuando regresan a México lo hacen con un nombre distinto debido a que tomaron la variante de su nombre en inglés como forma de identificarse.

Falconi Guzmán puntualizó que ellos hacen la vinculación con los gobiernos estatales para “facilitar esa rectificación en su acta, para que (el migrante) pueda tener un registro bueno, para poder adaptar su realidad jurídica a su realidad social”.

La titular de la Dirección General de Vinculación con las Organizaciones de la Sociedad Civil de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Luz Elena Baños Rivas, expuso la colaboración que su dependencia mantiene con distintos grupos para fortalecer el apoyo a los migrantes mexicanos:

“Una reunión muy importante que tuvimos fue la de Red Global MX, que son todos los mexicanos que viven en el exterior, no solo en Estados Unidos, que tienen carreras o posiciones desde donde pueden incidir en cuestiones positivas para los migrantes en el exterior”.

La ayuda de los consulados móviles en Estados Unidos, grupos de trabajo se desplazan los fines de semana a los lugares donde trabajan los migrantes mexicanos para asesorarlos con cualquier trámite o duda, fue otra de las iniciativas presentadas por la representante de la SRE.

La organización del coloquio fue resultado de la colaboración entre la FCPyS, la UNAM Chicago, la Universidad de Illinois, Iniciativa ciudadana para la promoción de la cultura del diálogo, Casa Michoacán e Iniciativa México.
Bookmark and Share

19 de abril de 2017

ES LA NATURALEZA LA QUE ME CONQUISTA: HÉCTOR QUINTANAR

Por Pablo Rivera
Ciudad de México (Aunam). “Yo considero, siguiendo a un gran sociólogo que es Wright Mills, que la vida de un individuo no es un hecho cualquiera. A través de la vida de quien sea se puede leer un fragmento de la historia social. Creo que los primeros que tenemos que darnos cuenta de eso somos los individuos, saber que nuestra vida importa e importa mucho porque somos un espejo a través del cual se ve qué tipo de mundo estamos viviendo”.


Las instalaciones de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) permiten el encuentro, en una tarde alegre, con Héctor Alejandro Quintanar Pérez, después de una jornada donde probablemente ha realizado los últimos procesos administrativos de un semestre más como docente. Afuera de su oficina, en un espacio tranquilo de ambiente y lleno de naturaleza, Héctor abre un espacio de su tiempo para describir un poco de su personalidad y de su vida.

Lleva puesto un pantalón algo holgado, como suele usarlos, adecuado quizá para el calor del mediodía. Sus ojos pequeños están enmarcados por unas cejas pobladas, peculiaridad de su familia. A sus 31 años, Quintanar se muestra entusiasmado por narrar una vida llena de clases, fútbol y ganas por conocer el mundo.

Politizado desde el mismo útero

El 19 de septiembre de 1985 la Ciudad de México vio nacer al primero de los Quintanar Pérez. Precisamente el día en que la ciudad se caía a pedazos, la señora Verónica Pérez dio a luz a su primogénito Héctor Alejandro. Aunque el movimiento telúrico ocurrió horas después del nacimiento, el día resultaba histórico por la llegada al mundo de un personaje inmerso en las ciencias sociales.

Sin duda Héctor llegaba al mundo en un escenario poco alentador como lo fue el terremoto más grande registrado en México. Sin embargo, él es una persona que, politizada por la vida, vive siempre esperanzado ya que “si al final de cuentas un mundo mejor tiene como fin último la felicidad, uno tiene que hacer las cosas, incluso las más indeseables, con una sonrisa en la boca”, afirma. Si el entrevistado hubiera nacido años atrás al terremoto hubiera contribuido a levantar al pueblo de México de la catástrofe natural.

Apasionado por ser mexicano, sus primeros nueve años de vida los vivió en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México, para después radicar en Coatepec, Veracruz. Hermano mayor de Héctor Adolfo, Carolina y Verónica Alondra, ha sido un ejemplo de responsabilidad y disciplina, de alegría y esperanza.

Así como la vida misma te enseña a vivir, un político te politizará. Su padre, Héctor Quintanar García y su madre, Verónica Pérez, son egresados del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), además de haber transitado por las aulas de la FCPyS cuando estudiaron la carrera de Ciencias de la Comunicación. Aunque no terminaron sus estudios, ambos generaron influencia en sus hijos al tener una educación demasiado liberal como lo fue la de la década de los setenta.

“No tuvieron la mano dura, religiosa, represora, que caracterizó a muchas familias de clase media mexicana de esa época”, menciona. Su madre, maestra normalista en educación física, y su padre, trabajador en el Sistema de Transporte Colectivo (STC), tuvieron un perfil crítico ante el mundo y Héctor, desde chico, fue testigo de cómo ese pensamiento se fue manifestado poco a poco en su formación.

“Cuando mi mamá estaba embarazada de mí, fue a varias marchas del sindicato de maestros en contra de Elba Esther Gordillo y otros personajes. Es decir, ya había una politización desde casa, desde el útero, desde antes que yo naciera”.

A lo largo de su vida, el interés por los temas históricos estuvo presente durante la academia, sobre todo en la secundaria y la preparatoria. Además, al provenir de una escuela de monjas, al entrevistado le llamaba la atención el que se pregonara el amor al prójimo mientras se mantenía una conducta lacerante e inviable en esos tiempos. Todo ello hizo que se fuera interesando por las ciencias sociales.

Por si fuera poco, la huelga de la UNAM en 1999 lo movió a reflexionar acerca del problema social en que se veía inmersa la comunidad estudiantil.

“Me llamaba mucho la atención que los medios hablaban en muy malos términos de la huelga y se expresaban muy bien de la UNAM. Decían ‘la máxima casa de estudios, la UNAM, es nuestro orgullo, es la sede de la investigación en México’ y, sin embargo, hablaban pestes de los estudiantes en huelga”, recuerda Héctor mientras manifiesta el furor que aún existe en él por acontecimientos como ese.

“Fue así que empecé a politizarme y, tarde o temprano, eso vino a influir en mi decisión en el bachillerato de optar por la línea de las ciencias sociales y, posteriormente, querer venir a estudiar ciencias sociales a la UNAM”, expresa. En ese momento, el joven estudiante no tenía idea de que, tiempo después, se convertiría en un guía para los alumnos sumergidos en esta disciplina.

En el aula, seguir aprendiendo de los alumnos

Héctor muestra siempre las cualidades de una persona bondadosa. También es un profesor destacado al adoptar en sus grupos un sistema educativo poco utilizado en la docencia como lo es la educación horizontal que, según Paulo Freire en ¿Extensión o comunicación? (1973), conforma una actitud mental que resulta imprescindible para el diálogo auténtico.

“La razón fundamental es que yo vengo influenciado por profesores que tenían ese sistema, Leonardo Figueiras es uno de ellos, donde la palabra se comparte entre el profesor y el alumnado. Otro maestro que era de este estilo es Gabriel Gutiérrez, que fue mi profesor de Opinión Pública y Propaganda, otro fue Carlos Fazio, otra profesora fue Esther Navarro Lara, todos ellos personajes que pese a tener una preponderancia importante en el ámbito de la academia y del periodismo […] son lo suficientemente humildes para seguir aprendiendo de sus alumnos”, menciona.

“De ahí que yo fuera heredando ese sistema y ahora les de ese voto de confianza a los estudiantes para que así yo aprenda de ellos y ellos también se esfuercen por aportar algo, porque no es un ‘Club de Tobi’, donde cualquiera dice lo que quiera, sino que todo tiene un encausamiento y entre todos tratamos de ver ese encausamiento”, señala.

Cuenta Quintanar que, por haber tenido una trayectoria donde siempre había estado en escuelas privadas, cuando llegó a la UNAM se encontró con un mundo totalmente distinto, donde la figura del profesor adjunto captó su atención. Veía que algunos adjuntos eran buenos ayudantes tanto para sus profesores como para sus alumnos, aunque también se encontró con otros “tiranuelos” detestables.

Por su cabeza no pasaba ser adjunto, pues veía como algunos se subían a un “ladrillito” de poder y se mareaban haciendo algo despótico. Sin embargo, nunca se cuenta con los sucesos imponderables y en un proceso que albergó el llamado del profesor Leonardo Figueiras, de quien era muy buen amigo, en el año 2007 y tras la salida por razones administrativas de su anterior adjunta, Figueiras le ofreció la adjuntía.

Pensó Héctor que el llamado de su amigo Leonardo era muy distintivo y, aunque de forma inesperada y un poco afortunada, se encontró con dicho puesto el impulso de Figueiras lo llevó a convertirse después en profesor titular a partir del año 2010.

Sobre el significado de ser el guía de decenas de alumnos que escogen entrar a sus clases, el entrevistado explica.

“Dicen los psicoanalistas que la figura del profesor es una de las más destacadas porque es una responsabilidad tremenda. Lo que hagas o dejes de hacer va a influenciar a muchísimas personas, quizá no tanto en cambiar al mundo per se, pero sí puedes influir en cómo ellos ven el mundo, y el hecho de que ellos vean al mundo de determinada forma va influir para que se muevan en él y hagan o dejen de hacer algo”, menciona.

Héctor añade que el profesor debe estar preparado para no solamente compartir con los alumnos lo técnico, lo profesional y lo científico, sino “proveerles de ciertos valores democráticos, para que de algún modo uno pueda influenciar de buena manera en ellos”.

El entrevistado cuenta que en numerosas ocasiones se ha encontrado con estudiantes que no comparten su manera de ver el mundo y la manera que usa para darles ejemplo es respetando lo que opinan e incentivar el debate saludable. “Ya con eso me doy por servido para que ellos vayan adoptando esa manera de ver el mundo y que aprendan a ser respetuosos con formas de pensamiento diferentes, pero también ser intolerantes con aquello que es intolerable”.

El deporte como diversión y disciplina

En otro campo, o para ser más preciso, en otra cancha, el fútbol ha estado presente en la vida de Héctor Quintanar. Su abuelo, Florentino Quintanar, formó parte del Atlante y del Zacatepec, además de haber sido llamado para la selección nacional, mientras que su padre también practicó ese deporte. Ambos son ejemplos de cómo el fútbol corre por la sangre de la familia. Aunque Héctor nunca jugó de manera formal le gusta jugar por “puritito” jolgorio y actividad lúdica.

“Es un deporte que me encanta. Mi equipo ha sido el Guadalajara por razones familiares, y uno a veces trata de racionalizar las pasiones, cosa que está mal, porque las pasiones son irracionales, pero es un equipo que refleja muy bien lo que es México”, señala.

El entrevistado también expone que hace falta un análisis socio-histórico de cómo los equipos de fútbol de la primera división son un reflejo fiel del mundo social mexicano. “Creo que todo se puede analizar desde el fútbol y, efectivamente, ha sido una de mis pasiones de toda la vida y tengo la fortuna de todavía hacer la praxis con él y de vez en cuando echar mis partidos”, añade quien prefiere jugar de delantero en sus partidos.

Héctor no nació gritando gol, pero al poco tiempo empezó a gritarlo. “Me parece un juego sumamente divertido. Es un eterno movimiento de estar al mismo tiempo en un plano individual y colectivo, en un espacio mínimo como lo es una cancha de fútbol”, apunta el alegre futbolista quien en el último trimestre del año pasado participó en el torneo llevado a cabo en la cancha de la FCPyS y donde anotó una gran cantidad de goles.

Demuestra, a través de una explicación alentadora y con gran entusiasmo, que le satisface jugar pues comparte su afición y diversión con sus compañeros. “Además, dice Bertrand Russell, que el futbol es la manera más pacífica de encausar los impulsos competitivos del ser humano”, por lo que deduce que el futbolista, en el fondo, demuestra el espíritu competitivo de querer ganarle al oponente bajo las mismas reglas y condiciones para todos.

Además del futbol, durante su vida Quintanar se ha encontrado con diferentes actividades deportivas: basquetbol, béisbol, natación y taekwondo. “En casa el deporte es visto como algo al mismo tiempo saludable y también una introducción a la disciplina”, menciona. Eligió practicar taekwondo durante quince años debido a que es un deporte que congenia tanto lo físico como las enseñanzas disciplinarias del arte marcial.

Expresa que “siendo yo un niño interesado en culturas orientales, en la historia de las guerras, me llenó el ojo y lo practiqué hasta que me lesioné la rodilla, y hasta ahí me quedé”.

Es por ello que, en el deporte que sea, se pueden encontrar valores sociales que hacen crecer al ser humano y Héctor, a través del fútbol y sobre todo taekwondo, encontró parte de su formación disciplinaria.

Comidas abundantes y bebidas dulces

El arte culinario es fundamental en las diversas culturas del mundo, y el profesor Héctor Quintanar tiene la peculiaridad de ser aficionado a la comida abundante.

“Tengo una adicción por la comida de cualquier índole. No sé, a lo mejor un psiquiatra me diría que a través de la comida trato de rellenar los huecos de mi alma”, subraya mientras una sonrisa se dibuja en su rostro.

“Dice un dicho que el que es pendejo pa’ comer, es pendejo pa’ vivir. A mí me enseñaron eso desde niño y nunca toleraron que fuera remilgoso, pues mientras yo me daba el lujo de rechazar alimentos había familias que se matarían por ellos”.

Dentro de la alimentación variada de Héctor se encuentran las comidas libanesa, argentina, china y, sobre todo, aquellos alimentos a base de carnes.

El entrevistado manifiesta no ser aficionado de las comidas tipo gourmet pues considera que “lo que te tratan de llenar es el ojo y no el estómago” y prefiere los platillos de comida abundante como la sudamericana o la libanesa pues “todos consumen igual, del mismo plato. Eso también me parece muy agradable y los sazones y gustos que tienen esas comidas son exquisitos”.

Quintanar es adicto a los tacos, considerados por él como un aporte de la cultura mexicana al mundo. “Hablar del taco es hablar de una cosmovisión que ensalza el maíz, de gran significado para Mesoamérica. Además, el hecho de que sea un bocadillo fácil de consumir permite seguir con las jornadas largas de trabajo”.

En cuanto a las bebidas, es aficionado a las dulces y frías. El café y el té no se llevan con él; lo frío sí. Menciona que la cerveza le parece “la bebida alcohólica que más disfruto, porque haga frío o calor es muy amigable”, además de que le fascina degustar el vino tinto y los cocteles cantineros, como las cremas mezcladas.

El turista curioso

“Es más fácil adentrarse al mundo experimentándolo”, asegura Héctor, quien a través de un esfuerzo familiar e individual ha podido realizar viajes a diferentes lugares del mundo. En su vida ha logrado trasladarse a países como Chile, Bélgica, Alemania, Holanda, Francia, República Checa, entre otras naciones. Además, por cuestiones académicas, le fue posible visitar algunos países, como fue el caso de Uruguay y Estados Unidos.

De las múltiples ciudades que ha visitado, se ha encontrado con la hermosura monumental de Praga. “Es una ciudad con una belleza majestuosa, donde un río natural y un bosque verde y lleno de maravillas está a la par de una ciudad majestuosa, medieval, con la arquitectura que es música congelada como decía Goethe”.

Así como disfruta de la belleza de las ciudades que visita, los viajes que ha realizado siempre han sido bajo una perspectiva socio-histórica, buscando visitar los barrios menos turísticos.

“Nuestra prioridad es conocer lo que usualmente no se sabe, somos turistas curiosos”, señala. Cuando estuvo en Chile, su preferencia fue conocer el Palacio de la Moneda, en memoria de Salvador Allende y en contra de la dictadura de Pinochet. De igual forma, cuando estuvo en París, en lugar de dirigirse a los puntos turísticos como la Torre Eiffel, visitaba los barrios donde se podía percibir “la otra cara”, lo que usualmente no se sabe de las grandes ciudades.

Añade, con palabras de aliento que “los seres humanos estamos hechos para emigrar” y uno de los valores que se obtienen de las experiencias de viajar es la tolerancia pues “te das cuenta de que muy cerca de ti hay un mundo radicalmente diferente”. Además, el entrevistado afirma que te puedes encontrar con grupos sociales muy diferentes al que perteneces, por lo que te enseñas y visualizas las diferencias del mundo a través de la práctica, lo cual es muy valioso ya que, por ejemplo, dice ser musicalmente muy latinoamericanista.

Asomarse a otros países a través de los oídos

El folclore de la música latinoamericana es lo que Héctor disfruta escuchar. Creció con la música de protesta, pues su madre era aficionada a ella. Su padre, por otra parte, era adicto al rock and roll de los sesenta, por lo que lo latinoamericano le gusta mucho ya que “es asomarse a esos países a través de los oídos”.

El tango y la cumbia son géneros que se encuentran inmersos en sus principales gustos pues al reflexionar platica que “un tango te puede hablar del sufrimiento de un individuo que no tiene suerte con una mujer o, peor todavía, el desamor que le generó haber terminado con alguna mujer y te puedes cuestionar qué es lo que hay alrededor de eso”.

“Las cumbias, con su ritmo africano, antillano y relajado moralmente, y los tangos, que hablan de todo, son bien interesantes de ver y de escuchar”, dice Quintanar, manifestando su afición por este tipo de música, a pesar de que no suele bailar del todo bien pues “es un deporte que no logré practicar”, indica con una mirada un poco desanimada.

Héctor subraya que la música de nuestra propia región habla sobre escapar de la represión y promueve la libertad, pues a pesar de que los latinos “nos damos de muy grandes amantes”, la sociedad está bastante reprimida por la religión y a veces las personas son muy poco liberales, por lo que es importante realizar un análisis antropológico de este aspecto.

“Pareciera que el mundo no tiene remedio, pero tenemos la obligación de actuar como si lo tuviera”

Un mundo mejor no se puede lograr si la amargura se manifiesta en quien busca ese cambio. Héctor Alejandro, fiel a su personalidad, impulsa con sus palabras a que los individuos hagan las cosas siempre con una sonrisa en la boca.

Refiriéndose al doctor Luis Javier Garrido, de quien fue gran compañero y amigo e incluso redacto el artículo Luis Javier Aguerrido para el periódico La Jornada, menciona que “todos debemos luchar y aunque sea muy indignante la causa que estemos abrazando –peleando contra la injusticia, peleando contra el dolor social, peleando contra los abusos de poder–, si nosotros empezamos nuestra lucha sin una sonrisa en nuestra boca, nuestra lucha nació perdida”.

Es por ello que, junto al trabajo de la academia y en el mundo social y laboral, “el ser humano debe satisfacer sus necesidades morales de ser feliz y convivir con la gente que uno estima. Esa es una vía muy accesible, rápida e infalible para la felicidad”, indica quien encuentra en las reuniones un aspecto fundamental para que las personas aprendan a ser libres.

De carácter humilde y responsable, alegre y esperanzado, Héctor Alejandro Quintanar Pérez cree fielmente que “si vamos a estar poco tiempo en este mundo y si el mundo nos está dando muestras y signos de que nos lo estamos acabando y destruyendo, tenemos que comportarnos de tal suerte que pareciera que el mundo no tiene remedio, pero tenemos la obligación de actuar como si lo tuviera”.

Bookmark and Share

AL CANTO DEL GALLO, EL PUERCO AL CAZO

Por Ana Lilia Hernández Carmona
Irapuato, Guanajuato (Aunam). Qui qui ri quí canta el gallo al albor de ese 25 de febrero. La familia Castillo Badajoz tendrá fiesta ese día por la tarde y por ello es importante acompañar al emplumado animal en su madrugar.


Pronto las sillas y las mesas llegarán a la casa del novio. Víctor Castillo Badajoz, un poco flojo, decidió alargar su sueño por cinco minutos más. “El novio debe estar relajado” piensa y por ello vuelve a dormir. Así termina dejando a su madre, Silvia Badajoz Pineda con el cargo y ajetreo propios de una fiesta.

Antes de que Víctor saque su mano de las cobijas para apagar el despertador, su progenitora ya se ha levantado y emprendido el viaje al molino junto con la abuela Hermelinda; las tortillas deben estar listas para el almuerzo y todas las mujeres del pueblo hacen fila para ser las primeras en moler el nixtamal. Sin embargo Silvia y Hermelinda tienen otra misión: moler los chiles para preparar el mole de la fiesta.

La labor de la anfitriona no es fácil, pues desea que todo, hasta el gramo más pequeño de mole, quede perfecto. La boda de su hijo será la mejor que se haya celebrado en Las Masas, ranchito cercano a Irapuato, Guanajuato.


Cuando llegan las mesas Silvia le pide a su primo Lupe, que viajó desde la Ciudad de México para asistir a la fiesta, que le ayude a meterlas y llevarlas a la parte trasera de aquella enorme casa con aspecto de hacienda por sus arcos de ladrillo rojo.

Pronto éstas se encuentran en el amplio jardín en el que las luces de navidad se enroscan en las ramas del durazno, el guayabo y el limón, los árboles que le dan vida al patio trasero.

Un costado de la mesa rectangular, cubierta por un largo mantel blanco, es adornado con un arreglo floral de lilis de color rosa. Esa será la mesa de honor en la que los novios disfrutarán su banquete de bodas.

El día sigue avanzando. Ahora son las 7:30 de la mañana. Laura, nerviosa por estar a unas horas de jurarle amor eterno a su enamorado, llega a casa de su suegra lista para ayudar. Comienza con la distribución de las mesas a lo largo del espacio verde que se extiende ante ella. Meticulosamente acomoda las mesas circulares de acuerdo a un plano prediseñado por ella desde que era niña, cuando fantaseaba con la organización de su boda.

Terminada la labor de acomodar las mesas en compañía de su cuñada, ambas empiezan a vestir mesas y sillas con sus respectivos manteles y fundas. Sandra Castillo Badajoz, hermana del novio y estudiante de enfermería que está a seis meses de graduarse, contempla las treinta mesas y trescientas sillas que han quedado listas, decoradas con rosas como centros de mesa.

Son las nueve de la mañana y es hora de ir a almorzar, pues a la una llegará la estilista que dejará bella a Laura para las dos de la tarde, cuando la ceremonia deberá iniciar.

Mientras tanto, la cocina de la casa de la señora Hermelinda se llena de múltiples olores: especias, humo de la leña quemándose, mole y arroz friéndose. Un festival de aromas es lo que el olfato percibe.

Después del canto del gallo, Don Felipe, un señor rechoncho con bigote similar al de Pancho Villa, entra a la cocina en compañía de un puerco abierto en canal listo para cocinar. Al llegar deja la carne colgada en un tendedero. Dice que debe orearse para que no esté tiesa al momento de comerla.

Algunos niños caminan cerca de la casa de la nina Hermelinda; la carne y vísceras exhibidas en el tendedero parecen no afectarles. La tradición en el rancho es preparar la comida de una fiesta en casa y los pequeños lo saben de sobra. Un rato después, la exposición del patio se ha ido. El puerquito ha sido vaciado en el cazo.

Otro vistazo al reloj. El portón suena y anuncia la llegada de la estilista. Es hora de arreglar a la novia. Ambas se encierran en una de las habitaciones de la casa. Las manecillas ya han marcado las doce del día.

En el patio, los familiares de los novios comienzan a sacar su característico lado acomedido. Antes de que lleguen los invitados, las cervezas, la comida, los saleros, tortilleros, servilleteros, refrescos, vasos de unicel y los chiles curados se reparten equitativamente en las mesas.

Tic, toc suena el reloj, que ya marca cinco para las dos de la tarde. Se oye el chirrido de una puerta. La novia está lista minutos antes de comenzar la boda. Un vestido rojo de encaje, rayitos rubios en cabello castaño y unos peligrosos tacones color nude resaltan su belleza.


La juez del registro civil ha llegado. Rápidamente, Víctor y Laura se acercan nerviosos. Ha llegado el momento de unir sus vidas para siempre. La enorme sonrisa que se extiende por los rostros de ambos indica lo felices que están de casarse.

La ceremonia da inicio. A pesar de que Víctor ya se había casado anteriormente, eso no le impide sentir los nervios, la emoción y la alegría de contraer matrimonio con Laura, su segunda esposa.

Siete años atrás, una joven proveniente de Estados Unidos visitaba a unos parientes lejanos en el rancho. Era su primera vez en México. Cuando conoció a Víctor se enamoró y comenzaron una relación.

La segunda vez que ella regresó al rancho, buscó a Víctor. En esta ocasión, su estadía en Las Masas fue más larga y con el pasar del tiempo su relación dio frutos por lo que decidieron contraer matrimonio, pues en pocos meses se convertirían en padres.

Pero no todas las historias de amor tienen finales felices y ese primer matrimonio terminó. Ella regresó a Estados Unidos con su hijo y jamás volvió al rancho después de su divorcio con Víctor, sumándose a los 7,383 divorcios registrados en el estado por el INEGI en 2015.

A pesar de que la separación de su hijo provocó en Víctor un dolor insoportable, el paso del tiempo fue sanando esa herida. Hoy vuelve a ser padre y aunque su primer hijo Kevin no tiene forma alguna de ser sustituido, el nacimiento de Axel, concebido dos años antes cuando Laura y Víctor aún eran novios, le ha ayudado a disminuir la tristeza.

Las tres de la tarde y el 34.8% de la población total soltera en México se vio afectada. Entre las mujeres de 15 y 29 años el 56.2% son solteras, y ese memorable 25 de febrero una chica del rancho Las Masas en Guanajuato dejaría de formar parte de ese porcentaje.

Laura de Castillos Badajoz es su nuevo nombre y el que usará hasta que la inevitable enemiga de la vida llegue a reclamar su alma. Laura es ya una mujer casada que no quiere recordar de nuevo sus apellidos de soltera. El dolor de la muerte de su padre, provocada por su adicción a la bebida, y la difícil tarea de su viuda madre para sacar adelante a sus cinco hijos queda atrás.


A partir de ese día, en compañía de Víctor y su pequeño Axel, la tristeza no volvería a tener presencia en su vida. Jamás. Así, con el suave tacto de los labios de su amado en un tierno beso, ha sellado su promesa.

Qui qui ri quí, canta el gallo. Es domingo y algunos valientes aún permanecen despiertos. Las víctimas de la resaca piden a gritos un momento para dormir mientras que los sobrios disfrutan del bello espectáculo que les regala el señor sol al amanecer. El puerquito terminó por desaparecer el cazo, pero Laura y Víctor ya no se preocupan por ello. La fiesta terminó y ahora su única prioridad es amarse para siempre.

Bookmark and Share

UNA TARDE DE SAXOFÓN EN EL CENART

Por Vania Guadalupe Hernández Martínez
Ciudad de México (Aunam). Melodías acompañadas por una serie de acordes en un mismo tono, músicos austriacos, personajes interesantes de la escena del jazz europeo y un público con interés de pasar una buena tarde deleitándose con buena música fueron parte del ambiente que vivió gente de todas las edades en un concierto del Centro Nacional de las Artes (CENART) con motivo del vigésimo Aniversario del Festival de Eurojazz en México.


Era domingo y el día estaba soleado y seco; el cielo tenía un color azul más claro que el de un zafiro y estaba salpicado de nubes blancas. Pintaba para ser un buen día en las instalaciones del CENART.

Gracias a las relaciones existentes entre México y la Unión Europea se dio la posibilidad de un intercambio cultural plasmado en uno de los conciertos del festival de jazz más grande en Latinoamérica.

Personas de todas las edades estaban en el lugar: niños pequeños que iban en los brazos de sus padres, jóvenes acompañados de amigos o de sus parejas, adultos que acudían con sus familias y personas mayores que solo iban a disfrutar de un rato ameno. Había miembros de esta audiencia que se encontraban sentados, algunos en cuclillas y otros con las piernas en forma de mariposa o recostados en las áreas verdes del lugar. Todos ellos esperaban a que diera inicio el concierto que mostraría algunas canciones del grupo austriaco Shake Stew.

El jardín del CENART estaba preparado para llenarse de música en un ambiente relajado y familiar, donde el grupo de músicos mostraría la vitalidad y delicia del jazz europeo, que se caracteriza por ser liberal e improvisar respecto de la idea contraria de limitación armónica.

Dieron las 2 de la tarde y el conjunto de músicos salió al escenario. Lukas Kranzelbinder, líder del grupo, se colocó de lado izquierdo del escenario frente al bajo que lo estaba esperando; Clemens Salesny salió a escena con un saxofón alto en mano y se puso de lado izquierdo; Johnny Schleiermacher, por su parte, apareció con un saxofón tenor y se ubicó de lado derecho del escenario; Manu Mayr se situó en el bajo que se encontraba de lado derecho del escenario.

Mario Rom estaba en el centro de la agrupación y salió a escena acomodando la boquilla de su trompeta; Niki Dolp y Herbert Pirker se pusieron en las percusiones que estaban listas detrás de los demás integrantes.

Juntos formaban en el escenario una agrupación simétrica y se encontraban dispuestos a entretener a su público con algunas melodías de su primer álbum titulado The Golden Fang. Todos lucían un vestuario conformado por camisa con franjas color doradas y pantalón negro.

Cada instrumento hacía de las suyas, notas graves y agudas erizaban la piel de los espectadores. Estilos musicales como el bebop, el swing, el beat o el off-beat estaban puestos en acción. Los zumbidos de la trompeta y el saxofón eran los favoritos de la gente; vibraban de emoción además de que respondían con gritos de asombro y largos aplausos.


Cada integrante ejecutaba la pieza musical dentro de un marco armónico y en algunas ocasiones dejaba volar su imaginación e improvisaba para adornar la melodía con otros semitonos o acordes alterados de acuerdo a su inspiración. El tempo variaba de manera perceptible.

Después de cuatro piezas musicales el público seguía fascinado y movía su cabeza siguiendo el ritmo de las canciones. Otras personas movían sus pies y sus manos acompañando al sonido de las percusiones.

De lado derecho de las áreas verdes había personas que, para disfrutar y sentir la belleza de las notas que emitían los chirridos de los instrumentos de viento, fumaban cigarrillos y uno que otro porro.

Alrededor de las tres de la tarde el grupo tocó su última pieza musical, titulada Shake the Dust, para lo cual el líder del grupo pidió la ayuda de los espectadores: solicitó que se pusieran de pie y alzaran las manos moviendo los dedos para amenizar el concierto. Al finalizar la pieza todo el público aplaudió efusivamente mientras cada integrante del grupo proveniente de Austria movía sus manos de lado a lado para despedirse de las personas.

El CENART fue testigo de la unión entre dos pueblos, Austria y México, y del intercambio de cultura a través del jazz puesto que gente de todas las edades y de todos los estratos sociales pudo enamorarse de un género que casi no es difundido en México, a la par de que pudo darse cuenta de la visión, de los comportamientos, lenguaje, actitudes y destrezas del país invitado.

Bookmark and Share

18 de abril de 2017

UN FRAGMENTO DE COREA DEL SUR EN MÉXICO

Por Cristina Chávez González
Ciudad de México (Aunam). Las calles de Londres, Hamburgo y Florencia en la Zona Rosa de la Ciudad de México albergan la zona coreana de la ciudad. La cultura asiática se hace presente a través de restaurantes, cafeterías y supermercados que introducen a los mexicanos a una cultura completamente distinta.


A unas cuadras de la estación del metro Insurgentes la gente se empieza a aglomerar; los coreanos caminan por las calles en donde los negocios de sus paisanos los acercan un poco más a su país de origen. Cerca de la calle de Hamburgo, el idioma coreano y el español se entremezclan cuando los nativos de Corea empiezan a conversar con los mexicanos que pasan por las calles que llevan del metro al barrio coreano.

El primer lugar visible de este sector es la cafetería Coffine Gurunaru, en la calle de Hamburgo. Este lugar con un toque muy al estilo coreano tiene un menú repleto de platillos, bebidas y postres que son consumidos por las personas interesadas en la ola “hallyu”. Es viernes y la primera de las tres plantas de la cafetería se encuentra repleta de jóvenes estudiantes y trabajadores que aprovechan su descanso para comprar un café o un postre de origen asiático.

Cruzando la calle se encuentra la panadería Baking Story donde el pan de té verde causa furor entre sus clientes. Los panes perfectamente acomodados en sus estanterías y las bebidas coreanas en el refrigerador del negocio presentan un cambio en cuanto al concepto de panaderías mexicanas con el que estamos familiarizados.


Al caminar por la calle de Londres los negocios coreanos se van intercalando con los puestos de comida mexicana que se encuentran por ahí. Con los peatones que transitan la acera y las construcciones que se llevan a cabo en otras avenidas caminar por esta calle a veces se torna difícil.

Un supermercado coreano se encuentra cerca de Baking Story y, aunque es pequeño, el local cuenta con una gran variedad de productos que van desde vegetales y los productos necesarios para preparar las comidas tradicionales del país asiático hasta dulces y botanas coreanas.

Las señoras coreanas que se encuentran tras el mostrador del negocio saludan cordialmente a los compradores que entran a la tienda. Un par de jóvenes entran en busca de botanas, pero en su lugar encuentran artículos diversos de sus artistas favoritos de K-pop. Emocionadas eligen lo que van a comprar y salen de la tienda después de pagar e interactuar con la dueña del local.

Media cuadra más allá del primer supermercado se encuentra otra tienda de autoservicio que también vende productos de primera necesidad. Esta vez el lugar en el que está instalado es más grande y hay más productos para elegir. A un lado del mostrador se encuentra una señora coreana de edad avanzada que cocina mandu, un platillo originario de Corea que es muy parecido a las empanadas. Mientras prepara la comida, la señora ve un drama de su país en la televisión que está encima de la puerta.

Al final del establecimiento hay un cuarto en el que un señor prepara comidas que contienen mariscos. Una pecera con pulpos y peces se encuentra a un lado del dueño del local mientras éste cocina. Después de examinar los productos que se encuentran en el comercio, los dueños empiezan a hablar entre ellos en su idioma natal y preguntan amablemente en español a los clientes que se encuentran en la dependencia que es lo que desean.

A lado de la puerta varios carteles en coreano y español llenan la pared. Unas hojas que invitan a los ciudadanos de Corea a votar en las próximas elecciones en su país se mezclan con los anuncios donde se ofrecen clases de español o coreano y la publicidad de diversos productos que hay en la tienda.

A lo largo de la calle de Londres las tiendas de maquillaje coreano no se hacen esperar. Marcas como Tony Moly y Missha decoran la avenida y ofrecen a los peatones cosméticos y productos para la piel. Dentro de las tiendas, la música K-pop suena como fondo mientras que las trabajadoras maquillan a las compradoras frente a grandes espejos y fotos de ídolos pop de Corea.


La mayor atracción del barrio coreano son los restaurantes que sirven platillos de dicho país. Uno de los más completos es el restaurante Min Sok Chon, ubicado en la calle de Florencia, cuya puerta de acceso es una cortina de cuentas color café. Dentro del establecimiento, carteles de cantantes famosos promocionando bebidas alcohólicas adornan las paredes, al igual que los anuncios que le recuerdan a la población coreana en México votar en unas elecciones que cada vez están más cerca.

El barrio coreano es una de las zonas dentro de la Ciudad de México en donde lo coreano y lo mexicano se fusiona. En este sitio, la comunidad coreana de la ciudad convive, día a día, con los chilangos interesados en su cultura. Este lugar es un fragmento de Corea del Sur en México.

Bookmark and Share

EN MÉXICO MANDAN LOS MILITARES Y NO LOS CIVILES: TÉMORIS GRECKO

Por Liliana Quiroz Zavala
Ciudad de México (Aunam). En el auditorio Ricardo Flores Magón de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM se presentó el libro Ayotzinapa: Mentira Histórica. Estado de impunidad, impunidad de Estado, escrito por el periodista y documentalista mexicano Témoris Grecko.

Ángel Flores, José Reveles y Jorge Meléndez

El texto desmiente la llamada “verdad histórica” de la narrativa oficial y descubre, además del trágico destino de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, un Estado militarizado fallido, violente y represor.

Durante la presentación el periodista Jorge Meléndez calificó la investigación de su colega como la “denuncia implacable” que destapa las verdades de fondo sobre lo acontecido en Iguala el 26 de septiembre de 2014. “En Guerrero se protege la zona estratégica del Pentágono de la Amapola, donde circula el millonario negocio de la heroína que se extiende por Estados Unidos y termina en operaciones de lavado de dinero en centros financieros globales y paraísos fiscales”, explicó.

José Reveles, periodista e investigador, recomendó leer el libro por tratarse de un trabajo coyuntural que ayuda a comprender la importancia de la discusión de la ley de seguridad interior que pretende consolidar al Ejército en las calles y otorgarle más facultades para reprimir.

“Las fuerzas armadas en México no son las instituciones vehementes que nos han hecho creer. De las 12 bases militares en Guerrero, 10 se ubican en el Pentágono de la Amapola para proteger el plan de mercado, la economía ilegal acordada para la conveniencia en los tratos bilaterales entre México y Estados Unidos”, puntualizó.

Angel Flores, cineasta y colaborador en la película Mirar Morir, el ejército en la noche de Iguala, agregó que “la mentira se ha convertido en un instrumento de guerra que se utiliza para sembrar miedo, para que no sepamos, para que no nos importe lo que pase a nuestro alrededor, para que la violencia se normalice”.

Por estos motivos Flores celebró el esfuerzo llevado a cabo para la redacción del título presentado que “descubre las verdades y nos hace ser más humanos y más fuertes como sociedad civil para que mañana la realidad de hoy se documente con hechos factuales”.

Témoris Grecko, periodista de reconocida trayectoria, ha hecho crónicas y reportajes en 91 países y territorios del mundo. Es investigador, guionista y productor. Ha cubierto guerras y revoluciones en Ghaza, Libia, Egipto, Irak, Líbano, China, Filipinas, Congo, Ruanda, Mali, Kenia, Etiopia, entre otros.

Bookmark and Share

17 de abril de 2017

ARTIST’S BOOKS: UNA FORMA DE TRANSGRESIÓN

La maestra Ivonne Murillo expone ante alumnos otra cara del libro impreso
Por Ximena Navarro Esquivel
Foto: Esteban González Romero
Ciudad de México (Aunam). Ante alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la maestra Ivonne Murillo mostró al libro no sólo como soporte, sino como un modo más de expresión. La investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), detalló a los alumnos el proceso de producción, exhibición y conservación de los artist’s books, una forma de arte que explota las potencialidades del libro impreso.


Murillo explicó que los artist’s books surgen a partir de la modificación de áreas esenciales del libro como el lomo. “¿Por qué del lomo no puede surgir una imagen? Con esa decisión, estoy rompiendo los límites del libro tradicional”.

Sin embargo, una pieza de arte como éstas no sólo se basa en las formas, sino también en el contenido: “Tiene que existir un juego entre su contenido y su forma. En este caso me interesa captar aquellas formas en el paisaje” expresó la maestra por la Manchester Metropolitan University al mostrar una obra compuesta por fotografías de los reflejos que se proyectan sobre algunos rascacielos de la Ciudad de México. Dicho título está compuesto, a su vez, por hojas desplegables que acentúan las formas asimétricas que la también artista destacó en las imágenes.


Respecto al proceso de creación, Murillo comentó que algunos de sus artist’s books surgen a partir de momentos de la vida diaria. Un ejemplo de lo anterior es una de sus obras donde el lector observa estampas de los reflejos proyectados sobre el suelo húmedo de Londres, cortesía del lente de Murillo. Las fotografías son acompañadas por frases del poeta Italo Calvino en los cantos (bordes extremos) del libro.

Dicha disposición del texto condiciona, en palabras de la diseñadora gráfica, la lectura del mismo porque “estás contraviniendo una disposición del autor y del poeta”, además de funcionar como una ventana del nivel de apropiación del texto que acompaña al artist’s book. Esta capacidad queda fuera del alcance del autor puesto que “al momento que publica, se olvida (el autor) que ese texto fue suyo, porque otros se van a apropiar de ello”.

Los artist’s books aprovechan todos los aspectos del libro para expresar un mensaje, por lo tanto, el papel no es la excepción. Murillo señaló que ella misma ha desarrollado sus técnicas de impresión con la ayuda de herramientas como la tinta china o la impresión láser. Estas habilidades han perfeccionado su capacidad expresiva al permitirle, por ejemplo, imprimir un poema de Jorge Luis Borges en papel relieve, el cual evoca la ceguera del argentino.

La socia y cofundadora de Libro Nuevo ofreció como conclusión que los artist’ books surgen a partir de una reflexión interior, casi siempre irrepetible, estrechamente ligada a la palabra y la comunicación. Asimismo, Murillo hizo hincapié en que estos modos de arte son objetos de colección para expertos o de exhibición para galerías como la Tate Britain Gallery de Londres, donde ella ha exhibido su trabajo.

Dicha plática se llevó a cabo en coordinación entre los grupos 0002 de la materia de “Taller de Corrección de Originales”, a cargo de la profesora Erika Maya Vargas, y por el grupo 0021 de la clase de “Planeación y Organización de Empresas Editoriales” de la profesora Maira Fernanda Pavón Tadeo.



Bookmark and Share