MUSEO MÓVIL INTERACTIVO LLEGA A SANTA ÚRSULA COAPA

Por Jorge Chaparro Simón
Ciudad de México, (Aunam). El Museo Móvil Interactivo se presenta en la avenida Santa Úrsula Coapa. Este espacio está enfocado en difundir temas científicos e incentivar a los niños el gusto por las diferentes ciencias mientras se divierten en un ambiente seguro.


El museo está dividido en ocho secciones que explican que pasa desde que amanece y despiertas hasta que anochece y duermes. En este lugar ciencias como astronomía, neurobiología, nutriología, geografía y muchas otras convergen para crear, de la mano de tecnología interactiva y llamativa, un santuario del conocimiento.

“Nos dimos cuenta que para la comunidad en general es muy difícil poder ir a los museos. Además, la población mexicana no es muy afín a la ciencia” explicó la coordinadora del Museo Móvil Interactivo, María Silva. El objetivo de crear este espacio de contacto con el conocimiento es exponer que la ciencia no es aburrida o complicada.

El proceso de selección del lugar donde el museo se instala considera el espacio y afluencia de la gente. En esta ocasión, la avenida Santa Úrsula Coapa fue sede del tráiler en el que viaja el museo científico. Este espacio ha estado en diferentes delegaciones de la capital, como Iztapalapa o Gustavo A. Madero e, incluso, en el centro de la ciudad de México.

“[Este proyecto] inicia en enero del 2015 y aún no tenemos definido a donde nos moveremos” comentó María Silva. Según la página web de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación (SECITI), este sitio “fomenta y despierta entre la niñez y la juventud, el interés por el conocimiento científico y, por lo tanto, se estimulan las vocaciones y el deseo de convertirse en investigadores en el mediano y largo plazos, para incrementar la futura masa crítica de científicas (os) y tecnólogas (os) en México”.


“Por la manera en que se aborda la ciencia, llama mucho la atención a los niños. Cada día recibimos aproximadamente 350 a 450 personas, de los cuales la mitad son niños”, declaró la coordinadora del museo. “Notamos que a pesar de que ya nos habíamos presentado en una zona, los niños volvían más de una vez. En Iztapalapa, por ejemplo, había un niño que venía diario y nunca se aburría”, platicó Silva.

La SECITI “fueron quienes se plantearon todo el proyecto y, posteriormente, buscaron a alguien que los ayudara a poder desarrollarlo, o sea, nosotros” dijo Silva.

Muchos entran por lo llamativo del exterior, pero no por curiosidad de lo que hay dentro, pero salen sorprendidos y con nuevas preguntas. “La ciencia no es un tema aburrido o algo que se tenga que encerrar en un laboratorio, sino algo con lo que se convive diariamente, que es justo el objetivo del museo. Esto no es un proyecto que pare ya. Todavía creo que esto tiene mucho futuro” concluyó la coordinadora.

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