3 de junio de 2016

PARAÍSO AL VISITANTE, INFIERNO AL RESIDENTE

Por Diana Isela Carrera Salinas
Malinalco, Estado de México (Aunam). Es un pueblo mágico, ubicado en el Estado de México, y su nombre significa “el lugar en donde se entrelazan las compartes”.

Malinalco es uno de los lugares más ricos de México, donde el turismo es una vía primordial para un escape a lo desconocido y, a la vez, uno de los pueblos mágicos más reconocidos a nivel nacional, lleno de atractivos como sus pirámides del tiempo prehispánico, su museo, el mercado de artesanías, la catedral y sus capillas con esa maravillosa arquitectura colonial y por ultimo, su atractivo tianguis artesanal y gastronómico.


Un lugar representativo de Malinalco es Malicualli, desde ahí la perspectiva del lugar es maravillosa, se trata de una peña que permite admirar el paisaje casi en su totalidad.

Para Rosendo Peralta, un médico de 69 años y empresario de la región, "Malinalco es un lugar tranquilo, seguro, y lleno de atractivos turísticos y gastronómicos"; un buen refugio para los empresarios y todo aquel que pretenda huir de su rutina, “es un pueblo maravilloso donde no pasa nada malo, todo es felicidad".


Es un paraíso para aquellos que vienen a visitar y a disfrutar sus cosas buenas, pero para los residentes que nacieron y se formaron en este pueblo, como Erika García Sánchez de 36 años, dos hijos, y quien tiene un pequeño puesto de comida mexicana, la situación del pueblo no la ayuda ya que todo es mas caro.

"Pues para el comercio es un beneficio, ya que de aquí subsiste mi familia, por lo que tenemos que tratar bien a los visitantes". Sin embargo, acota que, en política, el pueblo está fatal, “el poder siempre está con el PRI (Partido Revolucionario Intitucional), la gente se vende por graba o cemento. Hace unos años queríamos que ganara el PRD (Partido de la Revolución Democrática), pero se robaron las casillas. El pueblo hizo una huelga, pero no sirvió de nada primero; fueron pasivos y después nos agredieron".


García Sánchez es tajante: "Yo no me siento orgullosa de pertenecer a Malinalco, si tuviera la oportunidad me iría con mi familia".

Este testimonio cae como balde de agua fría, deja en desconcierto las expectativas buenas del lugar.

Al continuar con el recorrido, un puesto llama la atención: es una vendedora de ropa, Ema Arizmendi Vázquez de 50 años. Es habitante de Malinalco y subsiste de la venta de ropa de manta; para ella la vida no ha sido fácil y mucho menos en esta época de tanta violencia para la sociedad mexicana.


Con un poco de tristeza, ataja: "La verdad no, el nombramiento de pueblo mágico lejos de traer algún beneficio solo nos ha traído problemas; el ayuntamiento se la pasa remodelando, destruye y construye nuevas cosas en apariencia porque lo único que hace es tirar el dinero del pueblo.

Afirma que estaban mejor cuando era Pueblo Encantado, “ya teníamos turistas y eso nos beneficiaba para nuestra economía, pero ahora solo nos amenazan y nos corren de nuestro lugar de venta".


Todo porque quieren hacer una “etiqueta”, realizar locales rústicos donde los del tianguis no están contemplados, “a nosotros simplemente nos quieren desaparecer".

Rompe en lágrimas: "Mi hija tiene cáncer, es madre soltera, a mi marido lo corrieron del trabajo y el único sustento es mi puesto; no encuentro la salida".


Realmente las palabras se esfuman, no se encuentra la lógica en lo inmediato, es difícil digerir lo escuchado.

Para el visitante, este lugar resulta magnifico, inigualable, cómodo y es un escape a toda la vida ajetreada de un citadino o de un viajero en busca de un buen sabor de boca.

Pero para el residente, aquel que nació en ese lugar, todas esas maravillas tienen que ver con su estatus social, con sus costumbres, con la gente poderosa que habita el lugar. Malinalco no es el paraíso.



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CASA DE CULTURA: COCTEL DE COCINA, BAILE Y ARTE

Por Zuleyma Molina Nieto
Ciudad de México (Aunam). El inmueble de paredes de concreto y techo de lámina, hecho para la extinta paraestatal Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo), fue derrumbado y hoy es un edificio con planta baja y primer piso y con ventanales en un tono verde claro. La fachada en su mayoría de color gris, excepto por el amarillo que se aprecia en el muro principal donde está la entrada. Arriba de la puerta de acceso está la inscripción de la nueva institución: Casa de Cultura “Rey Neza”.


Son casi las cinco de la tarde, aunque parece más tarde por la mezcla de gris con azul en el cielo y las pocas gotas que caen al suelo. Pero la chef Elsa Zamudio con su filipina rosa mexicano camina de un lado a otro esperando la llegada de sus alumnos para la clase de gastronomía.

“Se revuelve la harina, la leche, la mantequilla y el huevo” señala la chef a los cinco infantes cocineros que están a su cargo, todos ellos uniformados con su mandil blanco, mismo color que su gorro. La receta asignada al día lunes ya estaba pactada, el menú de hoy: Hot cakes.

La mezcla ya está lista y todos los que integran el grupo de gastronomía se postran alrededor de la parrilla eléctrica, el único varón de los infantes es el encargado de poner mantequilla al sartén.

La mezcla de harina, leche, huevo al contacto con la grasa esparcida en el recipiente metálico despierta un apetito inquietante en las madres que acuden a llevar sus hijos a clases de danza, pues no pueden evitar entrar al salón de gastronomía y confirmar que no es su imaginación la que apetece hot cakes.

En la Casa de Cultura “Rey Neza” no solo se percibe el sentido del olfato con los panqueques, sino que el oído es también llamado, pues a dos salones del salón de gastronomía está el aula de nombre “danza folklórica” que retumba el suelo con el zapateado al ritmo de un baile típico de Sinaloa: “El toro Mambo”

Suena unas estrofas de la melodía: “Que sale el toro. Ahí viene el toro”, pero se escucha más fuerte al instructor marcando el tiempo de los pasos de las seis niñas de faldas de doble vuelo. Uno, dos, tres…ocho ritmos, y vuelve a contar, vuelta, abajo, despacio y último. El profesor de baile, con sudor en su frente, no deja de poner el ejemplo haciendo cada paso que deben realizar las alumnas.


Ya rebasaba las seis de la tarde y el cielo aún permanece grisáceo junto con gotas de lluvia que a lapsos incrementan su intensidad, reina una atmósfera de energía ya que el instructor y las pequeñas bailarinas se movían con un ímpetu contagioso.

La Casa de Cultura “Rey Neza” tiene poco más de un año que abrió sus diversas actividades formativas, el espacio que ahora ocupa antes era sede de la hoy extinta Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo), Las instalaciones, al perecer la paraestatal, se convirtieron en muros propicios para la expresión de arte urbano conocido como graffiti.

Sin embargo, expresiones pictóricas siguen teniendo cabida en el nuevo actual edificio gris, debido a que en la Casa de Cultura hay un salón asignado a la pintura, dicha aula es la más afanosa del lugar pues inmediatamente al entrar te atrapan los cuadros postrados en los caballetes; paisajes, retratos, bodegones y hasta el boceto de un Atlante Tula. Todos ellos firmados por los artistas.

Mientras en la planta baja los infantes son creadores de postres que hace prestar atención a más de un curioso y también se mantiene la cultura nacional a través de bailes típicos, en el primer piso se desarrollan las aptitudes necesarias para las artes plásticas.

Pero el paso del tiempo es rápido en la Casa Cultura y en cuanto el reloj marca las siete de la noche es la señal para que bailarines, chefs, instructores y trabajadores dejen el inmueble, para que cuando llegue la siguiente clase, el edificio gris retumbe con los pasos de baile, se impregne de olores de diferentes platillos y sea espacio de nuevas creaciones artísticas.




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VIAJE ENTRE BRUJOS Y ANIMALES

Por: Mariana Álvarez Madrid
Ciudad de México (Aunam). El Mercado de Sonora, conocido como el “mercado de los brujos y de los animales”, fue inaugurado el 23 de septiembre de 1957 por el entonces presidente del país Adolfo Ruiz Cortínez y el regente Ernesto P. Uruchurtu. Está ubicado en Fray Servando Teresa de Mier 419, en la Ciudad de México.

“Sonora” toma su nombre por la cercanía que guardaba con el cine Sonora (ya no existe). Fue hasta 1974 que este centro de comercio popular tomó su estructura actual después de tantos anexos y adaptaciones.


El Mercado Sonora cuenta con ocho puertas principales de acceso, nueve pasillos enumerados y 404 locales, además, con sanitarios, un Centro de Desarrollo Infantil (Cendi), la administración y dos cocinas económicas en el interior de sus instalaciones. Las paredes son de cemento y el techo, la mayor parte, de lámina.

La fachada principal es de color amarillo, acompañada de grandes letras negras que en conjunto dicen el nombre del mercado, el año de su fundación (1957) y el año de su última remodelación (2014). También, en ésta se anuncia las cosas que se venden adentro (de izquierda a derecha): conchas y caracoles de mar; hierbas medicinales; juguetes y disfraces; alimentos para aves canoras; aves vivas y cocinas; loza de barro, cerámica.

El interior del mercado es una especie de laberinto, no hay una división de secciones ni pasillos rígidamente establecidos, así que podemos encontrar locales de juguetes a lado de las hierbas y las aves. En los dos primeros pasillos se encuentra todo lo relacionado con artículos de alfarería y cerámica, como tazas, platos, vajillas, floreros, loza tipo talavera, algunos artículos de cristalerías, alcancías, ollas y cazuelas de barro, adornos para fiesta y recuerdos, y al final de éstos está la sección de accesorios y alimentos para aves y mascotas.

En el pasillo tres venden decoraciones, flores artificiales, artículos para eventos sociales y de temporada, pero predominan los juguetes tradicionales e importados; disfraces, trajes regionales y piñatas, de igual modo los pasillos cuatro, cinco y seis. Los tres últimos son los más místicos de este mercado. Allí encontramos a los “brujos, chamanes y hechiceros” conocidos por varias generaciones. En esos locales se venden hierbas, amuletos, veladoras, imágenes religiosas, semillas, animales, libros de santería y más para las personas que quieren hacer “limpias”, mandar hechizos en contra a otra persona o para atraer el amor, la fortuna y el éxito.

El mercado cuenta con un complemento al final de los pasillos siete, ocho y nueve, El Anexo, donde hay todo tipo de herbolaria, planta y mixturas preparadas para curar casi cualquier mal, y el Auditorio, utilizado como bodega de los comerciantes.

Nada detiene el movimiento del Mercado de Sonora. Los pasillos estrechos están llenos de gente que se dispone a hacer sus compras. Por todas partes se escuchan los bullicios de los vendedores y los compradores. “El Sonora” es una combinación de olores y colores, varía dependiendo de la sección. Los locales de juguetes se personalizan con luces, colores y sonidos; los de aves por un olor inconfundible; los barros y cerámicas están colgados y en cajas a la vista de todos, y los de hierbas se identifican por imágenes religiosas y costales de plantas.

Los comerciantes se han apropiado de las instalaciones, han organizado los locales, los pasillos, techos y paredes con forme a sus necesidades y preferencias. El mercado refleja sus creencias e intereses. En esquinas y rincones encontramos altares de vírgenes, como la Milagrosa, la virgen de Guadalupe, la virgen de las Mercedes y el Santo niño cieguito, todos bien ornamentados con veladoras, flores y papel picado.

Cabe destacar que el Mercado Sonora por fuera está rodeado de locatarios semifijos y ambulantes. Los que están sobre la calle Servando de Mier venden peluches, bolsas y mochilas, accesorios para el cabello, arreglos para fiestas y eventos, y los que están sobre la calle San Nicolás, comida, trastes, utensilios de cocina, plantas, hierbas medicinales, flores y amuletos.


Foto: Maurice Marcellin








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VIAJE A LA IMAGINACIÓN

Por Zuleyma Molina Nieto
Ciudad de México (Aunam). El olor del papel y la tinta, la inspiración, el incremento de la imaginación, una medida contra la soledad y la angustia, procreador de paz, todo eso significan los libros para Manuel Ojeda y el agradecimiento que la gente le da por hacer que les llame la atención leer es motivo de que participe en las lecturas en voz alta del programa “Leo…luego existo”.


Las luces pierden su intensidad, sólo queda iluminado el escenario en la parte alta del salón, donde el primer actor Manuel Ojeda sostiene en sus manos el libro: El viaje del autor Sergio Pitol que pretende leer para despertar en su auditorio la curiosidad y el deseo. Se dispone a enunciar en voz alta algunas líneas del libro

No hay cabida para las distracciones; las paredes son totalmente blancas, no hay pinturas, ni imágenes, menos cuadros; los muros no poseen ornamento alguno. El encargado de leer está al frente de todos, como un profesor en un salón de clases. Tras sentarse, se coloca los anteojos para buscar las páginas que les leerá a los presentes.

Esta vez fue en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes donde se tomó la iniciativa para tratar de revertir o superar los 2.8 libros que lee en promedio un mexicano en un año, aunado a que a gran parte de la población confiesa que no le agrada leer.

Desde el 2003, El Instituto Nacional de Bellas Artes, INBA a través de Extensión Cultural, creó el programa, “Leo…luego existo”, con sede en 18 estados de la república, donde su principal bandera es fomentar la lectura en todas las edades con la colaboración de actores mexicanos. En esta ocasión tocó el turno al primer actor Manuel Ojeda incentivar la lectura a través de textos del mexicano Sergio Pitol.

“Y un día, de repente, me hice la pregunta: ¿Por qué has omitido a Praga en tus escritos?” son las primeras palabras que presenta el actor para introducir a la lectura. Su misión de ese momento y en adelante será tratar de hacer que la imaginación vuele con cada escenario que transmitirla.


Los que se dieron cita en el Palacio de Bellas Artes, en su mayoría, eran de la tercera edad, aunque también se encontraban varios adultos jóvenes, eran contadísimos los menores de edad. Más de dos decenas eran los asistentes, algunos de los asientos rojos del lugar quedaron sin ocupar hasta el final del evento.

Con la mano derecha sostenía el libro doblado por la mitad y la izquierda parecía querer expresar cada párrafo que leía; El relato continuaba: “Antenoche, al llegar al hotel un joven me esperaba para entregarme de propia mano una invitación muy formal del presidente de la Asociación de Escritores de la URSS”.

Manuel Ojeda atinó al momento de seleccionar un capítulo del libro; pues mientras el pronunciaba “Algunos compañeros colocaban allí fotos de Lucha Reyes, de Toña la Negra”, ocasionó una leve carcajada en una de los asistentes.

Antes de terminar con el último fragmento de lectura, la botella de agua que se encontraba sobre una mesa no iba a salir ilesa, pues el lector habría de dar un sorbo. Manuel Ojeda dio una checada al reloj y en seguida sentenció que habría de pronunciar los últimos párrafos de aquella tarde, declamaría el último relato del libro: Iván, el niño ruso.

El lector dirigió su mirada hacia su auditorio, esa era la señal de que la lectura habría terminado y de que los protocolarios aplausos aparecerían. También era la indicación para quien controla las luces se encargara de iluminar al parejo todo el salón. El viaje imaginativo habría de terminar.








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1 de junio de 2016

QUIERO SENTIRME LIBRE Y NO VALIENTE


Por Karen Aylín Luna Calderón
Ciudad de México (Aunam). Traer vestido al caminar por la calle no debería de ser un problema, la temporada de primavera lo amerita. Un estudio realizado por El Colegio de México afirma que 80 por ciento de las mujeres se sienten inseguras al transitar por la ciudad de México; el 40 de cada cien jóvenes ha modificado su vestimenta si van a usar transporte colectivo.

Metro Etiopía a las 13:00 horas., el clima del día anterior había sido muy caluroso, así que traer ropa ligera es lo más recomendable. En el transcurso de Etiopía a CU, un hombre de aproximadamente 40 años y estatura 1. 70 me mira constantemente, me hace sentir bastante incómoda.

Sus ojos cafés chocan varias veces con mi mirada. De repente, se acerca un poco más a mi cuerpo, un instante después siento su miembro en mis glúteos. Nadie se da cuenta, en el vagón del metro ya no cabe ni un alma -quizá sólo fue un accidente- se repite varias veces, doy un codazo y me muevo de lugar.

Rumbo a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales me encuentro a Jenn, la chica rubia de cabello ondulado, caderas pronunciadas, ojos casi negros, labios delgados y sonrisa acogedora, extrañamente ese día escondía la risa, al mismo tiempo que fruncía el ceño.

“Todo el maldito día tuve que aguantar y escuchar muchísimos "piropos" en la calle; cosas como "que rica" y "te acompaño mamacita". No te salvas de soportar éste tipo de cosas en el transporte; ni siquiera puedes caminar tranquila por la calle sin que te chiflen, te vean de un modo morboso, te griten o te quieran toquetear”, alza la voz, mientras caminamos por la senda verde.

Continúa: “Ya estoy hasta la madre de no poder caminar tranquila por la calle, de que no pueda ir en el transporte sin que pasen alguna de éstas cosas, de vivir con el miedo permanente de que un día no sólo sean gritos y miradas, sino que pueda llegar a algo más”.

El calor está a tope, sudamos con cada paso que damos. Nos subimos por las escaleras que empiezan en el estacionamiento de alumnos. “¿A quién carajos puedes acudir para denunciar el acoso sexual, si ni siquiera los mismos policías respetan?”, me dice apenas nos sentamos en una banca para reponernos un poco.

Es acoso sexual callejero se produce cuando uno o varios hombres desconocidos abordan a una o varias mujeres en el espacio público; con sus miradas, palabras o gestos, el hombre pretende tener derecho sobre la mujer, poniéndola como objeto sexual y forzándola a interactuar con él físicamente. Según lo indica la antropóloga Micaela de Leonardo, ex-miembro de los consejos editoriales de Estudios Feministas, así como del Comité Ejecutivo AAA 2015 y actual miembro de la junta editorial etnólogo estadounidense.

En México, casi el 100 por ciento de las mujeres ha sufrido algún tipo de acoso en la calle, según lo informa la revista actitudfem “no quiero tu piropo, quiero tu respeto” en su artículo es un vivir diario para toda mujer; niña, adolescente, madre o anciana; no importa, el acoso sucede igual. Los gobiernos no ha sido capaces de diseñar políticas que permitan la denuncia y la persecución del delito, y se han quedado muy cortos en lo que se refiere a la prevención.

Jenn, se levanta para dirigirse a su clase, termina diciendo “la mujer debería de sentir libertad y no valentía al salir de su casa, camino al trabajo o la escuela. El acoso sexual no es una situación para acostumbrarse. Todas merecemos respeto a nuestro cuerpo. Ser libre es un derecho no una opción”.

Imagen: Daniela Escorcia.


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DE COMPRAS POR LA “SAN FE”

Por: Iris Aguirre Rodríguez
Ciudad de México (Aunam). Domingo a las 3 de la tarde grita un comerciante ¡pásele bara bara! otro exclama ¡pregunte sin compromiso!, la gente se detiene en cada puesto para consumir u observar lo peculiar que se vive en este tianguis; así se recorren cerca de 7 kilómetros semana tras semana en el tianguis considerado uno de los más grande de Latinoamérica.


El tianguis de la “San Fe”, como lo llaman las personas que van cada domingo a recorrerlo, se encuentra ubicado en la Delegación Gustavo A. Madero y como su nombre lo dice en la colonia San Felipe de Jesús en la Av. Villa de Ayala.

Inició como un mercado de herramientas con aproximadamente 17 comerciantes, ahora es un corredor comercial donde se calcula laboran al menos 30 mil vendedores.

“Tiene más de 40 años de existencia, de los cuales 7 años llevo trabajando en estas calles. Hace 10 o 15 años este tianguis se expandió más calles desde la avenida Gran Canal hasta la calle Zacatecas siendo considerado uno de los más grandes en nuestro país”, comentó el comerciante Juan Rosales.

Encuentras desde autopartes de carros, ropa extranjera, juguetes, tenis de marca y lo más concurrido semana tras semana son los puestos de comida (quesadillas, tacos, botanas, etc.) y bebidas alcohólicas (cerveza y pulque), en promedio jóvenes de 15 a los 17 años consumen estas bebidas.

La visita a este lugar se ha convertido en parte de las tradiciones de los habitantes de la zona.

“Llevó conociéndolo 12 años la mayoría de las veces he ido en familia, compro desde ropa hasta comida como dicen lo que no encuentras lo consigues en el tianguis de la San Fe”, indicó Fernando Aguas Arredondo, de 21 años de edad, visitante del lugar.

Las ventas han bajado

Actualmente hay problemas económicos en el país con un sueldo mínimo de 73.04 pesos diarios y los precios del dólar que en el 2016 mostraron un alza alarmante afectando la economía de los mexicanos, por lo que empezó a afectar a los comerciantes.

“Luego hay ventas bajas, a veces llueve o hay partido de futbol y la gente no sale, la venta varia por temporadas donde mejor nos va es en diciembre y enero principalmente cuando se une con el mercado de los juguetes en la época de reyes. Pero a pesar de todo las personas no dejan de visitarnos”, señaló Gabriela Ruíz Velasco, comerciante.

El panorama para este tianguis pinta bien porque se ha sabido mantener con la cantidad de comerciantes nuevos que llegan domingo tras domingo y personas de todos puntos de la cuidad, es una forma de conocer y convivir con la gente de la colonia San Felipe de Jesús.




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CHRISTEL GUCZKA: UN MOSAICO DE LETRAS

Por: Mariana Álvarez Madrid
Ciudad de México (Aunam). "Hola, Mariana. Soy Christel y ya llegué al Péndulo. Estoy arriba en una mesita", decía el mensaje de texto que recibí cuando arribé a la estación Álvaro Obregón del metrobús.

En el interior del establecimiento el aire olía a café molido y al peculiar aroma que tienen los libros nuevos.


Abundaban los colores, sobre todo el color madera. Las paredes eran grandes anaqueles de libros, desde el piso hasta el techo. Del lado derecho estaban las mesas donde las personas charlan, leen y beben café o té; en una esquina la señorita de la barra preparaba algo; a la izquierda estaban las letras y el conocimiento guardado en pastas blandas, y al fondo había una escalera que conducía al primer priso.

Arriba, todas las mesas estaban ocupadas, pero en ninguna la veía. Christel permanecía agachada frente a un anaquel, en sus manos sostenía un libro y cuidadosamente lo miraba. Se puso de pie (era más alta de lo que recordaba) y se acercó. Me saludó con un caluroso abrazo y tomamos asiento en una mesita de madera.

De rostro delgado y simpático de piel lisa, blanca con tonalidades rosas; ojos redondos, muy grandes de color azul verdoso; boca fina; nariz respingada y pronunciada; cabello amarillo, casi trasparente, así es Christel.

Christel Guczka nació en 1976, en Vancouver, Canadá, donde vivió hasta los seis años. Es hija de un hombre alemán y una mujer mexicana. Luego de la separación de sus padres, llegó junto con su madre a México.

“El asunto de pertenencia nunca lo he tenido muy arraigado. La gente me pregunta: ¿eres canadiense, mexicana o alemana?, y no sé qué contestar, es una revoltura. No me siento de ningún lado”, confiesa la escritora, maestra y asesora en Casa Lamm, un centro cultural de la Ciudad de México, donde se pueden estudiar licenciaturas, maestrías, diplomados; tomar talleres y cursos relacionados con las artes.

El bossa nova, con sus cálidos y suaves ritmos, disfrazaba los murmullos y los sonidos de los cubiertos contra las tazas de café; el saxofón y el piano ambientaban el momento y volvían la charla más amena. Derepente se acercó una mujer y tomó la orden. Christel pidió un té de maracuyá, era la primera vez que lo probaba, y yo, un capuchino como regularmente. Después saqué el guión de preguntas, activé la grabadora de voz e iniciamos la entrevista.

¿Cómo es un día de Christel Guczka?

-Bastante común y corriente. Piensan que nos la pasamos escribiendo todo el día, la verdad es que hay días que no escribo físicamente- (con físicamente quiso decir que no toma la computadora o el papel y la pluma, sino que lo hace imaginando y pensando cuál será la continuación de sus historias mientras va en la calle caminando), confesó entre risas por la sinceridad de su respuesta y luego hizo un silencio para que yo formulara la siguiente pregunta.

-¿Por qué escribes lo que escribes?

-Me he dado cuenta, como lectora, que en momentos difíciles de enfermedad, desprendimiento de gente querida, muertes cercanas, crisis existenciales y personales, siempre la lectura, un libro, el que sea, sirve de catarsis, de identificación, de descubrimiento, de acompañante. La lectura tiene una función social, de ahí mi interés por enfocarme en casos comunes que no se hablan por tabú, vergüenza, miedo, señalamientos, estereotipos y prejuicios, pero que existen. Si la gente lo vive por qué no usar la literatura como un recurso de apoyo, como testimonio, denuncia o prevención-.

El tono de voz y el lenguaje corporal hacían de sus palabras un mensaje convincente, y dejaban ver un poco de su personalidad. Guczka no había cambiado de postura durante la charla; constantemente parpadeaba y miraba hacia abajo, pero seguía presente, atenta y dispuesta a contestar.

-Apartir de que seleccionaron uno de mis cuentos para estar en las bibliotecas de las primarias de la SEP se dio un boom en mi carrera. Esto detonó que muchos se fijaran en mí. Cada vez más editoriales se animan a publicar mis libros-, declaró mientras bebía un trago de té.

-¿Qué cosas te enojan, entristecen, alegran y asustan?

-Es una de las preguntas más difíciles que me han hecho-, confesó con una risa nerviosa. Hizo muecas una y otra vez antes de responder. Dudó, y por fin dijo: -Creo que soy una persona bastante pacífica. No me gustan los conflictos, las cuestiones violentas me alteran; le temo a no conseguir mis metas y a no estar conmigo misma; me enoja la incongruencia, que el discurso no vaya ligado a la acción, la falta de respeto al otro también- tomó un trago de té y continuó- Me alegra poder ofrecer una sonrisa a otro, ya sea a través de una historia, un momento de compañía, una llamada o una frase-.

La felicidad para ella es algo muy cercano a la paz, es estar en equilibrio y armonía consigo misma; un estado de satisfacción. Pensar en paz la remonta a su infancia, al lugar tranquilo donde creció, entre montañas y animales, a un ambiente natural.

¿Qué dice del amor?

-Va implicita una forma de amor al querer ayudar a otros a través de las palabras. Es tener interés, compromiso; es estar y respetar.

Hablar de maternidad con Christel fue fácil, el tema lo tenía bien dominado, no dudó en la respuesta, parecía que anteriormente le habían hecho la misma pregunta. Escuchó la pregunta con la cabeza inclinada ligeramente hacia su lado derecho y los ojos puestos en los míos.

-¿Te ves con hijos en un futuro o casada?

-Tengo mi galán- lo dijo abriendo más sus ojos nítidos y sonriendo suavemente. -Ya viene con uno el que sí te visualices así o no. Me acuerdo que de niña nunca jugué con muñecas a la mamá, no. Jugaba, pero a la maestra-, nos reímos. -Sinceramente, no, no me ha simbolizado como una forma de autorealización ser mamá, debe ser por mi historia de vida, pues crecí entre adultos-

Las amistades de Christel le dicen que a lo mejor eso le permite escibir sobre este tipo de temáticas, porque está un poco desvinculada con los niños.

Christel Guczka espera retomar la literatura para adultos y consolidar una Asociación de literatura e internacionalizarla en los próximos cinco años. Quiere regresar a vivir a Canadá, siente que nunca podrá desprenderse de sus orígenes.

Terminamos la entrevista. Se volvió a escuchar la música de fondo y el choque de los trastos, pero entre esos sonidos destacó su voz: «Mosaico», soy muchas cosas. Soy luces, sombras, vulnerabilidad y fortaleza. Soy mosaico.-



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PUMAS ESTRENA DIRECTOR TÉCNICO

Por Itzel Esmeralda por Ramírez Martínez
Ciudad de México (Aunam). El día de hoy en conferencia de prensa en las instalaciones del Estadio Olímpico Universitario tras la salida de la directiva de Guillermo Vázquez y de Antonio Sancho, se presentó el nuevo cuerpo técnico de Pumas para el apertura 2016.


Después de una semana llena de rumores en la que se habló de la llegada de Francisco Palencia y Bruno Marioni como posibles nuevos directores técnicos de Pumas el día lunes se confirmó que el nuevo técnico de los felinos es Paco Palencia.

El Club Universidad A.C. informó que José Luis Arce será el nuevo vicepresidente deportivo de la Institución. Se realizó un análisis donde se juntó experiencia y juventud, la gente que quedó con los cargos son profesionales que ya formaban parte de la institución.

El vicepresidente deportivo como ya se mencionó es José Luis Arce, el Director de Fuerzas Básicas es Sergio Egea, el Coordinador de Preparación Física es Ariel González, el Titular de Evaluación y Seguimiento Deportivo es Pablo Bonells y el Jefe de los Servicios Médicos del Club es el Doctor Radamés Gaxiola.

Mientras tanto el Cuerpo Técnico del Primer Equipo queda conformado por: el Director Técnico del Primer Equipo es Juan Francisco Palencia, el Auxiliar del Cuerpo Técnico del Primer Equipo es David Patiño, el Segundo Auxiliar es Marcos Reina y el Enlace entre el Primer Equipo y Fuerzas Básicas es Leandro Augusto.







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30 de mayo de 2016

LA VIDA COMPLICADA Y PELIGROSA DENTRO DE LAS PANDILLAS

Por Juan Carlos Santiago Velasquillo
Ciudad de México (Aunam). La calle de Pascle se encuentra dentro de la colonia Pedregal de Santo Domingo en la delegación Coyoacán, en este camino Daniel Muñoz Hidalgo creció y se formó como un pandillero, representa mucho para él vivir en este domicilio, el cual lo vio crecer, pero también en el cual ha estado a punto de perder la vida. Caminamos sobre la avenida para llegar a su hogar, mientras platica sus experiencias.

Esta calle es muy grande, por el día es tranquila, en la noche cambia se vuelve un poco insegura, en el transcurso del camino hay demasiados grafitis los cuales no se aprecian bien por la oscuridad de la noche. En cuanto llegamos decidimos llevar acabo la charla afuera de su casa tomamos asiento en una banca que hay afuera de una tienda en la que Daniel entro y salió con un par de cervezas.


Daniel a simple vista con su ropa holgada, su cabeza rapada y esa caracterización natural que tiene de un pandillero, te hace sentir un poco de timidez, pero al comenzar la plática te das cuenta que es una persona educada, sencilla y con un carisma alegre, a pesar de que es una persona de carácter fuerte y explosivo.

En la pandilla te juegas hasta la vida

“No siempre fui un cabrón, cuando estaba pequeño era muy tímido me daba miedo pelearme, era muy cobarde pero poco a poco, para demostrar lo contrario con la pandilla, hacia muchas cosas que no quería, me volví muy violento y explosivo y gracias a esa actitud que tuve gané mucho respeto con mis amigos y con distintas pandillas, a pesar de todo, la pandilla es un arma de doble filo; son hermandad, pero también tienes que hacer cosas que no quieres con tal de conseguir poder o dinero”, señaló mientras mostraba una cicatriz en su brazo.

¿Qué te pasó en el brazo?

“Todo comenzó con un homie (Chico del barrio) que es deportado, lo conozco pero no nos llevamos bien porque nuestras pandillas son rivales allá en Estados Unidos; siempre en todas las fiestas a las que íbamos terminaban en riñas. Una ocasión asistimos a una, la cual estaba cerca de la casa de este güey, caminamos para comprar alcohol en una vinatería y me acerqué a saludar a unos homies que estaban con él”.

“Al comenzar una plática comienza a lanzar indirectas con sus amigos a lo cual me acerco y le digo: “Verdad que ya no tienes problemas conmigo”, dándole un manotazo en el pecho, se aleja y sale un familiar suyo con una pistola, la cual me pone en la cabeza, un amigo mío se le fue encima quitándole el arma de fuego, y ahí comenzó la riña”.

“Mi pandilla poco a poco se comenzó a ir al ver que eran mayoría, al final solo quedé yo peleando con este homie, al ver que no podía conmigo se alejó, pensando que ya no quería más problemas, en eso comienzo a discutir con un primo suyo; en ese momento regresa y me intenta golpear en la cabeza con un machete pero me percaté y metí mi brazo recibiendo el impacto en él, ocasionándome una gran cortada”.

“Al percatarme de que me estaba desangrando mucho me eché a correr, pero me comenzaron a corretear los otros homies aventándome de balazos, corrí como siete cuadras y me iba parando gritándole a este vato (hombre) que dejara su chingadera (machete) y que nos aventáramos un tiro, pero él me gritaba que me iba a matar. Al seguir corriendo note a unos amigos que vi a lo lejos y me detuve, cuando llegó este homie me soltó otro machetazo y pues volví a meter el mismo brazo”, señaló mientras estiraba el brazo y mostraba sus cicatrices.

“Al soltarme el otro machetazo yo le metí un madrazo con la otra mano, se cayó y aproveché para irme, ya que mi brazo en el cual recibí los dos machetazos ya no respondía y me seguía desangrando mucho. Me fui y le marqué a mi hermano Joel que viniera por mí porque necesitaba ir al hospital. Espantado por lo sucedido llegó rápidamente con mi padre y me llevaron al Hospital General”.

“Me atendieron con rapidez, yo llegué ya inconsciente pues había perdido mucha sangre; requerí de varias transfusiones. Permanecí hospitalizado por más de un mes, según para mi recuperación, yo ya me quería salir de ahí, el ambiente está muy pesado, ya que ahí llevan a los reclusos, no me da miedo pero hay puro pinche culero, ni dormir podía”.

La recuperación de Daniel fue muy buena gracias a su hermano que es fisioterapeuta y le dio la terapia. “Mi brazo quedó feo con esta pinche cicatriz, pero lo puedo mover sin broncas como si nada me hubiera pasado”, recalcó mientras reía. Esta fue una de muchas riñas en las cuales fue partícipe Daniel.

De la familia a la pandilla

“Desde los ocho años escuchaba rap chicano. Mi hermano ponía esa música en mi casa a todo volumen, y de ahí me comenzó a gustar. Posteriormente en la secundaria, a los once años empecé a conocer a más amigos, ahí fue cuando comencé a cambiar mi forma de vestir y todo. También conocí a personas que venían deportadas de Los Ángeles California, convivía mucho con ellos y aprendí lo que realmente era ser un pandillero”.

En México hay varias pandillas, pero no son lo mismo, se parecen a las que están en California o en cualquier parte de Estados Unidos, pero no tienen la misma actitud, no son las mismas reglas, la forma de ser o simplemente el estilo, algo que no tienen las pandillas de la Ciudad de México. Daniel Muñoz, se considera pandillero formado mediante el aprendizaje que tuvo de sus amigos que venían deportados.

“Yo aprendí al estilo de California porque crecí con mis amigos que venían de allá, pero tiempo después, cuando estaba más grandecito, conocí a gente de una pandilla, en la cual mi hermano mayor había permanecido, así que a mí me aceptaron sin ningún problema, aunque tuve que demostrar carácter y lealtad”

El pensamiento de un pandillero es distinto a una persona normal, Daniel siente un mayor aprecio y respeto por su pandilla que por su familia, ese es el motivo por cual pasa más tiempo con sus amigos; pero, eso le acarreó muchos problemas y riñas con miembros de pandillas contrarias pero afirma, ahora ya no le da miedo nada, a pesar de que varias veces estuvo a punto de perder la vida.

Después de la tempestad viene la calma

Después de muchos problemas que enfrentó Daniel, con pandillas que atentaron contra su vida, e inclusive problemas legales con la autoridad, decidió cambiar un poco, no dejar a su pandilla pero si alejarse de los problemas que conlleva estar con ellos, sus amigos aceptaron e inclusive lo apoyaron para que se tranquilizara, después de la situación por la que estaba pasando.

Comenzó a buscar trabajo para revindicar su camino, entró como operador en el banco HSBC, en ese lugar donde se encontraba laborando, todo iba bien, pero con el paso del tiempo ya no le agradó del todo, no estaba acostumbrado a la formalidad de un empleo, a tener un horario fijo, ni a recibir órdenes de alguien más, ya no se sentía a gusto por lo que decidió abandonarlo.

Una tarde estaba reunida su pandilla afuera de su casa en la calle de pascle de la colonia Santo Domingo, conviviendo como cualquier otro día. Al llegar la noche se percataron de un señor que venía vestido muy formalmente al acercarse a ellos les preguntó que como estaban y les invitó unas cuantas cervezas, al comenzar la plática el señor les dijo que si no querían salir en una película, Daniel y sus amigos no le dieron importancia.

“No le dimos importancia creímos que nos estaba choreando, y el vato este se fue hasta sin zapatos y sin lana, la neta lo robamos por chorero” dijo mientras reía y le tomaba a su cerveza recordando ese momento.

“Al otro día el señor regreso y dijimos: Chale este cabrón no entiende pero venía con un homie de nuestra pandilla y él nos dijo que sí era verdad ya después fuimos mi hermano, mi cuñado y yo; sí salimos en una película que se llama Paradas Continuas, después de ahí nos llamaron para salir en distintas películas, series televisivas, cortometrajes, videos musicales, etcétera”.

Malandros Crew fue el nombre que le dieron a la empresa, que conformaban cholos de la pandilla de Daniel, la mayoría de las películas y series televisivas buscaban gente que tuviera un perfil rudo, el cual ellos tenían, su vestimenta y sus tatuajes, su apariencia de delincuente fue su principal motivo por el cual los contrataban.

“nosotros tenemos el sazón o el toque de las series televisivas, nosotros somos reales nadie nos caracteriza es nuestro perfil original así crecimos y así somos en la vida cotidiana la vida de la calle, la serie donde mejor me han pagado es en la del Señor de los Cielos, ahí fui protagónico de un sicario en Los Ángeles, Salí en varios capítulos hasta que me mataron”.

Daniel ahora se encuentra grabando una serie llamada el Dandy, donde tendrá un papel protagónico como sicario matando y torturando gente dando el aspecto de un verdadero criminal; para el siguiente año vienen más proyectos a los cuales ya está confirmado Daniel para ser partícipe de distintas películas como American Curious, BreakingBad‬ y series televisivas entre ellas Sor Juana, La hermandad, el señor de los cielos cuarta temporada y Yago.

Música para las calles


La música representa expresión, una manera distinta de liberar lo que uno lleva dentro. Haciendo música Daniel se desahoga expresa sus sentimientos sus emociones y cada canción escrita es una historia verídica. En ellas plasma cada historia y situación por la que ha pasado, queriendo trasmitir la vida que ha llevado, dar a conocer este género principalmente su cultura y su pandilla.

“La música que hago es rap/hip hop; mi música habla de violencia, de las cosas que he vivido, también lo que he visto en las calles con mi pandilla. El género rap es común para muchos pero el Gangsta rap significa mucho para mí, en él me identifico, yo soy real tal cual como lo dicen mis canciones, son situaciones por las que pasa uno como pandillero, son más violentas las expresiones que usamos a consecuencia de lo que somos”.

Las personas que entienden este género musical, principalmente es porque se identifican con él han vivido cosas similares. Para Daniel esta música representa mucho, a él no le interesa, si le gusta a la gente, el hace las cosas por sí mismo, canta para él y su pandilla; le agrada lo que hace y no piensa dejar esta pasión por el simple hecho de que a la gente no le interese su música.

Daniel junto con su hermano Joel y su hermana blanca formaron un colectivo llamado Mexdownerz, al cual pertenecen varios de su pandilla, han hecho un sinfín de presentaciones por el Distrito Federal y sus alrededores, abriendo conciertos. También organizan tocadas y eventos con algunos fines caritativos, su música ha llegado lejos y pretenden seguir adelante con su proyecto musical.

¿Te arrepientes de algo que hayas hecho o quisieras cambiar algo en tu vida?

“Para mí yo sigo igual, sigo en lo mismo; arrepentirme de algo no creo, creo que me arrepiento más por las cosas que no he hecho que de las que ya hice, y las que ya hice pues ya están hechas ni modo. Yo me siento bien, a pesar de que ya no convivo igual con la pandilla como antes; muchos me conocen como “Silent” el cholo que muchos respetan y algunos quisieran matarme pero sigo firme representando mi barrio en cualquier parte donde me pare.







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DANZAR CON 15 PESOS EN TLATELOLCO

Por Berenice Beatriz Santos Anastacio
Ciudad de México (Aunam). La fila está compuesta por hombres canosos y con zapatos perfectamente boleados, de mujeres con tacones de cinco centímetros y labios pintados de rojo o rosa, según el atuendo que lleven. Todos van sacando sus 15 pesitos, para pagar un rato de danzón.


La cita es en Tlatelolco, lugar con una gran carga histórica, pero también sede de baile para un pequeño segmento de las 10.5 millones personas de la tercera edad que viven en México según el Consejo Nacional de Población (Conapo), quienes se reúnen de martes a domingo en El gran Salón, sitio que desde el 2011 brinda un rincón para olvidar la soledad.

A pesar de que el lugar abre las puertas a las 16:00 hrs. la fila comienza desde las 11 de la mañana. Pues los seguidores dispuestos a ganarse el mejor lugar, optan por ser los primeros y apartar una mesa para su grupo de amigos. Mientras avanza la fila, más se siente la emoción de aquellos que van calentando el talón y se observan puestos de discos en el suelo.

En la entrada, los vigilantes revisan cuidadosamente y piden una identificación a quienes tengan rostros de inocentes. Después está la taquilla y a unos cuantos pasos, las personas se encuentran listas para disfrutar el sazón de la música. El salón cuenta con una pista de azulejo beige, luces para ambientar, un escenario donde se presentan las orquestas y mesas alrededor para que las mujeres sentadas esperen al ganador de concederles una pieza.

Una de ellas es Andrea López, señora de 70 años, delgada, de tez clara, con cabello teñido de castaño claro, corto y ondulado. Cada jueves hace un ritual de belleza para conquistar miradas y emprender el viaje desde metro Impulsora hasta Tlatelolco. Y nunca sale sin su labial, que utiliza para retocarse cada media hora.

A pesar de tener 10 años de viuda, no está en sus planes tener pareja, sólo asiste a olvidarse de su vida como ama de casa. Confiesa que no le gusta el danzón, pero aprovecha cuando la orquesta toca al ritmo tropical. Demuestra ser selectiva con sus parejas de baile y toma una copa de ron.


El lugar se comienza a llenar, la orquesta apenas se está acomodando en el escenario. Pero eso no impide que las parejas bailen al ritmo de la salsa. En la pista una mujer con vestido verde limón y pestañas postizas se mueve al ritmo de su pareja. Mientras a lado un hombre de cabello canoso y largo hasta la cintura, baila con una mujer de vestido corto con estampado de bolitas blancas.

Otros comienzan a sacar sus alimentos, pues lo único que no dejan pasar son bebidas, éstas están a cargo de los meseros que ofrecen desde agua hasta copas de whisky. La orquesta está lista, y el público en filas, los hombres a la izquierda y las mujeres a su derecha, empieza la música y con una vuelta comienzan a plasmar pasos al ritmo del danzón. Cada que termina una canción, aplauden con euforia.

Las mujeres que van solas, si no las sacan a bailar, prefieren quedarse sentadas antes que bailar con otra mujer. Otras que frecuentan siempre el lugar ya tienen una pareja de baile particular. Por su parte los hombres hacen un ritual de caza, pero siempre eligen a la que se va más joven, aunque les rechacen la pieza.

La sede también cuenta con un salón más pequeño, dónde asisten aquellos que gustan más de bailar salsa, para aquellos que tiene entre 20 y 50 años. Para los que están esperando pertenecer al club de personas mayores de 60 años. Ellos prefieren beber cerveza, mover los pies rápidamente, cansarse hasta sudar, olvidar la delicadeza que tiene el danzón y vivir los años que se van.



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CURIOSIDAD E IMÁGENES EN LA SEMANA DE ÁFRICA 2016

Por Ximena Navarro Esquivel
Ciudad de México (Aunam). La exposición fotográfica Una travesía por África Oriental muestra los principales productos de exportación, lugares turísticos y la vida de naciones como Egipto o Costa de Marfil.

Junto a las imágenes, dispuestas a lo largo del vestíbulo de la Biblioteca Vasconcelos, se encontraban pequeñas figuras representativas de la cultura egipcia (una esfinge, un faraón, entre otras) y de la República Argelina Democrática y Popular (mosaicos en azul cielo y rey, al igual que imágenes de casas de techos altos y de madera).


La Semana de África 2016 tuvo lugar 23 al 29 de mayo en diversas sedes de la Ciudad de México. Una de las principales fue la Biblioteca Vasconcelos, recinto donde hubo lectura de poesía, foros económicos y exposiciones fotográficas.

El miércoles 25 se proyectó La venus negra, filme del francés Abdellatif Kechiche. Cinta basada en hechos reales sobre una mujer conocida en Europa como la “Venus Hotentote” (su nombre verdadero fue Saartje Baartman) cuyo cuerpo fue exhibido en los circos de fenómenos populares en ciudades como Londres o París; para, posteriormente, ser estudiado por científicos del Museo de Historia Natural de la capital gala.

La venus negra da cuenta de los estigmas a los cuales se enfrentaron miles de esclavos negros que arribaron a Europa junto con sus amos. Pasaje histórico que sería el objeto del cine debate programado, el cual fue cancelado de improviso.


Una fuente de la Biblioteca Vasconcelos señaló que representan “un gran atractivo para el público”; aunque destacó también que era la primera vez que esta celebración tenía lugar en el recinto ubicado en Eje 1 Norte Mosqueta.

La encargada de organizar y elegir las sedes para la semana conmemorativa entre las relaciones África-México es la embajada de Sudáfrica. Ésta organizó también un partido de fútbol en Campo Marte, así como una muestra gastronómica; eventos que recorrieron la capital del país.

Respecto a las distintas actividades culturales llevadas a cabo en la Vasconcelos, Eduardo de 25 años, usuario habitual de la misma, señaló que “este evento me provoca más ganas de conocer cosas sobre África”.

Lucero, de 23 años, al ver la muestra reafirmó que “las fotografías siempre tienen el poder de impactarnos más que las palabras”. La estudiante de la UAM coincidió con Esteban, quien sólo observó la exposición fotográfica porque “como tengo clases, no pude venir hasta hoy. Sólo vi las fotos y me gustaron porque te muestran su cultura, cómo viven y se visten”.

La Semana de África en México es un evento que se lleva acabo desde hace 10 años con el propósito de conmemorar las relaciones México-África, al igual que el establecimiento de la Unión Africana (UA) de la cual México es país observador.


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