UNA TRADICIÓN PELIGROSA

Por Mario Alberto Rosas Guillén
Ciudad de México (Aunam). Niños, adultos, viejos y jóvenes se encuentran parados en ambas aceras de la calle Allende. En medio de la vía atraviesa un mono con un estandarte que dice “Comparsa Nochebuena”. La botarga baila desenfrenadamente al ritmo de la música, mientras detrás de él vienen aproximadamente otras 50 personas. La mayoría de ellos está disfrazado de algún personaje popular, como Bob Esponja o Snoopy.

A sus espaldas se aproxima una banda musical que toca la melodía “La feria de Cepillín”. Todos bailan enérgicamente al son de la canción. Simultáneamente, abren paso a un carro alegórico cubierto con múltiples figuras de colores, como un gallo y una mariposa; en el costado derecho hay un cartel que dice “Karina I”. En la cúspide de la plataforma se encuentra una muchacha morena de aproximadamente 17 años, 1.60 cm de estatura, con pechos prominentes y caderas amplias. Lleva un vestido rosa con blanco y una corona.


Son las 13:00 p.m. del domingo 13 de marzo y el sol ya se encuentra en su máximo esplendor. Sin embargo, eso no es impedimento para que los iztapalapenses celebren “El cierre de carnaval”, tradición que cada año se realiza en el centro de la delegación Iztapalapa y que es el preludio de las festividades de Semana Santa.

Todas las comparsas desfilan a través de las principales calles de la localidad. Su recorrido comienza en 5 de mayo y termina en la explanada principal. A lo largo de todas las vialidades hay centenares de personas arremolinadas para ver a las botargas. Algunos toman fotos y lanzan gritos, mientras otros sólo se limitan a observar.

“Arriba la reina” grita un hombre moreno y delgado que lleva puesto un vestido de mujer. Sus acompañantes aplauden al mismo tiempo que hacen un brindis con cerveza. Un muchacho de aproximadamente 20 años saca una pistola y lanza un disparo hacia el cielo. La gente se altera un poco, pero rápidamente vuelven todo a la normalidad. Al fin y al cabo, ya están acostumbrados a ese tipo de actos en Iztapalapa.

Ya es costumbre

La delegación Iztapalapa se ha caracterizado por ser una de las más pobladas y violentas en la Ciudad de México. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en esta entidad federativa hay un millón 815 786 de habitantes y, al mismo tiempo, es en la que se realizan más actos delictivos, por encima de otras localidades como Iztacalco o Gustavo A. Madero.

“Pues ya estamos acostumbrados a eso. Iztapalapa siempre ha sido así de violenta, pero antes era aún más. Por ejemplo, hace un año hubo un muerto allá en el otro barrio”, dice Mario Domínguez, un hombre nativo del centro de Iztapalapa y que está disfrazado con una botarga de cucaracha.

Una peligrosa combinación


La primera comparsa, llamada “Cerrada de la Paz”, llega a la explanada principal a las 15:00 p.m., algunas personas, mayoritariamente hombres, ya se encuentran en estado de ebriedad. Caguamas, pulque o tequila son algunas de las bebidas que ingieren. En los demás grupos es la misma situación.

El alcohol genera que varias personas tengan peleas verbales o, incluso, a golpes por causas tan banales como un empujón o una mirada: “Esos se agarraron sólo porque uno se quedo mirando a la novia del otro, uno sacó una pistola pero lo calmaron y mejor se fue”, explica una mujer que minutos antes presenció una pelea entre dos hombres alcoholizados.

“Pues es que somos muy pocos policías para un evento tan grande. Además, si les dices algo a los borrachos luego te la hacen de a pedo y te metes en líos. La culpa es de la delegación por mandar poco personal”, dice un policía de identidad anónima que se encontraba cerca de donde un hombre borracho lanzó un disparo al aire.

El final de la celebración, el comienzo de la precaución


En punto de las 6 de la tarde llega la última comparsa a la explanada. Después de allí, cada una se retira a la casa de la reina para comer y finalizar la celebración. Sin embargo, mucha gente continua ingiriendo alcohol y, como consecuencia, hay numerosas disputas ese día: “Acá en el Callejón de la Paz, está muy pesado. Como son puros andadores la policía no entra. Así que cada año hay conflicto y ya casi es tradición que haya algún muerto”, dice Adrian Cedillo, nativo iztapalapense.

A las 8:00 p.m. empieza a transmitirse la noticia entre los vecinos de que en el barrio de Santa Bárbara hubo una balacera y un muerto: “Es lo único que no me gusta del carnaval, que siempre en la noche hay balaceras. Por suerte no fue acá”, dice Andrea Hernández, reina de la comparsa “Los Reyes”, segundos después de que se escucharan algunos balazos. La celebración finalmente ha acabado y cobró, como todos los años, una vida.




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