DIVERSIÓN CON EXCESOS

Por Mario Alberto Rosas Guillén
Ciudad de México (Aunam). “Pumped up kicks” canción del grupo Foster the people ameniza el lugar. En punto de las 18:00 p.m. el bar “El buen pretexto”, ubicado la calle Sur 20, comienza a abarrotarse de gente. Hombres y mujeres de todo rango de edades se dan cita a este lugar con el objetivo de divertirse, tomar alcohol y bailar.


Mesas negras con sillas de tonalidades grises se encuentran distribuidas alrededor de la pista de baile. Al sentarse, una mesera de tez blanca, cabellos castaños y con los labios rojos, cual carmín, se acerca a preguntar qué te apetece beber. El menú de bebidas va desde cervezas hasta whisky.

“Por fin es viernes, a la goma el trabajo”, dice un hombre con traje azul marino de aproximadamente 30 años. Con él viene una mujer morena de cabellos negros y un hombre de tez blanca. Al igual que ellos, varios grupos de amigos y parejas de novios acuden en búsqueda de distracción.

Luces neón de distintos colores alumbran las paredes y una esfera colocada en el techo refleja muchos destellos. La pista mide aproximadamente 25 metros y tiene un par de reflectores a los costados. Al fondo del lugar está una cantina de barra negra, la cual incesantemente despacha bebidas y botanas a los meseros.

En lo que comienza a llenarse más el establecimiento que se encuentra en la delegación Iztacalco, el DJ pone música con el fin de que los asistentes entren en “ambiente”. Las canciones de salsa y cumbia no puede faltar. Al sonar la melodía “No le pegue a la negra”, una pareja de aproximadamente 40 años, es la primera en bailar. A ella se le unen otras cinco parejas.

Alrededor de las 21:00 p.m. el lugar ya se encuentra totalmente lleno. Los meseros no se logran dar abasto para atender todas las órdenes de las mesas. La canción que armoniza el lugar es “Aunque no sea conmigo” del grupo Café Tacuba. Mientras algunas personas, principalmente hombres, ya muestran signos de estar borrachas, otros bailan y algunos cuantos están en “pleno ligue”.

En la pista, dos hombres comienzan a pelear debido a que cuando bailaban, uno aventó al otro. Los dos ya se ven ligeramente alcoholizados. Después de gritarse algunas palabras altísonantes, comienzan a intercambiar golpes. Rápidamente, los que cuidan el lugar los expulsan.

En punto de las 23:00 p.m. está el “mero ambiente”: “Ya ahorita nos vamos, nada más que pase la batucada. Además tus hijos los está cuidando tu mamá y acá estamos súper bien”, exclama una mujer de aproximadamente 1.60; delgada; tez morena, cual madera; y que lleva un vestido rojo a un muchacha de rasgos similares pero que viste falda negra y blusa morada.

Después de poner piezas musicales como “La Vaca”, “El Venao” y “La Cabra”, hay un cambio drástico de género, ahora suena “40 y 20”. La gente se empieza a retirar del lugar. Algunos con dificultades se mantienen de pie. Así, el lugar se va despejando poco a poco y los meseros, ya cansados, comienzan a ordenar el lugar.

Ahora lo que suenan son canciones románticas y la mayoría de parejas está en un momento “acaramelado”: “Qué padre conocerte acá, no iba a venir pero a la mera hora sí me animé. ¿Qué? ¿me invitas a tu casa?” dice una muchacha de aproximadamente 18 años a un hombre que aparenta tener 40 años.

Al igual que en “El buen pretexto”, en muchos otros bares, antros o discotecas se pueden hallar casos de alcoholismo, violencia, libertinaje y cronofilia; éstos ya se han convertido en ‘el pan de cada día’. Pareciera que las personas les gusta la diversión con excesos.
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