JAZZMANÍA: LA FIESTA MUSICAL EUROPEA EN MÉXICO

Por Karina López Gaona
México (Aunam). Un picnic colectivo reposa en el césped del Centro Nacional de las Artes (Cenart). Parejas de novios, adultos, niños y ancianos disfrutan del atardecer acostados en mantas sobre el suelo; mientras unos comen un emparedado otros juegan ajedrez, lo que los anima contemplar el concierto que ofrece Luca Ciarla Quartet en el marco del Festival EuroJazz 2016.


El escenario, con estructura metálica y el techo de lona blanca, alberga al ensamble de jazz italiano que armoniza simbióticamente los sonidos del violín, el acordeón, el contrabajo y las percusiones; lo que provoca el bullicio del público y una lluvia de aplausos al término de cada melodía. Alrededor de la mitad de los asistentes se encuentran de pie, los otros – cerca de 350– prefieren disfrutar de la tela verde que se extiende por el campus de Cenart: el pasto.

El sonido que emerge del movimiento de las piedras de la grava carmín se escucha cuando los asistentes salen de la zona de los espectadores para comprar, en alguna de las carpas blancas, aperitivos como palomitas de maíz o soda y así calmar el hambre.

El olor de las salchichas asadas y del humo de cigarros de marihuana aromatizan el ambiente del EuroJazz en su 18° edición, festival organizado por la Delegación de la Unión Europea en México en mancuerna con el Cenart, mientras un grupo de diez asistentes comienza a bailar al estilo de una polka irlandesa con el solo de Luca Ciarla en el violín.

Cristina Martínez - la coordinadora de educación y cultura de la Delegación de la Unión Europea en México- menciona que el financiamiento del evento lo realizan las embajadas de los países que participan en el festival, este año: Francia, Italia, Alemania, Bélgica, España, República Checa, Polonia, Finlandia, Andorra y Austria.

“No participaron todos los países pertenecientes a la Unión Europea porque no hay dinero; o sea, el problema de la difusión cultural y apoyo a la música emergente es mundial y no sólo de México como creemos”, menciona Cristina Martínez al tomar su cámara fotográfica para captar los detalles de la fiesta musical.

Luci Ciarla Quartet, antes de iniciar el concierto, ofreció una clase magistral estudiantes de música en nivel intermedio y avanzado inscritos en la misma. César Molina, profesor de música del Cenart, menciona que sólo las bandas emergentes de EuroJazz ofrecen ese tipo de práctica: “En el Festival Jazz-Mex no pasa eso, incluso son espacios más pequeños y casi no viene nadie”.

César Molina, quien también forma parte de la prensa del Cenart, porta una cámara fotográfica y graba cada concierto del festival porque es una herramienta para perfeccionar su técnica al enseñar a sus alumnos; así como un acercamiento para los que no pueden asistir al evento y acceden al mismo por los videos subidos a su plataforma digital.

“He venido aquí por 18 años, lo que me gusta del EuroJazz es que las bandas hacen nuevas propuestas musicales; lo contrario sucede con el Festival Jazz- Mex -que surgió por el EuroJazz- en donde se hacen refritos de las canciones más populares de jazz estadounidense y se lleva a cabo de manera local, o sea nadie sale del país ni de la ciudad”, menciona el profesor de música del Cenart.

Jóvenes y familias llegan, el índice de asistentes incrementa a cada momento. Éstos buscan un espacio de césped libre entre las personas acostadas sobre el mismo; al igual que Jennifer Ruiz una guitarrista de la Facultad de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien menciona: “Yo solo busco una oportunidad para ser escuchada y no hay una plataforma de esta magnitud para el talento nacional”.

No obstante, existe una preocupación por lo anterior por parte de la Secretaría de Cultura que convoca por sexta ocasión la promoción de eventos musicales, teatrales, dancísticos, etc., a través de festivales artísticos y culturales al otorgar un subsidio –que va de los 320 mil a 1 millón 400 mil pesos, según ciertos requisitos del programa- para la coinversión de los mismos.

Jennifer Ruiz carga su guitarra sobre la espalda, en una funda negra, y la recarga en un árbol para contemplar desde ahí el espectáculo de los italianos. Ella considera que el festival es una propuesta cultural muy creativa, pero que al centrarse en el género jazz sesga la diversidad musical de grupos emergentes nacionales e internacionales.


El atardecer se hace evidente por el tono amarillo quemado del sol que recae en los rostros de los asistentes mientras escuchan a Luca Ciarla, violinista, agradecer la presencia del público en su lengua italianglish. “Mi gran inspiración es Johann Sebastian Bach, recreo la esencia musical que representa la música real para la gente real”.

Luca Ciarla exterioriza su emoción, los dos camarógrafos enfocan su cara y en las dos pantallas gigantes se remarcan sus arrugas de la frente y el sudor por el esfuerzo de tocar el violín. Da las gracias y se retira el cuarteto del escenario. La inconformidad del público se materializó al exigir otra canción con gritos y silbidos. “¡Otra, otra, otra!”, se escucha al unísono en las áreas verdes del Cenart.

El ensamble italiano complace al público y comienza a interpretar otra pieza musical, Ciarla se adueña del escenario y danza por éste de un lado al otro en compañía de su violín; da vueltas cual bailarina y agradece para- ahora sí -terminar con el espectáculo.

La necedad del público citadino persiste, un segundo unísono de “¡Otra, otra, otra!, resuena por el campus, el cuarteto vuelve a salir para por fin hacer su número final. Toman sus posiciones los cuatro integrantes, se escuchan los gritos de la multitud; Ciarla pide aplausos al público para Carmine Ioanna, Maurizio Perrone y Francesco Savoretti, mientras les da a cada uno un espacio para tocar un solo.

El picnic colectivo deja de serlo, la multitud se pone de pie y aplaude el talento de los italianos. Es el final de la participación de Luca Ciarla Quartet en el EuroJazz 2016. El caminar del público levanta la tierra de la grava y el aire parece nebuloso; en procesión la gente se va retirando del lugar con la expectativa de volver a disfrutar del “grupo de jazz contemporáneo que reúne los sonidos de la tradición folclórica italiana y el área del Mediterráneo”.




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