19 de junio de 2015

EDUARDO HERRERA: TOMA EL CONTROL


Por Itzel Esmeralda Ramírez Martínez
México (Aunam). El seleccionado nacional y delantero de los Pumas, Eduardo Herrera, esta dentro de la lista de jugadores para aparecer en la portada del próximo juego de la FIFA 16.

Los 8 jugadores que están como candidatos para la portada son: Moisés Muñoz, portero del Club América y con algunas participaciones dentro de la Selección Mexicana, Christian Giménez de Cruz Azul, Marco Fabián de Chivas, Hugo Ayala de Tigres, Eduardo Herrera de Pumas, Hiram Ricardo Mier de Monterrey, Javier Orozco de Santos y Diego de Buen de Pachuca.

El pasado 28 de marzo Herrera debutó con la Selección Nacional en su partido contra Ecuador, su participación fue en los últimos minutos, pero para el partido del día 30 de marzo demostró de lo que está hecho para ganarse un lugar como titular anotando su primer gol ante Paraguay.

Sus inicios de Lalo Herrera fueron en las fuerzas básicas del Club Universidad, tuvo algunas participaciones en Pumas Morelos y Pumas Naucalpan. Su primer juego internacional fue el 9 de octubre del 2008 contra el Club Deportivo del Salvador Luis Ángel Firpo, entró al minuto 73 por Martín Bravo.

Su debut con Pumas fue en el Apertura 2011 el 24 de julio, bajo la dirección Técnica de Guillermo Vázquez. Entró de cambio por Juan Carlos Cacho en un partido contra San Luis, en el Estadio de Ciudad Universitaria. Su primer gol lo anotó el 3 de agosto del 2011 contra Monterrey y el primer gol internacional fue el 21 de septiembre del mismo año contra FC Dallas.

En el 2013 por préstamo jugó para el equipo Santos Laguna y en el Apertura 2014 regresó a Pumas con una marca muy buena de goles.

Es por eso que ahora la afición puma y seguidores de este jugador se unen para apoyarlo con sus votos en #EquipoHerrera y que tome el control estando dentro de la portada del siguiente videojuego. Para apoyarlo sólo hay que ingresar a la página https://www.easports.com/mx/fifa/cover-vote/, seleccionar donde está su nombre o compartir el voto por medio de twitter y jugando para darle más votos.




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18 de junio de 2015

PROCESO NO ERA UNA EMPRESA, ERA UNA CAUSA”

  • Don Paco Ortiz Pinchetti, el hombre detrás de la mente crítica

Por Marcela Rebeca Velasco Zúñiga
México (Aunam). Cabello totalmente blanco, rostro que refleja la experiencia de más de 40 años en el periodismo mexicano.
--¿Alguna vez se imaginó que llegaría a ser la figura que es?
--No, de niño me gustaba mucho el campo y los animales, yo pensaba estudiar agronomía.


Su oficina en la colonia del Valle de la ciudad de México fue testigo de una entrevista que marcaría a la joven e inexperta estudiante que cuestionó durante hora y media a Francisco Ortiz Pinchetti, eminencia en el periodismo mexicano desde antes de que La Jornada existiera, conocido por sus reportajes en Excélsior desde antes del golpe que sufriera su línea editorial por el echeverrismo, cofundador de Proceso junto con Julio Scherer García y, sobre todo, como diría Ryszard Kapuscinski, un gran ser humano.

Graduado en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, Ortiz Pinchetti comenzó a escribir desde la preparatoria. Acerca de cuándo o cómo encontró su vocación, lanza una sonrisa amable, como la que tiene alguien que recuerda buenos tiempos, y respondió: “fue algo muy natural, mi padre también era periodista, era cronista taurino, desde chico comencé a escribir, no me di cuenta cuándo, escribíamos juntos.”

Habló de su padre mientras mantenía la mirada en un punto fijo, mirando todo y nada, demostraba la influencia que éste tuvo en quien llegaría a ser director del periódico Zonal Libre en el sur.

Eran las 19:45 horas, el amarillo, verde y rojo de la pulsera tejida atada a su muñeca izquierda contrastaba con el resto de su atuendo: zapatos de color marrón, pantalón caqui, camisa de tono mostaza y chamarra para el invierno que se acercaba.

“En Excélsior no duré mucho, me tocó el golpe al periódico, al presidente Luis Echeverría no le gustó la línea editorial y cuando salió Julio Scherer, salimos 400 con él, periodistas y otros empleados de la cooperativa. De ahí nació la idea de hacer una revista: Proceso, otro grupo se separó e hizo Unomásuno, el padre de La Jornada”.

“Todo viene de ese grupo de Scherer, de Excélsior”, aseguró Don Paco que recordó cómo ese acontecimiento sirvió de parteaguas para el periodismo mexicano, pues provocó la creación de nuevos medios.

El tiempo pasaba mientras rememoraba la historia del periodismo en México; testigo de su salida del periódico, su padre los apoyaba, fue difícil para ambos, pues Excélsior era como su casa; su progenitor siguió trabajando ahí, pero los años mozos en el periódico habían terminado para Don Paco.

Fundaron Proceso en noviembre de 1976, tenían una causa y vocación, para ellos significaba más que una revista, para ellos era libertad de expresión. Conforme Vicente Leñero y Julio Scherer envejecían, la revista lo hacía con ellos, Consciente de ello, Vicente Leñero persuadió a Scherer y decidieron retirarse juntos, lo que dio lugar a un cambio generacional.

“Cuando Vicente Leñero y Julio Scherer salieron de la revista, ¿quién iba a sustituir a Scherer, a un gigante como él? Era difícil, por lo que hicimos una directiva de seis”. El sexteto lo componían Rafael Rodríguez Castañeda, Carlos Marín, Froylán López Narváez, Carlos Puig, Gerardo Galarza y Francisco Ortiz Pinchetti, fundadores también: seis mentes brillantes que no duraron mucho juntas

Después de una caótica dirección se nombró a Rafael Rodríguez Castañeda como director, la mitad del sexteto salió por su inconformidad con el nuevo jefe.

A Don Paco, que desde antes de la revista le había tocado cubrir la campaña de Vicente Fox para gobernador de Guanajuato, le correspondió lógicamente, y ahora sí para Proceso, cubrir su campaña a la Presidencia.

“En Proceso, que siempre había sido respeto, expresión, rigor y exigencia para el reportero, comenzaron a cambiar mis textos”. Publicó una carta con su hijo en la cual exponían la situación, el conflicto a partir de ahí le haría perder un trabajo pero, más que eso, a un amigo.

“Después de publicar la carta y que la firmaran más de 500 periodistas (incluso se publicó un desplegado en Milenio) la revista nos ofreció disculpas; ocho días después nos llamaron a una sala de juntas, donde Rafael Rodríguez, con las manos temblorosas y la voz nerviosa, nos leyó una carta, al terminarla se fue y nos dejó con los abogados.

“Tras varias horas de espera en la sala de juntas y algunas amenazas de llamar a seguridad, lograron programar una reunión con Scherer, se vieron en un Sanborns de la colonia Del Valle, lo que pasó ahí significó el rompimiento de una amistad y una causa, “Scherer iba con su actitud de ‘la ropa sucia se lava en casa, y tú publicaste una carta en los medios’, no estaban abiertos al diálogo, fue un golpe muy fuerte porque la causa la habíamos compartido tantos años…”

Los ojos detrás de los lentes se le nublaron al gran hombre de cabello cano sentado frente a la inexperta estudiante, pudo haber sido de sueño, o de que al recordar el dramático suceso el corazón se le rompía de nuevo. “Después de todo lo que compartimos… ese fue el final de toda relación, desde entonces no lo veo y no quiero verlo (a Scherer), Proceso no era una empresa era una causa.” (Scherer falleció el 7 de enero de 2015, la entrevista se hizo a finales de 2014)

Don Paco salió en el año 2000 de la revista que había ayudado a cimentar, después de 24 años de labor ética y crítica reflejada en más de mil reportajes. La revista que vio crecer le cerró las puertas.

Aracataca: un viaje dual


El año pasado (2013), a sus setenta años de edad, el ilustre comunicador viajó con su novia de Guanajuato (es divorciado, tiene dos hijos y cuatro hermanos), a la tierra de uno de sus escritores favoritos, Gabriel García Marquez; “fue un viaje dual, melancólico pero emocionante. Es triste ver que en el pueblo a nadie le importa el escritor, están muy resentidos con él”, interpretó al narrar su visita al lugar que fue Macondo en Cien años de soledad.

A los 15 años comenzó a leer La región más transparente, de Carlos Fuentes, siguió con los clásicos de Márquez y algunos de Leñero. “Yo tengo que diferir de Vicente, él dice que el reportaje es, de los géneros literarios, el más ligero, pero lo literario no es el propósito del reportaje, al momento de comunicar (les decía a sus alumnos de la Ibero) se debe tener en claro que existe un gran muro, una pared entre los textos de opinión y los informativos.”

Compartió su experiencia y recordó de una ocasión en que la revista Proceso hizo un concurso de ensayo de la militancia en México, en el jurado estaban Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Julio Scherer, “algunos reporteros los fuimos a entrevistar, desgraciadamente no me tocó con el maestro.”

Prosiguió: “sin embargo una vez, no recuerdo el motivo ahora, estábamos todos reunidos, ha sido la única vez que conviví con él (García Márquez), quería enseñarnos un capítulo que recién había escrito y preguntó por voluntarios para leerlo, Scherer dijo: ‘a ver Don Paco’, y leí el capítulo inédito, tan emocionado que me trababa al leer.”

El periodista de cabello blanco, mientras tamborileaba entre sus dedos la pluma que siempre cargaba para redactar sus notas, confesó que casi nunca usa grabadora (excepto para entrevistas), sino papel, bolígrafo y memoria; después de un lapso de silencio, de esa clase que se dan cuando se rememora algo profundo, retomó la anécdota: “cuando llegamos a Aracataca en un carro rentado, comenzó a llover y una mariposa amarilla se nos cruzó, sólo una.”

El actual columnista de Por la libre, en el sitio web Sin embargo, aseguró estar muy satisfecho con su trayectoria periodística, de pequeño jamás imaginó tener algún impacto en las personas, ni que influiría de manera directa en lo que alguna vez fue una causa y no una empresa.




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DIFERENCIAS ENTRE CALDERÓN Y FOX: HÉCTOR ÁLVAREZ


Por Marcela Rebeca Velasco Zúñiga
México (Aunam). Fresco, informal, llegó tarde a la cita acordada en el Sanborns de los Azulejos, que de tantos diálogos históricos ha sido testigo, si bien la siguiente entrevista no pasaría a la memoria de la historia nacional, sí al recuerdo de una joven periodista.

Héctor Álvarez Fernández cubrió para Notimex la presidencia de los sexenios panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón para la agencia de noticias Notimex. Moreno, alto, sin barba y sin lentes, no tan viejo pero sí lo suficiente para seguir pensando en el uso de gel como producto estético, su cabello acomodado hacia atrás y fijado por dicha capa transparente y brillosa deja al descubierto su cara amable y cansada.

Un cordial e incómodo saludo trae el diálogo a la mesa. Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, reportero de Notimex por más años que lo que lleva en su matrimonio, Héctor Álvarez invitó las cervezas.

Después de dar cobertura el sexenio de Fox y los cuatro años finales de Calderón, sutilmente se quejaba de ya no estar en acción, de ahora hacer reportajes y notas sobre personas con cáncer y eventos culturales.

Después de cada queja venía un “pero me gusta, aún me gusta”, sus quejas, aunque parecieran injustificadas, tenían un motivo, una razón: cuando estudiaba no era aplicado ni apasionado por la academia, era de los alumnos que enfiestaban casi diario. Aprendió su vocación hasta que encontró trabajo en una pequeña agencia de noticias ahora inexistente: Servicio de Información Financiera y Económica.

En ese entonces le costaba un poco de trabajo redactar notas, ahora lo hace en 10 o 15 minutos, recordó la grilla que sufrió para poder cubrir presidencia el primer sexenio, “cuando era chavo veía a los reporteros que cubrían a la mejor fuente: presidencia, y yo decía: ´algún día estaré ahí´, y pues afortunado, no sólo cubrí un sexenio, sino dos.”

Viajando con los presidentes

Zapatos negros, pantalón claro y camisa de rayas azules; “no importa qué día o qué hora sea, si el Presidente va a decir algo tú tienes que estar ahí”, rememoró sus días de gloria en los que subía al avión presidencial, “la prensa subía antes, cuando el Presidente llegaba ya era para despegar.”

Con su dedo trazó un plano del avión sobre el mantel de la mesa, mientras explicaba cada sección le brillaban los ojos con nostalgia a días que ya jamás regresarían, tomaba sorbos de Indio cada que hacía pausa para contestar la pregunta.

Sobre los presidentes enunció: “con Fox te podías acercar a hacerle la plática, era más humano, más dicharachero; Calderón, por su lado, más seco, no quería tanta relación con los medios, sin embargo lo que puedo decir de él es que era una persona muy culta, muy preparada”, y continuó contando anécdotas como alguien que cuenta un sueño que no quiere terminar.

“Con Fox se podía bromear”, dejó en claro después de rememorar aquella vez que cheleó con el Presidente: después de la reconstrucción de Cancún debido a los estragos del huracán Wilma, la selección mexicana de futbol competía en el mundial Korea-Japón, entraron a un restaurante reconstruido y les regalaron playeras, el Presidente uniformado de verde y con la cara pintada disfrutó con la prensa.

A diferencia de Fox, Calderón dejó una impresión más seria en el reportero, recordó y comparó la relación de cada uno con su respectiva esposa y comentó: “Margarita es bien sabido que es más inteligente que Calderón, los dos estudiaron en la (Escuela) Libre de Derecho, ella era una estudiante destacada, cumplida y aplicada, sacrificó una parte de su carrera política por apoyar a Calderón, que también es muy inteligente”.

Soltó una risa pícara al recordar cómo Fox llamaba a su esposa mediante chiflidos, Marta Sahagún, quien a veces le quería imponer a la prensa su forma de pensar, respondía y llegaba corriendo, aseguró el periodista.

“Las relaciones eran diferentes, como de otro nivel”, aseguró Héctor Álvarez quien también contó cómo Calderón lo sorprendió un día que hablaban de futbol, “es culto en todo sentido, se sabía la alineación de Los Pumas cuando todavía jugaba El Tuca, ya ni yo que soy universitario, puma de corazón.”

Trabajo sobre familia: “no queda tiempo ni para uno mismo”

Interrogado acerca de cómo ha afectado sobreponer su carrera a las relaciones personales, el reportero de Notimex, sin arrepentimiento en la voz o en los ojos, contestó: “hay un costo que tienes que pagar por ese tipo de cosas, la relación con su familia es estable pero distante en algunos aspectos”, menciona cómo su hijo, hasta la fecha, le sigue reclamando el no haber estado ahí, pero cómo también su esposa y él ya están acostumbrados a eso: “tengo un hijo pero parece que no me conoce, llega un punto en el que se acostumbran a que no estés, que cuando estás le estorbas o incomodas.”

A simple vista se puede decir que el amor que le tiene a su esposa, Laura Gómez Flores, también reportera, pero de La Jornada, ha hecho más sencilla y comprensiva la relación, como los dos conocen y trabajan en el medio se entienden y cooperan para el bienestar familiar y de su hijo que aunque, como menciona Héctor Álvarez, es una relación distante, lo ama como a nadie.

El periodista ahora cubre la Secretaría de Desarrollo Social para la misma agencia que lo mandó a cubrir presidencia, Notimex, pero cuando no invitan prensa a las giras, no tiene muchos eventos, se desespera en casa y ya no sabe qué hacer por lo que prefiere hacer free lance un rato.

Dice que todo el esfuerzo ha valido la pena; sin embargo se nota la añoranza a tiempos pasados: “tengo un hijo que parece que no me conoce”, confesó el comunicador, pero dice haber sacrificado lo familiar por la satisfacción que le produce ver sus notas publicadas en primera plana.

Así como empezó, terminó, nos despedimos con un fuerte apretón de manos, Héctor Álvarez invitó las cervezas.




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