DONARSE, PARA SALVAR LA VIDA DE OTROS

Por Kenya Atenas Nelly Lizárraga Morales
"Una persona que fallece proporciona dos riñones, un corazón, un hígado, dos córneas
piel, hueso y mínimo se benefician seis personas. ¡Mínimo!".
Doctor José Ángel Cigarroa
Coordinador del Protocolo de Trasplantes del Centro Médico Siglo XXI.
México (Aunam). La sala de espera ubicada en el quinto nivel del Instituto Nacional de Cardiología de la delegación Tlalpan, en el Distrito Federal, tiene a todos en suspenso, cerca de 30 personas ocupan los pasillos del piso; algunos se muerden las uñas, otros sacan la revista TV Notas para leer, uno que otro va por un café, los más jóvenes ni siquiera se mueven de su asiento, cerca de la recepción de las secretarias se alcanza a ver a dos mujeres, una de aproximadamente 70 años de edad, lleva una bolsa y un rosario entre sus manos, poco a poco sus labios se mueven al ritmo de la palabra “amén”; la otra, de cabello largo, negro intenso, delgada, la piel pálida y vestida con un pantalón deportivo azul, se recarga en uno de los soportes del hospital, mira fijamente el cielo por la enorme ventana de la sala, se trena los dedos y abraza a la señora que reza.


Han pasado 16 horas sin poder comer, beber ni moverse del lugar, después de la inesperada llamada que el doctor Moisés Romero Gonzáles les hizo la madrugada del 20 de marzo a ella y a otras 14 personas reunidas en el hospital, ya que todos están en la espera de un riñón, órgano que cumple la función principal de limpiar el plasma sanguíneo de sustancias indeseables, es decir purificar la sangre que será impulsada por el corazón para circular alrededor del cuerpo.

El riñón es uno de los órganos que se pueden donar, igual que la piel, las córneas, el corazón, el hígado, el páncreas, los pulmones, el intestino delgado, la médula ósea y el tejido cerebral, así como otros menos comunes, como el hueso y los cartílagos.

Pero a comparación de otros países, en México no se tiene la cultura de la donación; aunque existan leyes que lo permitan, la duda, el tabú de la muerte, la divinidad y sobre todo la desinformación son los principales obstáculos por los cuales los connacionales se niegan a cambiar y salvar la vida a alguien más por medio de un implante de órgano.

Nueva oportunidad para vivir


La insuficiencia renal crónica es la etapa en la que los riñones ya no tienen capacidad de eliminar los desechos y el exceso de líquido del cuerpo.

A finales de 2013, los riñones de Mónica Morales Sánchez, licenciada en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México, trabajaban al 4 por ciento de su capacidad sin dar señales de alarma. Síntomas tan comunes como vómito y dolor de cabeza, que se confunden con estrés, cansancio o pesadez estomacal, no se consideraban.

A partir de las 16: 30 horas de ese 20 de marzo Mónica pasa todas las pruebas de sangre, lo que le permite entrar a quirófano para recibir un trasplante a cargo del médico cirujano Moisés Romero Gonzales, de dos enfermeras y de un anestesiólogo. “Yo estaba muy contenta, la verdad estaba eufórica, las enfermeras me decían que me veía muy contenta y es que me dieron otra nueva oportunidad de vida, creía que iba a ser difícil por todas las personas que estaban esperando el riñón pero la verdad fue algo que no esperaba”, recuerda.

El movimiento incesante de las manos causado por el recuerdo de la hemodiálisis que utilizó para tratar su insuficiencia renal es notorio. Entre paredes moradas, blancas y cuadros con la frase "Dona tus órganos en la tierra", Mónica, de cabello negro y vestida con un pantalón azul, recuerda las dos fístulas colocadas en su vena para transportar sangre a una máquina que elimina sus toxinas y regresarla limpia al cuerpo.

"Para la hemodiálisis una clínica privada era la solución. Sin IMSS o ISSSTE, el tratamiento oscila entre mil 500 pesos cada sesión, vas de dos a tres veces a la semana, tres horas; tienes que perder tres horas de tu vida conectada a una máquina...", relata Mónica con frustración.


"La tristeza me invadía por ser la más joven entre adultos mayores y diabéticos. Vi de todo, gente convulsionando, con calambres en el estómago y muchos gritos de dolor. Opté por relacionarme con mis compañeros, de bromear con ellos, de echarles ánimo y olvidarme...", agrega Morales Sánchez.

Antecedentes históricos sobre los trasplantes

Trasplantes autógenos de tendones, cartílago, hueso y piel, entre otros tejidos, se han realizado desde finales del siglo XVIII. El primer implante de hueso exitoso del que se tiene noticia lo llevó a cabo en 1878 Sir William Macewen, cirujano escocés y pionero en neurocirugía, en la Universidad de Glasgow, Escocia.

En busca de la técnica más adecuada para la realización exitosa de trasplante, a principios del siglo XX se pudieron efectuar injertos en animales.

En 1954 se practicó el primer trasplante exitoso de riñón en el mundo. En México, el primer implante renal se realizó en 1963.Tres años más tarde, en diciembre de 1967, el doctor Christian Barnard, en el Hospital Groote Schuur, de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, realizó por primera vez un trasplante de corazón en humanos. El 21 de julio de 1988, un equipo encabezado por Rubén Argüero, coordinador general del Hospital General La Raza, repitió esta hazaña en México.

En 1985 el doctor Héctor Díliz practica el primer trasplante de hígado en México, en el Hospital Nacional de Nutrición, junto con el doctor Héctor Orozco. El paciente, sin embargo, falleció al cuarto día; no fue sino hasta 1988 que dicho doctor logró, después de otros dos fracasos, que el paciente sobreviviera.

Para el 21 de julio de 1988 la situación de salud daba más frutos: el Hospital de Especialidades del Centro Médico del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) hizo el primer trasplante de corazón en humanos en México por el doctor Rubén Argüero Sánchez, y el 24 de enero de 1989 el doctor Jaime Villalba Caloca y su equipo realizaron el primer trasplante de pulmón en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias.


Los principales problemas que los especialistas enfrentaron en los inicios de trasplante de órganos en el siglo XX fueron la falta de investigación y de práctica. Actualmente, es la falta de información y cultura de donación de órganos el obstáculo principal al que se enfrenta la ciencia médica ya que en las instituciones educativas, desde nivel básico hasta profesional, no existe información sobre donación y trasplante.

“Por esta idea de que ´no estoy pasando por alguna donación o trasplante´, a la gente no le interesa informarse”, declara indignada María de Jesús Millán Aranda, enfermera integrante del Protocolo de Trasplantes del Centro Médico Siglo XXI. “¡Ni siquiera saben de su enfermedad, tampoco sobre las donaciones, no preguntan y mucho menos leen!”, puntualiza.

Cifras desalentadoras en México

El Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra) es el órgano de la Secretaría de Salud responsable de impulsar y coordinar los procesos de sustitución de órganos, medida que da a los pacientes beneficios de calidad, equidad, altruismo y justicia.

Cifras del Cenatra indican que 19 mil 405 personas en México están en espera de recibir un órgano o tejido, 11 mil 745 de las cuales aguardan un trasplante de riñón; 7 mil 179, de córnea; 411, de hígado y 45, de corazón.

Desde inicios de 2015, el Sistema Informático del Registro Nacional de Trasplantes (Sirnt) reporta mil 82 implantes de córneas; 796, de riñones; 52, de hígados, y 14 de corazones. La lista es larga y las personas en espera de una donación aumenta día a día, pero la información y la cultura de la donación disminuyen.

El Cenatra reporta más de 16 mil personas en la lista de espera, de las cuales más de la mitad se podría salvar al día, si se considera que por cada individuo que sufre muerte cerebral, ya sea por traumatismo o que quede en coma o en estado vegetativo, podría salvar la vida de siete personas.


El problema, entonces, radica en la apatía social y el individualismo. En cambio, una persona informada y consciente decide libremente que, en caso de muerte, sus familiares o amigos autoricen la extirpación de sus órganos con fines de donación, deja asentada esa decisión y facilita el proceso a los familiares y al personal médico, aunque otro de los problemas radica en que la decisión final recae en los familiares o cónyuges de las personas fallecidas.

Adicionalmente, la decisión de los parientes de donar los órganos de una persona con muerte cerebral es compleja, ya que para la mayoría de las personas, el deceso ocurre cuando el corazón deja de latir; por otro lado la sociedad católica, mayoritaria en México, piensa que los trasplantes interfieren la voluntad de Dios, algunos llegan a creer en los milagros y pocos tienen acceso a la información o no logran comprender el problema social.

En su libro La experiencia de donar, Lourdes Campos Sodi, ingeniera biomédica por la Universidad Iberoamericana, define; “(un trasplante es) la incorporación al ser humano de un material extraño vivo o inerte con la finalidad de sustituir funciones, recuperar la forma por defecto o ausencia”.

El año pasado sólo el estado de México, el Distrito Federal y Aguascalientes superaron las 100 donaciones de órganos y tejidos de personas fallecidas. En las 29 entidades restantes, sólo mil 687 personas autorizaron otorgarlos antes de fallecer.

El Distrito Federal obtuvo el primer lugar en la donación de riñones con 725, de los cuales 503 fueron de origen vivo; en el país se realizaron en total 2 mil 610 donaciones tanto de donante vivo como de fallecido.

Un recorrido para la donación

El director del Protocolo de Trasplantes del Hospital de Cardiología, doctor José Ángel Cigarroa, comenta que el Comité de Trasplante, del que forma parte, decide qué paciente reúne las características para recibir un trasplante, si no las tiene, se le niega.


Previo a la reunión de especialistas, el equipo del Protocolo de Trasplante somete al paciente a estudios e intervenciones para eliminar las anomalías que pudiera tener, desde muelas con caries hasta enfermedades infecciosas.

Antes de llegar al trasplante, el paciente es sometido a tratamientos y prótesis –como el puente bypass (que permite mejorar el flujo sanguíneo del corazón), cambio de válvulas o medicamento--, y sólo cuando estos no dan resultado se decide el trasplante como la última opción para vivir.

En apoyo a la adecuada elección del caso, Trabajo Social somete al paciente a un estudio socioeconómico, investiga sus redes de apoyo familiar y rinde un informe a detalle.

"Un paciente con un nivel socioeconómico bajo, desafortunadamente no es candidato a trasplante debido a que una vez dado de alta necesita una alimentación limpia y bien cocinada día a día para evitar contraer alguna enfermedad. No es discriminación, pero sin el apoyo económico, éste y otros aspectos son imposibles”, indicó Silvia Olazco, trabajadora social del Centro Médico Siglo XXI.

El doctor Cigarroa agrega: “El paciente no debe de tener (vivienda con) piso de tierra debido a que es necesario lavarlo y desinfectarlo constantemente para crear las condiciones de higiene adecuadas".

De igual manera, Trabajo Social informa sobre alguna enfermedad mental como síndrome de Down, esquizofrenia, depresión. Así como adicciones al alcohol, al tabaco o a las drogas.

El pasado 15 de enero el Comité de Trasplantes de Cardiología concluyó su actualización del personal compuesto por cardiólogos, infectólogos, químicos, patólogos, cirujanos, epidemiólogos, enfermeras, personal de trabajo social, abogados y un sacerdote, debido a estatutos legales, enfermedades y jubilaciones.

El doctor Cigarroa opina que el trasplante de órganos es todo un reto. "Una persona que fallece proporciona dos riñones, un corazón, un hígado, dos córneas, piel, hueso, y mínimo se benefician seis personas. ¡Mínimo! La donación es un reto que se debe tratar de alcanzar comenzando desde casa, desde el nivel escolar, con información a través de todos los medios masivos para que esto dé un giro a favor de los mexicanos y de su mentalidad".

La religión, a favor de la donación


El éxito o fracaso del proceso de donación y trasplante no depende únicamente de la disposición del donador, la compatibilidad de éste con el receptor y el apoyo familiar, sino de un complejo esquema de coparticipación ideológica, muchas veces inmerso en la desinformación cultural y religiosa.

Martín Reyna Bautista, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Lourdes, de la delegación Gustavo A. Madero, comenta que la donación de órganos es un acto de amor debido a la generosidad de entregar o dar, siempre y cuando sea lícito. Señala que la Iglesia Católica se encuentra a favor de esa práctica, sí y sólo si el fallecido estuvo, y la familia está, de acuerdo en su realización.

Con 15 años de ordenación y 22 de formación, el párroco declara que la Iglesia Católica apoya a la donación de órganos por medio de la reflexión o acto de conciencia sobre la capacidad de poder brindar algo propio para dar vida o ayudar a otras personas. De esta manera la religión católica contribuye a formar una cultura de donación.

El 7 de noviembre de 2008, el papa Benedicto XVI, ante los participantes del Congreso internacional Un don para la vida. Consideraciones sobre la donación de órganos, señaló que ésta es una forma peculiar de testimonio de la caridad que compromete a hacer de la propia vida un don para los demás.

"Como nos enseñó el Señor Jesús, sólo quien da la propia vida podrá salvarla (Cf. Lucas 9, 24)", comentó el máximo jerarca católico. Respecto a la técnica, señaló que el consentimiento informado es una condición de libertad para que el trasplante se caracterice por ser un don y no se interprete como un acto coercitivo o de abuso.

Igualmente señaló en su discurso la utilidad de recordar que los órganos vitales sólo pueden extraerse ex cadavere (muertos), el cual también posee una dignidad propia que debe ser respetada. Ante la Federación Internacional de las Asociaciones Médicas Católicas y del Centro Nacional Italiano de Trasplantes expresó que el acto de amor que se manifiesta con el don de los propios órganos vitales, es un testimonio genuino de caridad que se debe ver más allá de la muerte para que siempre venza la vida.

Benedicto XVI enfatizó que el camino que se debe seguir tendrá que ser el de la formación y difusión de una cultura de la solidaridad que se abra a todos sin excluir a nadie.

El Papa declaró que la medicina de los trasplantes, coherente con una ética de la donación, exige el compromiso de todos por invertir todo esfuerzo posible en la formación y en la información para sensibilizar cada vez más a las conciencias en un problema que afecta diariamente a la vida de muchas personas.

Es necesario, por tanto, superar prejuicios y malentendidos, disipar desconfianzas y miedos para sustituirlos con certezas y garantías, permitiendo que crezca una conciencia cada vez más difundida del gran don de la vida, concluyó.

Fundación Trasplante y vida


Las hojas de los árboles gritan el paso del otoño, la soledad de la avenida Copilco 267, en la delegación Coyoacán del Distrito Federal, no desborda tristeza. Una casa con fachada morada es la sede de la Fundación Trasplante y Vida, que se define como una institución de asistencia privada (IAP) para la promoción de la cultura de donación y de un apoyo integral a las personas con vulnerabilidad económica durante o después de un trasplante.

Con carácter altruista, la fundación desarrolla el programa Apoyo integral al paciente trasplantado, consistente en otorgar a éste el medicamento inmunosupresor para asegurar el éxito del traspaso de órgano durante la cirugía o posterior a ésta. De igual forma, se proporcionan consultas psicológicas y nutricionales.

Ana Elena Gómez Guerrero, coordinadora de la Fundación Trasplante y Vida, asegura: "Algunas personas no se sienten merecedoras de nada. Desafortunadamente no estamos acostumbrados a dar y recibir. Para esto, las sesiones psicológicas son elementales para el éxito del trasplante y el cuidado del órgano".

Otro apoyo que la Fundación Trasplante y Vida brinda a los receptores es ayudarlos a incorporarse a la vida laboral.

La fundación es sostenida mediante donativos, en 2013 benefició a 857 pacientes gracias a un donativo de medicamento con valor de 16 mil pesos cada uno. Asimismo, en 2014, 333 enfermos fueron apoyados con inmunosupresores. Desde inicios de 2015, 19 pacientes han sido esperanzados con este medicamento.

Gómez Guerrero destaca la importancia de que la sociedad, principalmente la juventud, pueda informarse o promover donaciones, ya sea de boca en boca o a través de las redes sociales, lo cual permitiría un desarrollo potencial.


Una oportunidad inesperada para vivir

La esperanza de Mónica se desvaneció ante el arrepentimiento de dos amigos que se habían comprometido a donar con el objetivo de volver a ver su sonrisa. "Yo creo que lo que falta es información y cultura de donación. La gente me decía ´¡es que me voy a morir!´, y no, no sucede. Tu vida cambia, los cuidados son excesivos, hasta la dieta se transforma".

Por recomendación del doctor responsable de los procesos de hemodiálisis en el Hospital Merlos, Mónica acudió al Instituto Nacional de Cardiología (INC) con la esperanza de obtener un riñón que le regresara el sentido a su vida.

Recuerda, con voz temblorosa, todos los estudios y citas al INC para ser una más en la lista de espera. “Es desgastante, cada dos meses visitaba el hospital para obtener una muestra de sangre y checar la compatibilidad de algún riñón en dado caso que llegara”, señala.

Cuatro meses después de que sus amigos recularon, el 20 de marzo, a las 12:30 de la madrugada, una llamada le hizo ver más cercana la luz del túnel. El instituto había recibido dos riñones y Mónica era la indicada. "Te quedas, te estamos operando en dos horas", le dijo el doctor Moisés Romero Gonzáles.

Su mamá llevó inmediatamente todo lo necesario para la hospitalización: papeles, ropa, comida, medicamentos, celulares, recetas y un poco de dinero. Esa noche fue la más larga y esperada, la angustia y los nervios no la dejaban pensar en otra cosa que la salud de su hija. Pasaron las horas hasta que salió el médico, inmediatamente se le acercó y preguntó por su hija; “la operación fue un éxito, de hecho ya realizó el primer desecho de toxinas”. Con la voz temblorosa y los ojos llorosos, la mujer le dio al galeno un abrazo enorme y las gracias a los demás médicos que la atendieron y a Dios.

“Estuve una semana internada, afortunadamente todo salió de maravilla, ya estoy del otro lado, sin embargo tengo que tener muchos cuidados ya que mi sistema inmunológico está muy propenso y débil. Estoy agradecida por mi riñón, ahora tengo tres y los tengo que cuidar”, dijo Mónica Morales.

"Hoy me encuentro con otro problema, el medicamento. La fundación afortunadamente me apoya con éste mientras consigo un seguro que me proporcione de por vida los elementos para evitar el rechazo. Afortunadamente estoy viva y tengo tres riñones, de los cuales uno es el que me da la fuerza para seguir", comenta con una sonrisa Mónica Morales.


Conclusiones

La donación de órganos es, en primera instancia, un acto altruista, permite mejorar la calidad de vida de las personas y es indispensable reconocer la utilidad de los órganos para salvar la vida de otros.

Las condiciones en que se asignan órganos de procedencia cadavérica para trasplante es motivo de controversia; en todo el mundo las listas de espera superan ampliamente la disponibilidad de órganos y, en consecuencia, existe una enorme presión respecto a los criterios con que los órganos son asignados.

La ley General de Salud mexicana expresa: “Art. 336. Para la asignación de órganos y tejidos de donador no vivo, se tomará en cuenta la gravedad del receptor, la oportunidad del trasplante, los beneficios esperados, la compatibilidad con el receptor y los demás criterios médicos aceptados.”

En el reglamento sobre este artículo dice: “Art. 40. Los candidatos a recibir un trasplante deberán reunir los requisitos siguientes: 1. Tener un padecimiento que pueda tratarse de manera eficaz por medio del trasplante. 2. No presentar otras enfermedades que pudieran interferir con el trasplante. 3. Tener una condición física y mental que permita suponer que tolerarán el trasplante y su evolución. 4. Ser compatibles con el donador del órgano, tejido o células, de conformidad con lo que establezcan las normas. 5. No estar embarazada, comprobado por pruebas de laboratorio, en su caso y 6. Expresar su voluntad por escrito.”

A pesar de existir una ley para el derecho a la protección de la salud en México, la desinformación y la falta de cultura para ayudar a los demás son uno de los factores principales durante la toma de decisiones, pues al presentarse una muerte encefálica la decisión de donar los órganos recae en el familiar, quien la mayoría de la veces se niega a donar los restos útiles del cadáver.


En la Encuesta sobre actitudes hacia la donación se detallan las razones expuestas por los familiares para negar los órganos: no asumir la responsabilidad sobre el cuerpo del otro, desconocimiento del tema y temores a la mutilación del cuerpo, los de tipo religioso, como la concepción de una vida después de la vida o la reencarnación; y la desconfianza en el destino de órganos.

Es indispensable buscar apoyo no sólo del gobierno, sino de la sociedad, por medio de la propaganda para difundir el altruismo y la importancia de donar para salvar la vida de otros.

La donación debe ser libre, responsable y gratuita, realizarse para el bienestar de los demás sin obtener nada a cambio, debe ser voluntaria y aprendida a través de los sectores educativos, religiosos y de salubridad, con el objetivo de enseñar a entender que el cuerpo puede cumplir funciones de ayuda a otras personas, logrando que se vuelva una cultura y por supuesto una cultura filantrópica.

Existen diferentes formas de consentir la donación de órganos, una de ellas es la firma de documentos y de credenciales que nos certifican como donantes, sin embargo es necesario que el acto de ayudar deba nacer de la voluntad de uno mismo y si se puede construir una cultura de dar un cachito de uno mismo a la humanidad.








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