MIGUEL ÁNGEL BARO: BOXEADOR Y BAILARÍN

Por Gerardo Padilla
México (Aunam). Suele estar calmado en cada una de las peleas de sus pupilos. Desde la esquina los mira y en ocasiones grita algunos detalles para que sus boxeadores ataquen o se defiendan. Comienza a hacerse conocido en el ámbito del boxeo. Así es como el cubano, Miguel Baro, vive cada función de boxeo.

Recientemente estuvo apoyando al invicto y noqueador Alejandro “Pájaro” Dávila, quien se enfrentaría al colombiano, y también peligroso, David Mosquera. Desde la salida de los peleadores, Miguel Ángel Baro Servide estaba serio, tranquilo. El proveniente de la Habana, Cuba, forma parte del equipo “Team Pájaro” y “Team Morán”, leyendas que normalmente se ven en su bata de entrenador, aunque en la última función salió con una playera en la que se leía “Casa Cravioto”.

Desde la esquina, Baro veía a su pupilo. No gritaba mucho desde abajo. Cada que terminaba el round, subía al cuadrilátero con paso lento. Hablaba con “Pájaro” sobre algunas cuestiones tácticas. Con forme pasaban los episodios, Dávila se ganaba al público, y la afición esperaba que llegara el Knockout al boxeador colombiano. Y sí llegó.

Finalmente, la pelea la ganó “Pájaro” Dávila por Knockout. Al día siguiente, Miguel Baro comenzó a hacer uso de las redes sociales. En su cuenta personal de Facebook, escribió sobre el orgullo que sentía acerca de la victoria de uno de sus mejores boxeadores. Asimismo, subió fotos a lado del pugilista. Una vez terminada la función, en la cuenta oficial de su escuela de boxeo, publicó un video con fragmentos de la pelea de su pupilo y reiteró su felicidad.

Sus pasatiempos

Es amante de las redes sociales, del ejercicio y de la salsa. Hasta antes de tener a su primer boxeador profesional, su estilo de vida era diferente. Todos los fines de semana asistía al bar-antro Mama Rumba. Lugar al que acude gran parte de la comunidad cubana que radica en México.

“Antes iba mucho a bailar a un bar que se llama Mama Rumba los sábados. Todavía voy un ratito a allá. Me encanta.” Aseguraba Baro, mientras sus alumnos golpeaban los costales con música de fondo: salsa y reggaetón.

Además, Miguel hace hincapié en la necesidad de que el boxeador sepa moverse durante una batalla. Los pasos laterales son fundamentales en el baile y también en el deporte de los puños. Por lo cual, también enseña a sus alumnos a bailar. Con esto, lograrán una de las premisas del boxeo: golpear y no ser golpeado.

La política es otro tema del que le gusta hablar a Miguel Baro, aunque no se considera experto en esta rama. Cuba pasa por momentos trascendentales para su historia y la del mundo. El presidente de Cuba, Raúl Castro, y el de los Estados Unidos, Barack Obama, tuvieron una reunión después de más de medio siglo.

Sobre el cambio en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba opinó que sería algo bueno, aunque cree que la prioridad es saldar la deuda que se tiene con Rusia.

“Bueno, mientras sea para bien. Sería buenísimo. Yo quiero que sea así, pero lo veo algo difícil, porque Cuba está endeudado con los rusos y me imagino que primero deben estar ellos, ampliamente. Pero lo veo bien difícil.”

Su vida en la isla

Desde pequeño, Miguel Baro demostró gran habilidad en los deportes. Practicó atletismo y judo, pero fue en el boxeo en el que pudo destacar más. Su hermano, Humberto Baro, era una de sus personas a seguir. Lo veía como un ídolo al convertirse en beisbolista y también boxeador amateur.

Miguel se interesó en el boxeo desde pequeño. Asegura que en su infancia, lo expulsaron varias veces de su escuela por pelearse con sus compañeros. Al mismo tiempo que platicaba esas anécdotas, sonreía.

Miguel Baro recordó que su padre, René Baro, le pegaba a Miguel cada vez que lo expulsaban. De ahí surgió su interés por practicar box. Lo hizo desde los nueve años.

A los 16 años compitió en un torneo de box (en Cuba, el boxeo que se practica es amateur). Ganó la competición en la que participó y se convirtió en campeón de su municipio.

A pesar de este logro, nunca pensó en salir de su país natal para convertirse en boxeador profesional, como lo hicieron Ultiminio “Azúcar” Ramos y José “Mantequilla” Nápoles en la década de los sesenta.

“En Cuba nos sembraron otras ideas, nunca pensé en eso. Porque desde niños nos metieron ideas comunistas, vaya socialistas. No es como ahora aquí, cuando estás en el capitalismo, uno y la mayoría piensa en el dinero. Porque realmente con dinero aquí, tienes que pagar renta y gastar mucho dinero Y ¿de dónde? La vida, ésta, es la más fácil ¿no?” Afirmó Miguel Baro, mientras veía cómo realizaban los ejercicios.

El deporte siempre ha fascinado a Miguel Baro. Incluso optó por estudiar Cultura Física en el Instituto Superior de Cultura Física Manuel Fajardo, en Cuba. Desde ahí pensó que su futuro podría estar en la enseñanza de algún deporte.

De Cuba para el mundo



La primera vez que salió Baro de su país fue con dirección a la misma zona a la que él pertenece, el Caribe. Jamaica lo esperaba para iniciarse como entrenador de boxeo. Sólo estuvo un año en el país de los Rastafari.

Después, recibió ofertas de México. La Comisión de Box Profesional del DF le hizo la invitación para participar en una serie de eventos como entrenador para varios pugilistas que estarían debutando próximamente, en búsqueda de colarse como ídolos de este deporte.

Se hizo amigo de los directivos más importantes del boxeo y la lucha libre: José Sulaimán, ex presidente del Consejo Mundial de Boxeo, y de Felipe Ham Lee, ex luchador de la época del Santo y por mucho tiempo perteneciente a la Comisión de Box y Lucha del DF, ambos personajes ya fallecidos.

Miguel Baro presume de su amistad con Sulaimán al exhibir en su escuela de boxeo una foto con el entonces presidente. Dicha foto está al lado de los trofeos que ha ganado como entrenador: los guantes de oro y el cinturón de oro con Antonio “Toño” Morán.

Tiempo después, optó por quedarse en México, ya que le fascinó este país y vio en él muchas oportunidades para sobresalir. Aunque al principio todo fue difícil, separarse de su familia fue lo peor para él.

“Me encanta. Es un país con muchas oportunidades”, y añadió “es algo difícil, porque uno siempre quiere tener el calor de la familia para sentirse bien. Pero esa es la vida, si uno quiere salir adelante, tiene que hacerlo. Salir solo y ya después empezar a ayudar a la familia”.


Actualmente, vive con su hijo, que siempre está observando el trabajo de su padre, y también vive con el señor René Baro. Aunque por ahora ellos sólo vienen de visita.

“Mi hijo (Miguel Ángel Baro Luis) lleva acá tres años. Pero como está estudiando, sólo viene en la vacaciones,” afirmó. Su hijo observa cada uno de los entrenamientos de Miguel Baro y lo acompaña a las funciones de box. De igual forma, Miguel Baro Luis ayuda a impartir clases a su padre.

Desde su llegada a México transcurrieron cinco años para que él regresara a Cuba; por ahora pasará mucho tiempo para que regrese, pues su presente y su trabajo están en México y va dedicarse al máximo.

Todo profesor bueno es exigente

Conocido como un entrenador muy exigente y constante, Miguel Baro pide a sus pupilos ser profesionales en todo el sentido de la palabra. Sus boxeadores profesionales deben asistir a todos los entrenamientos y llevar una alimentación balanceada. Cuando se aproxima alguna pelea, suelen irse de campamento a entrenar al Nevado de Toluca.

Cuenta con varios pugilistas profesionales, entre los que destacan: Antonio Morán, Fidel García y Alejandro Dávila. También entrena a niños, mujeres y señores de la tercera edad para hacer acondicionamiento físico.

Ahora el único sueño y objetivo del cubano, Miguel Baro, es conseguir un campeonato a nivel mundial con alguno de sus pupilos. Para lo cual está trabajando duro y esforzándose al máximo, junto a sus alumnos.


Imágenes: Facebook - Escuela Cubana De Box Baro



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