IZTAPALAPA TAMBIÉN ES DANZA, TEATRO Y MÚSICA

  • Más que nota roja, la delegación resalta por su cultura

Por Jonathan Alberto Villar Maldonado
México (Aunam). Calor, gritos y movimiento se unen el domingo en la explanada de la delegación Iztapalapa, los senderos que dan hacia el kiosco del centro del parque están llenos, decenas de padres esperan a sus hijos, mientras estos juegan y se divierten pintando animaciones de “pucka” y “angri birs”, o simplemente algunos andan en bicicleta o se trepan a las bancas y bardas del lugar.

Danza, vestidos y muchos colores

En el extremo derecho de la plaza se encuentra un templete donde niños de aproximadamente ocho y diez años interpretan un bailable folclórico, el “Jarabe Tapatío”, uno de los representados aquella tarde. Las sonrisas de las niñas y los vestidos de vuelo hacen que el escenario se llene de color; verde, amarillo, azul, rosa… son algunas de las tonalidades de los atuendos llenos de vida y movimiento; 1:45 pm, el calor ya es insoportable.

Al finalizar la presentación del grupo “Nuevo Día”, Criselda Razo, de la C
oordinación de Atención Integral a la Familia,  hace un llamado a todos los niños y jóvenes a unirse al grupo de danza folclórica, también convoca a un mayor acercamiento a los eventos culturales.

“En Iztapalapa existe una escasa difusión de la cultura, la Delegación no es sólo la nota roja del periódico, también es danza, teatro y música. La cuestión es hacer llegar el llamado a todos los adolescentes y que éstos a su vez respondan”, afirma.

“Cultura es todo lo que tiene que ver con México”

Mientras en la explanada el evento de baile folclórico llegaba a su fin, en la sala Quetzalcóatl, a dos cuadras de la plaza, por las calles Cuauhtémoc y Aldama en el barrio de San Pedro, ya se vislumbraba una fila, en su mayoría adultos y ancianos, que se encontran esperando el festival cultural del conjunto de danza “Vicente Guerrero”, evento gratuito en el que los jóvenes una vez más harían un escaso acto de presencia.



“Cultura es todo lo que tiene que ver con México”, afirma Óscar Hernández de 19 años de edad. En la fila donde se encuentra este muchacho existe una discusión por ver quien llegó primero, un policía sale y pone orden, explica que la entrada será por la puerta del centro de la sala, la gente se abalanza hacia el punto señalado y comienza de nuevo la discusión,- “no entienden que yo llegué primero”- grita una de las señoras que se encuentra luchando por su lugar en frente del acceso. Un grupo de “Skates” pasa por el lugar y se comienza a reír ante el suceso poco fortuito.

Ellos o ellas; qué más da, todo es una tradición

Son las 3:30 pm y los gritos siguen su curso en aquella tarde de domingo, mientras la gente se encuentra esperando entrar a la sala Quetzalcóatl. A lo lejos se escucha un murmullo de gente haciendo revuelo y echando carcajadas, - “arriba la Asunción”- grita un hombre vestido de quinceañera, la ropa y accesorios propios de una mujer, pero la voz y el cuerpo de un hombre; robusto y con barba.

El escándalo llamó la atención de algunos despistados que no saben sobra la tradición del carnaval en Iztapalapa. La mayoría de los ahí reunidos eran jóvenes entre los 18 y 25 años, algunos niños y un buen número de gente adulta observaban haciendo un gran cúmulo de gente que propició el tráfico en las calles posteriores.

Entre la calle 5 de mayo y Aztecas el festejo se detuvo y las “marotas”, como se les llama a éste grupo de hombres vestidos de mujer, se detuvieron enfrente de la tortillería “Lulú, sacaron del lugar a un hombre de aproximadamente 30 años el cual bailó el vals con la quinceañera, al final el establecimiento dio un incentivo monetario a los personajes vestidos de mujer.

Vida nocturna

La vida en la explanada de Iztapalapa termina hasta ya dadas las siete de la noche, cuando todo comienza a oscurecer y la inseguridad se desata. Las familias que vienen acompañadas de sus hijos se retiran temprano, mientras que los que van en pareja o acompañados de amigos siguen el recorrido por los caminos del jardín Cuitláhuac lleno de flores artificiales cubiertas de luces de colores que hacen que la oscuridad se vea iluminada una vez más.

Carcajadas, abrazos y besos llenan el jardín, adolescentes patinando y en bicicleta ruedan por los caminos llenos de puestos ambulantes y gente que se detiene a platicar sobre los hechos ocurridos en el día. A lo lejos los colores azul y rojo se observan pasar; la patrulla comienza su rondín por el lugar.






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1 comentario:

  1. Genial es muy bueno tu trabajo Jonathan de verdad logras llevarme al lugar y sin duda deberías hacer más crónicas att,jeicko reyes

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