FINALIZA CON ÉXITO LA EXPOSICIÓN: EL COLOR, DE CARLOS CRUZ DIEZ


“Quiero que mi trabajo estimule el mismo tipo de placer
que produce una pintura, pero sin haber sido pintado”:
Carlos Cruz Diez

Por Alan Osornio Velázquez y Jessica Fernández Hernández
México (Aunam) Este domingo, en el Museo de Arte Contemporáneo (MUAC), llegó a su fin la exposición El Color, Carlos Cruz Diez en el espacio y tiempo, la cual fue visitada por más de 100 mil personas desde su inicio el 27 de octubre del año pasado.

Se trató de una serie de 120 obras realizadas en las últimas seis décadas que incluyen pinturas, serigrafías y ambientes cromáticos, Cruz-Diez muestra que el color es capaz de transmitir un impacto emocional más que cualquier otra herramienta para el artista.


A través de cuatro salas, el artista venezolano, presentó técnicas como el temple de caseína (Plaka) sobre tela, óleo sobre masonite (paneles de madera) o pintura flashe (PVA – acetato de polivilino) sobre bases como marcos de madera o aglomerados. Las obras pertenecieron a colecciones personales del autor y de distintos museos del mundo como el de Houston o Nueva York.

La colección contó con obras con métodos como la Fisicromía (1959-actualidad), que son estructuras capaces de producir atmósferas cromáticas totalmente diferentes de los colores químicos que han sido aplicados. De la misma manera, se expusieron las transcromías (1965-actualidad) que consisten en la sobreposición de una estructura con tiras transparentes de color puestas a varias distancias y orden específico, entre otras.

En la mayoría de sus obras juega con la parte visual, sobrepone líneas de forma vertical u horizontal en diversas tonalidades y materiales, como lo es metal, madera y cartón, permitiendo que el relieve expuesto sea el que haga que la vista se distorsione. El color depende del movimiento frente a la obra: una experiencia participativa.


Dentro del proceso creativo Carlos Cruz-Diez tuvo que construir todas las maquinas, equipo y herramientas que le permitieran plasmar sus ideas, “…cumplieron con su propósito: liberarme, ser independiente de todo y de todos, de forma que mi imaginación no se sintiera inhibida… el arte implica liberación y todo artista es un hombre libre”.

Esta exposición superó las expectativas y obligó a prolongar el lapso originalmente planeado, en un principio finalizaba el 10 de febrero. Dos fueron los puntos claves que más impactaron: una obra gigante que podía ser vista en distintas tonalidades, dependiendo del ángulo desde el que se admirara y dos cuartos. En uno, se aprecia una pared totalmente blanca con luces neón en diferentes colores; en otro, con la ayuda de un proyector y un globo en movimiento, se creaba un ambiente cromático reflejado en las personas.

De esta manera culminó en el MUAC una de las exposiciones con mayor respuesta en los últimos meses, dejando con un gran sabor de boca a los asistentes del recinto ubicado en Ciudad Universitaria. Como lo expresa Carlos Cruz-Diez: “El color no es simplemente el color de las cosas que nos rodean, ni tampoco es el color de las formas. Es una situación evolutiva...".








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