31 de agosto de 2012

JÓVENES SIN FUTURO

Por Nora Elsa Hinojo Escamilla
México (Aunam). Durante los primeros meses del 2008, el hastío del calor parecía devorar la sombra de algunos estudiantes que, después de haber cursado cuatro años de su licenciatura en Ciencias de la Comunicación, se encontraban preparados para comenzar sus primeras prácticas profesionales dentro de un sistema que se había conformado como el escenario idóneo para la exclusión sin derecho a réplica.

La ilusión circunstanciada de saberse independientes y con un nuevo horizonte los dotaba de emociones encontradas; por una parte, el logro de una meta profesional y, por el otro, una profunda angustia ante la incertidumbre que produce un contexto de crisis e inestabilidad.

La fotografía que había capturado el último momento de celebración estudiantil parecía estar atrapada en el tiempo, donde la felicidad y el festín ocupaban el primer plano. Sin embargo, la contradicción fotográfica de lo transitorio sobre lo permanente pronto los sorprendería. Así, las sonrisas se desvanecían ante las preocupaciones de un futuro tan incierto, como el mismo hilo desde el cual pendía el marco de madera que delimitaba la imagen.

La preocupación enmascarada pronto se desbordaría más allá de los límites de una fotografía para acceder a las entrañas de una realidad que, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), se caracteriza por la desestructuración del mercado laboral para los jóvenes de todo el mundo, pero en específico, de América Latina. Un continente con 104 millones de jóvenes entre 15 y 24 años que se enfrentan a la paradoja de una lógica que permite, de alguna manera, el acceso a la educación, pero impide la vinculación de éste con el mercado laboral.

Desempleo en el marco de la crisis global

El fenómeno social del desempleo encuentra su explicación en el marco de la globalización pero, en específico, en el contexto de la crisis global del 2009, donde la implantación de nuevos retos económicos contribuyó a la conformación de cambios y decisiones políticas que, por la distribución de prioridades, afectaron el bienestar social de los individuos.

En el texto Globalidad sin equidad: notas sobre la experiencia Latinoamericana, el economista mexicano Rolando Cordera Campos plantea que la globalización es un proceso que siempre ha estado presente en la construcción de las relaciones sociales; sin embargo, es en el contexto actual cuando este fenómeno adquiere características especiales que buscan la integración de economías diferentes, para desvanecer las fronteras y, con ello, establecer la ilusión cosmopolita de una integración global.

Mientras el ideal de la integración se desvanece, el fenómeno de desigualdad adquiere el primer plano de las diversas economías que, desde su contexto particular, se han integrado con rezagos acumulados. Lo anterior se aprecia en distintos lugares, pero en específico en América Latina; un continente que a pesar de haber abierto sus puertas al comercio y a la economía internacional, no supera sus problemas en el ámbito social, político, económico y cultural.

Es precisamente en esta idea de la globalización donde se ubica la crisis global; un fenómeno que es posible explicar a partir de una triada donde la organización económica, la política y el bienestar social establecen relaciones de tensión que impiden su total integración. De hecho, es en el texto How for will International Economic Integration Go?, donde D. Rodrik y Summer plantean que ante las circunstancias es necesario liberar la tensión a partir de la eliminación de algún elemento de la triada.

Tal vez se podría pensar que encontrar un botón de fuga es la solución; sin embargo, en un contexto donde la idea predominante es la integración cosmopolita; el hecho de establecer la liberación de algún elemento, echa en un saco roto el bienestar social y la soberanía nacional. El pensamiento de ellos, los grandes mercados, se encuentra destinado al éxito económico en detrimento de la recuperación cuantitativa y cualitativa del mercado de trabajo y, por ende, del estado de bienestar.

En América Latina las contradicciones emergen como por generación espontánea. La población y, en específico, los jóvenes, viven momentos de angustia y temor ante la incertidumbre que se refuerza a través de políticas demagógicas que atentan contra la dignidad de la vida y el futuro de los jóvenes. Como declaró el director ejecutivo del Sector de Empleo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT): “La crisis del desempleo juvenil puede ser superada, pero sólo si la creación del empleo para los jóvenes se convierte en una prioridad esencial en la toma de decisiones políticas”.



El desempleo en América Latina es la expresión de una problemática que se expande en todo el mundo sin distinguir entre el desarrollo de una u otra economía interna o entre los niveles educativos de los individuos. La mancha se expande hasta afectar al sector más vulnerable: los jóvenes. Datos recientes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) revelan que en el 2012 el desempleo entre jóvenes de 14 a 24 podría ser 75 millones en todo el mundo.

El panorama es desolador, pero las cifras lo son más. El pasado 22 de mayo, la revista electrónica Emeequis hacía referencia a los resultados obtenidos en el informe de Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil 2012 elaborado por la OIT. En él se establecía que durante la crisis económica mundial, la tasa de desempleo en América Latina había aumentado de 13.7 por ciento en 2008 a 14.3 por ciento en 2012.
México cosmopolita: el problema del desempleo juvenil

México es uno de los tantos países que no puede escapar de una problemática que inició a partir de su integración económica durante la década de los ochenta, cuando el incremento de los intereses provenientes de la deuda externa y el desplome de los precios del petróleo obligaron el abandono de las políticas proteccionistas instauradas durante el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas.

La apertura al libre comercio requirió de los preceptos del Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT), a partir del cual se eliminaron las restricciones para las importaciones. Después de estos acontecimientos, en la década de los noventa, surgieron políticas neoliberales que permitieron el ingreso de capitales extranjeros y de empresas que, al consolidarse en el país, propiciaron una constante competencia con el sector nacional.

Ante la apertura, el Estado se deslindó de sus responsabilidades y vendió al sector privado algunos servicios básicos como la vivienda, la salud, la educación y el empleo. Así, al margen de la distopía, los jóvenes no tenían el derecho de acceder a un futuro digno e independiente. Ante este panorama, permanecía inerte Fernando, un joven de 22 años, delgado y de cabello ondulado; egresado de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación por la Facultad Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Fernando, como muchos jóvenes, había ingresado al mercado laboral por medio de contratos temporales que tenían la única finalidad de cumplir con la exigencia académica para la obtención del servicio social. Sin embargo, sólo bastaba con apreciar la carencia pecuniaria, para comprender que la inserción al sistema había sido efímera.

Los conocimientos estaban sobre la mesa, la intención por ingresar al mercado de trabajo estaba presente, pero las oportunidades parecían caducas e inaccesibles. Para Fernando la situación era más desalentadora; los trabajos eran escasos y, cuando los conseguía, éstos se convertían en bromas pueriles, sin el mayor sentido de dignidad o respeto por los años de preparación y formación académica.

La situación de Fernando es uno de los tantos botones de muestra que expresan las contradicciones de un país que contrapone la preparación académica al mercado laboral. Según informó el periódico La Jornada, para Juan Arancibia, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEC) de la UNAM, resulta contradictorio pensar que la educación es la llave fundamental para el futuro, cuando las cifras demuestran que quienes presentan un mayor índice de desempleo son las personas que tienen algún grado de preparación académica.

Para Fernando, la educación siempre había significado un elemento sustancial en la apertura del mercado laboral. Sin embargo, ya habían pasado cuatro meses y no encontraba empleo; la situación adquirió un tinte de desolación; cada mañana revisaba los periódicos en busca de algo, se presentaba con ropa formal en cada una de sus entrevistas y siempre escuchaba el doloroso final de “Nosotros nos comunicamos contigo”.

Las semanas transcurrían en una eterna zozobra que agotaba los últimos residuos de esperanza. Así, mientras Fernando ayudaba con las labores de la casa y estudiaba para su examen de ingreso a la maestría, se sumaba a la tasa de desempleo juvenil que, de acuerdo con El informe sobre tendencias mundiales de empleo 2012, se ubica en 12. 7 por ciento; una cifra cercana a la tasa del 10 por ciento que se había alcanzado durante el 2011.

La fotografía que había capturado la graduación de toda una generación mostraba el rostro de Patricia, una mujer de 22 años que también había pasado a engrosar las filas del desempleo juvenil. Aunque cada uno tenía diferentes aspiraciones, el desempleo se había encargado de arrasar por igual, sin respetar promedios o esfuerzos académicos. La vida era complicada y, como bien señalaba Patricia, la educación ya no era garantía de nada; en realidad, ni la propia obtención de trabajo podría asegurar una estabilidad económica.

Después de esa fotografía, Patricia había dejado crecer sus ojeras, las cuales se encontraban como grandes recordatorios del paso por la vida académica. Sin réplica alguna, la vida después de la universidad había sido complicada, las múltiples prácticas laborales sin remuneración y la carencia de empleos dignos, habían obligado a Patricia a regresar a la escuela que la había forjado para invertir su futuro en las nuevas generaciones.

La educación y el desempleo en México


En la actualidad, la educación como un medio a priori para acceder al mercado laboral ha quedado como factor a posteriori al margen de una crisis económica global. Establecer la problemática desde esta perspectiva, permite comprender que la integración de América Latina al proceso globalizador provocó una crisis en el entramado social, el desarrollo del subdesarrollo y la privación de derechos básicos, como la alimentación, la salud y la educación.

De acuerdo con el texto Las dimensiones sociales de la integración regional en América Latina, la integración de este continente partió del supuesto de una convergencia tecnológica y salarial. Sin embargo, a partir del incumplimiento de dichos preceptos, la desigualdad se expandió sin derecho a réplica, sin importar la preparación académica o el dominio sobre las nuevas tecnologías.

Si en 1990 todavía se podía hacer referencia a la educación como un factor determinante para acceder al mercado laboral; en la actualidad, la situación adquiere un tono más desolador, pues ni el conocimiento respecto a la tecnología ni una preparación universitaria parecen ser argumentos suficientes para garantizar la inserción digna de los jóvenes al mercado laboral.

La ruptura de este vínculo necesario entre la preparación académica y la obtención de un empleo se ha conformado como un referente inmediato de la realidad social. Lo anterior resulta más preocupante cuando se concibe que, de acuerdo con cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los jóvenes en edad laboral representaban el 47 por ciento de los 186 millones de personas desempleadas en el mundo en el 2009.

Con o sin educación, parece que a jóvenes como Fernando alguien o algo les han robado las esperanzas, el futuro y la posibilidad de acceder a un mercado laboral acorde con su preparación académica. Después de dos años, y con mucho esfuerzo, él había concluido la maestría con honores, sin embargo, el título parecía ser un adorno baladí al margen de una crisis en donde el desempleo desmedido desplaza el valor del conocimiento a un segundo plano que lo desvincula del acceso a un trabajo propicio.

Fernando parece un saco roto de esperanzas. La posibilidad de que todo lo aprendido en la licenciatura le permitiera obtener un trabajo, se situaba en un lugar más lejano, donde el propio devenir de lo social, generaba la brecha entre sus aspiraciones, sus conocimientos y la cruda realidad que lo sorprendía cada mañana.

Sin duda, los jóvenes eran la población más afectada, pues de acuerdo con el informe preliminar Mercado laboral de profesionistas en México: diagnóstico 2000-2009 y prospectiva (2012-2015), de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies), en el 2011, 448 mil egresados universitarios se mantuvieron inactivos, mientras la tasa de desempleo para este sector pasó de 2.3 a 5.1, con una media de 260 mil nuevos graduados que buscan empleo cada año.

En la Conferencia Iberoamericana de Ministros de Juventud la Cepal estableció que en la actualidad los jóvenes se enfrentan a una contradicción social importante. En principio porque a pesar de tener acceso a la educación saben que eso no les garantiza un futuro digno e independiente. Esta problemática se ha presentado en algunas cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), donde la tasa de desempleo aumenta entre las edades de 19 a 24 años.

En el ámbito laboral, las personas son desplazadas con facilidad – menciona Daniel, egresado de la licenciatura en Comunicación por la Facultad de Estudios Superiores, Acatlán. A sus 23 años, reconoce que el potencial intelectual de los jóvenes se encuentra desperdiciado en otras actividades que no permiten explotar todos los conocimientos.


Daniel tiene la mirada perdida, como si se encontrara atrapado en el ruido de una sociedad capaz de enmudecer y excluir a cualquiera. Sin saber que decir, él intuye que ante la inexistencia de un futuro próspero, la mejor opción es tener un negocio propio, donde la certeza de una estabilidad económica esté al alcance de la mano.

“No busco comodidad— insiste— lo único que considero es que ante la carencia de opciones, la única vía es el negocio propio e independiente, donde no se requiera llenar solicitudes y se ahorren falsas esperanzas y expectativas.” Mientras Daniel adopta esta postura, se asume dentro del 66 por ciento de jóvenes que a pesar de tener una preparación académica, se encuentran engrosando las filas de la economía informal. Lo anterior se dio a conocer por el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM a través del documento “El empleo, el ingreso y el actual gobierno.”

El crecimiento económico por encima del mercado de trabajo han propiciado la construcción de panoramas tan desoladores que impiden concebir nuevos horizontes o posibilidades. La necesidad de subemplear, es decir, de ocupar a las personas en líneas de actividades precarias con su actividad intelectual, es parte de la propia idea del mundo cosmopolita que desperdicia el potencial humano en beneficio de los intereses exteriores.

La expansión del desempleo parece incontrolable. De acuerdo con cifras del IIE, de los más de 1 millón 200 mil empleos requeridos, sólo será posible crear entre 550 y 600 mil nuevos empleos, de los cuales, a su vez, no se garantiza la suficiente calidad en materia de derechos, prestaciones y salarios. Sin duda, ante la realidad, las tensiones de una triada se han escapado por la tangente, es decir, se han establecido a favor de los grandes mercados y en detrimento del bienestar social y de los jóvenes.

En la urdimbre de la globalización queda atrapado un sector de la población que de acuerdo con la Cepal se encuentran ante un mundo contradictorio, donde la desvinculación entre la educación y el empleo, han contenido al margen de una distopía las ilusiones de jóvenes que como Daniel, Fernando y Patricia, han despertado de golpe en una realidad que les ha robado el mañana. Ellos son los jóvenes sin futuro.


Fotos: Archivo Aunam


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VAGONEANDO POR LA CIUDAD DE MÉXICO, UN RETO DE SOBREVIVENCIA

Por Mariana Infante Miranda
México (Aunam). El reloj marca las cuatro de la tarde en la estación Hidalgo y en el Metro se respira un ambiente de tensión entre los usuarios que esperan abordar el próximo convoy.

El calor es agobiante y la muchedumbre alimenta el furor de la temperatura cada tres minutos cuando el descenso de pasajeros se hace evidente. Su caminar se torna apresurado, agobiante, exasperado; se nota la presencia de movimientos bruscos para esquivar a personas que interrumpen su trayecto. El bullicio no cesa, es notorio el ajetreo que se vive entre los capitalinos para dirigirse a sus diferentes destinos.


En el Distrito Federal y las zonas conurbadas, el transporte público se ha consolidado como la parte medular en la movilización de 8.6 millones de habitantes, de los cuales, 4.5 millones utiliza diariamente el Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC) para recorrer la Ciudad de México a través de alguna de las 175 estaciones distribuidas en once líneas que conforman su estructura.

No obstante, en medio de empujones, mochilas abultadas, demoras causadas por problemas en la línea, temperaturas sofocantes y aromas poco agradables cuando la muchedumbre satura la capacidad de los vagones, es inevitable observar la presencia de vendedores que convierten su paso por los andenes en una nueva aventura para juntar el gasto del día, para conseguir la “chuleta”.

Son los “vagoneros” del Metro, aquellas personas que corren al siguiente convoy cuando escuchan el pitido de las puertas como señal de su próximo arribo. Se trata de hombres, mujeres, ancianos, discapacitados e incluso, niños que transforman el vagón en su lugar de trabajo por tres minutos. Ofertan mercancías, entonan canciones populares o realizan actos diversos para entretener al público presente y conseguir unas cuantas monedas.

Así, sin prestaciones sociales o protección legal, los “vagoneros” se unen a las filas del empleo informal, cifra que en México, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) alcanza al 60% de la población; sin embargo, mientras las medidas para dar solución a estos eventos se juzgan insuficientes, la estructura de sus organizaciones fortalece e incrementa una red que opera bajo los matices de la clandestinidad y la corrupción.

Comenzando el día, arreglando cuentas

En la estación Balderas de la línea uno, o bien la línea rosa como algunos usurarios suelen llamarla, se reúne un pequeño grupo de jóvenes al final del andén, lugar que ellos denominan base por ser el sitio donde organizan rápidamente el modo de distribución para subir a los vagones. Son las 5:30 de la mañana y aún se les nota el desvelo de la noche anterior. Se saludan rápidamente, dan sus últimos bostezos y se preparan para iniciar la jornada de trabajo.

De acuerdo con la Gerencia de Seguridad del STC, el censo realizado en 2011 registró a dos mil 868 “vagoneros”, de los cuales, mil 590 son hombres y 266 pertenecen al sexo femenino. No obstante, dicha cantidad ya comenzaba a ser contemplada en la nota que Magnolia Velázquez dio a conocer en 2008 a través del diario El gráfico, donde se hacía referencia a un incremento del 60% en el número de vendedores ambulantes, cuyos puntos estratégicos están ubicados en las Líneas 1 (Observatorio-Pantitlán), 2 (Cuatro Caminos-Taxqueña), 3 (Universidad–Indios Verdes) y B (Buenavista–Ciudad Azteca).

En forma individual cada joven alista su instrumento de trabajo: insertan pilas a los reproductores de audio y video, acomodan su mercancía en una sola caja para dar una mejor presentación, introducen discos compactos en bolsas de celofán transparente, o buscan monedas a cambio de billetes con el fin de evitar retrasarse durante su venta con algún usuario. Todo debe quedar listo. Entre menos inconvenientes, mayor oportunidad de ganancia tendrán.

Luis, “El Rostro”, es un joven alto y fornido. Tiene veinte años y es uno de los 15 “vagoneros” que laboran diariamente en la Línea Uno desde que cumplió la mayoría de edad. “La neta, cuando no tienes nada de lana es medio difícil sostener la casa porque ni te alcanza con un trabajo normal. O sea, luego buscas trabajo allá afuera y por estarte fregando todo el pinche día te dan una miseria, que no jodan”, menciona Luis.

La situación es difícil y como el caso de “El Rostro” existen numerosos ejemplos que evidencian la preferencia por recurrir a este mercado informal en lugar de optar por vías legales para distribuir sus productos. Tan sólo en 2010, Héctor Cruz publicó en el periódico La Crónica la experiencia de Toño, un “vagonero” que prefirió cambiar su empleo en una tienda departamental por una mochila con bocinas y unos cuantos discos MP3 con tal de aumentar sus ingresos para el gasto familiar.

De hecho, aunque ser un vendedor ambulante dentro del Metro no es una actividad delictiva, sí se considera como una falta administrativa. Según el anuncio emitido por la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 6 de enero de 1993, las instalaciones del STC deben emplearse exclusivamente para el transporte seguro y eficiente de pasajeros, quedando estrictamente prohibida la realización de prácticas comerciales de manera informal.

A su vez, la Ley de Cultura Cívica del Distrito Federal sanciona, en su artículo 24 fracción tercera, la emisión de cualquier ruido, a través de cualquier medio, que atente contra la intranquilidad o salud de las personas. Situación que infraccionaría a numerosos vendedores de discos compactos y DVD´s dentro del Metro con una multa de 11 a 20 días de salario mínimo o, en su defecto, un arresto de 13 a 24 horas.

No obstante, los “vagoneros” hacen caso omiso de tales señalamientos y diariamente ejercen su labor desde el inicio del servicio en el Metro hasta las 20 o 22 horas, lo cual es practicado principalmente por los ambulantes de recién ingreso, pues al ser novatos prefieren seguir hasta que el “cuerpo rinda”, como menciona “El Rostro”. Por otro lado, para aquellos que ya tienen mayor experiencia en el negocio, dejan pasar las horas difíciles; es decir, de las 7 a las 10 y de 17 a las 20 horas. Pero eso sí, siempre persignándose al iniciar la primera venta para encomendarse a Dios, San Judas Tadeo, la Vírgen de Guadalupe o bien, a la Santa Muerte.

Variedad tenemos y a bajos precios


“El Rostro” no demuestra abatirse por la tempestad de los “vagoneros”, más bien parece hallar una oportunidad para hacer lucir su voz entre los posibles compradores. No es necesario aclararse la garganta, su jornada empezó desde hace cuatro horas y las cuerdas vocales ya se encuentran más que afinadas para la ocasión; por lo tanto, sin más preámbulo comienza con un breve discurso de entrada para hacerse notar entre “las damitas y los caballeros”, como usualmente se refiere a los presentes del momento.

Hoy ofrece paletas de cereza a un peso la pieza, ayer tocó el turno de los Bubulubu con la promoción de dos chocolates a cambio de cinco pesos. Quizá el día de mañana el producto sea renovado, pero sabe que su línea de venta es variada. Tan sólo la semana pasada todavía optaba por vender micas para celular a diez pesos cada una; sin embargo, ha decidido cambiar la mercancía debido a que los confites y golosinas tienen una efectividad mayor entre el público al inducir un antojo inmediato, pudiéndolo satisfacer en el acto con el pago de un módico precio.

Total, en medio de las raíces subterráneas y bajo el yugo de la impaciencia acarreada por la marcha lenta del convoy, a los usuarios no les queda de otra más que esperar el pronto cierre de puertas en compañía de chucherías y uno que otro alimento para apaciguar el inquietante gruñido de sus estómagos causado por el apetito vespertino.

La comercialización dentro del Metro comprende desde discos compactos y videos “pirata”, juguetes, libros, frituras, dulces, agua embotellada, plumas, costureros de bolsillo, hasta recetarios y prontuarios de matemáticas o inglés. En fin, una extensa gama de productos cuyo precio oscila entre los 5 y 10 pesos aproximadamente. “En este trabajo sí se gana billete y no me quejo, la verdad, porque al día me llevo como unos 400 o 500 pesos diarios, así que dime tú si no es de pensarse. Aunque claro, de ahí tengo que ver mi cuota y pues lo mío ¿no?, como es en todo”, acota “El Rostro”.

Por otro lado, Sandra Ruíz de los Santos, maestra en Estudios Sociales de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) unidad Iztapalapa, refiere que la venta de productos es una actividad controlada por líderes y organizadores de los vagones, pues los novatos en el negocio no pueden iniciar con artículos de novedad u objetos de mayor ganancia, ya que la mercancía funciona a manera de escalafón donde, entre más experiencia, antigüedad o buenas recomendaciones entre “vagoneros” exista, mejores serán las condiciones para llevar a cabo dicha actividad.

Sin embargo, la excepción a la regla ocurre durante los fines de semana. Para los ambulantes, estos días son los más importantes en vista de que los vagones se ven conglomerados por familias o grupos de amigos, quienes generan el aumento de las ganancias hasta el doble de lo que normalmente se recauda a lo largo de la semana. Ante esto, las jornadas y la convivencia entre “vagoneros” puede convertirse en verdaderas pugnas y conflictos a causa de la competencia constante sin importar las estrechas relaciones de amistad o vínculos amorosos que pudieran surgir entre ellos.

Por otro lado, los cuartos de limpieza no son los únicos lugares donde se guarda la mercancía, también se opta por comercios fuera del Metro; por ejemplo, fondas, locales de tortas, tiendas, estacionamientos aledaños o baños públicos, todo depende de los tratos que establezcan en sitios alternos. “La merca la conseguimos del Centro, principalmente, vas a las calles del Carmen o te pasas a Tepito y La Meche. Aquí, la clave es conseguir todo lo más bara posible para que de veras le ganes a la vagoneada. Ahora que si alcanzas merca de la prestada (robada), pues mejor ¿no?”, asegura “El Rostro”.

Del mismo modo, Luis refiere que para adquirir la mercancía se cuenta con proveedores específicos y laboratorios clandestinos donde se almacenan para ser distribuidos entre los vendedores. “Incluso si eres nuevo, no te dicen dónde la puedes comprar más barato. Los demás dejan que le hagas como puedas y ya hasta después, si les caíste bien o de plano llevas tiempecillo en esto, te dicen de esos lugares donde te sale hasta a la mitad de precio”, agrega.

En caso de que la mercancía se les termine a los “vagoneros” dentro de la llamada cadena, es decir el orden en que suben a vender para seguir un orden en su distribución, se salen de ella y esperan al distribuidor en el andén para surtirlos de nuevo y continuar en su labor, tratando de no alterar tal mecanismo.

No solo venden, también se organizan



La estructura de los “vagoneros” se realiza de forma vertical, es decir, hay vigilancia y control por medio de coordinadores y líderes que fungen su papel como la cabeza de una extensa red donde las llamadas mordidas son el pan de cada día para evitar la remisión de mercancías o multas por faltas al transporte público.

En el reportaje realizado por César Fuentes, bajo el título De vagón en vagón, se realizó el seguimiento de las 15 asociaciones a las cuales todo “vagoneros” debe afiliarse, si no desea la hostigación de éstas por laborar en forma independiente. “Debes de pagar tu derecho de piso, nada es gratis en esta vida y muchos menos, en este negocio donde a todo le sacan baro”, menciona Luis con molestia.

De acuerdo con Fuentes, para ingresar a una organización se paga una primera cuota que oscila entre los 600 y los 4 mil pesos, dependiendo la línea del metro en la que se quiera laborar. Ya estando dentro, es necesario pagar semanalmente entre 50 y 100 pesos para tener derecho a vender sus productos, cuyo atraso no debe rebasar el periodo de una semana, pues de lo contrario, la sanción sería la suspensión por unos días o en casos extremos, golpear al vendedor como lección a su incumplimiento.

En el caso de las mujeres existe otra posibilidad para cubrir tales requisitos. Se trata de favores sexuales al líder o a sus ayudantes, siempre bajo la consigna de no decir nada ni divulgarlo entre los “vagoneros”, aunque este hecho se convierta en un acto impune por la extorsión a la que, en numerosas ocasiones, callan con tal de seguir vendiendo su mercancía para hacer rendir los gastos de la casa.

El diario El Universal publicó el día 19 de julio de 2009 el nombre de las principales organizaciones que transitan en las instalaciones del Metro, así como los líderes más representativos de éstas: Consejo Asesor de Organizaciones Sociales, Daniel Díaz Rodríguez; Ángeles Metropolitanos, Amanda Sacasa Flores; Asociación Mexicana por el Trato Humano, Social, Material, Cultural de los Invidentes y Débiles Visuales, Pedro Ariel Ortega Álvarez; Organización Metropolitana de Vendedores Ambulantes A.C. Línea Tres Tramo Sur, Guillermo Mendoza Jiménez; Unión de Fuerza de Comerciantes y Vagoneros, A.C., Juan Carlos Cárdenas Díaz; Unión de Vendedores Ambulantes del Metro Constitución 1917; Vagoneros y Pasilleros de Puestos Fijos y Semifijos, A.C, Martín Cruz Mariano, Cirilo Cruz Contreras, Alejandro Pérez Marín, Eduardo Zavala Caballero y Juan Manuel Castellanos Martínez.

Asimismo, también se ubican el Frente Nacional de Comercio Informal, Rufino Meneses Pacheco; Coordinadora por la Regulación y Ordenamiento del Comercio Informal del Metro, A.C y Unión Independiente para el Cambio del Comercio del Metro, A.C., Martín Gutiérrez Reyes y Fermín Arroyo Daniel; Unión de Vendedores Independientes Martín Carrera-Rosario, José Cipriano, Jerónimo Bartolo, Roberto Sánchez y Marco Antonio Juan Ramos.

Por tales motivos, la defensa y el cuidado de su fuente de trabajo hace que los “vagoneros” no den a conocer su nombre o la organización a la que pertenecen como medida de seguridad para guardar esta información. Sin embargo, también existe una defensa entre ambulantes de los andenes, pues existen casos en que otros miembros de diferentes organizaciones suban a vagones donde nos les corresponde su límite de venta, acarreando conflictos y riñas donde la solución, generalmente, son los golpes fuera de las instalaciones del STC.

Ahora bien, Sandra Ruíz refiere que otro aspecto fomentado dentro del Metro radica en la relación entre “vagoneros” y el jefe de estación. Para ello, existe una persona entre ambulantes para ser el intermediario o coordinador de línea, cuyas tareas son: cuidar de los miembros de la organización para mantener su estructura, apoyarlos en caso de requerirlo debido a mercancías o robos, entrega un reporte al líder acerca de las ventas y los sucesos más trascendentes de las estaciones, organiza a los vendedores, asigna instrucciones que estén a su alcance y sobre todo, se encarga de pagar la cuota al jefe de estación para evitar problemas con los policías que vigilan el área.

Al fin y al cabo, también es un empleo

Bajo este contexto, los “vagoneros” se han convertido en los blancos de desprecio, de desaprobación. Un nido de soluciones ineficientes rodea la vida y el trabajo de miles de vendedores; sin embargo, lejos de las normas que interiorizan en la práctica, transitar entre los andenes se convierte en una práctica lucrativa y de grandes atracciones para las personas que deciden optar por el comercio informal y los establecimientos no regulados.

No importan los estragos ni las perversiones entre las mismas instancias de la autoridad dentro del Metro, todos en el sistema saben que para evitar conflictos y alcanzar tratos con las boinas, como son llamados los policías y personal de vigilancia, sólo basta el pago de 50 pesos o bien, de menos para el refresco del día con tal de guardar silencio y no presentar un reporte a las instancias correspondientes.

A pesar de ello, es de reconocer la astucia y habilidad que se requiere para combatir los obstáculos del Metro. De hecho, tal como lo manifiesta Luis, “El Rostro”, ganar el reconocimiento de los organizadores y burlar a la autoridad representa un orgullo pese a la precariedad, el rechazo y los constantes enfrentamientos por los celos y la competencia entre “vagoneros”. Vender entre andenes ahora se convierte en un reto de sobrevivencia.


Fotos: Archivo Aunam







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29 de agosto de 2012

ONOMATOPEYAS: UNA HISTORIA SIN PALABRAS

  • Inicia temporada en el Centro Cultural Helénico
  • Una obra para niños que será disfrutada por los no tan niños
  • Una historia contada sin palabras
Por Guillermo Domínguez
México (Aunam). La compañía teatral Astillero comienza temporada con la puesta en escena Onomatopeyas en el Centro Cultural Helénico. Esta obra, dirigida al público infantil, estará en cartelera todos los domingos del 26 de agosto al 11 de noviembre.

La historia tiene como protagonistas a dos pequeños títeres, de cabeza redonda y extremidades de resorte, llamados “Glu” y “E”. Ambos viven en un mundo donde no existen las palabras (de ahí su nombre).


Para comunicarse entre sí, nombrar las cosas que los rodean y expresar sus sentimientos imitan los sonidos naturales de las cosas. De esta forma una mariposa puede ser llamada “Zum, zum”; un ratón “Mip, mip” y una respuesta afirmativa puede representarse con un “ajá”.

Para Oswaldo Valdovinos, director de la obra, esta trata temáticas simples “nada pretenciosas, que se vuelven emotivas de acuerdo con la historia de vida cada quien”.

Los tópicos principales tocados por Onomatopeyas van desde sentimientos: ira, tristeza, felicidad; valores: amistad, perdón y por situaciones de la vida diaria como madurar o perder a un ser querido.

La construcción teatral se realiza con una misma escenografía que los propios personajes van cambiando conforme lo va necesitando la estructura narrativa.

Otra de las situaciones que ayuda al montaje es el juego de luces que, aunado al aspecto sonoro, permite la transmisión de emociones y sensaciones a los más pequeños.

El elenco que Astillero presenta para Onomatopeyas es el siguiente:

Oswaldo Valdovinos es director y actor egresado de Letras Hispánicas en la UNAM, Teatro en el INBA y Diseño Gráfico en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). Ha participado como titiritero en trabajos como Marionetas de la esquina.

María Teresa Adalid es una actriz egresada de Teatro en el INBA; en la academia de Teatro Mudra en La Habana Cuba; en Lamda de Londres; Art management y Art Organization en la Universidad Sussex en el Reino Unido. Tuvo el puesto de articulista en el Heraldo de México y actualmente escribe en La Crónica.

Itzel Casas es escenógrafa, diseñadora de títeres y es encargada de iluminación. Estudió Comunicación gráfica en la UAM y Escenografía en La Escuela de Arte Teatral.

Daniel Jesús Pérez es el encargado de la música. Toca el trombón, el clarinete y el corno francés desde los 11 años. Estudió Composición en la Escuela Nacional de Música de la Máxima casa de estudios. Ha escrito las melodías de fondo de más de veinte puestas en escena.

Onomatopeyas se presentará todos los domingos a las 13:00 horas. El precio del espectáculo es de 100 pesos y tiene una duración de 50 minutos.




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28 de agosto de 2012

ÚLTIMO ADIÓS A COCO POTENZA, EN EL TEATRO DE LA CIUDAD

  • El homenaje póstumo se realizará el 29 de agosto
  • Invitados estelares: Aída Cuevas, Gualberto Castro, Raúl Cobaín “Tanguito”, entre otros

Por Guillermo Domínguez Medina
México (Aunam). El Teatro de la Ciudad de México Esperanza Iris presenta el Homenaje a Coco Potenza “Tango Vivo México” el día 29 de agosto. El tributo forma parte de “fragmentos de la vida de mi padre”, aseguró Freddy Potenza, director de la función e hijo del intérprete fallecido el pasado 16 de enero.

En un programa en el que los intérpretes invitados darán vida a la canción del autor que más se ajuste a “lo que a cada uno le salga del corazón”, se llevará a cabo un “formato muy dinámico, muy actualizado” y apoyado con el baile de compañías como Tangocorp.

Con actuaciones de Aída Cuevas, Gualberto Castro, Hebe Rosell, Esther Soler, Enzo Peiret, Raúl Cobaín “Tanguito”, Freddy Potenza, Alejandra Desiderio, Hugo Jordán, la Fábrica de Tangos, entre otros, el espectáculo busca demostrar que “el tango no sabe de latitudes, sino de corazones”, declaró Nina Serratos de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal.

El evento surge de un acto de amor, de fraternidad que, además de ser un homenaje para el “alma del bandoneón”, mi padre, será un tributo para todos los artistas del tango dedicados a este estilo. “Van a sacar el corazón, a entregarlo todo”, declara el hijo de Potenza.

Coco era una de las pocas personas que sabía arreglar (en Argentina quedan solo dos talleres dedicados a este oficio) y afinar el bandoneón; instrumento que lo caracterizó y fue su primera herramienta para la elaboración de los acordes de la música en la que “se fundieron estas dos culturas” (la mexicana y la argentina).

Esto se debe a que, en los años cuarenta, en Alemania, Hitler eliminó los talleres que construían este utensilio. El oficio y el metal de los bandoneones germanos (uno de los principales exportadores del instrumento) fue fundido para la creación de armas, agregó el director del evento.

Coco Potenza, también conocido como “el máximo exponente del tango”, llegó a compartir escenario con artistas como Guadalupe Pineda, Vicente Fernández, Valeria Lynch, Julio Iglesias, Eugenia León, Tania Libertad, Alberto Cortés, Luis Miguel, Armando Manzanero, entre muchos otros.

Tango Vivo México, se realizará el día 29 de agosto a las 20:00 horas. Los boletos tienen costos que van de los 117 a 403 pesos.






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EL PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN ES UN ASUNTO DE MÉTODO: MARÍA IDALIA GÓMEZ

Por Efrain Alejandro Maciel Mares
México (Aunam). Los periodistas no son poderosos, son responsables de informar a la sociedad, recalcó en repetidas ocasiones la periodista María Idalia Gómez, en una charla realizada en el marco del Taller de Periodismo Especializado, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Egresada hace más de 20 años de esa institución, Gómez invitó a los alumnos presentes a no olvidar que el periodismo es un compromiso entre el reportero y la sociedad, mientras que la libertad de expresión y el derecho a la información son dos de los pilares de toda democracia.

“El periodista no es dueño de la información, sino simple medio a través del cual la información circula hacia la sociedad. Los lectores merecen respeto, y por ellos el periodista debe tener en claro que trabaja para la gente, nunca para sus propios intereses”, enfatizó.

En sus inicios como periodista, Gómez reporteó para el periódico El Norte, donde asegura aprendió que el periodismo es algo más que información inmediata. Después, al fundarse Reforma se integró al equipo de colaboradores, para después trabajar en otros diarios como El Economista, Milenio, El Universal y actualmente en 24 Horas.

María Idalia Gómez recordó ante el grupo algunas de sus experiencias como periodista. Dice no sentirse censurada, ni haber recibido presión alguna por el contenido sus reportajes. Al contrario, dada la libertad con que ha ejercido su trabajo, inculca a su equipo de reporteros a no quedarse con la información oficialista, ni dejarse apantallar por las grandes historias sin relevancia social.

En la segunda mitad de la charla, el eje temático fue el tratado de fuentes y consulta de información. A modo de consejo, sugirió acceder a ellas para indagar más allá de las meras declaraciones, conferencias y comunicados. Mencionó al Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), su operatividad y el mecanismo a seguir para realizar distintos tipos de peticiones.

También repartió a los asistentes un listado con direcciones electrónicas de portales estadunidenses a través de las cuales se pueden obtener datos de asuntos como vivienda, aeronaves, vehículos, armas de fuego, delitos sexuales, entre otros.

Durante las dos horas del Taller, los alumnos realizaron algunas reflexiones sobre el periodismo en México, la importancia de ejercerlo hoy día y los peligros innatos de la profesión, en medio de la crisis de seguridad padecida por el país.

Concluyó al sugerir que hace falta una cultura de periodismo seguro, para contrarrestar los efectos de la violencia padecida por el gremio. “Hagamos periodismo creativo, responsable pero sobre todo seguro. Ninguna nota vale una vida. El periodista debe velar por la sociedad, pero antes de eso está su vida. Un periodistas vale más vivo que muerto, porque vivo es como puede hacer llegar su trabajo a los lectores”.







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27 de agosto de 2012

ESTUDIAR CON OJOS CERRADOS

“No todos los que ven,
han abierto los ojos.
No todos los que miran ven”.

Anónimo
Por Israel González Castilla
México (Aunam). “Como probablemente ha hecho todo el mundo, había jugado en algunas ocasiones, en la adolescencia, al juego de Y si fuese ciego, y al cabo de cinco minutos con los ojos cerrados había llegado a la conclusión de que la ceguera, sin duda una terrible desgracia, podría ser relativamente soportable si la víctima conservara un recuerdo suficiente, no sólo de los colores, sino también de las formas y de los planos, de las superficies y de los contornos, suponiendo claro está, que aquella ceguera no fuese de nacimiento.”

Este fragmento forma parte de la novela Ensayo sobre la ceguera del Premio Nobel de Literatura 1998, José Saramago, refiriéndose a uno de los personajes de la historia, el cual inesperadamente quedó ciego después de una epidemia en la ciudad.

Sin duda, perder la vista no es cosa de juego. La ceguera es una enfermedad terrible para cualquier persona. Trátese de un padecimiento congénito o de un mal que se va desarrollando con el paso de los años, de los meses o quizá de las semanas, es una enfermedad que cambia la vida de cualquier ser humano.

La población mundial en el año 2011 para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) era de 7, 000 millones de habitantes. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mismo año, había en el mundo aproximadamente 285 millones de personas con discapacidad visual (4.07% de la población mundial), de las cuales 246 millones presentaban baja visión (3.51%) y 39 millones eran ciegas (0.5%).

La misma OMS indica que aproximadamente un 90% de la carga mundial de discapacidad visual se concentra en los países en desarrollo. En términos mundiales, los errores de refracción no corregidos (miopía, hipermetropía o astigmatismo) son la causa más importante de discapacidad visual, pero en los países de ingresos medios y bajos las cataratas siguen siendo la principal causa de ceguera. El número de personas con discapacidades visuales atribuibles a enfermedades infecciosas ha disminuido en forma considerable en los últimos 20 años. El 80% del total mundial de casos de discapacidad visual se pueden evitar o curar.

De acuerdo con la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10, actualización y revisión de 2006), la función visual se subdivide en cuatro niveles: visión normal, discapacidad visual moderada, discapacidad visual grave y ceguera.

La discapacidad visual moderada y la discapacidad visual grave se reagrupan comúnmente bajo el término “baja visión”; la baja visión y la ceguera representan conjuntamente el total de casos de discapacidad visual.

Las principales causas de la discapacidad visual son los errores de refracción no corregidos (43%), seguidos de las cataratas (33%) y luego el glaucoma (2%). Cerca del 65% de las personas con esta deficiencia son mayores de 50 años, aunque este grupo de edad representa sólo el 20% de la población mundial. Alrededor de 19 millones de niños menores de 15 años tienen este padecimiento, de los cuales 12 millones son consecuencia de errores de refracción que pudieron haber sido diagnosticados y reversibles. Sólo 1,4 millones de los casos en niños no son corregibles. Tal es el caso de Luis Felipe.

Un caso ejemplar

Luis es estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), de la Universidad Nacional Autónoma de México. Él tiene síndrome de Stargardt, el cual ataca el nervio óptico, acelerando el envejecimiento de las células oculares. Quienes sufren esta enfermedad no tienen la vista de frente, sino que está bloqueada, pero la visión periférica no está dañada, es decir, los reflejos. Aún así los reflejos son muy débiles. El nombre de este síndrome se debe a que quienes la padecen sólo pueden ver luces pequeñas que parecen estrellas.

El síndrome de Stargardt es una enfermedad progresiva que por lo regular aparece antes de los 20 años, particularmente entre los 13 y los 16 años. Luis es un caso especial debido a que empezó a perder la visión desde los seis años. Este síndrome no ha sido muy estudiado y se desconocen con certeza las causas concretas de su desarrollo, por lo que los doctores de Luis no saben si él desarrolló la enfermedad debido a la contaminación o algún golpe fuerte en la cabeza. Después del último estudio que le realizaron, sus doctores le argumentaron que aunque todas las personas nacen con este síndrome, no siempre se manifiesta y, en quienes así sucede, ocurre durante un periodo de tiempo.

Luis cursa la carrera de Ciencia Política y Administración Pública en el sistema escolarizado de la UNAM. Él ingresó al nivel licenciatura mediante pase reglamentado después de haber cursado el bachillerato en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), Plantel Vallejo. Al CCH, Luis ingresó como la mayoría de los estudiantes lo hacen, mediante el examen de selección que realiza cada año el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (CENEVAL). El examen de Luis fue oral, una persona se encargó de leerle las preguntas y otra de anotar las respuestas que él le daba.

Las cifras de la Organización de las Naciones Unidas muestran que las personas invidentes representan una minoría mundial, pero significativa. En ese sentido, la historia de Luis es un ejemplo de cómo la ceguera no es una enfermedad que imposibilite llevar una vida más o menos normal y de realizar ciertas actividades. Desafortunadamente no todos los invidentes y débiles visuales cuentan con las mismas oportunidades que las personas sin discapacidad visual ni con el apoyo de las autoridades competentes para continuar sus estudios y, desde luego, tampoco tienen el mismo carácter y fortaleza para estudiar.

Estudiantes invidentes en la FCPyS

En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM ha habido un ingreso considerable de alumnos con baja visión y ceguera. Esta facultad junto con la de Filosofía, Derecho y Psicología tienen jóvenes invidentes y débiles visuales. Actualmente en la FCPyS hay 14 alumnos con discapacidad visual; dos de ellos ya concluyeron con el 100% de sus créditos y están en proceso de elaboración de su tesis (Rodrigo, de Ciencias de la Comunicación y Elvis, de Ciencia Política) y uno más (Jorge Soloache) está concluyendo sus créditos; los demás alumnos son de diferentes licenciaturas y semestres.

En cada una de las cuatro carreras que se imparten en la FCPyS (Ciencias de la Comunicación, Relaciones Internacionales, Sociología, Ciencia Política y Administración Pública) hay al menos un estudiante con discapacidad visual, excepto en Sociología. Entre una población de 10, 400 estudiantes en la FCPyS, uno de esos 14 alumnos pertenece al Sistema de Universidad Abierta (SUA) y otro del Sistema de Universidad Abierta a Distancia (SUAD). Los otros 12 son del sistema escolarizado.

Todos los alumnos invidentes y débiles visuales que estudian en este plantel ingresaron mediante el pase reglamentado de la UNAM procedentes del los distintos Colegios de Ciencias y Humanidades y Escuelas Nacionales Preparatorias. En el año 2007 ingresaron a la Facultad los primeros tres jóvenes invidentes; al respecto, Carlos Bravo, secretario de Asuntos Estudiantiles, comenta que la FCPyS no estaba preparada para recibir a este tipo de alumnos, no se imaginaban que discapacitados visuales ingresaran a la licenciatura y, por lo tanto, no se tenían medidas, planes y programas específicos para apoyar esos jóvenes.

Oportunidades para invidentes y débiles visuales en la FCPyS

Actualmente la FCPyS tiene un programa denominado “Accesibilidad visual”, que también se encuentra en la Biblioteca Central de la UNAM. Este programa se inició en septiembre de 2010 cuando alumnos que ahora ya son egresados o están en proceso de titulación ―como es el caso de Elvis, Rodrigo y Jorge― cursaban el cuarto semestre de sus licenciaturas. La UNAM buscó la manera de incluirlos a los servicios que ofrece en la educación superior y establecer un programa semejante al de la Biblioteca Central.

El programa consiste en un conjunto de equipos de cómputo con diferentes software, como Open Book yYos para el reconocimiento de textos y un sistema parlante para la creación de audiolibros. En la Secretaría de Asuntos Estudiantiles (SAE) de la FCPyS, dentro de los proyectos para la comunidad universitaria, está el de apoyo para los jóvenes invidentes y con debilidad visual.

A la Secretaría acuden jóvenes como Luis para dejar su texto impreso y ahí estudiantes, del realizan su servicio social, lo traspasen a formato digital mediante un escáner y el software para la detección de texto y, posteriormente, convertirlo en audiolibro para que lo puedan escuchar. De esa forma los alumnos con discapacidad visual realizan la lectura auditiva de los textos que sus profesores les asignan.

Luis es uno de los utiliza con mayor frecuencia los servicios de la Sala de Accesibilidad Visual de la SAE. El pasado semestre acudió todos los días por la mañana. Ahí pidió apoyo de los jóvenes de servicio social para escanear y transformar sus textos, revisar su correo, auxiliarle a encontrar textos en internet, buscar los libros en la base de datos de la biblioteca, hallar cierto tipo archivos, dar mantenimiento a su computadora personal, entre otros. “Eso ha sido una gran ayuda para mí, una gran ventaja, porque de esa forma yo ya puedo ponerme al corriente”, dice Luis. Cuenta que muchas veces en su grupo él es el único que cumple con las lecturas completas, mientras que sus compañeros sólo leen algunos capítulos o parte de la información.

Comenta que realizar la lectura auditiva no es fácil pues hay términos cuyo significado no comprende y debe regresar el audio para “agarrarle” el hilo a los textos. Además de eso tiene complicación para realizar sus controles de lectura pues tiene que argumentar sus análisis y “batalla” mucho con los términos que no logra comprender.

Los controles de lectura los realiza con su computadora y su radio reportera. Al mismo tiempo que la computadora le va leyendo los textos, con la radio los va grabando para interpretar los textos y con sus propias palabras hacer su análisis. Una vez que termina de hacer eso, regresa la cinta y comienza a escribir en la computadora. En ocasiones él le da a su mamá la cinta para que le haga el favor de elaborar sus controles en la computadora mientras él realiza otra lectura u otras tareas.

En el desarrollo de la enseñanza y el aprendizaje Luis cuenta con la ayuda de sus profesores o sus compañeros, por ejemplo si el curso requiere materiales visuales para exponer (como diapositivas, proyección de videos, cartulinas) los amigos del joven le describen y comentan las imágenes. Para él la evaluación, el semestre pasado, no fue distinta a la del resto del grupo (participación oral, exposición en equipo, tareas), salvo el examen oral en lugar de escrito.

La profesora Patricia Ríos tuvo un alumno con una discapacidad visual progresiva. Ella imparte la asignatura de Géneros Periodísticos y su trato hacia su alumno y la forma de evaluación no fue diferente a la del resto del grupo. Sólo una ocasión en que el equipo del joven tenía que exponer les concedió una prórroga porque él lo solicitó para poder escanear los textos correspondientes. Para que él pudiera realizar apuntes, la profesora repetía todo lo que iba escribiendo en el pizarrón, lo cual no hace en otras clases por no ser necesario. Incluso la profesora le ofreció la posibilidad de presentar un reportaje sonoro en lugar de uno escrito y también le facilitó todas las lecturas escaneadas al inicio del semestre.

De acuerdo con Carlos Bravo, secretario de Asuntos Estudiantiles de la FCPyS, alumnos o profesores han manifestado mayor complicación o molestia para trabajar. Ningún alumno invidente o débil visual se ha presentado a exponer alguna queja sobre sus profesores.

Proyectos por crear

Sin duda el ingreso de los alumnos discapacitados de la vista representó un paradigma para la UNAM en general, y para la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en particular. La Universidad se percató de que las necesidades de los discapacitados constituían una problemática social interna que era menester atender y crear posibles soluciones para cada caso. En octubre del año 2000 la Dirección General de Servicios Generales de la UNAM (DGSG) puso en marcha un servicio de transporte especial para transportar en Ciudad Universitaria a la comunidad universitaria con capacidades diferentes. Al inicio el padrón de usuarios total era de 22 personas, y ahora se ha incrementado a 92, según informa el sitio en Internet del Pumabus.

El servicio de transporte es sólo un ejemplo del esfuerzo de la universidad para ofrecer a su comunidad las mayores facilidades para continuar con sus estudios, pero aún falta mucho por hacer aunque parezca cliché esta frase. La UNAM en conjunto con las autoridades competentes de México y en interacción con instituciones y organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, deben buscar planes a largo plazo para ofrecer mejores oportunidades para aquellos jóvenes que, por sus discapacidades y por la falta de apoyo, se sienten limitados y desmotivados para realizar estudios superiores.

Como menciona Gabriela Castro, encargada del proyecto de “Accesibilidad visual”, sólo seis alumnos se acercan con frecuencia a los servicios de la sala. Ha sido difícil iniciar el proyecto y, principalmente, contactar a la población total de invidentes y débiles visuales de la FCPyS para invitarlos a hacer uso del equipo de la sala. Esto se debe a que la facultad no tiene un registro sistemático de estos alumnos y por eso es difícil ubicarlos. Las medidas se han tomado, las herramientas se han conseguido y se han puesto a disposición de los usuarios y la Secretaría de Asuntos Estudiantiles ha colaborado en la atención a alumnos discapacitados.

El secretario de la SUA, Carlos Bravo, considera que estos estudiantes han buscado solucionar sus problemas con el material didáctico, pero con quienes hay que trabajar es con los estudiantes convencionales para que integren a sus compañeros. “El problema de no adoptar actitudes solidarias y de integración no es con los profesores, es con los alumnos”.

Por lo pronto, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales hace falta la formalización, sistematización y difusión de planes, proyectos, campañas y programas con toda la comunidad universitaria para ampliar los servicios y ponerlos al alcance de todos los estudiantes. Hay que prestar mayor atención en los discapacitados visuales y en otros problemas que tiene la comunidad en general. Escribió Saramago: “Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven.” “La peor ceguera es siempre la mental.”

Fotos: Archivo Aunam



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MÉXICO, SIN BUENOS PERIODISTAS INVESTIGADORES: MARÍA IDALIA GÓMEZ

Por Tania Caldiño Díaz
México (Aunam). El periodista desaprovecha el conocimiento, la memoria histórica, el método que le pueden enseñar en la universidad para investigar, opinó María Idalia Gómez, reportera del diario 24 Horas de la ciudad de México. “Cometen el error de preguntar cualquier tarugada, deben de preguntar con conocimiento”.

La ganadora del Premio Planeta de Periodismo, junto con el periodista Darío Fritz, por su libro Con la muerte en el Bolsillo, que trata de sobre los carteles del narcotráfico en México, compartió con alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM su parecer respecto al periodismo que se practica actualmente en el país, así como algunas técnicas para ahondar y enriquecer las investigaciones periodísticas.

“Es en el área social, policiaca, justicia y de política donde uno aprende a ser periodista, ahí se aprende que la vida es bastante difícil, nadie te hace periodista especializado, de uno mismo depende educarse sobre los temas de interés que le conciernen al pueblo y no a ti”, comentó.

El periodista debe crear empatía con el público, pues si no lo logra, está incumpliendo el objetivo de su labor, tiene que interesarse por su lector para lograr una reacción con su investigación, asimismo tiene que respetar su inteligencia, no puede subestimarlo.

“Con gran frecuencia, los periodistas, al tener poder y reconocimiento, sienten que son dueños de la información, ¡Gran error! Pues la esencia de este oficio no consiste en eso. Nosotros somos el vehículo para proporcionar la información, más no amos de ésta para hacer con ella lo que más nos plazca”, expuso la escritora.

Destacó que dudar es siempre la premisa para un buen investigador, ya que al plantearla nos genera la hipótesis de la investigación, pero para dudar hay que aprender a preguntar y al preguntar hay que saber argumentar, esto permite tener acceso a la información. Si no se sabe preguntar adecuadamente, sólo se pierde el tiempo y “es terrible que en el país no haya buenos investigadores”.

Idalia Gómez habló sobre los temas de seguridad nacional, que son los más delicados a tratar, porque si no se tiene el conocimiento y la experiencia para hablar de ellos, pueden afectar al país y a su estabilidad.

Trató el uso de las fuentes y los riesgos que existen por ahondar en cierta información clasificada. El periodista mexicano, dijo, cuenta con escazas fuentes para obtener información, y al no tener el acceso necesario a ésta, se envicia con ciertas fuentes, lamentablemente en México existen demasiadas fuentes viciadas, las cuales provocan tantas muertes en el gremio periodístico.

“No es lo que cubres, es lo que como periodista representas, no hay nota que valga la vida, el reto es mantenerte, hay que ser arriesgados pero con precaución. Lo importante es cómo vamos a informar, hay que contar historias completas”, concluyó la periodista, quien invitó a los estudiantes a prepararse para hacer un periodismo nuevo, el cual siga cumpliendo la obligación de divulgar la información respecto al interés de la sociedad y no a la agenda de intereses del periodista.






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CRUZ AZUL, INVENCIBLE EN CIUDAD UNIVERSITARIA

Oscar Eduardo Guzmán López
México (Aunam). Entraron a la cancha. Pisaron el césped y, después de la ceremonia protocolaria, se saludaron. Los ojos de los espectadores estaban sobre ellos, porque iban a enfrentar, por primera vez, a sus ex equipos. A Tito lo recibieron con aplausos, A Barrera lo abuchearon.

A pesar de los sentimientos encontrados, Emanuel Villa de Pumas y Pablo Barrera de Cruz Azul, compartían un mismo objetivo. Ganar


Pero al parecer toda la especulación que se generó al rededor de ellos en la semana les pesó mucho, más a Villa, porque poco pudo hacer por su equipo. Al final, la figura del partido fue El Tanque Mariano Pavone, quien le dio a los celestes el triunfo 0-1, otra vez, en CU.

El dominio de Cruz Azul en territorio puma es abrumador, pues en los últimos 11 partidos jugados ahí, los cementeros han ganado 10 veces y sólo han caído en una ocasión.

Así de amplios como son los números, fue el dominio de Cruz Azul en el primer tiempo. Fue dueño de la pelota y prácticamente jugó en territorio Universitario.

Al parecer Pablo Barrera recordó que en Ciudad Universitaria dio sus mejores épocas como futbolista y brindó sus mejores 90 minutos desde que llegó a Cruz Azul, incluso participó en la jugada de la anotación.

Del otro lado de la cancha Emanuel Villa no tocaba la pelota. Era un espectador más. Se movía por el frente del ataque, pero el balón nunca le llegó.

Fue hasta el segundo tiempo cuando Villa hizo que los presentes se levantaran de sus asientos. Recibió el balón de espaldas a la portería, giró y disparó con potencia. !Ahhh! gritaron los aficionados. Tito se agarro la cabeza y el balón se fue a la tribuna.

El trámite del juego se niveló. Pumas empezó a retener la pelota y se acomodó mejor en la cancha, pero apareció Mariano Pavone.

Precedido de un centro, sí, de Barrera, del que abuchearon al inicio, El Tanque remató de cabeza a portería y la esférica acarició, por única ocasión, la red. ¡Gooool!, gritaron los aficionados celestes. Corearon la anotación porque sabían que estaban cerca de hacerlo nuevamente: festejar la victoria de su equipo, otra vez, en el Estadio Olímpico.

Al final se escuchó el ya tradicional "en donde están, en donde están, esos gatitos que nos iban a ganar". Cruz Azul manda en CU.






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