AFTER PLAY Y EL OSO: SECUELAS CHEJOVIANAS



Por Fanny Ruiz Palacios
México (Aunam) Un teatro que dialoga con su audiencia. Una mezcla de presente y pasado. Una puesta en escena compuesta por dos: dos hombres talentosos (Anton Chéjov y Brian Friel) y dos obras teatrales (After play y El oso).

Afterplay, secuencias chejovianas, bajo la dirección de Ignacio Escárcega, es un trabajo que, por primera vez se presenta en México, en el cual se combina lo mejor de la tradición dramática de los últimos doscientos años.

Se trata de una mezcla de talentos que dio como resultado la creación de dos obras breves pero intensas: una comedia y un drama.

Brian Friel, dramaturgo irlandés contemporáneo, fue quien realizó algunas modificaciones al trabajo de uno de los más prestigiados autores rusos de finales del siglo XIX, Anton Chéjov, para mostrar la actualidad de Chéjov y acompañarla de su propio estilo literario.

After play es una puesta en escena que remite a su público a un café en Moscú a principios de los años veinte, donde Sonia (Mónica Dionne) y Andrei (Rodolfo Arias) se encuentran. Ella preocupada por conservar sus propiedades; él un violinista profesional que aparenta ser.

Un encuentro casual que desnuda la personalidad de Sonia y Andrei, pues el transcurso de los minutos, revela los miedos e inseguridades que ellos, como otros mortales, esconden: la soledad y el rechazo por mostrar quien se es.

Esta producción teatral delata la naturaleza, las debilidades y los miedos del ser humano. Además, muestra una relación con las pérdidas afectivas y materiales; de tal modo que los espectadores pueden dar lecturas distintas a conflictos que todos vivimos.

En diversas escenas, una violinista (Martha Moreyra) ameniza ambas obras; con sus notas y cambios de luz se crea un ambiente indicado para revelar la intimidad de los personajes.

Con un aire de tristeza y melancolía, Brian Friel, cuentista descendiente de la prestigiosa tradición dramática irlandesa creadora del Abbey Theatre y The Gate, recurre a los personajes del El tío Vania para inventar una situación y un diálogo con ciertas remembranzas de Beckett, sin perder el toque chejoviano.

Con únicamente dos personajes (en contraste con los nueve la obra origina), Friel reconstruye y le da curso al nudo dramático de El tío Vania y de Tres hermanas, contando qué ocurrió después del punto final del también cuentista y humorista Anton Chéjov, sólo igualado en prestigio y reconocimiento a William Shakespeare.

De ahí el título Afterplay (Después de la obra), que es una reflexión sobre qué pudo haber pasado con Sonia y Mijail una vez muerto el tío Vania. En el final de Chéjov, Sonia confía en el descanso eterno luego del arduo trabajo cotidiano, mientras que Friel apela a la fortaleza para vencer el terror a la vacuidad de la vida.

En el caso de El oso, Friel utiliza a los tres personajes originales del “vodeville” o “juguete cómico” de Chéjov con íntegro apego a la anécdota pero dotándola de una extraordinaria vitalidad y dinámica gracias a la chispa y suspenso de los diálogos y la situación.

El oso, es una puesta en escena en la que Elena Ivanova Popova (Mónica Dionne), una joven y atractiva viuda se niega a salir del luto exagerado que le guarda a su marido, hasta que conoce a Grigory Stepanovich Smirnov (Rodolfo Arias), un hombre en quiebra que le exige el pago de una deuda.

En palabras del director, es una obra que resume las etapas de una relación de pareja: te conozco, te odio, te desprecio… pero no te vayas.

Con la finalidad de conmover, divertir y entretener al público se presentan dos obras en una: Afterplay, secuelas chejovianas. Bajo la dirección de Ignacio Escárcega y su elenco, esta puesta en escena trata de llevar al espectador a la Rusia del siglo XIX, pero con el tratamiento ágil, ameno, profundo y sintético de Friel, se perciben como momentos de la vida cotidiana actual.

Afterplay, secuelas chejovianas se presenta de jueves a domingo en el Teatro Santa Catarina, ubicado en Jardín Santa Catarina número 10, en la delegación Coyoacán.











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