EL ETERNO DISFRAZ DE YUNNALE


Por Ma. Renata González Tarragona
México (Aunam). Ajeno a lo que nuestra sociedad está acostumbrada, ¿quién se imaginaría que se podría vivir a partir de las fantasías inspiradas por esas extrañas caricaturas japonesas de grandes ojos y exuberantes figuras llamadas anime? Cuando en la actualidad, aún son algo que se ha considerado como un gusto anormal para personas introvertidas Alejandra Rodríguez Rivera, mejor conocida como “Yunnale”, revoluciona esta limitada visión.

El disfraz, el personaje, el cosplay

De tez morena clara, cuerpo delgado, tan alta como una mujer mexicana puede aspirar a ser, cabello oscuro apenas a la altura de la barbilla con un pequeño mechón que llega a su hombro derecho y ojos cual rendijas diminutas, se presenta Yunnale justo en las afueras del acceso a Metro Villa de Cortés en un soleado, pero fresco mediodía.

Una vez en las bancas del tranquilo parque contiguo de altos árboles, habitados por escandalosos pájaros, Yunnale, pseudónimo que creó en un foro de anime al hacer referencia a su personaje favorito de entonces (Yunna de Final Fantasy) y su propio nombre, se aventura a indagar con curiosidad sobre el origen de su entrevistadora previamente al comienzo de la plática.

Al observarla se hace evidente su gusto por los dibujos y diseños provenientes de oriente, pues viste una blusa estampada con una gran muñequita en kimono delante del famoso árbol de cerezos y muestra también, orgullosa, un llavero de Sailor Moon contenido dentro de su bolsa de mano.

Inicia hablando acerca de lo que suele tomarse como un pasatiempo enfermizo: el cosplay, entendido por quienes lo conocen como un acrónimo anglosajón (costume play) dado a la acción de disfrazarse de caricaturas japonesas o de alguna otra índole.

--Para mí el cosplay es tomar un personaje de la ciencia ficción, o del anime, e interpretarlo y sentirlo en tu cuerpo. Es importante concebirse como el personaje para uno mismo, sin tomar en cuenta el disfraz que se utiliza. Estás tan involucrado con el personaje—enfatiza presionando sus manos contra su pecho como sosteniendo algo que fuera a escapar de sí— que quieres sacarlo de la fantasía y traerlo a la realidad y al mismo tiempo de tu realidad entrar a la fantasía, el cuerpo y la mente quieren sentir la personalidad y mentalidad que el autor les dio en la serie de anime.

Permite entrever la pasión y emoción que le inspira esta actividad al portar una gran sonrisa y un brillo en sus ojos al momento de pronunciar estas palabras. El cosplay significa mucho más para ella de lo que a simple vista pudiera apreciar alguien que desconozca sobre lo que Yunnale considera un arte.

La profesionista detrás del disfraz

Es diseñadora Industrial por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) con una maestría en Ciencias y Artes para el Diseño en el Área de Teoría e Historia Críticas con el tema Subculturas juveniles: cosplay como subcultura urbana, gracias a una beca otorgada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Es también una exitosa empresaria de disfraces para las artes escénicas. A sus 27 años de edad, Yunnale ha sabido compaginar la complejidad de su carrera con la diversión que le suscita el cosplay.

--Al momento de elegir mi carrera me gustaban el dibujo y las artes por encima del anime. Inicié en el cosplay a los 17 años y lo abandoné durante la universidad. Antes de finalizar lo retomé y desde el 2006 hasta la actualidad lo he hecho continuamente. En el 2007 fui a competir junto con mi hermana “Linaloe” en el concurso mundial, World Cosplay Summit (WCS), organizado en Nagoya, Japón. Obtuvimos el Brother Price o tercer lugar y de regreso a México decidí investigar acerca del cosplay como una subcultura para mi maestría.

Se combina todo eso y así es que ahora me dedico a la fabricación de vestuario para las artes escénicas, además del cosplay. Mi temporada más pesada de trabajo viene a fin de año, que es cuando las escuelas de danza y casas de cultura tienen sus presentaciones y por otro lado, está también el WCS y las convenciones que hay a lo largo del año.

Yo misma diseño y confecciono atuendos o los elaboro tal y como me los piden, al igual que recibo pedidos de pelucas de diferente largo y colores o armo toda clase de accesorios que vayan junto con el disfraz. Cotizo y mando los productos por toda la República, con ayuda de mi página de internet. Por el momento, mi principal objetivo es impulsar el desarrollo de mi empresa.

Con un tono de voz más serio y firme, como si estuviera al frente de una junta de ejecutivos, aunque sin disminuir su amabilidad, se muestra como la mujer trabajadora, ocupada y emprendedora que es, con una gran trayectoria que respalda su labor poco conocida, pero no por eso de menos valor o impacto.

“Nos voltean a ver como personas raras”


--Somos una comunidad que no deja de crecer, sobre todo con el internet y la globalización se dio un boom en el cosplay; se nota un hambre de cambio y aunque hay más tolerancia a la necesidad de expresión, se le sigue viendo mal. Nos voltean a ver como personas raras, obsesivas, con comportamientos fuera de la realidad.

Recuerdo mis primeras convenciones. Yo era de las pocas que se animaban a llevar puesto un cosplay. Al llegar lo primero que hacía era pegarme a quien trajera uno también y nos quedábamos juntos durante el evento, porque en ese entonces no era tan común. Ahora por el contrario, es raro ver gente que vaya sin cosplay y cada vez se llenan más las convenciones porque se han vuelto más populares.

Quienes llegan a hacer cosplay son la fase más extrovertida del otaku (fan o seguidor del anime). Todos los cosplayers son otakus, pero no todos los otakus son cosplayers. Todos los cosplayers tienen una especie de inseguridad muy grande, el disfraz ayuda a ponerte una máscara para hacer lo que siempre quisiste hacer y arriesgar el caparazón que ya traes.

Yo creo que la identidad y la pertenencia a un grupo es también la razón por la cual mucha gente se inicia en el cosplay, para formar parte de algo, la mayoría dice hacerlo para encontrar más amigos, pero yo creo que hay mucho más atrás de eso. Se debe tomar lo bueno, porque hay quienes sufren mucho por la guerra de las envidias y se estresan y se obsesionan por pensar qué se pondrán en la siguiente convención.

Sonríe para la cámara

Yunnale sabe que en las convenciones de anime llaman mucho la atención aquellas personas cuyos cosplays son extremadamente elaborados, motivo por el cual es imposible evitar pedirles una fotografía para conservarla como recuerdo, sin embargo, la popularidad de quienes se disponen para estos menesteres puede llegar a ser contraproducente.

--Todos quienes hacemos cosplay, es porque nos gusta ser vistos, pero hay veces en las que se vuelve un problema. Hubo una ocasión en que estaba como invitada de una convención y la gente no paraba de tomar fotos. Yo padezco de migraña y con el flash de las cámaras, de pie ahí tanto tiempo me empecé a sentir mal. Entonces me fui a esconder al camerino que tenían atrás y me quedé dormida una hora y no salí hasta una vez esfumado el dolor.

Nos ha llegado a pasar a mis hermanas y a mí que, de pronto, te ves como que no tienes salida de tanta gente tomando fotos y es así como de ¡Ay! ¡Quiero ir al baño! Los organizadores de las convenciones no se dan cuenta de que uno como invitado come, va al baño y también se cansa…

Después de varias experiencias llegué a una conclusión con ellos: mira ahorita déjame descansar y las dos horas que yo voy a estar con mi público enfrente, te las voy a dar de calidad. Voy a hacer esto, pero no me dejes todo el día, porque yo voy a terminar muerta. Yo llevo cargando unas alas y unos tacones de este vuelo—coloca sus manos una encima de la otra dejando un considerable espacio entre ellas para imitar el tamaño de su calzado—y es imposible estar todo el día y con una sonrisa.

Mejor voy, doy mis conferencias sobre lo que he recabado en cuanto a la subcultura cosplay o mis talleres de elaboración de accesorios para el disfraz; me dejas descansar y cuando recargue energías ya estaré disponible para tratar bien a la gente y tomarme las fotos con todos.

“Nunca falta el criticón”

--En las convenciones nunca falta, más bien, “nuuunca” falta el criticón que diga: El traje está hermoso, pero ese pelito lo tiene medio centímetro movido al personaje original. Son gente extremadamente obsesiva.

Cuando yo empecé a ser jurado ya tenía la carrera terminada con lo cual aprendí muchas técnicas para elaborar productos y estudié la estética, ya había pasado por el World Cosplay Summit, entonces ya contaba con todas las herramientas para sentirme capaz de calificar, además de que estoy acostumbrada, en mi carrera de Diseño Industrial, a las competencias en diseño del producto. No se me hacía algo novedoso “juecear” una competencia, porque yo ya lo había vivido y afortunadamente ya tenía todas las bases.

De su mirada se desprende el fuego naciente de su ánimo de competitividad. Competir es algo que disfruta hacer en cualquier aspecto y no le provoca ninguna clase de conflicto. Tanto su carrera como su trabajo, incluso su hobbie la han llevado a demostrar sus capacidades y de lo que está hecha.

“No somos actores. El anime a mí me marcó”

--Escojo a un personaje porque me gustó mucho el anime. No me costó ningún trabajo cuando elegí el personaje de Sailor Galaxia, de la serie Sailor Moon, con el que gané en el WCS, porque yo sabía que me encantaba. —dice entusiasta con una gran sonrisa en su rostro mientras se balancea de atrás para adelante a punto de despegar de su asiento.

Entonces, desde que ves repetidamente un anime y te encanta y te fascina, comienzas tú mismo a interpretarlo por medio de los gestos y las expresiones, porque muchos de nosotros no somos actores, no estudiamos eso, pero de tantas veces que vemos a un personaje lo llegamos a querer, aunque no sea alguien tangible, ya que te gustó mucho.

El anime de Sailor Moon es el que escogí, a mí me marcó, crecí con él, ¡me llevó a conocer Japón! Es algo que de tanto que lo ves lo estudias, lo interpretas, lo quieres sentir. A los 11 años que veía Sailor Moon, me compraron unas botas, me las ponía y ya jugaba a ser Sailor Jupiter yo solita sin saber de la existencia del cosplay ni nada y no sabía que después de unos años haría algo más formal, que me dedicaría a esto.

El anime ha imprimido una importante marca en la vida de Yunnale, pues pasó de ser un simple gusto a convertirse en su modo de vida, esto la ha llevado muy lejos y se complace con sus logros, está satisfecha consigo misma. Aprovechando lo que ha tenido oportunidad de aprender, ahora es ella quien busca transmitir todo eso a aquellos que compartan su opinión, así como ampliar la de las personas que no gocen de tanta cercanía con el tema.

Desde su infancia el ser otaku ha constituido un rasgo distintivo inherente en ella, sin estar plenamente consciente de tal situación. Fue una casualidad en su vida que le ha provisto de las más increíbles experiencias y lo atesora con extrema felicidad al ser lo que le da motivo a su persona, tanto así que en ese mundo, de Alejandra pasó a ser Yunnale.


Fotos: (Xinhua/Reuters)




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