LUIS EDUARDO AUTE, EL FORJADOR DE ESPERANZA


Por Paulina Landeros Alvarado
Fotos: Mari Reséndiz
México (Aunam). Alto, de tez casi tan clara como el marfil, nariz pronunciada y labios delgados. Las líneas de experiencia atraviesan su rostro demostrando una amplia sabiduría. El cantautor de sonrisa fácil, aire bonachón y corazón esperanzado se encuentra en México promocionando su nuevo álbum Intemperie.

Luis Eduardo Aute, desde su silla, alcanzó un vaso de tequila con la mano derecha. Bebió un sorbo y, en tono reflexivo, comenzó a hablar del movimiento de los jóvenes “indignados” que se manifiestan en España.

“Este movimiento es aire fresco. Yo creo que es necesario en España, en Europa y en todo el mundo, porque no tiene ni partidos ni sindicatos detrás; simplemente frases que exigen justicia. ‘Democracia real y ya’ es el eslogan principal. El uso de la democracia está siendo cada vez más secuestrada por los poderes económicos. La política está sometida a los designios de los bancos, de las finanzas, de las agencias, de las especulaciones. Esto hace que nuestros jóvenes se pregunten para qué votar por un partido político si este terminará haciendo lo que dicte la economía. Es un movimiento muy fuerte que está contagiando a otros países. Me siento ilusionado de que la gente joven esté tomando conciencia de esta realidad”.

Su propuesta para intentar corregir el problema de los jóvenes desempleados en España es que los que terminaron la carrera y siguen sin posibilidades de encontrar trabajo regresen a los estudios. De esta manera, podrían ocupar ese tiempo en aprender y perfeccionar sus habilidades para adquirir una capacidad laboral mucho mayor. Dichos estudios, sugiere el poeta, financiados por el erario público.

Cuando se le preguntó acerca de la situación actual en México, en la que los jóvenes recurren al narcotráfico en busca de dinero para salir adelante, el poeta de origen filipino exhaló pensativo. “Es una pregunta complicada, porque el problema es tremendamente complejo. Sería terrible que este fenómeno creciera, y la única manera de frenarlo es, desde mi punto de vista, hablar sobre la despenalización de la droga. De esta manera se podría controlar este mercado, y se podrían disolver los cárteles. Es probable que, si esto no empieza a resolverse, vaya contagiando a otros países, porque, evidentemente, el dinero fácil es muy atractivo”.


A la hora de hablar, Aute deja entrever su fuente de inspiración: quererle dar un grito de alerta a la sociedad. Anunciarle que vive en un mundo donde hay crisis en todos los ámbitos, en los que ya se ve incluida, también, la familia. “Es paradójico que los padres trabajen para tener una familia y luego no convivan con ella. Eso desestructura a la familia. Y es un problema que…”, dice el intérprete hasta que sus palabras se ven interrumpidas por una risa casi silenciosa; la suya. Desvía la mirada y mueve la cabeza levemente de un lado al otro. Hay una breve pausa.

“Esto, ¿cómo se puede resolver? Se tiene que resolver, porque va contra la naturaleza. Sí… Estamos viviendo en una sociedad que va en contra de la naturaleza; esto tiene que cambiar. Si las personas tienen hijos, es para disfrutarlos, para convivir con ellos. No está bien que se enfoquen únicamente en cumplir con su trabajo y con sus horarios, si van a dejar de lado a su familia. Si un padre no ve a sus hijos y les compra cosas para que se diviertan y se entretengan, no está cumpliendo su función”.

El trovador, en entrevista exclusiva para Aunam, muestra su inconformidad ante los gobiernos actuales que no cumplen su función, ya que crean nuevos conflictos, en lugar de darles solución. Argumenta que el problema no está en la política, sino en los políticos que no están a la altura de las circunstancias. “La historia está yendo mucho más allá de la visión de los partidos”, dice en un tono molesto que, a su vez, deja entrever cierta decepción.

El también cineasta ha escrito temas musicales en su nuevo material discográfico que hablan de la sociedad problemática en la que vivimos. Evidencia las injusticias, los asesinatos y la corrupción que inundan y contaminan nuestro mundo. Sin embargo, siempre termina con un aire de esperanza, afirmando que, mientras exista un solo creyente, los problemas se solucionarán.

“Me gustaría ser el mago Merlín para poder resolver todos los problemas. Pero creo que, como estamos viendo en los cambios actuales, esta sociedad está llegando a su término. Lo que no sé es cuál es la que viene. Me asusta un poco no saber cuál puede ser, pero es muy reconfortante ver a jóvenes concientes de la situación y que buscan cambiarla a una sociedad más humana”.

El humilde y sencillo trovador espera con ansias su concierto en la Ciudad de México. No ve a los que asistirán como un público, sino como individuos por separado. Personas con ideologías y pensamientos únicos. Seres humanos que se sientan cómplices de las letras de sus canciones.

Afirma que los mexicanos son personas atentas que siempre están en busca de nuevos conocimientos. “Me siento muy cómodo con ellos, porque ahí se establece una relación familiar. Hay una familia muy bonita, muy cálida entre esas personas y yo. Creo que todos intentaremos salir del concierto tratando de ser mejores seres humanos”.





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