CHAPARRO ES... ¡CHOPPER!


Por Karina Bobadilla Juárez
México (Aunam). Le gustaría que la gente lo recordara como alguien que vivió intensamente. Un ‘vato’ que fue muy divertido, que estuvo de buen humor, que le gustaba hacer reír a las personas, que supo mantener a la familia unida y que fue un ejemplo de ello, y como alguien que innovó en la televisión y en el cine.

Y eso es lo que Omar Chaparro refleja ya; un hombre que alegre que vive intensamente, quien de Chaparro, sólo tiene el apellido, porque como persona es grande, con un talento muy especial para “hacerla de lo que sea”, no sólo de conductor, comediante, actor, locutor; sino de padre, esposo, amigo y gran ser humano.

Sus grandes ojos son un camino de miel para llegar a su alma y descubrir el ángel que hay en él, su mirada: profunda y honesta, su voz: aún con un toque del acento tan particular de “Shihuahua”, su caminar: tan varonil y seguro, siempre lo acompaña esa sonrisa coqueta y encantadora, de buen humor, con mucho entusiasmo por la vida; estas son características exclusivas de Omar Chaparro, quien llegó al mundo el 24 de Noviembre de 1974.

Cabello castaño oscuro, corto y ondulado, piel clara, 170 cm. de estatura, cuerpo atlético a base de una que otra dieta, (aunque eso sí, no puede resistirse a una rebanada de “chocoflán”; su pastel favorito) y algunas horas en el gimnasio, pero mucho ejercicio en los cortes del programa de radio; cuidadoso con su imagen... así es Omar Chaparro, el hombre ideal.

Con la humildad y sencillez que lo caracterizan saluda a quién se encuentre en su camino, él se considera una persona muy paciente y tolerante, trata de sobrellevar las cosas que no le gustan, para lograrlo, aplica la siguiente oración: “Dios dame la fuerza para cambiar las cosas que puedo cambiar, paciencia para tolerar las que no puedo cambiar, e inteligencia para distinguir cada una de ellas”.

“Soy un chico buena onda, amigo de los amigos, chopper el chavo desde “chavalo”, “locochón”, imparable, aguerrido mas no agresivo, aventado mas no violento, amo, quiero, doy, escucho, comparto, soy sincero... actor, como pizza, ando en moto, amo la vida, a mi familia y el constante anhelo de un mundo mejor”

Su esencia es “Chopper”; una personalidad única, la cual define así: "Chopper es más que un tipo de motocicleta, es un estilo de vida, relajado, tranquilo, ser chopper es que te valgan ciertas cosas, ser chopper es ser feliz a pesar de todas las circunstancias, ser chopper es querer volar sin tener alas"

Su carrera... en dos ruedas

“Nunca hay un día igual a otro, recorro los caminos en áreas de libertad con sed de vida, lo que me motiva; el sonido del motor, el viento en mi cara, saber que somos varios y que somos fuertes; la unidad, los sueños mutuos, somos un clan, una raza. Aparte, un estilo de vida... somos Bros Club Choppers”.

Su mayor pasión son las motocicletas, su ‘motoclub’ ‘Bros Club Choppers’, que creó en Chihuahua, su estado natal, ha representado una parte muy importante en su vida, pues con sus amigos del club ha vivido experiencias inolvidables al recorrer muchos lugares en moto, desde Puerto Vallarta, hasta Sudáfrica.

Su transporte cotidiano es una moto, tiene varias, pero no tantas como él quisiera, anda ‘de allá pa’ aca’, en este vehículo que lo acerca más rápido a su destino, del radio a Televisa, de la locación a su casa, al aeropuerto, reuniones, juntas... a dónde sea.

Su gusto por estos “caballos de fierro” lo ha tenido siempre, pero asegura que se enamoró más, cuando vio la película de Pedro Infante, A toda máquina, y que se “súper enamoró” cuando empezó a trabajar de repartidor de pizzas en Chihuahua, (mucho antes de trabajar en los medios) desde entonces, hasta la fecha, colecciona motos de ‘a mentiras’.

Omar chiquito

Esa alegría que transmite, no es sólo de ahora, sino de toda la vida, “huesudito”, como Omar se refería a su hermana Karina, asegura que su “travieso hermano” ha sido bromista siempre; con ella, con sus papás, con sus amigos; le encanta hacer reír: “desde chiquito le hizo una broma a mi mamá y dice que desde ahí supo que se quería dedicar a hacer reír a la gente y a ridiculizarla también”.

Así lo recuerda el comediante: “De chiquito era chaparrito, un niño muy bonito, luego me eché a perder y luego mejoré un poquito, ya sabes, cirugías, operaciones (bromea con un tono muy serio), pero un niño muy loco. En la escuela era desordenado, medio irresponsable, siempre me gustaba darle la vuelta a la responsabilidad, me iba por el lado de hacer reír a las personas, en lugar de enfocarme a la tarea, prefería sacarle una sonrisa a la maestra, y nunca reprobé”.

Su forma de hacer reír es muy ingenua, tiene un sentido del humor muy “blanco”; hace reír sin ser grotesco, no necesita recurrir al “doble sentido”, ni a las groserías para entretener a su variado publico, con el cual es muy respetuoso; le basta su carisma innata y su gran talento para lograrlo.

De niño, surge otra de sus aficiones: las artes marciales, es cinta negra en “Shotokan”, una rama del Karate, tanto es su gusto por ésta disciplina, que hasta tiene tatuado en el brazo derecho el escudo del Shotokan; un tigre de color negro, animal que también representa su horóscopo chino, y con el que el actor se siente muy identificado.

Extrovertido por naturaleza, pero responsable: “Ciertas personas nacemos con el chip de la adrenalina, para bien o para mal yo lo tengo. Me encanta aventarme en paracaídas, pararme en la moto y levantarla en una llanta, jinetear toros, ¡todo!, yo soy el único que puede ponerme límites, el ancla que me detiene son mis hijos, ahora me jalo las orejas un poquito”.

Eso sí, desde niño era muy “vago”, pues, asegura Karina, sus papás eran accesibles con el comediante: “era muy vago, nunca le controlaron el horario, pero siempre fue muy buen muchacho, hasta la fecha, no toma, no fuma, pero sí llegaba súper tarde a la casa”.

Así era “Junior” (como su familia le dice de cariño porque lleva el mismo nombre que su papá), pero no ha cambiado mucho hasta hoy: “Ha cambiado en cuanto a su manera de vivir, en que siempre está pensando qué va a hacer; siempre trae la cabeza en otro lado, la carga de trabajo también lo ha hecho cambiar, pero para bien”, afirmó Karina, la menor de sus dos hermanas.

En cinco, cuatro, tres, dos... ¡al aire!

Empieza el programa, la cuarta emisión en vivo de Sabadazo; una escenografía en color rosa y azul, olor a madera, ventanas con las fotografías de los principales personajes, una puerta con escaleras que llevan al escenario, dos tribunas al lado, a espaldas de los conductores, enfrente muchas cámaras, luces, micrófonos...

El público con la curiosidad de saber quien será el primero en aparecer, llega el momento, la primera en salir es... ¡”La Licenciada Pamela Juanjo”!, psicóloga, abogada, sensible, culta, coqueta, enamoradiza... de cabello negro, largo hasta los hombros, “lipstick” rojo, lentes oscuros, con su característico atuendo de blusa blanca, saco rojo, pañuelo café en el cuello, falda negra y sandalias rojas.

Con el entusiasmo y energía de siempre, pone a bailar al público, se mueve al compás de la música ¡sí que sabe bailar! mueve la cadera, las manos, da vueltas, su cabello se sacude y el público no parar de reír, ¡los tiene atrapados con su particular belleza!

¡Corteee, fuera del aire! Ahí sigue “La licenciada”, sin perder nunca el estilo, platicando con los espectadores, baila, canta, ríe, de repente revisa la escaleta para el siguiente bloque en el programa, pero nunca deja de ser ella.

Dos bloques más, y su participación se acaba, ahora sigue el turno del irreverente “Yahairo”, quien no se preocupa por mostrar su “lado femenino”, y coquetearle a los hombres; playera muy “pegadita”, mallones negros, short rojo y una banda en la cabeza, son su estilo para dar consejos de belleza y moda, pues es muy vanidoso... se acaba su bloque, él sí tiene que irse rápido,

Al escuchar el ¡corte!, sale corriendo, se mete a un pequeño cuarto, que está dentro del mismo foro, pero atrás de la cámaras y gente de producción; en él hay un espejo, muchos vestuarios y una maquillista; Yahairo desaparece en menos de cinco minutos, para darle paso al siguiente personaje.

“El Ranchero Chilo” regresa del corte, disparando una pistola, contrario al personaje anterior, él es “muy macho”, es presidente municipal de “Chuchupa” (como se refiere a Chihuahua), es coqueto con las mujeres, a pesar de ser casado, él asegura que sus “caireles rubios” y su particular bigote tiene encantada a más de una.

Pero, ¿dónde está Omar Chaparro?, después de casi cuatro horas de personajes, al fin sale por la puerta: con el cabello mojado a su estilo despeinado, aún con un poco de “lipstick” de Pamela en los labios, playera negra, camisa azul de cuadros, jeans y sus botas negras que tanto le gustan.

Baja las escaleras al mismo tiempo que canta “Nadie se parece a mí”, canción que él mismo compuso, al ritmo de banda, su música favorita, y que ahora es el cierre del programa, baila y canta un rato con el público, y se termina el programa.

La gente aprovecha para pedirle autógrafos, fotos, abrazos y besos; él muy amable accede y hasta se toma el tiempo de bromear y convivir un rato con sus “fans”.

¡Córrele Omar, va haber junta! le grita su asistente, Omar muy apenado con la gente: “me tengo que ir, ya voy tarde a mi junta”, sale corriendo del foro, y afuera, algunos reporteros lo esperan para entrevistarlo, concede las entrevistas y se va a su camerino a cambiar.

Sale, y ya lo esperan para desmaquillarlo; un cuarto blanco, la luz muy tenue, con muchos espejos que reflejan a un Omar cansado, con ojeras como de no haber dormido bien en toda la semana, sus ojos con aspecto de sueño, pero siempre sonriente y amable; por fin se sienta a ‘descansar’ mientras le quitan el maquillaje, y concede una entrevista más... así es un sábado común de Omar Chaparro.

“Hay que saber administrar la vida”



Los medios de comunicación son ahora su espacio de trabajo, y aunque erróneamente se pudiera pensar que la carrera de Administración de Empresas, que terminó en la Universidad Autónoma de Chihuahua, no tiene nada que ver con su carrera actual, el talentoso actor explica la relación que tienen y cómo aplica la administración en su vida:

“Estudié administración de empresas, porque creo que estaba muy verde (ríe), me gustan mucho los números, pero hubiera querido estudiar artes o actuación y en Chihuahua no había una escuela ¡wao!, y tampoco había los recursos para venirme a México, entonces la Administración era una carrera que dije: bueno si no me ayuda, no me va a estorbar, al contrario”.

Ahora su carrera le ha sido de gran ayuda, pues además de involucrarse también en la parte económica de sus contrataciones, ha aprendido a administrar su vida, a equilibrar el tiempo entre su familia y el trabajo, ya que en su carrera es muy difícil controlar sus horarios.

Es así como el simpático conductor, no descuida lo personal por lo laboral ni viceversa, explica: “Sí se puede equilibrar la vida, trabajo, familia, salud, tiempo para ti, ejercicio, etcétera, amigos; pero a veces me falta tiempo”.

Omar sigue sentado, de repente gira la silla, sube los pies al tocador, se quita la pulsera y juega con ella, pero siempre atento a las preguntas, las contesta muy serio, piensa, se ríe, pero no deja de parpadear mientras habla; nunca está quieto.

En busca de un sueño: “morir o ganar”

Después de tener mucho éxito en Chihuahua con su programa Los visitantes, en la radio local en 1996 y luego en la televisión, también local, con Los visitor’s, Omar decide viajar a la Ciudad de México.

“En aquel entonces yo quería algo más, renuncié a mi programa de radio, a la tele, a algunos comerciales que hacía para el gobierno de Chihuahua, me estaba yendo bien, pero creo que ese fue el secreto: dejar todo, sin vuelta atrás, porque así era, o morir o ganar”.

Con sed de triunfo en el 2001, con “unos ahorros” y pocas cosas, llegó al Distrito Federal, a casa de una tía mientras conseguía “depa”, y comenzó su búsqueda de alguna oportunidad, y luego de vivir los cuatro meses más complicados de su vida, de estar solo, de nervios, de tensión, pasar hambres, carencias y de ver como poco a poco se acababa su dinero; la encontró.

Así empieza a trabajar en “Telehit”, canal de paga, con el programa Black and White”, en lo cual considera haber tenido mucha suerte, pues es muy difícil entrar a un medio tan rápido, y aunque asegura que “las cosas pasan siempre dos veces; primero en tu cabeza y luego en la vida real”, él afirma que no se esperaba todo lo que ha logrado.

Al año siguiente empezó su programa de radio ¡Ya Párate!, el cual dejó por dos meses para ingresar al reality show Big Brother, en el que salió campeón; como premio le dieron su primer programa en televisión abierta “No Manches”. También fue la voz de “Síndrome” en Los increíbles, “La abuelita” en Buza Caperuza y “Po” en Kung Fu Panda (películas animadas).

A pesar de que hoy en día Omar está satisfecho con lo que ha logrado, afirma que ahora su deseo es ganar un ‘Oscar’; y no está muy lejos de alcanzarlo, pues ha logrado concretar su inquietud por saltar a la pantalla grande, no sólo de actor, sino como productor y escritor.

“Me sentí con la capacidad de hacer algo más a lo grande, sentí que podía aventarme para hacer esta película, tenía lo necesario, y con la ayuda de muchas personas, logramos filmar Suave Patria, pero ahorita quiero juntar un dinero que todavía nos hace falta para que, primero Dios, se pueda estrenar el año que entra como tenemos pensado”, afirma entusiasmado Omar.

“Amo lo que hago para no trabajar”

“Esta carrera es muy difícil, pero afortunadamente amo lo que hago para no trabajar, gracias a Dios tengo la fortuna de contar con esta diversidad, de hacer radio, teatro, televisión, show, conferencia, ahora cine, mis personajes”.

“Me empieza a quedar muy claro que cada formato que hago tiene un estilo diferente, y es muy padre poder estar en esta versatilidad; si hago teatro es muy distinto al show: personajes irreverentes, la música; ya lo tengo muy amarrado, en el radio es una onda más relajada, cuando hago cine es una cosa más seria, más profunda, más estructurada”, precisa Omar, al mismo tiempo que cambia de cara y actitud cuando menciona cada actividad, relajado para radio y muy serio para el cine.

Aún así, asegura que es difícil darle gusto a toda la gente, lo cual no le preocupa, pues considera favorable la variedad en su trabajo, ya que habrá a quienes les guste Sabadazo y a otros que les guste ¡Ya Párate! o ambos, “hay para todo”, eso sí para él es un privilegio estar al aire en el canal de las estrellas, y tener la libertad de modificar “algunas cosas” en su programa.

Camino a la felicidad

Su acercamiento con los jóvenes ha sido de mucho éxito, pues es un ejemplo a seguir para muchos, pero a pesar de que pareciera que Omar es feliz siempre, confiesa el momento más difícil de su vida, del cual surgió Camino a la felicidad, la conferencia que, además, se complementa de cursos, experiencias propias, de leer muchos libros y de querer compartir ese “camino”.

“Uno de los momentos más difíciles de mi vida, lo viví en Alemania, cuando estaba allá para grabar cápsulas en el mundial del 2006, me acababan de quitar, de la nada, mi programa de No Manches, me estaba yendo muy mal, económicamente, mi familia se estaba desmoronando, yo estaba muy desesperado, entré en depresión, al borde de querer quitarme la vida”.

“Gracias a Dios recapacité, con ayuda de mi familia, amigos, salí adelante, luego me empezó a ir mejor, cuando regresé a México estuve en el programa Buenas Tardes, junto con Adrián Uribe, y todo empezó a cambiar”.

De forma seria, pera a la vez muy divertida, con su peculiar estilo alegre, comparte con la gente sus experiencias, errores, aciertos, y les da algunos consejos para que reflexionen y piensen mejor lo que hacen en la vida.

Las mil personalidades de Omar

“Personas” especiales, representan a Omar en sus diferentes facetas: “Omarcito” saca al niño travieso que lleva dentro y que aún conserva, su ternura; con “El Púas” saca el “vato loco” de Chihuahua; “Oscarín” muestra su timidez y su inseguridad en ciertos aspectos; entre muchos otros.

“Los personajes han cobrado vida propia, eso es muy cómodo para mí porque me pongo el disfraz y como que ya Omar Chaparro no se preocupa por qué decir, si no más bien, es ‘Pamela’ o ‘Yahairo’; de veras lo siento como si fueran parte de mi vida, pero también tienen su conciencia ellos solos”.

“’Pamela’, ‘Chilo’ y ‘Yahairo’, son los principales, los que están en mi show, son a lo mejor con los que se me hace más fácil crear cosas, de repente una “Quetzal” está más limitada o un “Púas” es más regional”.

“Me identifico con todos en su momento, con ‘La Licenciada’ me siento con más energía y puedo dominar el mundo, controlar, mandar a entrevistar a quien sea, o ‘Yahairo’ me encanta porque es un personaje muy ingenuo, pero puede ser cizañoso e irreverente a la vez”.

La mayoría de ellos surgieron en Los visitantes, todos con un toque muy especial de él, todos tienen su esencia y representan mucho, lo qué es Omar realmente.

Para conocer a Omar, se necesita conocer a sus más de veinte personajes; para conocer sus ideas, pensamientos, forma de ser y algunas curiosidades, que tal vez en el papel de “Omar Chaparro”, no se atreve a mostrar como lo hace a través de ellos: una actitud, un vestuario, una voz, una cara diferente para cada uno de ellos, pues a pesar de ser demasiados, ninguno tiene nada del otro; cada quien tiene su estilo.

“Los amigos son como los amantes...”

“La amistad debe estar en todos lados, es un valor enorme, quizás de los más grandes, el tener la voluntad de despojarte de lo tuyo, de tus pensamientos de tu ser, de tu comida para estar al beneficio de tu amigo, para escucharlo, para entenderlo para estar ahí en las buenas y en las malas, el dejar de hacer algo que te encante; eso es un amigo”

Omar confiesa con cara de angustia: “Creo que esa parte es la que más descuidada tengo: a los amigos, no tengo amigos, tengo varios mejores amigos, pero muy pocos; los amigos son como los amantes, no se debe confesar quienes son”.

Aunque después, aceptó que su mejor amigo es Adrián Uribe, y que tiene otros amigos en el medio, como sus compañeros del programa de radio ¡Ya Párate!: “Con ellos me llevo bien, pero casi no convivo, bueno, me tocó pasar un año nuevo con Facundo, con “La garra” trato de estar en los momentos importantes; cuando falleció su esposa viajé a Guadalajara”.

Michael Jackson, el culpable

“Desde que lo vi me cautivó, me enajenó, yo quería ser como él, empecé a imitarlo, a bailar como él, él tuvo gran porcentaje de culpa para que yo me dedique a esto; al espectáculo al show, y no es casualidad que desde hace más de quince años que hago show, siempre abra imitando a Michael Jackson”, confiesa Omar, al asegurar que él y Pedro Infante son de los más grandes pilares de su carrera.

También es gran admirador de Robbie Williams, con quien compartió el escenario en un concierto, Omar recuerda esta experiencia como de las mejores de su vida, y sonriente, sin evitar cantar Bether man, tema con el acompañó a su ídolo, mencionó:

“Esa experiencia fue increíble, me invitó cuando fue a No manches, prometió llamarme y lo hizo, me subí al escenario del foro sol a acompañarlo con la guitarra ante 50 mil personas”.

Otras de las personas que más admira en la vida son: Elvis Presley, Bruce Lee, “Tin Tan”, “Cantinflas”, su esposa, sus papás; además, a la gente que se cae y se levanta, y a los que se desprenden de sí mismo para ayudar a los demás.

“El día que sea el gran Omar Chaparro, voy a estar muerto”

“Saber que no has llegado todavía a donde quieres, es una buena señal para no perder el piso, saber que no estás en tu meta; hay que estar satisfechos con lo que se hace, más no conformes, no soy el Omar Chaparro que quiero todavía y nunca lo voy a ser, siempre hay un mejor Omar, un mejor ser humano, un mejor artista, un mejor cantante; el día que sea el gran Omar Chaparro voy a estar muerto”.

“Nunca se está suficientemente bien, ahorita estoy muy bien, pero quiero otras cosas, seguir avanzando, creo que ese es el secreto, no de esta carrera, sino de cualquiera: que nunca pierdas el hambre o que sientas que ya lo lograste, eso de sentir que ya ganaste, que tienes, un nivel, un lugar, es cuando empiezas a caer en la decadencia”.

El tener “los pies bien puestos sobre la tierra” es lo que le permite el buen trato hacia sus “fanseses” (así se refieren en ¡Ya Párate! a los verdaderos fans), y no le cuesta trabajo, pues le gusta la convivencia con ellos, estar cerca de la gente que lo admira, además, el haber trabajado antes de cocinero, taquero, mesero y barman, le ayuda a mantener ese contacto con las personas.

“Hay que ver la luz, no la oscuridad”

Ser tan entusiasta y positivo en la vida, es de las mayores cualidades del conductor, asegura que hay que ver el lado bueno del país y de la vida, que el ver sólo lo malo no ayudará en nada, en lugar de ver tanta violencia e inseguridad, hay que ver lo bueno, ver a la gente que ayuda; que apoya.

“Para mejorar la situación hay que empezar por uno, no sirve de nada poner en twitter ‘maldito gobierno inútil”, y no sé si sirva de algo poner ‘yo sí creo en mi país’ pero estoy seguro de que funciona mejor que ver lo malo”.

“Yo no sé de qué forma, pero tengo mucha fe que en cinco o diez años, vamos a estar mucho mejor que ahorita, no sé cómo, pero tengo esa certeza de que esto va a ser sólo un mal recuerdo, hay que tocar fondo y creo que ya lo estamos tocando”.

“Y en todo esto tuve tres hijos; mi verdadero tesoro”

“La noticia del primer embarazo de mi esposa me tomó por sorpresa, en ese entonces vivíamos juntos y tomamos la decisión de casarnos. Planeamos tener un segundo bebé, un día en No Manches de repente entró un mariachi al estudio (Omar con cara de sorpresa y sonriendo), no sabía de qué se trataba, llegó mi mujer y me entregó una carta que decía, ‘felicidades, vas a ser papá’”.

“Todas las veces ha sido muy emotivo, recibir la noticia, y el sentimiento al verlos nacer ha sido increíble, pero las sensaciones van cambiando, ahora me conquistan: cada día hay una frase nueva, una caricia, una sonrisa que no conocía... no hay casa, empresa, programa de televisión o cualquier cosa que se compare con esto; es mi verdadero tesoro”.

Como padre, algunas veces tiene que ser serio y asegura que a sus hijos les habla claro, porque sabe que son listos y entienden las cosas, sin embargo no se considera el mejor papá, aunque reconoce que hace muy buen equipo con su esposa para educar a sus niños.

Una conciencia de libertad y de búsqueda de felicidad, es lo que anhela dejarle a sus hijos, para que entiendan la vida y sepan que en ella hay peligros y retos; como todo buen padre quiere que sean inmensamente felices, y orientarlos para que no cometan los mismos errores que él y como “no hay un libro que nos enseñe a ser padres”, trata de ir paso a paso con ellos.

Nunca descuida a su familia, trata de estar con ella el mayor tiempo posible: “La ventaja es que no tengo horario de oficina, a veces llego a comer, a veces no, puedo estar una semana sin verlos porque estoy grabando, pero siempre procuro dedicarles un domingo completo, salimos, agarramos carretera y nos vamos a pasear por ahí, jugar, ver tele, comer pizza, me puedo dar un día libre, trato de ser mi propio jefe cuando puedo”.

Pero a cada quien le dedica un tiempo especial: “Una cosa es el tiempo con mis hijos y otra cosa el tiempo con mi mujer, nunca hay que perder el noviazgo, vamos al cine, al teatro, tratar de romper la rutina, me gusta tener contenta a mi mujer en todas las áreas, me preocupo por ella”.

Omar es detallista, romántico, siempre trata de sorprender y tener contenta a Lucy, “la mojarrita” como el le dice de cariño, porque era muy tímida, y en Chihuahua se les dice “escamosas” a las “muchachas serias”.


“Quiero dejar huella como Pedro Infante”

Omar reconoce entusiasmado, que su admiración por Pedro Infante es tanto profesional como personal, porque era un “cuate” muy noble, un amigo leal, un ser totalmente abierto, siempre con una sonrisa, sincero y que traspasaba su piel para demostrar su esencia como actor con cualquier personaje.

“Tenía un ángel del tamaño del mundo, conquistaba corazones; eso me encantaría, poder dejar un legado y ser recordado por muchísimos años por mi trabajo, pero también me gustaría ser un esposo ejemplar que vivió toda la vida con su esposa y que estuvo ahí con sus hijos, por eso mi patrón a seguir es Pedro Infante, aunque también mi papá porque es un buen hombre y mi abuelo Don Sixto”.

Asegura que quiere llegar a ser un hombre feliz, hacer feliz intensamente a su esposa e hijos; en lo profesional quiere dejar huella y hacer historia en la televisión y cine, no sólo en México sino a un nivel mayor, como Latinoamérica o Estados Unidos. Pero llegará hasta donde la vida se lo permita, hasta donde Dios le de salud; hasta donde Dios quiera.

No necesita cambiar nada de su vida, pues está contento y tranquilo, aunque le encantaría medir seis centímetros más, pero sólo de broma, porque asegura estar muy contento en todos los aspectos de su vida, sin embargo le gustaría dejar un poco el trabajo para enfocarse más en su familia, o recuperar a sus amigos que tiene descuidados.

¿Quién es Omar?

Para su hermana Karina, que lo conoce de toda la vida: “como hermano es el mejor, es buen hijo, aunque un poco seco, como esposo es el más lindo, y es un excelente padre”, para sus hijos es un papá muy divertido, que juega con ellos y los quiere mucho; para sus “fanseses” es ¡El mejor!, ¡el número 1!, ¡el más guapo!; para sus papás es un orgullo; para muchos es un ejemplo a seguir, a otros les ha cambiado la vida y viven agradecidos con él.

“Omar es sensible, ingenuo, independiente, indiferente a muchas cosas, generoso, sincero, divertido, honesto, confiable, emprendedor, distraído, con un carácter súper excepcional, muy lindo, guapo... ¡el hombre perfecto!”, asegura Karina, quién además afirma:”yo estoy súper orgullosa de él”.






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