ENCANTAN LOS FETOS

Por Mariel Medina Lugo
México (Aunam). El Palacio de Escuela de Medicina presenta en una de sus salas El Misterio de la Vida. En esta exposición se muestran las etapas del desarrollo humano embrionario y fetal que va de la primera semana a la 39, además de exponer algunos métodos para mejorar el estudio de estos cuerpos.

“Me encantaron los fetos”, expresó Tania Gutiérrez, estudiante de secundaria que asistió a la exposición porque la maestra de Bilogía la mandó; sin embargo, recalcó que le impresionó saber “como éramos antes de nacer”.

En la exhibición se dejan ver las etapas del embrión y el feto, de igual modo se dan a conocer órganos vitales como el corazón, los pulmones, el cerebro e incluso la parte de una placenta. Los tamaños de tales órganos van de los dos centímetros a los 7 u 8 aproximadamente. Y en los cuerpos sin vida va desde los 2.5 hasta los 40 centímetros.

En total, 17 embriones y fetos conforman la exposición. Algunos de ellos fueron manipulados para su conservación con los métodos de la esqueletopexia, la tinción, y la diafanización.

La esqueletopexia es la manipulación del esqueleto para realizar un montaje del mismo y así poder contemplar y estudiar el tamaño y forma de los fetos, la tinción es otra técnica que permite, como su nombre lo dice, teñir el cuerpo con un colorante llamado alizarina el cual impregna de rojo el esqueleto y con la diafanización se transparenta la piel por completo para distinguir la tinción.

La exposición se vale de tales elementos (cráneos, hígados, esqueletos) con el fin de enseñar a la comunidad que el desarrollo embrionario y fetal conlleva un proceso científico responsable, pues todo lo que se expone fue donado por mujeres que tuvieron abortos.

Existe un estante el cual es el que llama más la atención pues en ella se reúnen cerca de 15 cuerpos grisáceos, unos de tan sólo 2 centímetros y otros alcanzan los 40. Es necesario resaltar que el proceso de manipulación de huesos y órganos tan pequeños debe ser con precaución pues son muy frágiles.

La preocupación por conocer qué había dentro de una madre que engendra surgió antes de la época de Aristóteles; sin embargo, con el avance de la tecnología se puede hacer uso de los ultrasonidos y no sólo por la preocupación de saber si será niño o niña.






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