OBESIDAD, TRASTORNOS DEL SUEÑO Y DEPRESIÓN: ¿RELACIÓN DIRECTA?

Por Laura Belén Rojas Morales
México (Aunam). Ella es Michelle, toda su vida a tenido sobrepeso pero nunca se dio cuenta cuando empezó a afectarla tanto. Desde hace varios meses le cuesta trabajo dormir, no descansa, por eso está cansada todo el día, además su depresión cada vez empeora más y ya no tiene ganas de nada, no sabe que hacer.

En México hay miles de casos como el de Michelle ya que nuestro país es el segundo a nivel mundial con problemas de obesidad, datos de la Organización Mundial de la Salud afirman que la obesidad provoca en nuestro país 230 mil casos de defunción al año.

La Secretaria de Salud afirma que el 70 por ciento de los adultos padecen sobrepeso u obesidad. Entre 1999 y 2006 la obesidad aumentó del 21.9 al 28.7 por ciento entre niños y adolescentes.


Michelle es una mujer joven de tez blanca y cabello castaño claro, a pesar de su corta edad el rostro le luce triste, su mirada es pensativa y su caminar cansado, sólo expresa la inmensa fatiga física y emocional que le hace sufrir la obesidad.

Michelle aún no tiene ninguna enfermedad crónica pero está conciente de que su problema desencadenará muchas otras enfermedades.

Lo que si siente es como cada vez le cuesta más trabajo subir escaleras, se agita con solo caminar unas calles, no puede dormir bien, hay días que solo puede dormir en una posición, que no puede conciliar el sueño y cuando lo consigue ronca cada vez más fuerte.

Las consecuencias de está enfermedad son muy graves, sin embargo, no se han tomado en cuenta las afecciones que sufre el cuerpo a corto plazo, estas suelen ser las más frecuentes y las que más afectan a los obesos.

Varias de estas afecciones surgen como consecuencia de los trastornos de los ritmos biológicos, como son los trastornos del sueño y los trastornos de personalidad, como la depresión.

Todo es cuestión de ritmo… pero del ritmo biológico

Michelle ha acudido con 15 doctores en los últimos tres años, médicos generales, dietistas, nutriólogos, endocrinólogos, homeópatas de diferentes instituciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y privados, pero siente que ninguno la ha atendido adecuadamente ya que solo le mandan medicamentos y alguna dieta, que no puede seguir la mayoría de las veces, y después de tres o cuatro consultas le aconsejan que siga con la dieta y la dan de alta.

Lo que nadie le ha explicado a Michelle es que también hay otros factores, además del sedentarismo y el consumo en exceso de grasas y carbohidratos, que propician la obesidad y el sobrepeso, como son la alteración de los ritmos biológicos.

Para explicar esto, el doctor Manuel Miranda Anaya, Jefe del Departamento de Neurobiología de Ritmos Biológicos de la Facultad de Ciencias de la UNAM, encargado de realizar proyectos multidisciplinarios que ayuden a explicar la influencia que tienen los ritmos biológicos en la obesidad y los trastornos que tiene el reloj biológico cuando se presenta dicha enfermedad, afirma que los ritmos biológicos son aquellos ciclos que cumple un ser vivo en relación al medio ambiente, como son: la menstruación y ovulación en las mujeres, la fotosíntesis en las plantas, y los periodos de sueño-vigilia en los animales, incluyendo la hibernación.

Miranda se han encargado del estudio específico de los ritmos circadianos y explica que se llaman ritmos circadianos (circa, cerca y diano, día), hacen referencia a los ciclos biológicos que se manifiestan en un periodo cercano a un día, aunque no es exactamente de 24 horas, por ejemplo, el ciclo de sueño-vigilia y la producción diaria de hormonas como la leptina y la greptina que provocan el hambre y la sensación de saciedad.

Las principales secuelas de estas alteraciones son los trastornos del sueño como el insomnio y los “ronquidos”; los trastornos emocionales como depresión y baja autoestima; los trastornos cardiovasculares como derrames cerebrales; y los trastornos en el sistema reproductor como disfunción eréctil, infertilidad, alteración en la ovulación, relaciones sexuales ineficientes y embarazos de alto riesgo.

Hasta para dormir hay ritmos

Aunque son muchas las enfermedades que se manifiestan a causa de la obesidad, como la hipertensión y la diabetes, pocas veces tenemos en cuenta las repercusiones que tiene en nuestra vida diaria y es aquí en donde el paciente se ve afectado más rápido. Una de estas afecciones son los trastornos del sueño.

Russell G. Foster y Kathatina Wulff afirman en su texto Consecuencias inmunológicas y metabólicas de los trastornos del sueño, publicado en Neurociencia en el 2005, que las afecciones del sueño alteran desde procesos físicos como anormalidades metabólicas, obesidad, enfermedades inmunológicas e incluso mayor riesgo de cáncer hasta procesos psíquicos como la depresión.

Los genetistas Molly Bray y Martin Young realizan pruebas en el Centro de Investigación de Nutrición en Houston y afirman que si existen patrones anormales de sueño-vigilia se alteran los relojes circardianos que permiten a las células adaptarse a las variaciones en el medio externo como son los cambios en los niveles de nutrientes (glucosa, triglicéridos y ácidos grasos) y la producción de hormonas (insulina).

Trastornos del sueño ¿Tú cuánto duermes?

Actualmente por las exigencias laborales y escolares la población mexicana duerme menos de 5 horas diarias y hay muchos trabajos nocturnos lo que va en contra del reloj biológico porque requieren de que el individuo este despierto cuando debería estar dormido.

A estas afecciones en el ciclo sueño-vigilia se les conoce como trastornos del sueño y Michelle ha comenzado a sufrirlos: a veces ya no puedo dormir, o no tengo sueño o me despierto en la noche, incluso mis propios ronquidos me despiertan, estoy cansada todo el día no tengo ganas de hacer nada más que dormir, pero cuando llega la noche ya no puedo.

Los trastornos del sueño más comunes son el insomnio, el síndrome de apnea del sueño y los ronquidos, estos afectan a un porcentaje importante de la población general.

La doctora Matilde Valencia Flores, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM y Psicóloga del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán explicó que el insomnio es la dificultad recurrente para iniciar el sueño, mantenerlo o para mantener una calidad adecuada de sueño, lo cual ocurre a pesar de presentarse tiempo y oportunidad adecuada de dormir, dando como resultado alguna forma de alteración diurna. Los síntomas diurnos pueden incluir fatiga, alteración en el afecto o irritabilidad, malestar general y alteraciones cognitivas.

Agregó que los síntomas más comunes de la apnea del sueño son la somnolencia diurna excesiva (SDE), ronquido, sensación de ahogamiento o boca abierta durante el sueño, sueño no reparador, fatiga, problemas en la concentración y memoria, alteración del estado de ánimo y afectación de la calidad de vida.

En el estudio PLATINO, realizado mediante cuestionarios en cuatro ciudades de América Latina (Ciudad de México, Montevideo, Santiago de Chile y Caracas), se reportó que el 35% de los sujetos mayores de 40 años reconocieron tener insomnio en por lo menos 2 noches por semana; la prevalecía del síndrome de apnea del sueño (tomando como predictores al ronquido habitual, somnolencia diurna excesiva y apneas observadas) de 3.9% para hombres y 2.2% para mujeres y una prevalecía de ronquido habitual, de todos o casi todos los días, de 58.7% en la población mayor de 40 años.

Después de varios meses de que Michelle empezó a sufrir estos trastornos un médico le recomendó que fuera a sacar una ficha al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, dónde la canalizaron a la Clínica del Sueño que está en el departamento de Endocrinología.

Aún para las personas con sobrepeso leve existe una interacción entre la deuda de sueño y el peso. Un estudio a gran escala en la Universidad Case Western Reserve encontró que quienes duermen menos de 5 horas cada noche con el tiempo ganan más peso que aquellos que duermen 7 horas cada noche.

Insomnio

La doctora Yoaly Arana Lechuga, coordinadora del área de investigación de la Clínica del sueño en al Universidad Autónoma Metropolitana, Campus Iztapalapa, explicó que el insomnio de conciliación o inicial es cuando una persona no puede dormirse cuando quiere. En condiciones crónicas, es cuando la persona también tiene problemas para levantarse en la mañana, puede clasificarse como síndrome de la fase de sueño retrasada.

El insomnio primario es insomnio que no puede atribuirse a alguna otra causa. Se estima que el 10% de la población tiene insomnio primario. El insomnio secundario es verdaderamente considerado un síntoma o un efecto colateral de otro fenómeno en el cuerpo, así se considera en los casos de obesidad ya que es causado por esta enfermedad.

Síndrome de apneas de sueño (SAOS)

Las personas que la presentan tienen pausas respiratorias mientras duermen por la contracción de los músculos de la parte superior de la garganta, lo que cierra las vías respiratorias e impide que el oxígeno llegue a los pulmones. Los síntomas incluyen ronquidos fuertes, dificultad para respirar e intervalos en el ritmo respiratorio, que producen despertares frecuentes que alteran la calidad del sueño y causan somnolencia diurna.

La doctora Valencia afirma que existe una correlación significativa entre el índice de masa corporal y el índice de apnea-hipopnea (considerado como indicador para el diagnóstico de apnea del sueño) y que más del 82 % de los obesos sufren de apnea del sueño.

Según un estudio realizado en el Hospital Universitary Germans Trias I Pujol publicado en la revista Obesity. Los pacientes con niveles elevados de grasa abdominal tienen tres veces más riesgo de sufrir esta patología que el resto. Entre el 60% y el 70% de las personas que sufren son obesas y la mitad de los afectados sufren obesidad mórbida (80% varones y 50 % mujeres).

La doctora Arana explicó que la obesidad troncular o de tipo androide (cuando la cintura y cadera miden lo mismo), al igual que la acumulación de grasa en el cuello son los indicadores que predicen el síndrome de la apnea obstructiva del sueño en pacientes obesos.

La doctora Arana también afirma que, en la mayoría de los casos, los pacientes obesos que pierden 10% de su peso reducen el índice de apneas en un 26%. “Mientras mayor sea el cambio de peso corporal mayor será la mejoría en relación con la apnea, este proceso es muy lento, por el contrario, cuando un paciente sube de peso es muy notoria la complicación del problema”

Síndrome de Pickwick, Síndrome de hipoventilación por obesidad, es una afección que se presenta en las personas obesas por el peso excesivo contra la pared torácida lo que dificulta tomar respiraciones profundas, en la cual la respiración deficiente lleva a bajos niveles de oxígeno (hipoxia crónica) y niveles más altos de dióxido de carbono en la sangre.

La doctora Valencia afirma que cuando hay presencia de este síndrome, se espera que, por la noche la respiración del paciente se encuentre sumamente alterada, con disminución pronunciada de la saturación de oxígeno en sangre e hipercapnia (retención del dióxido de carbono).

Después de varias citas en el instituto, Michelle se siente mejor, le han explicado porque tiene problemas de sueño y le han hecho estudios para detectar cuales son sus trastornos en especifico, además de que su atención está complementada con una nutrióloga y un psicólogo. “Ahora me siento un poco mejor, he bajado un poco de peso pero duermo mucho mejor, tengo más de energía y me explicaron que es lo que pasa en mi cuerpo, hasta con mis hormonas”

Se te alborota la hormona cuando duermes: ¿Causa o consecuencia?

Para explicar las variaciones hormonales que sufre el cuerpo cuando no duerme bien, el doctor Víctor Rodríguez Pérez del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán afirmó que a causa de la alteración del sueño se puede subir de peso y se tiene tendencia a la obesidad.

El doctor Rodríguez afirma que son principalmente dos hormonas las que se ven afectadas por los trastornos del sueño, la leptina y la grelina, que están implicadas en la regulación del apetito. La grelina es producida principalmente por el estómago y aumenta las ganas de comer. La leptina es generada por las células grasas e indica la falta de reservas metabólicas y la necesidad de consumir más calorías.

Según un estudio de Emmanuel Magnot de la Universidad de Stanford, afirma que las personas que duermen menos de 5 horas, comparado con aquellas que duermen 8 horas, producen mayores niveles de grelina y descenso en los de leptina. La consecuencia más importante de estas alteraciones neuroendocrinas era el aumento del apetito, especialmente por alimentos hipercalóricos y ricos en hidratos de carbono, que acaba provocando una sobrealimentación y, en último término, ganancia de peso.

Además de sus trastornos del sueño, tal vez Michelle tiene que lidiar con un mal aún peor, más grave y que la atormenta más porque la ha acompañado a lo largo de su vida, ella tiene que enfrentar su depresión.

Los doctores del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán saben que los casos como el de Michelle necesitan un tratamiento integral que combata la obesidad desde todas sus aristas, es por eso que Michelle, además de recibir atención en la Clínica del sueño de esta institución, también es atendida por psicólogos que le ayudan a superar su depresión.

Estoy gordito, estoy triste

Muchos estudios alrededor del mundo afirman que hay una fuerte relación entre depresión y obesidad, y explican que la depresión puede ser tanto causa como consecuencia de la obesidad. La depresión no solo aumenta el sobrepeso también predice un aumento de obesidad abdominal.

En el caso de Michelle, la depresión ha sido una consecuencia de la obesidad ya que toda su vida ha tenido problemas de sobrepeso y desde muy pequeña empezó a sufrir las burlas y el rechazo de sus compañeros y familiares. Esto es lo que ha generado y acentuado su depresión.

Se denomina depresión a un estado mental caracterizado por: baja autoestima, desgano para la realización de las tareas habituales, y sentimiento de insatisfacción con la vida.

La maestra Ivonne de la Vega de la Facultad de Psicología de la UNAM afirma que el trastorno depresivo es una enfermedad que afecta al cerebro, al estado de ánimo, y a la forma de pensar. Afecta también al ritmo del sueño y al apetito.

La depresión suele provocar que la persona se vuelva pasiva, y los medicamentos recetados para tratar la depresión o la ansiedad suelen provocar que el paciente suba de peso, afirma de la Vega.

Por la gravedad de este problema en la obesidad es fundamental que los pacientes con obesidad reciban a la par del tratamiento médico un tratamiento psicológico para su autoestima y la imagen que tienen de ellos sea positiva y sean capaces de llevar a cabo las dietas y terapias necesarias para mejorar sus condiciones de vida.

En México, el Instituto Mexicano del Seguro Social, dijo que de 30 a 47% de las personas con obesidad entran en depresión ya que enfrentan el rechazo de algunos sectores de la sociedad.

Michelle, con la voz entrecortada afirma que “siempre es difícil ser la gordita de la escuela pero se siente más feo que tu familia siempre recalque el hecho de que estas gorda, que te digan que ya hagas ejercicio y dietas, pero ellos no lo entienden. Ahora hasta mis sobrinas me dicen que no puedo jugar con ellas porque estoy gorda, y eso duele mucho”

El artículo Depresión y obesidad de la Revista Obesitas menciona que el 25% de las mujeres con sobrepeso padece depresión. Un estudio realizado en la Universidad de Cornell, en Nueva York, encontró que el 25 por ciento, una de cada 4 personas que acude a una clínica para el tratamiento de obesidad, padece de depresión.

El Profesor de Medicina y Jefe del Servicio de Endocrinología en el Hospital Docente "Dr. Salvador Allende" de la Habana, Cuba, Alberto Quitantes, afirma que la depresión por obesidad afecta sobre todo a las mujeres en relación de dos a uno, cuando se compara con los hombres. Padecer obesidad aumenta en un 25 por ciento las probabilidades de sufrir depresión. Cuando se asocian otras enfermedades como la diabetes o la hipertensión arterial, la cifra aumenta hasta un 45 por ciento.

Otros trastornos pueden estar asociados a la depresión como trastornos del comer (TC), trastornos del sueño, y enfermedades orgánicas. Algunas de las causas y/o consecuencias de la depresión en la obesidad son “los atracones”, y como afirma Michelle, son difíciles de controlar porque “es un impulso, te gana la ansiedad, te desconectas de lo que estás haciendo, simplemente pierdes el control y reaccionas hasta que ves las envolturas o los platos de comida amontonados en frente de ti”

El 40% de las personas con obesidad han sufrido episodios en los que comen en exceso en poco tiempo y por lo general después sienten culpables y se deprimen o tienen otro atracón.

El bajón: pega más en las hormonas

Como le han explicado a Michelle en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, la obesidad y sus padecimientos paralelos se dan por otros factores biológicos.

El médico Alberto Quitantes menciona que la depresión también puede afectar a los ritmos biológicos y producir cambios fisiológicos en el sistema endocrino e inmunitario que favorecen la mayor acumulación de mayor de grasa en el tejido adiposo. Está demostrado también que el consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono aumentan los niveles de serotonina, la cual contribuye a mitigar muchos estados emocionales negativos.

El doctor Raúl Pisabarro en su artículo Depresión, obesidad y trastornos alimentarios afirma que cuando alguien padece de depresión sufre un aumento en la producción de una hormona llamada cortisol (hipercortisolismo). El hipercortisolismo hace que la persona sea más propensa a sufrir enfermedades vasculares y a acumular grasa en el abdomen.

Otra consecuencia del exceso de cortisol es que se altera el balance energético por lo que el cuerpo incrementa el apetito para que consumamos grasas y carbohidratos aumenta el apetito selectivamente para que consumamos grasas y carbohidratos.

Para Michelle la vida a tomado otro color, desde que llegó al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, todo ha sido más fácil, ahora sabe cómo cuidarse un poco, tiene gente que la apoya, se siente más segura y más capaz para seguir adelante.

El tratamiento integral del paciente obeso debe facilitarle no sólo herramientas que le permitan un cambio de hábitos alimentarios (consejo nutricional) y de estilo de vida (actividad física, relaciones sociales, manejo del estrés), sino también un fortalecimiento interno básico, que le otorguen seguridad y confianza para lograr éxito en su tratamiento.

Michelle afirma que lo más importante en estos meses en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas Nutrición Salvador Zubirán es que le han enseñado que para contrarrestar su problema de obesidad, y las consecuencias provocadas por esta enfermedad, no basta con llevar una dieta saludable, hay que estar muy atentos sobre las necesidades de nuestro cuerpo y empezar por cosas relativamente sencillas como es el dormir suficientes horas en el periodo de oscuridad y sobre todo tener en cuenta que la obesidad desencadena otras enfermedades como la depresión y estar conciente de que luchar contra ella es algo muy difícil que no se logra sin la ayuda de un experto, más cuando se ha sufrido por varios años y la imagen que se tiene de uno es negativa.




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