Imelda Flores: Una enfermera valiente en la pandemia


  • Trasladar las dosis contra el Covid-19 del campo militar a los puestos de vacunación es toda una aventura que recuerda en las primeras etapas
  • “Todavía esto no se acaba y nos tenemos que seguir cuidando ¿si nos enfermamos nosotros entonces quién va cuidar a quienes solicitan la atención?”
Por Brenda Flores Montes, Diana Leticia Lugo Rodríguez y Diana Verónica Morales Labra
CDMX (Aunam). “Yo creo que todo el personal que se quedó y trabajó en esta pandemia resultó ser muy valioso, son unos héroes” comentó Imelda Flores Montes, egresada de la Escuela de Enfermería y Obstetricia (ENEO), quien participó en el traslado de las vacunas contra el Covid-19, y considera que actualmente entre médicos y enfermeras hay estrés postraumático.

Flores Montes nació el 17 de noviembre de 1977. Cuenta con una Maestría en Administración de Hospitales y Salud Pública. Trabaja como Jefe de Enfermería en el servicio de Prevención de Infecciones en el Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez desde hace 24 años y está muy contenta en la labor que desempeña.

Es madre soltera y mantiene una familia de cuatro integrantes; uno de los valores que la define como persona es el de la responsabilidad, ya que desde los 19 años comenzó su vida laboral en el área de enfermería. Hubo momentos de diversión en su vida y a pesar de eso siempre asistía a clases y a trabajar en muy buenas condiciones para atender a los pacientes.

No se arrepiente de algo en su pasado: “No cambiaría nada de mi pasado, absolutamente nada; la verdad es que me siento muy orgullosa de todo; como todas las personas en la vida hemos tenido altas y bajas, problemas que a veces sentimos que nos ahogamos pero que sé que siempre hemos salido adelante y pues aquí estamos”.

Lo que la llevó a tomar la decisión de estudiar enfermería fue la necesidad de aportar dinero a su familia y las pláticas con sus compañeros la ayudaron a encontrar la escuela que adecuada a sus necesidades (la ENEO). Otro aspecto que le ayudó en la elección de la carrera fueron las prácticas hospitalarias que realizó a los 17 años; eso también la comprometió a seguir estudiando.

Se dio cuenta que le gustaba tener una convivencia con los pacientes y que ya estaba familiarizada con algunos términos de la disciplina. A pesar de su gusto por la enfermería, la licenciada Flores comentó que si no hubiera estudiado esto, le hubiese gustado algo relacionado con los negocios. Tomó la decisión de estudiar administración de hospitales a nivel maestría porque era jefa de un servicio, lo que la empujó a tener la especialidad en 30 meses de escuela sabatina.

Después de esta experiencia, en realidad su tiempo es limitado por las actividades del trabajo, así que, si deseara entrar a un posgrado, su rendimiento no será el mismo del que está dando ahorita. Probablemente en un año o cuando se equilibren las cosas que le han asignado.

El papel que desempeñó frente a la pandemia fue la administración del personal de su institución y emitir escritos de políticas de seguimiento como; no traer el uniforme de clínico fuera de las instalaciones, la importancia que siempre ha tenido la higiene de manos, el uso de desinfectantes específicos para cada área.

Implementaron algunas medidas dentro de la institución por la situación de la Covid-19, como el uso de mascarillas, protección ocular, batas desechables y guantes, ya que lo más importante es el personal. Nadie se va a exponer de forma innecesaria a los riesgos, siempre que atienda a un paciente, el primero que debe de estar protegido es el trabajador de la salud. “Si nos enfermamos nosotros, entonces ¿quién va a cuidar a quienes solicitan la atención?”.

Respecto a la convivencia familiar, Flores comentó que dejaron de acudir a algunas reuniones familiares ya que "uno que lo ve pues lo siente". Sus colegas le cuentan historias de difíciles situaciones que afortunadamente no terminaron en desenlaces catastróficos.

Uno de los problemas principales fue que no toda la gente creyó en el virus. El no poder controlar las reacciones humanas, fue otro problema. “Estoy muy sorprendida de la cantidad de gente que veo en la calle como si el Covid no existiera", y asegura que lo que más falló fue que se diseminó todo por completo por personas que no creyeron en su momento.

Al finalizar la entrevista, abordó el tema de la vacunación de la Covid-19, que empezó en el mes de enero. Fue toda una aventura para ella, ir por las vacunas al campo militar, que tuvieran la temperatura adecuada del traslado, estar resguardada por el servicio de la marina. Llevaba toda una logística de las listas y su equipo siempre le respondió al 100 por ciento. Nos eligieron para recibir personal de cinco o seis hospitales, lo que trajo más compromiso a mi vida, concluyó.



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