Charlie Watts, el pulso de los Rolling Stones


Por Víctor Serrano Lira
Mundo (Aunam). Recordamos a Charlie Watts como un músico impasible, el honorable abuelo de sonrisa torcida, sobrio y discreto, mesurado, una auténtica contradicción en la banda más grande, salvaje y longeva en la historia del rock and roll. Y sin embargo, siempre estuvo ahí, detrás, mirando las espaldas de sus compañeros, acompañándolos en aventuras legendarias y marcando el ritmo del sonido de los Rolling Stones desde su debut en enero de 1963 y hasta el 'No Filter Tour', su última gira, suspendida en 2019 por la pandemia de coronavirus y que será retomada el 26 de septiembre. en St. Louis. Un concierto, el primero en casi 60 años, en el que ya no estará el mítico baterista.

Charles Robert Watts ha muerto en un hospital de Londres el martes 24 de agosto, un 'Ruby tuesday' oscuro para los fans del rock en todo el planeta. Los Stones lo han anunciado en sus redes sociales y la noticia se ha dispersado rápidamente. Ya desde el 5 de agosto pasado, Watts avisaba lo impensable, algo que nunca había sucedido en las últimas seis décadas: no sería parte del cierre de la gira estadounidense de su banda. Se estaba recuperando de una intervención médica. Algo sonaba mal, pero nadie imaginaba el desenlace. Hasta el momento se desconocen las causas de su muerte.


Un espíritu del jazz
 
Se sabe que la gran pasión de Charlie Watts (nacido el 2 de junio de 1941 en el barrio londinense de Bloomsbury) fue el jazz. Otro Charlie, Parker, fue su ídolo. Nunca lo ocultó. Su naturaleza lo evidenciaba, su forma de tocar, de tomar las baquetas, de impulsarlas desde la muñeca y no con la fuerza muscular del brazo. En ese sentido, nunca fue una bestia rocanrolera como John Bonham, ni un virtuoso como Nick Mason o Neil Peart. Se acercaba más a la sencillez de Ringo Starr. Ambos bateristas no necesitaban de artilugios y un drumkit básico les bastó para crear la base rítmica de canciones que han trascendido generaciones, culturas, geografías.

La presencia de Charlie Watts siempre fue una anomalía en el estilo de vida de los Rolling Stones. Donde hubo genialidad y virtuosismo, también es conocido que no faltaron los excesos de todo tipo. Sexo, drogas y rock and roll en su máxima expresión. Y en el camino, un montón de bajas. Mick Jagger y sobre todo Keith Richards siguen vivos casi de milagro. Desde hace años se cuidan, en especial el cantante, un admirable atleta septuagenario cuya pista es el escenario. Pero antes de eso, en los 60, todos los 70 y también durante los años 80 los abusos fueron una constante. Y también ahí estuvo Charlie, quien por supuesto tuvo sus tiempos oscuros y logró salir adelante, recuperándose de sus propios demonios, personificados en adicciones a drogas duras.

En un grupo de mujeriegos profesionales y con hijos e hijas de madres diferentes, su monogamia también fue legendaria. En 1964, antes de ser famoso, Watts se casó con Shirley Ann Shepherd y solo su muerte logró separarlos. Tuvieron una hija, Seraphina, quien les dio una nieta, Charlotte. Las tres mujeres lo acompañaron en su lecho de muerte.

Una vez que se difundió la noticia de su partida, las condolencias y muestras de afecto no se hicieron esperar. Todos querían a Charlie Watts. Ringo y Paul McCartney le dedicaron palabras de cariño; también Elton John, Liam Gallagher, The Who, Glen Matlock y Bryan Adams. La lista es larga. Nile Rodgers, Duran Duran, Joan Jett, Brian Wilson, Garbage y Pearl Jam. Docenas de mensajes desde cuentas verificadas, la mayoría acompañadas de alguna foto del baterista, el rostro surcado de arrugas, la nariz afilada, los ojos oscuros y una mueca enigmática por sonrisa. Elegante, un gentleman que a diferencia de sus cómplices musicales aceptó con dignidad la cabellera totalmente cubierta de canas, abrazando los años, negándose siempre a la anhelada juventud eterna perseguida por sus queridos Jagger y Richards.

Entre los aficionados del rock y de los Stones en particular, la apuesta era casi segura: aunque Charlie fue el mayor, lo más probable era que, eventualmente, enterraría a Mick y Keith, los dos miembros originales restantes. Al final no fue así. La dupla más persistente del R&R se mantiene victoriosa, heroica, pero quedó herida. Con el fallecimiento de Watts a los 80 años de edad también se mueren los Rolling Stones, que seguirán tocando sus éxitos ante multitudes, reventando taquillas, con otro baterista, como ya habían anunciado. Pero todos sabemos que ya nada será igual. Charlie siempre lo supo: "La gente piensa que batiremos récords permanentemente, llenando estadios en los cinco continentes. No estoy seguro de ello. La vida se extingue sin fuegos artificiales".


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