“La corrección de estilo es un inmenso e infinito universo”: Kostas Anetakis


Por Fotios Messados
Thessaloniki, Grecia (Aunam). Kostas Anetakis (Κωστας Ανετακης) es griego y vive en Thessaloniki, la segunda ciudad en importancia en Grecia conocida también como Salónica, (Θεσσαλονικη). Nació en 1967. Es licenciado en Biología pero ha trabajado en varias profesiones para poder sobrevivir: empleado en tienda; ayudante de contador; profesor en escuelas de paga; profesor de asignatura en la universidad; hasta obrero industrial. Desde 2014, que quedó desempleado, años de plena crisis económica, empezó a escribir y corregir textos como freelance, además del cuidado editorial.

Antes trabajaba en la industria como obrero, hasta 2014. Después, tuvo un accidente laboral en que casi muere, así que decide buscar un trabajo menos duro y peligroso. “Después de este incidente empecé a escribir y dedicarme a la literatura. Un amigo mío, escritor, me encargó con el cuidado editorial de su libro, antes de ser publicado, porque tengo vocación en este aspecto. Así, empezó mi ocupación con los libros, la corrección y el cuidado editorial”. 

En Grecia, las clases a distancia, incluso de las universidades públicas, no son gratuitas. “Sin embargo, como desempleado pensé que esto era una oportunidad buena para mí y me inscribí. Desde entonces, me he ocupado con el cuidado editorial de varias obras literarias, libros científicos y he colaborado con varias editoriales”.

¿El trabajo de corrector de estilo es algo que se enseña en la universidad, hay estudios o, por el contrario, es algo que lo aprendes como oficio?

Al principio, yo era un autodidacta. La mayoría de los que hacen este trabajo, considero que son autodidactas. No obstante, yo me sentí insuficiente en algunos aspectos y por eso decidí tomar las clases, para profundizar mi conocimiento. Lo importante en mis estudios fue que me brindaron una base concreta, una forma de trabajo, un prototipo en el cual yo podía maniobrar para enriquecerlo en los detalles y, así, moldearlo a las medidas de cada escritor, porque al fin de cuenta el escritor decide cómo va a ser su libro. Naturalmente, la experiencia propia en este campo me ha enseñado mucho y me ha transformado en mejor profesional.

¿Cuáles son las funciones y deberes de un corrector de estilo y de un cuidador editorial? ¿las puedes describir?

Dependiendo del caso, el cuidado editorial tiene varios niveles. Es decir, que inicialmente puedes corregir sólo los errores ortográficos y los llamados errores de tipografía. Después, si te está permitido por el propio autor o la editorial, entras más al fondo del asunto. 

A continuación, puedes corregir errores sintácticos o errores de expresión, solecismos, equívocos factuales (por ejemplo, contradicciones que surgen en la trama de una prosa o anacronismos, etcétera), desviaciones estilísticas ( por ejemplo, cómo habla uno en estilo popular, en estilo solemne, en estilo poético, científico o periodístico, etcétera), hasta llegar a corregir el estilo del propio escritor, especialmente si es un escritor nuevo, porque los nuevos escritores todavía no tienen la experiencia suficiente.

El último cuidado editorial o, mejor dicho, la última etapa del cuidado editorial se hace sobre el ensayo impreso, una vez que la editorial ha construido la forma final del libro. En esta última etapa debes de examinar la construcción estructural del libro, es decir los párrafos, los pies de foto si las hay, los títulos y subtítulos, números de las páginas, las líneas sueltas -las llamadas “viudas” y “huérfanas”- todo. 

Naturalmente, no podemos omitir de mencionar que se puede realizar también cuidado editorial en textos científicos, donde uno tiene que examinar la exactitud científica de todo lo que menciona un libro o texto científico; es decir de la terminología exacta y precisa. 

¿En qué tipo de textos trabajas? ¿colaboras con otros especialistas?

Yo trabajo sobre todo con textos literarios y científicos. Siempre hay preguntas en torno a la infinidad de detalles en el lenguaje; es un inmenso e infinito universo. Cuando tengo problemas en mi trabajo me guío por mis diccionarios y, también, investigo en las páginas web y en los diversos foros de interés lingüístico de los cuales soy miembro. 

Además, tengo amigos-colegas, que tienen más experiencia que yo, y me aconsejan cuando no puedo encontrar una respuesta satisfactoria en torno a un problema. Sin embargo, cuando me ocupo del cuidado editorial de textos científicos, procuro escoger campos de la ciencia en los cuales tengo capacitación y conocimiento suficiente o, en el caso contrario, no me ocupo con estos textos porque no quiero cometer en el proceso más errores de los que puedo corregir. 

¿Cuál es la diferencia en la corrección del estilo entre un profesional que trabaja como freelance y uno que tiene contrato en una editorial, en torno al trabajo y los derechos laborales?

Francamente no conozco. De hecho, no estoy seguro si hay correctores de estilo con contratos indefinidos en alguna editorial. A lo mejor los haya en las grandes editoriales, pero personalmente no he trabajado aún en alguna grande empresa editorial. Todos los que conozco—cuidadores editoriales, correctores y traductores— trabajan como colaboradores exteriores. 

Respecto a los derechos laborales ni hablar. No existen en nuestro caso. Pues nos encomiendan el libro, nos ponen un plazo de tiempo, nos mandan por correo la versión impresa o por correo electrónico nos envían el archivo y, nosotros, ponemos las manos a la obra. Trabajamos sin horarios y supervisión, terminamos el trabajo y devolvemos el escrito y, después, ellos cuando se acuerdan nos pagan. No obstante, el trabajo incluye otras obligaciones, también, que surgen durante el traslado de las correcciones al original. 


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