De Tlaxcala a México: Joel Samuel

Estación de Buenavista, fotografía recuperada de Infotraffic https://apoyovial.net/ 


Por: Ana Carolina  Pecina Cordero | 
México (Aunam). Quince años, algunas monedas en su bolsillo y un boleto para ferrocarril que llegaría a la estación de Buenavista en el Distrito Federal, era lo único que acompañaba a Joel Samuel Cordero Quiroz en 1954 cuando su madre lo mandó con su vecino Maximino González y su esposa Irene. 

Joel nació un 13 de julio de 1940 en el municipio de Muñoz de Domingo Arenas, Tlaxcala, siendo el menor de 4 hijos. Con una infancia difícil, salió adelante gracias a su hermana Natalia y a su madre Lucina Cordero Quiroz. Esta historia comienza en 1955, cuando se muda al Distrito Federal (D.F). 

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Mi madre acordó con Maximino que solo me tendría en su casa por quince días, de ahí me las tenía que arreglar yo, así que busqué un trabajo, éste me lo consiguió un amigo de Maximino, era en una casa que yo me encargaba de limpiar, duré ahí un año; del 18 de enero de 1955 al 18 de enero de 1956. 

Yo no tenía planes de quedarme toda la vida en eso, entonces vi en un anuncio de periódico que se solicitaban promotores para venta de cursos de inglés en disco, logré entrar ahí, tenía un sueldo de 70 pesos semanales en la Corporación Educativa Edison, repartía discos por toda la colonia Roma Norte y Roma Sur y por cada curso de inglés que vendiera en mi zona, me daban 20 pesos, no se vendían mucho pero ganaba un poco más que en el otro trabajo, cuando esto pasó ya estaba viviendo en Carlos Pacheco con mi madre y mi hermana Natalia. 

Esa casa la conseguimos entre los tres, de ahí me dejaron entrar a los cursos de ventas y ya, según esto yo tomaba nota, nunca las revisé porque no era mi idea en ese entonces, y un día el director de Corporación Educativa Edison, que en ese entonces era Jorge Díaz de León me dijo que nos fuéramos a Puebla, pues él se iba de gerente a la sucursal de allá, yo le dije que no pues ya tenía que convivir con mi familia, ya que mi madre y mi hermana  habían  venido de Tlaxcala para poder estar los tres juntos, entonces el director se fue y yo me salí de la Corporativa. 

Sanborns Lafragua, ca. 1965. Pinterest @sascenciotapia

Después de eso, hice una solicitud de trabajo en Sanborns, le pedí de favor a una conocida que si sabía dónde encontrar trabajo me ayudara, fue entonces que Cotle, su hermana la que trabajaba en la colonia Condesa, en Ámsterdam 42, en un taller mecánico, me contactó, yo entré ahí de cobrador. 

Mi trabajo ahí era el de llevar facturas a varias empresas y a cobrar, todo con un vehículo supersónico…mi bicicleta. Yo aparte de ser de cobranza, también compraba las refacciones pues quedé como único para hacer ambos trabajos, en este entonces yo tenía unos 17 años, de ahí cuando se cumplió un año, me llamaron de Sanborns para que me fuera a trabajar ahí, a pesar de que en el taller me quisieron ofrecer más dinero, les dije que no, pues en Sanborns era menos el riesgo que corría que al estar en la bicicleta por las calles , en Sanborns me dieron el contrato, y entré al área de limpieza. 

Al mes de estar ahí yo ya era el jefe de todos los trabajadores de limpieza en Sanborns de Lafragua número cuatro, yo estaba muy joven, tenía escasos 18 años pero mandaba a gente de 40 o 50 años, repartía el trabajo desde el sótano hasta el cuarto piso de limpieza, a veces trabajaba yo dos turnos o tres, pues a veces no llegaban las personas que seguían y pues entraba yo a trabajar todo el turno, entraba a las siete y me quedaba hasta las once, tiempo después hubo un problema con un colaborador, con un compañero y nos terminaron corriendo a los dos. 

Luego de eso fui Sumesa a hacer mi solicitud de empleo, en ese entonces tenía yo como 19 años, trabajé con ellos seis años, empecé como garrotero, llenaba los muebles de frijoles, arroz, de todo lo que era granos: azúcar, sal o piloncillo y recibía el material de las bodegas. de ahí estuve primero en Sumesa de Anzures, ahí conocí a mi esposa Rosario Moran, fuimos novios por unos 4 años, después nos casamos y tuvimos 4 hijos. 

Al año me fui al super de cedros, de ahí me fui a Polanco en dónde duré como 3 años y fui jefe de vinos, de ahí de Polanco, mi último supermercado fue Colima en el cuál duré un año o medio año y luego renuncié a Sumesa. Me fui a un supermercado durante 6 meses, me liquidaron y después de mes y medio encontré trabajo, a este punto ya estaba yo casado y con tres hijos, me casé en 1962.  

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El siguiente trabajo que el señor Cordero buscó fue Cierres Ideal, entre risas me contó la siguiente anécdota del día en que llevó su solicitud de empleo, en donde solicitaba ser policía de seguridad. 

En la entrada el señor que se encargaba de este proceso al leer su solicitud le preguntó por qué quería ser policía si venia de un supermercado, a lo que le contest´p “pues tengo la necesidad”; “y ¿qué sabe de vigilancia?” le dijo, y muy honesto contestó “de vigilancia, nada porque apenas estoy por entrar”, “bueno, pero entonces no sabe nada”.

Le respondió: “bueno si no saber nada es estar tres meses encuartelado en la escuela de policías, donde me dieron defensa personal, limpieza de armas, desarmar, y armar estas, tiro al blanco, pues usted dígame si eso es no saber nada”.
 
Al escuchar esta anécdota quedé tan sorprendida que pregunté en qué momento el señor Cordero había ido a una escuela de policías, pues anteriormente no lo había mencionado, a lo que entre risas contestó: 

“Nombre, ojalá eso hubiera pasado” pues nunca fue a dicha escuela, pero a pesar de eso consiguió el trabajo como policía, estuvo 6 meses en vigilancia. Su jornada laboral era de 24 horas por 24 de descanso. 

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Yo limpiaba y hacía cosas aparte de las que me dejaban y eso lo fueron notando mis jefes, el dueño y el gerente, me animaron a entrar a trabajar con ellos, fui con el subteniente para hacer el cambio y pedir algún elemento para yo poder irme, pasaron como dos meses y no me habían hablado, entonces me escapé un día en mi descanso a las oficinas de Izazaga casi esquina con Pino Suarez, fui a ver al comandante Alvarado y le comenté mi situación, que necesitaba un nuevo elemento para irme a trabajar con los jefes, el al enterarse que no habían enviado a nadie se molestó y al día siguiente me mandaron a alguien, por lo que a mí me llevaron a la planta. Estando ahí me dijeron: “mire, señor Cordero, si usted no nos funciona, en tres meses va usted a regresar a su caseta de vigilancia”. Pasaron 30 años, y nunca regresé. 

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El señor Joel Samuel Cordero Quiroz es un hombre al cual admirar pues siempre ha visto por toda su familia. Al hablar de ellos se le quiebra un poco la voz pues reconoce el trabajo que ha hecho su esposa al cuidar de toda la familia al igual que él. 
 
Cuenta que a lo largo de su vida además de cuidar de sus 4 hijos, en varias ocasiones tuvo que cuidar de sus sobrinos, pues se hizo cargo de uno de ellos desde los 5 años, mientras que a lo largo de los años más sobrinos de él vivieron en su casa, ellos en temporadas más cortas. 

Después de 30 años laborando para Cierres Ideal, el señor Cordero entró a trabajar a la empresa de sus hijos en donde ha permanecido por 25 años cumplidos en 2020, pero debido a pandemia por COVID-19, él ha tenido que poner en pausa sus actividades laborales. 

A pesar de esto él se encuentra realizando actividades con su esposa Rosario desde casa. Hoy en día cuenta con nueve nietos, y tres bisnietos a los que quiere demasiado y de los cuales se siente muy agradecido. 


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