128 centímetros de fuerza: Said Hernández


Por: Guillermo Vélez 
México (Aunam). Habíamos quedado de hablar al medio día, en la casa de su abuelita, lugar donde casi siempre está y se le puede ver coloreando, haciendo sus tareas, jugando con su hermana menor, comiendo o viendo aquellas caricaturas que son llamativas para los niños como Said. 
 
 Al llegar a la casa de la calle Las Isabeles, en Nezahualcóyotl, doy paso a la blanca sala de estar, donde puedo ver una mesa de cristal, cubierta por un mantel blanco, con pequeñas flores bordadas. Al final de la mesa, sentado en una silla, está un niño, coloreando un libro del videojuego Among Us, esperando a que me siente a su lado para comenzar a hablar. 
 
 Aquel niño de apenas siete años es Said Alejandro Hernández Vélez; mide aproximadamente 128 centímetros, además de tener una complexión delgada; vestía una playera blanca, estampada con la imagen de Sonic, su personaje favorito de los videojuegos, lleva también un pantalón entubado de mezclilla y un par de tenis azul marino. 
 
 En la sala del hogar, además de estar la mesa de cristal, se pueden ver tres sillones de piel color negro y un mueble que contiene algunos arreglos florales, pequeñas estatuas de yeso y una televisión.  
 
 Con una sonrisa en la cara Said me dijo: “Que bueno que ya llegaste, mi mami Chabe (quien en realidad es su abuela materna) ya está preparando de comer”. Después de enseñarme sus dibujos y sus libros de colorear me preguntó sobre que quería hablar. 
 
Said es uno de los tantos niños que ha sido afectado por la irresponsabilidad de un padre al no hacerse cargo de él desde que nació. Después, a la edad de cuatro años volvió a sufrir el abandono de la pareja de su madre, a quien él consideraba como su nuevo papá. 
 

El papá de Sangre 

El pequeño entrevistado se encontraba sentado en una posición relajada, le pregunté si sabía quién era su padre a lo que respondió: “No conozco a mi papá en persona, una ocasión mi mamá Rosi y mi tío Memo me enseñaron unas fotos de él en la computadora, pero na’mas”.  
 
Al hacerle esa pregunta la sonrisa del pequeño disminuyó y su mirada bajó. Al preguntarle sobre si le gustaría verlo el pequeño niño mencionó que no tenía interés en hacerlo, ya que había abandonado a su mamá y a él.  
 
“Sentí extraño verlo, porque no sabía quién era hasta que mi mamá me dijo que él era mi papá de Sangre y que se llama Adrián”, mencionó Said cuando le cuestioné sobre que había sentido al ver las fotos, a lo que después agregó: “También sentí bonito, porque lo conocí, pero también sentí feo porque nos abandonó”. 
 
El papá de corazón  

La madre de Said, Rosa Vélez, consumó matrimonio con su pareja, Esteban, cuando Said tenía la edad de tres años. Esa unión le dio una hermana, Araceli, con la que convive y juega la mayor parte del tiempo. Sin embargo, las circunstancias hicieron que el casamiento se terminara, haciendo que Esteban se fuera, cuando Said apenas tenía cuatro años de edad. 
 
Después de haber hecho un corto silencio, le pregunté sobre cómo había sido vivir con la pareja de su mamá, a lo que contó: “Él se portaba bien conmigo, me compraba ropa y jugaba conmigo, pero no me gustaba ver a mi mamá llorar, porque siempre se peleaban, nunca vi que se pegaran, solo escuchaba que se gritaban”. Después de una pausa de silencio, continuó: “Me daba miedo, pero tenía que ser valiente para cuidar a mi hermanita”. 

Al empezar a hablar sobre Esteban, Said bajó su tono voz, reacomodó su postura en la silla y acercó su lapicera de colores para poder tomar uno y comenzar a colorear uno de sus dibujos. “Así me siento más tranquilo”, respondió al preguntarle porque lo hacía. 

La partida de Esteban hizo sentir al pequeño niño triste, cuando le pregunté el por qué, respondió: “Porque yo si lo quería y sentía que era mi papá, mi papá de corazón, pero él también nos abandonó”. 
 
La respuesta que me dio hizo que le preguntara sobre como él sentía vivir con Esteban, por lo que contestó: “Bueno, no me gustaba vivir con él, porque mi mamá lloraba y también porque no podía estar con mi mami Chabe, mi papi Willy (Abuelo materno) ni con mi tío, pasaba mucho tiempo solo y eso no me gustaba”. 
 
“A pesar de que lo quería mucho, no me gustaría que volviera, porque no quisiera que nos abandonara otra vez o que mi mamá Rosi vuelva a llorar”, fue lo último que mencionó Said al referirse sobre su papá de corazón. 
 
Papá Willy 


Cuando habló sobre “papi Willy” le cuestione sobre quien era, a lo que dijo: “Mi papi Willy, realmente es mi abuelito, pero lo quiero como si fuera mi papá, porque él me enseña muchas cosas, como enseñarme a jugar futbol, y me ayuda en muchas cosas, como en mi tarea”. 
 
“Es el único que no me ha abandonado, pero porque es mi abuelito, aun así, yo lo quiero mucho y quiero que siga conmigo, él ha estado conmigo desde que era bebé hasta ahorita”, agregó el chiquillo, mientras su rostro comenzaba a dibujar de nuevo una sonrisa y su voz recobraba su volumen. 
 
Al preguntarle sobre cómo se sentía con su abuelo respondió: “Me siento muy feliz, porque él juega conmigo, me cuenta historias y cuida mucho a mi hermanita y a mí”, a lo que después agregó: “Me gusta vivir aquí con mis abuelitos, porque casi nunca estoy solo, estoy con mi tío, mi mami Chabe, mami Rosi, mi hermanita y mi papi Willy” 
 
Cuando le pregunte sobre si quisiera tener otro papá, Said respondió: “No quiero tener otro papá, porque no quiero que nos abandone, yo solo quiero a mi papi Willy”. 
 
El olor a comida era fuerte, la abuelita de Said, “Mami Chabe”, había terminado ya de preparar la comida, por lo que Said guardó sus colores y su libro, se lavó las manos y me dijo: “Ya vamos a comer”, y yo sin más preguntas me dispuse a disfrutar de aquellos alimentos.

 
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