Claudia Mendoza, la firmeza de quien ha peleado grandes batallas

Claudia Mendoza Lujan, quien a diario enfrenta la Esclerosis Múltiple. Foto: Magdaleno Mendoza

  • A sus 40 años, fue diagnosticada con Esclerosis Múltiple y sus efectos cambiaron su vida
  • El diagnóstico, una prueba para demostrar que “somos capaces de luchar”
Por Adal Rafael Magdaleno Mendoza y Catheryn Ipac Valencia 
CDMX (Aunam). Claudia Mendoza Lujan ha peleado su mayor batalla a sus 40 años. Después de un año de estudios clínicos fue diagnosticada con Esclerosis Múltiple (EM); acción que hizo que su vida y la de su círculo cercano diera un giro de 180 grados.

La entrevista se llevó a cabo en la comodidad de su casa con las medidas necesarias de sanidad debido a la pandemia del Covid 19. Claudia tomó asiento para ponerse cómoda. Colocó una jarra de agua sobre la mesa y comentó que sabía que sería un encuentro difícil por dos cosas: la primera, era porque tenía que trabajar en sacar algunos recuerdos de su cabeza y la segunda, por el hecho de revivir aquellos acontecimientos.

“Cuando nacemos la vida es un lienzo en el cual las personas vamos pintando poco a poco nuestro destino, tratamos de ser cuidadosos en no cometer errores o hacer que se vea lo más bello posible, pero jamás imaginamos que en algún punto nuestro pincel será arrebatado y ya no depende por completo de nosotros pintar nuestro destino, sino ahora nos tocará compartirlo, teniendo que aprender a sobrellevarlo forzosamente”, así es como ella ve a la EM.

Al preguntarle ¿cómo supiste que algo no andaba bien con tu salud?, mencionó que “cada mañana yo me iba a trabajar y tomaba el transporte público, ahí se manifestó mi primer síntoma en la vista. Cada vez me costaba más trabajo enfocar mi visión e incluso en ocasiones veía doble; acto que fue seguido con caídas constantes en el metro o en la calle, yo buscaba el hoyo o piedra que había hecho que me cayera pero nunca lo encontraba por más que lo buscara”.

“Fui con un oculista pero no encontró ninguna falla, entonces me mandaron con un neurólogo creyendo que era algún problema cerebral, fue algo que a mí me extrañó. El hospital en que trabajaba me ayudó a realizarme los estudios de manera rápida en lugares particulares. Fue un año de estudios, resonancias magnéticas, placas, etc. No encontraban algo que explicara mis padecimientos, definitivamente fueron momentos difíciles”, recordó.

“Estaba acostumbrada a tratar con doctores, pero no a ser yo su paciente; pero el día llegó, un doctor con los que trabajaba como telefonista de un hospital pediátrico me dijo que tenían mis resultados que si podía pasar a su consultorio, me miró por diez minutos y me dijo – Claus, tienes Esclerosis Múltiple, no sabía en lo absoluto de lo que hablaba, pero no tardó mucho mi ignorancia en el tema ya que el doctor se tomó cuatro horas para explicar resumidamente lo que me esperaba”. 

 Claudia refirió que desde ese momento su vida cambió por completo y de la de todo aquel que tuviera relación con ella. Los padecimientos de su enfermedad vinieron en cadena: fatiga, desequilibrio, alteraciones visuales y cognitivas, dificultades para hablar; pero jamás se dejó vencer, hasta el último día que se le permitió trabajar. Ella se levantó y se presentó e hizo el trabajo que le correspondía por más tiempo que le tomara.

Al finalizar la entrevista, compartió que siempre el motor de poder seguir adelante ha sido su hijo menor. Incluso, hizo mención que no hay peor obstáculo que uno mismo y que a pesar de las adversidades que ha padecido por su enfermedad siempre ha visto el lado positivo de las cosas, pues a lo largo de su vida se ha encontrado gente maravillosa que la ha apoyado en cada una de sus guerras para seguir adelante y enfrentar las complicaciones de la EM.


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