28 de diciembre de 2020

¿Y si me infecto de COVID-19?


Por Yulissa Arcos | 
México (Aunam). Mauricio Rodríguez Álvarez, profesor de microbiología y parasitología la Facultad de Medicina y vocero de la Comisión universitaria para la atención de la emergencia del Coronavirus de la UNAM, desarrolló la charla ¿Qué hacer para no enfermarme de COVID-19? Y ¿qué hacer si me enfermo? El experto realizó algunas recomendaciones para evitar más contagios. 

En primer lugar, es importante conocer la condición sanitaria de la región en la que nos encontramos, de esta manera se podrán ajustar las medidas de prevención. Tal información ayudará a administrar los posibles riesgos, identificar a la población vulnerable y prever la atención oportuna y de calidad. Por ello, el doctor enfatiza en no compartir información falsa que altere el orden público. 

En México, el semáforo epidemiológico ha funcionado como un eje de coordinación para las normas de higiene y seguridad. Considera factores como: ocupación de hospitales, positividad en pruebas, casos ambulatorios y hospitalizados, así como defunciones. Este sistema ha funcionado para analizar las limitaciones de cada región y establecer orden, sin embargo, no es suficiente. 

En caso de contraer SARS-CoV-2, el especialista enfatiza en la importancia de buscar atención médica lo antes posible, además de mantenerse aislado con las medidas de higiene pertinentes. De lo contrario, la enfermedad tiende a evolucionar a un diagnóstico de gravedad que provoca complicaciones, incluso la muerte. 

Los riesgos son clasificados en altos, moderados, bajos y muy bajos. Los primeros se presentan por contacto directo (besos, intercambio de alimentos, bebidas o utensilios de comida) con enfermos o asintomáticos. Generalmente, la infección se produce en espacios pequeños como la oficina, el transporte o una sala de espera; lugares donde la proximidad entre personas es inevitable. 

Los riesgos bajos se presentan en la convivencia con enfermos o asintomáticos donde ambos utilicen protección (cubrebocas y distancia), también se presentan en sitios de uso común con personas sanas. Aquellos catalogados como muy bajos se presentan en contacto con personas a más de metro y medio de distancia donde ambas utilicen protección. 

A lo largo de la pandemia se han implementado algunas medidas que, según Mauricio, son innecesarias pues previenen flujos que no presentan peligro. Uno de ellos son los tapetes sanitizantes; el virus difícilmente se contrae a través de los zapatos. Las mascotas, los artículos del super y los envíos por paquetería tampoco representan un problema significativo para la producción de contagios. 

La ventilación es uno de las medidas más importantes; en los espacios cerrados o muy reducidos se comparte el aire. Las exhalaciones humanas desprenden pequeñas gotas de salivas o mucosidades que se quedan en la atmósfera y se transfieren a otras personas. Cuando se proporcionan corrientes de aire estas partículas tienen la posibilidad de perder su infectividad. 

Por último, el experto afirma que la jornada de vacunación se aproxima. Estos proyectos industriales son altamente controlados en cuestión normativa para brindar seguridad y calidad: “(…) tenemos que tener confianza de que se están llevando las pruebas con todos los requisitos regulatorios y con todo el rigor científico que se necesita para poder demostrar y corroborar la seguridad y la eficacia”, menciona.

 
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Frustra el sufrimiento del paciente y sus familiares, señala el médico José Luis Barrientos



  • La pandemia ha evidenciado a médicos que dan todo y a quienes huyen de sus compromisos
  • Lamentable que la gente se informe más con los “opinólogos” que con expertos 
| Por Frida Barrientos Zamora y Uriel Valdovinos Sánchez | 
CDMX (Aunam).Especialista en cardiología y medicina interna, José Luis Barrientos de los Santos cuenta con 26 años de experiencia en el cuidado de la salud de los mexicanos. Su pasado humilde no detuvo su convicción de estudiar medicina y de ayudar a la gente. Hoy en día hace honor a su profesión, al trabajar en la primera línea de batalla contra el Covid-19.

Durante 30 años vivió en Zapotitlan, un pueblo ubicado al sur de la Ciudad de México. Ahí nació y creció junto a seis hermanos. Su infancia y adolescencia, como la de muchos, estuvo marcada por las dificultades económicas, pues mantener a la pequeña casa ubicada en un festivo barrio de Tláhuac, no era tarea fácil para sus padres: Mercedes y Luis. No obstante, recuerda con cariño cada momento bueno y malo. Actualmente, vive en Iztapalapa no muy lejos de su primer hogar. 

Desde la primaria, mostraba interés por el funcionamiento de los organismos vivos. Asimismo, le atraían los grandes hospitales; conocerlos y develar sus secretos, así como, ser útil con las personas necesitadas. Estas fueron las motivaciones principales de José Luis para estudiar medicina, aunque no siempre estuvo tan convencido, también consideró ser ingeniero electrónico o músico. 

La Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional y los hospitales Adolfo López Mateos del ISSSTE y el de alta especialidad de Petróleos Mexicanos - Picacho, fueron los encargados de formar académicamente al cardiólogo e internista. Durante su servicio social en El Verde, un pueblo de la sierra sinaloense, le enseñó a valorar la vida; convivir en un medio marginado, pero de gente agradecida. Lo sensibilizó como médico y reafirmó su ideal de atender a todo aquel que lo necesitara. 

Después de cinco años en la escuela donde adquirió la mayor parte del conocimiento teórico, hizo su internado. Fue un año donde su responsabilidad se trasladó por completo al  hospital, en esta época pudo darse cuenta de lo extenso de las jornadas de trabajo, además de que por primera vez sintió que la vida de un paciente estuvo en sus manos.

El médico señala que la experiencia, visión e intuición son los aspectos que la vida laboral de su profesión le han enseñado, mismos que no se aprenden en la escuela. “Cuando uno está en la práctica se da cuenta que no todo lo que venía en el libro se aplica a la vida real, cada persona es diferente al igual que sus enfermedades y por eso uno tiene que sensibilizarse con los pacientes para así poder darles un trato adecuado”, mencionó.                     

“Es frustrante percibir el sufrimiento de la persona y de sus familiares. Percibir la tragedia y saber que nosotros médicamente no podemos ofrecer mucho es difícil”, apuntó. Por ello, José Luis refiere que esta es la peor parte de dedicarse a la medicina. Es un momento en que el médico siente en el corazón que tiene que ser fuerte, entender que la vida es así, pues si uno se queda con el sentimiento que le deja cada paciente al que no puede ayudar, sería casi imposible ejercer.

La otra cara de la moneda es la satisfacción de poder ayudar a las personas. Ver que su trabajo ha dado resultados positivos en el paciente y que éste sepa que gracias a alguien se logró ese resultado. En suma, lo más placentero para un médico como él, no es el agradecimiento que pueda recibir de las personas, ni el renombre, sino ver que lo hecho ha sido útil. 

Con la llegada de la pandemia, el doctor Barrientos se ha percatado que en la profesión médica “hay quien lo está dando el todo por el todo, a quien se le nota la vocación y quienes simplemente han huido de sus compromisos como profesionales de la salud”.

El doctor José Luis desde hace meses atiende sin descanso a los pacientes COVID, por ello se ha sentido mal de que ante una situación de crisis, como la suscitada por el coronavirus, la gente recurra más a los “opinólogos” para informarse y no a los expertos en la materia como él, quienes a diario combaten ésta y otras enfermedades. 



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27 de diciembre de 2020

Facilitan las plataformas digitales la difusión de fake news: López Veneroni

Por Saira Carrasco e Itzel Garduño | 
Ciudad de México. (Aunam) La distorsión de datos y hechos en los medios de comunicación no es un fenómeno nuevo, sin embargo, hoy en día es más fácil la circulación de información que no es del todo cierta gracias a la existencia de redes sociales y plataformas digitales, comentó el doctor Felipe Veneroni a través de una conferencia virtual en el Seminario de Redes Sociales y Entornos Digitales de la UNAM.

El licenciado en comunicación por parte de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM y doctor en teoría política por la Universidad de Cambridge, habló de los factores que juegan un papel importante en el estado actual de la post verdad, entre los que se encuentran; la crisis de credibilidad de las instituciones, la saturación de información en el espacio público, el bajo nivel educativo, pero sobre todo la facilidad de la tecnológica para replicar cualquier tipo de dato.




Para comprender a qué se hace referencia cuando hablamos de post verdad, Veneroní comentó que: “es la capacidad de ciertas formas discursivas (retóricas), para desdibujar la línea entre la verdad y la mentira, en el que la relación entre las palabras y las cosas es inexacta e inasible”. Estas son estrategias narrativas para dificultar la distinción entre información comprobable y la que no lo es. 

Cuando existe una crisis de credibilidad y descontento en instituciones como los gobiernos, los medios informativos, la banca etc., la sociedad empieza a llenar este vacío generado por la incertidumbre con fake news, las cuales circulan rápidamente y funcionan principalmente cuando estamos en un contexto de gran tensión política y social, agregó.

El doctor comentó que, aunque existe una falta de evidencia para sustentar los argumentos y pese a que generalmente se contradicen con la realidad, el discurso de la post verdad es efectivo gracias al público al que se dirige: “por regla general se trata de un sector con una educación precaria o deficiente, que rara vez se informa en su entorno y que lo único que desea es mantener su calidad de vida por limitada que esta sea”.

En general la tecnología juega un papel muy importante en la difusión de las fake news, a través de las plataformas digitales con las cuales es muy fácil reproducir de manera masiva cualquier tipo de información sin analizar o verificar el origen y contenido de la misma.

Aunque es cierto que en estas plataformas no sólo circula información que no es del todo cierta -ya que también encontramos información política o científica relevante-, la falta de análisis crítico y las situaciones sociales tensas en las que vivimos, no nos permiten distinguir entre ambas, para Felipe, las plataformas digitales son un claro ejemplo de cómo un avance tecnológico tan útil e importante puede convertirse, al mismo tiempo, en un espacio de distorsión discursiva.

“No seré nunca un defensor de las restricciones y la regulación de estos espacios. Pero resulta necesario estudiar los procesos por los cuales estas plataformas digitales constituyen uno de los mecanismos más importantes del encono discursivo”, afirmó el licenciado en comunicación, ya que considera que el estudio de estos espacios es relevante porque sólo así podrían diseñarse políticas públicas, sobre todo educativas, que fomenten entre niños la cultura de la verificación informativa. 

El ex director de Radio Universidad, comentó algunos de los pasos que deberían seguirse para identificar las noticias falsas con las que nos encontramos diariamente: estudiar la fuente, leer más allá del titular, verificar quien es el autor, considerar los posibles sesgos en la información, revisar la relación entre la fecha y la nota, por mencionar algunos.

La saturación de información en la que nos encontramos inmersos es algo que no podemos evitar, sin embargo, el ser analíticos y selectivos con las noticias que consumimos y difundimos en las plataformas digitales debería ser un acto de responsabilidad social. Al final de la conferencia, Felipe Venori, dejó claro lo importante que debería ser el tener una educación que nos ayude a ser selectivos con la información que consumimos todos los días.


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21 de diciembre de 2020

Violencia digital en México: reflejo de una problemática estructural

Fotografía tomada de La Pancarta de Quintana Roo.

Por Mónica Vázquez Delgado | 
México (Aunam). Olimpia Coral Melo tenía 18 años cuando su novio publicó en internet un video íntimo de ambos, el cual visibilizó el machismo de los sistemas jurídicos, sociales y mediáticos de nuestro país respecto a la violencia digital. 

Huauchinango, Puebla es la región natal de Olimpia y el lugar donde comenzó su lucha feminista...una lucha que aún no termina y en la que colectivas y asociaciones civiles se han sumado a la Ley Olimpia, iniciativa, que de acuerdo al Senado de la República, “tipifica y sanciona el acoso, hostigamiento y difusión de contenido sexual en plataformas de internet o redes sociales, así como las agresiones en contra de las mujeres en medios de comunicación”. 

En 2017, Luchadoras, medio de comunicación feminista, publicó el informe “La violencia en línea contra las mujeres en México”. En él se describieron como preámbulos las similitudes de este tipo de violencia en Bosnia, Herzegovina, Colombia, la República Democrática del Congo, Kenya, México, Paquistán y Filipinas: 
  1. Las mujeres jóvenes, de entre 18 y 30 años son las más violentadas en los espacios digitales.
  2. El 40% de las agresiones son cometidas por personas conocidas de las víctimas.
  3. Los perfiles de las mujeres que son agredidas corresponden a mujeres que viven una relación sentimental con su agresor, mujeres profesionales con perfil público que participan en espacios de comunicación (periodistas, investigadoras, artistas y activistas), y finalmente, mujeres sobrevivientes de la violencia física o sexual.
Asimismo, de acuerdo con Artículo 19, Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), Digital Rights Foundation, Women’s Media Center, Women Action Media y Coming Back to Tech, organizaciones citadas en el informe, catalogaron 13 tipologías de violencia digital:
  1. Acceso no autorizado: ataques a las cuentas o dispositivos de una persona de forma no autorizada.
  2. Control y manipulación de la información: robo de información con los fines de modificar o falsear datos personales, tomas de fotografías y videos sin consentimiento (no necesariamente con contenido sexual), y control de cuentas en plataformas digitales.
  3. Suplantación y robo de identidad: creación de perfiles o cuentas falsas, usurpación de sitios web, hacerse pasar por una persona, robo de identidad, dinero o propiedad.
  4. Monitoreo y acecho: vigilancia constante a la vida cotidiana de una persona o información (ya sea pública o privada).
  5. Expresiones discriminatorias: comentarios abusivos, discursos lesbo/homofóbicos y coberturas discriminatorias de medios de comunicación.
  6. Acoso: conductas de carácter reiterado y no solicitado hacia una persona que resultan molestas, perturbadoras o intimidantes.
  7. Amenazas: mensajes, imágenes o videos con amenazas de violencia física o sexual.
  8. Difusión de información personal o íntima sin consentimiento: compartir o publicar sin consentimiento información privada o no, que afecte a una persona.
  9. Extorsión: obligar a una persona a seguir la voluntad o las peticiones de un tercero, que la controla o intimida para obtener sus propios beneficios.
  10. Desprestigio: descalificación, daño o perjuicio de la trayectoria, credibilidad, trabajo profesional o imagen pública de una persona, grupo o iniciativa, a través de la exposición de información falsa, manipulada o fuera de contexto.
  11. Abuso y explotación sexual relacionada con las tecnologías: ejercicio de poder sobre una persona a partir de la explotación sexual de su imagen y/o cuerpo contra su voluntad, en donde la tecnología es intermediaria y fundamental para llevarlo a cabo.
  12. Afectaciones a canales de expresión: las tácticas o acciones deliberadas para tirar y dejar fuera de circulación canales de comunicación o expresión de una persona o un grupo.
  13. Omisiones por parte de actores con poder regulatorio: falta de interés o reconocimiento por parte de las autoridades, intermediarios de internet, instituciones o comunidades que pueden regular, sancionar y solucionar violencia en línea.
Fotografía tomada del Facebook del Frente Nacional por la Sororidad.

En México, el Módulo sobre Ciberacoso del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) declaró en 2015 que nueve millones de mujeres han vivido ciberacoso, definido por esta institución como: “la intromisión de naturaleza repetitiva en la vida íntima de una persona, utilizando para ello, medios electrónicos, fundamentalmente internet y teléfonos celulares”. Además, en 2016, mencionó que los tipos de violencia digital más cometidos en nuestro país fueron: 23.7% la infección por virus en dispositivos, 10.7% creación de identidades falsas, 3.9% rastreo de sitios web y 3.2% la divulgación de información personal. 

Recientemente, Olimpia Coral, en entrevista para Milenio, declaró que debido a la pandemia, las denuncias por violencia digital habían aumentado en México, ya que a través de Defensoras Digitales, página web del Frente Nacional por la Sororidad, la organización fundada por Olimpia y en la que diversas colectivas se han agrupado para informar respecto a los procesos legales y psicológicos ante este tipo de violencia, recibía en promedio tres casos diarios y aumentó por el confinamiento a ocho casos. 

También, Derechos Digitales publicó su informe en julio de este año, titulado “La otra pandemia: internet y violencia de género en América Latina” en el que habla del acceso restringido a internet como un problema, que desde la perspectiva de género, provoca un aumento en la violencia doméstica, debido a que las víctimas desconocen la información sobre asociaciones e instituciones que acompañan a las mujeres agredidas en los procesos jurídicos y terapéuticos. Y en segundo punto, el informe habla de los hostigamientos de las defensoras de derechos humanos, quienes son víctimas de “agendas racistas, misóginas y patriarcales en internet”. 

Sobre nuestra región, el sitio web acoso.online difunde material gráfico respecto a cómo ejercer la sexualidad de manera segura en internet y qué hacer ante una agresión digital. 

Del mismo, modo Chidas en línea, un proyecto de colectivas feministas latinoamericanas están desarrollando una investigación sobre cómo afecta la violencia digital a las adolescentes mexicanas de entre 12 y 17 años. 

República Morada: el estatus de la Ley Olimpia 

Marcela Hernández es la encargada de la Comisión de Atención a Víctimas y del Enlace Administrativo y Legislativo dentro del Frente Nacional por la Sororidad. Sus funciones son orientar a las víctimas, cuyas denuncias llegan por medio de mensajes de la página de Facebook del Frente. En entrevista, comentó que la Ley Olimpia se ha aprobado en 27 estados del país, sólo faltan Chihuahua, Campeche, Nayarit, Tabasco y San Luis; sin embargo, esta aprobación debe pasar por el Congreso y finalmente promulgada por el presidente.

El 26 de noviembre de 2019, la Cámara de Diputados, por medio de su Boletín N°. 2778 informó la reforma que se hizo a la Ley General de Acceso de las Mujeres en una Vida Libre de Violencia, al incluir la violencia digital como otro tipo de violencia contra las mujeres. Quedó definida como: “aquellos actos de violencia de género cometidos en parte o totalmente, cuando se utilicen las tecnologías de la información y la comunicación, plataformas de redes sociales, correo electrónico, mensajes de texto o llamadas vía teléfono celular, que causen daño psicológico o emocional, refuercen los prejuicios, dañen la reputación, causen pérdidas económicas, planteen barreras a la participación en la vida pública o privada de la víctima o puedan conducir a formas de violencia sexual o física”. 

Para Marcela, la violencia digital es un problema estructural-patriarcal que normaliza y generaliza las agresiones. “Como en todas las violencias de género, se culpabiliza, responsabiliza y revictimiza”, dijo. Además, agregó que la Ley Olimpia es un primer paso para que mediáticamente y legalmente se conozcan este tipo de agresiones, pero que no sólo se trata de legitimar sanciones, sino que el Estado genere protocolos de prevención y contenidos de educación digital. “El punitivismo no es la solución”, concluyó. 

La Red en Defensa de los Derechos Digitales comparte la idea de Marcela y argumentaron en una de sus publicaciones que se necesitan medidas que atiendan el problema sistémico de raíz. Por ejemplo, “ofreciendo caminos para aquellas mujeres que no deseen someterse a un proceso penal o que prefieran mecanismos alternativos de solución, tales como la propuesta de capacitar al Instituto Nacional de las Mujeres en la atención de situaciones de difusión de contenido sexual con plataformas digitales”. 

Este noviembre (2020), Luchadoras, realizó el informe Justicia en trámite. El limbo de las investigaciones sobre violencia digital en México” , en el cual, de acuerdo con la entrevista que le hicieron a Olimpia Coral, la Ley Olimpia consiste principalmente en tres modificaciones legislativas: 1) la sanción de la difusión no consentida de contenido íntimo; 2) el reconocimiento de la violencia digital como una modalidad y 3) la sanción del ciberacoso. 

El informe concluye que en los últimos tres años se abrieron dos mil 143 carpetas de investigación en 18 estados del país por el delito de difusión de imágenes íntimas sin consentimiento. Las Fiscalías son la principal barrera para dar seguimiento a las denuncias, ya que 83% de las carpetas siguen en trámites, algunas llevan empolvándose en las oficinas jurídicas mexicanas por más de tres años. Finalmente, el 84.46% de las víctimas fueron mujeres. 

Al respecto, Martha Alicia Tudón, coordinadora del área de Derechos Digitales de Artículo 19 para México y Centroamérica, mencionó en entrevista, que internet debe ser concebido como un espacio cívico, en el que se puede organizar, expresar y respetar las diferentes opiniones. “Cuando hablamos de violencia digital con perspectiva de género nos referimos a la restricción de acceso a las tecnologías, mismas que son asequibles y controladas en su mayoría por hombres. Además, la violencia estructural hacia las mujeres se traslada ahora al espacio virtual. Es un copy-paste del espacio físico”, comentó. 

Para Tudón, el Estado, las instituciones encargadas del tema de conectividad, las plataformas digitales y la sociedad son los actores mexicanos, a nivel jerárquico, que deben pronunciarse y accionar en defensa de los derechos digitales.  

Foto tomada del Facebook del Frente Nacional por la Sororidad.

Sobre la Ley Olimpia, la coordinadora del área de Derechos Digitales de Artículo 19 dijo: “ha visibilizado las violencias digitales. Reconozco su lucha y exigencia de justicia. Es un movimiento social-feminista digno; sin embargo, las autoridades deben entender que esta Ley no es la única vía para erradicar la violencia de género”. 

Los cuerpos violentados en el espacio digital 

“La difusión de imágenes íntimas sin consentimiento, la objetualización, la sexualización, la criminalización y la revictimización son algunas de las formas en que el cuerpo de la mujer es violentado en el entorno digital”, explicó Ixchel García Aguirre, investigadora del área del ciberfeminismo para Luchadoras. 

Graciela Natansohn, investigadora argentina y co-autora del artículo académico Violencia contra las mujeres en red, vigilancia y el derecho a la privacidad opina que se debe romper con las fronteras por las cuales se ha separado conceptualmente los cuerpos de los espacios offline y online, para así, reflexionar que la violencia sistémica se traslada y adapta desde cualquier entorno. “En internet te pueden agredir con amenazas y vigilancias que te obligan a retirarte de un espacio, cuyo acceso a él es un derecho tuyo”, dijo. 

En 2018, Amnistía Internacional publicó su informe #ToxicTwitter: Violence and Abuse against Women Online, y en el que se concluyó que las mujeres eran las principales víctimas de violencias y abusos en Twitter, debido al sexismo y misoginia global. Asimismo, se declaró que las amenazas en internet hacia las mujeres son en su mayoría sexualizadas, en las que se incluyen referencias explícitas de su cuerpo.

Foto tomada del Facebook Frente Nacional por la Sororidad.

Por su parte, Martha Tudón, de Artículo 19, opinó que la imagen compartida sin consentimiento del cuerpo de la mujer lo objetiviza, concibiéndolo como producto de consumo. 

Rita Segato en su texto La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez: territorio, soberanía y crímenes de segundo estado, plantea que los abusos del cuerpo de la mujer son un mensaje patriarcal en el que se inscribe la voluntad del agresor. “La víctima es expropiada del control de su cuerpo”, menciona. Si esto se lee desde los espacios virtuales, el control se traslada a través de la difusión de material visual no consensuado por medio de las plataformas. 

Sandra Triay, psicóloga especializada en educación sexual y terapia con perspectiva de género, expuso durante la entrevista los dos principales pasos que se llevan a cabo para atender a una mujer víctima de violencia digital. Uno de ellos es un acompañamiento multidisciplinario, en el que se incluyen a las abogadas, si es que deciden procesar legalmente. El segundo es trabajar en la culpa, en el cual se le devuelve la responsabilidad al agresor.


Triay dijo que a través de los procesos terapéuticos la víctima se reapropia de su cuerpo, ya que en cualquier tipo de violencia digital, se genera un “despojo” de la autonomía y autopercepción corporal. “Se debe recalcar que somos mucho más que esas evidencias digitales”, finalizó. 

Internet: libertad sexual y activismo feminista 

A la par de la visibilización de las violencias digitales en México, diferentes colectivas y activistas hablan también de internet feminista, en donde el espacio virtual debe convertirse en un lugar seguro y digno para las mujeres. Expresar las ideas y el disfrute sexual por medio de las tecnologías debe ser una libertad y no una culpabilización social. 

Ixchel García de Luchadoras dijo sobre este tema: “el acceso a internet debe ser para apropiarnos del espacio, modificarlo, participar y expresarnos. A través de él amplificamos nuestros discursos sexuales, sociales y políticos”. 

García dijo que internet ha permitido romper con silencios históricos, como lo fueron los movimientos del #MeToo o #MiPrimerAcoso, por lo tanto la relación entre derechos digitales y feminismo significa “tomar y/o crear tecnologías por y para las mujeres”, enfatiza. 

Mencionó también que si bien la Ley Olimpia colocó en la agenda mediática, política y pública el tema de la violencia digital, se debe monitorear y vigilar las reformas legislativas, porque las soluciones desde el Estado podrían ser la regulación del internet, acentuando la represión y censura. 

“La arquitectura de internet debe ser realizada con perspectiva de género, en el que se expresen libremente las cuerpas y cuerpos. Se requieren políticas públicas educativas y de prevención para que dejemos de hablar de violencia de género en lo presencial y por lo tanto en lo digital”, declaró Martha Tudón de Artículo 19.
 
Foto: Beatriz Osnaya | Archivo Aunam

En 2014 se reunieron más de 50 activistas mundiales en Malasia, convocadas por la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC) para redactar los Principios Feministas de Internet, un conjunto de puntos que tienen como objetivos construir un entorno virtual que se sume a las demandas por la igualdad de género. Un entorno libre de violencias y sede de encuentros y luchas. 

“Apropiarnos de internet es militar desde este espacio, es cuestionar el capitalismo de los algoritmos y crear nuestras propias redes de comunicación”, comentó la académica Graciela Natansohn. 

Ixchel García recalca que las mujeres deben experimentar la tecnología. “Vamos a crear nuestros espacios digitales, critiquemos y cuestionemos los que existen. Construyamos movimientos, resistamos juntas, propaguemos nuestros discursos. Habitarlo de manera segura es un derecho que se nos ha privado desde la ideología patriarcal”. 

Es así que la Ley Olimpia es más que una iniciativa y reforma legislativa, es un movimiento social que nombra la agresión y al agresor, sin embargo, la lucha por la erradicación de la violencia sistémica contra las mujeres es un proceso preventivo y educativo antes que punitivo.




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Obstáculos para la educación en tiempos de pandemia: Verónica Cabrera

  • Dificultades de crear espacios educativos óptimos en casa
  • Los retos de la adaptabilidad a los medios digitales para impartir clases

| Por Saira Carrasco e Itzel Garduño | 
CDMX (Aunam). La profesora de bachillerato en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Verónica Cabrera, comentó que la pandemia ocasionada por el SARS-Cov2 ha cambiado las dinámicas de aprendizaje y enseñanza en todos los sentidos.  Por lo que tanto ella como muchos de sus colegas se vieron forzados a modificar sus planes de enseñanza para adaptarlos a las nuevas circunstancias en línea. 

La socióloga y maestra en enseñanza, Verónica Cabrera, lleva 10 años impartiendo clases en diferentes instituciones en donde enseña materias relacionadas con ciencias sociales, sin embargo, el inicio de la pandemia la ha llevado a sentir que es la primera vez frente a un grupo de alumnos debido a que los nuevos espacios académicos no facilitan la educación a la que está acostumbrada; hacer dinámicas grupales interactivas, convivir y platicar con sus alumnos era parte de su rutina.

De los retos más grandes a los que se ha enfrentado es el adaptarse a las plataformas digitales, aunque considera que la universidad le ha proporcionado los cursos y la capacitación necesaria para poder usarlas en la práctica no es lo mismo; siempre surgen algunas dificultades sobre la marcha. Aunado a esto se encontró con un nuevo fenómeno en donde a los alumnos se les dificulta encontrar la diferencia entre lo académico y lo personal cuando se trata de la tecnología. 

Aunque la profesora se siente satisfecha con el apoyo dado por la UNAM, hay otros aspectos que la institución no cubre: los profesores tienen que poner los equipos electrónicos que a veces son más de uno para poder impartir de manera adecuada las clases, luz, internet y lugares físicos para enseñar diariamente, sin embargo, está consciente que es prácticamente imposible brindar estas facilidades a todos los docentes de la universidad.

Además de las dificultades tecnológicas a las que los docentes se enfrentan, otros de los retos que tanto estudiantes como profesores afrontan es a la distinción de espacios: “El estar todo el tiempo en casa no te permite tener claridad entre las fronteras que hay entre el trabajo y lo hogareño, tampoco tienes una definición clara de los tiempos… es una situación que ha replanteado el sentido de la cotidianeidad que creo que impacta en la educación” comentó.

Recalca que las desigualdades de circunstancias entre los estudiantes se han evidenciado de una manera más grande, como la falta de espacios académicos óptimos para que los alumnos puedan estudiar en sus casas, así como la falta de recursos como internet y aparatos electrónicos que faciliten el que puedan conectarse diariamente a clases. Ante estas dificultades, la maestra en enseñanza tiene que ser un poco más flexible en cuanto a la cantidad y tiempos de entrega de trabajos y tareas.

Una de sus motivaciones para ser maestra es que siempre se vio trabajando con jóvenes ya que le interesa sus formas de pensar. Considera importante enseñarles a crear hábitos que los puedan ayudar durante toda su vida, como es la lectura y el pensamiento crítico. En estos últimos meses ha tratado de inculcar estas habilidades más que nunca ya que son herramientas que los ayudan a ser autodidactas, lo cual es de suma importancia en estos tiempos.

Para la docente, es importante que sus alumnos entiendan que la escuela debería ser un espacio de paz, donde los alumnos se conozcan y comprendan la diversidad: “Deben comprender que la escuela es un espacio de resistencia pacífica en medio de un mundo de odio”. Desde su perspectiva, las redes sociales y espacios virtuales académicos han traído fenómenos nuevos como el hate entre alumnos, situación que muchas veces los docentes no pueden controlar. 

Mencionó que siempre han existido estas actitudes, pero ahora se presentan de una manera más visible en los medios digitales. Considera que además de los métodos de enseñanza, hay otros aspectos de la vida de los estudiantes que han cambiado, como las formas de socialización. Antes se lograba con una convivencia diaria en los salones de clases, pero ante la actual situación ha tenido que implementar nuevas estrategias para que sus alumnos se sientan seguros y en confianza en el salón virtual.

Las dificultades tecnológicas y las barreras que conlleva impartir clases a través de una pantalla son algunos de los retos a los que todos los docentes se han enfrentado, sin embargo, la educación es un aspecto de la vida que, como muchos otros no puede parar: adaptarse y evolucionar conforme a la pandemia es y seguirá siendo fundamental para tratar de mantener la enseñanza lo más simple posible a nuestra vida antes del Covid-19.


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20 de diciembre de 2020

¡No se detiene! Realiza Aunam Primera Jornada Cultural



Por: Ana Carolina Pecina Cordero | 
CDMX (Aunam). Para cerrar una semana de festejos por sus 20 años, la Agencia Universitaria de Noticias presentó la primera Jornada Aunam por la Diversidad Cultural.

Esta jornada contó con la actuación de músicos, bailarines, poetas y performers, y fue conducida por Natalia Castrejón y José Luis Ruperto, estudiantes de Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) y también colaboradores de la Agencia.

La primera presentación corrió a cargo de Laura Uscanga, bailarina, coreógrafa y actriz, quien junto a sus bailarines Adriana Mosqueda y Armando Rojas, llevó al público a un recorrido por África y su legado cultural en géneros latinoamericanos.

Bésame Mucho, La bamba y la Conga de San Benito estuvieron acompañadas de movimientos energéticos, gritos y trajes que complementaban la energía transmitida por los bailarines, incluso a través de la pantalla. Mediante la música y los bailes la Compañía de Ritmos Afros Sangre Nueva presentó un pedazo de la historia recordando a nuestra tercera raíz.

Marconio Vázquez, cuentacuentos desde hace 20 años, presentó el cuento La abuela y el Mole. Acompañado de una guitarra y de su voz, recordó la gastronomía mexicana  y la concepción de la muerte, así como las celebraciones realizadas en algunos pueblos de la República.

La actriz Yos Gutiérrez y Pablo Martínez, director de escena en la compañía Dramatis Cali, presentaron Gloria: no lo vi, lo viví; la historia de una mujer periodista y su forma de vida en medio de una pandemia, así como las complicaciones, retos, miedos y sentimientos que aparecieron junto con ésta.

Su actuación reflejó no sólo la realidad de quienes por necesidad deben salir a trabajar, sino también la de niños, jóvenes y adultos que deben permanecer en casa y que vieron su vida pausada, así como de las personas que perdieron a algún ser a consecuencia del COVID-19.

Karloz Atl recitó un poema en náhuatl, seguido de él llegó Aramara Mar, poeta de los pueblos originarios de Tlalpan, ella interpretó algunos haikus, tres versos cortos de origen japonés, de la naturaleza llamados Arena y mar, además recitó el poema de su autoría La fe y el miedo.

Caro Argueta, cantautora y estudiante de Ciencias de la Comunicación, junto con su guitarra, interpretó: Afortunadamente, una de sus primeras canciones y Luz tersa.

Aunam ha sido, durante 20 años, la plataforma mediante la cual diversas generaciones de periodistas universitarios han desarrollado y consolidado diferentes habilidades en el periodismo actual, pues gracias a la Agencia están expuestos al ambiente laboral y a las exigencias que requiere el oficio.

A pesar de la pandemia por COVID-19, las celebraciones de aniversario de Aunam transcurrieron de manera exitosa en las plataformas digitales; durante una semana realizaron mesas redondas con diferentes temas relacionados con el periodismo.

Para finalizar su celebración de aniversario, Aunam realizará en diciembre un taller de periodismo científico, impartido por Mónica Santos. Se puede consultar toda la información al respecto en las redes sociales: Facebook: Aunam y Twitter: @AunamNoticias.

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Diálogos: una infancia entre guerras de Vicente y José

  • Conversatorio entre la periodista Cristina Pacheco, el diseñador Vicente Rojo y la directora del MUAC, Amanda de la Garza sobre el libro Jardín de niños 
| Por Daniela Mora Luevano y Ingrid Alejandra Reyes Barajas | 
CDMX (Aunam). La periodista y escritora Cristina Pacheco, el diseñador Vicente Rojo y la directora del Museo Universitario de Artes y Ciencias (MUAC), Amanda de la Garza participaron en un conversatorio en torno al libro Jardín de Niños de José Emilio Pacheco y Vicente Rojo, con el objetivo de fomentar la lectura.

La actividad, a través de la página de Facebook: Universo de Letras UNAM, giró en torno al contenido del libro basado en la infancia que tuvieron José Emilio Pacheco en la Segunda Guerra Mundial y Vicente en la Guerra Civil Española. 




Dentro de la plática, Amanda de la Garza, destacó que el libro combina tanto la literatura como el arte visual, lo cual, crea una mezcla enriquecedora. Por su parte, Cristina Pacheco destacó lo artístico que tiene el libro, “Creo que al encontrarse José Emilio y Vicente en el trabajo no solamente nos crearon el mundo, sino que lo detuvieron para siempre. Una infancia que está pintada con los colores del arcoíris”.

En la primera edición del libro únicamente salieron a la venta 121 ejemplares, y por la misma razón y debido a la cotización de éste, Vicente Rojo en 2019 decidió hacer una colaboración con Ekaterina Álvarez y Alejandro Cruz Atienza para una segunda edición que contuviera mayor distribución del mismo. 

Por ello, durante el evento, Ekaterina Álvarez, editora, y subdirectora de comunicación en el MUAC, Alejandro Cruz Atienza, director de publicaciones de El Colegio Nacional y Alejandro Magallanes, ilustrador, hablaron del proceso de la impresión, edición y del significado del libro.

Alejandro Cruz comentó que en la parte de la impresión se intentó cuidar el mayor número de detalles, y se procuró que fuera lo más fiel posible a la primera edición. El material de la portada contiene un papel que contrasta un recuadro en material brillante, el fondo de ésta es opaco, en la guarda se encuentran tres lápices de color rojo, amarillo y morado, y en la primera hoja un manchón del lápiz rojo, y el color del papel tiene una tonalidad café.

Una cita del libro que destacó Cruz Atienza, dado que le pareció emotiva, es la siguiente: “el espacio de la niñez es el espacio del mundo y del conflicto, es el espacio de la familia, el de las pérdidas, la guerra y la destrucción, espacio de la creación y de las posibilidades.” 

En tanto, Ekaterina Álvarez, al momento de hacer la edición con Vicente destacó que tuvo que salir a imprimir el libro, debido a que Rojo medía algunos detalles a través del monitor con apoyo de una goma, comenta que el choque entre el mundo digital y el físico, conjunto a la acción del diseñador le recordaron la esencia y su preferencia por los ejemplares en físico.

Alejandro Magallanes analizó el color de las manchas azules y rojas ubicadas en algunas páginas del libro, relaciono que las primeras representan nubes, mientras que las segundas sangre, posteriormente señaló que las casas con manchas rojas representan casas con sangre y las que las tenían grises eran casas incendiándose. Asimismo, comentó quelas casas tienen los colores de la bandera republicana, en relación con el contexto de Vicente y además se encuentran en el campo de guerra civil española.

Jardín de niños en sus primeras páginas encuentra las fotos de los autores en puntillismo, en su desarrollo alterna una página para un diseño y otra para un poema. También hay algunas fotografías de niños fallecidos tras la guerra y al final, concluye con una serie de postales.

El evento concluyó, tras dos días de mesas de diálogo, conversatorios y talleres, se agradeció la presencia a todos los participantes. 

 
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16 de diciembre de 2020

México visibilizado por el Coronavirus: descentralizar los problemas educativos

Por Mónica Vázquez Delgado | 
México (Aunam). El 3 de agosto del 2020, Esteban Moctezuma, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), declaró que las clases serían a través de la televisión. Pidió apoyo de madres y padres de familia para involucrarse en esta nueva modalidad educativa. Agradeció a Televisa, TV Azteca y Grupo Imagen por convertirse en aliados para llevar a cabo este proyecto federal. Respecto a las comunidades rurales, dijo que la radio pública sería otra vía para transmitir las clases.  

Y así, 21 días después, la comunidad docente y el alumnado mexicano iniciaron un nuevo ciclo escolar, acompañados de la incertidumbre, la verdadera protagonista de esta “Nueva Normalidad”. 

Escuela Primaria “Caritino  Maldonado Pérez”. Foto proporcionada por Fredy García.

En Guerrero la “Nueva Normalidad” no es nueva 

“¿Cuál ´Nueva Normalidad´?”, me dice Fredy García, profesor de primaria, egresado de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, quien trabaja en Parota del Cuartel del Municipio Zirándaro de los Chávez en Guerrero. Tiene a su cargo ocho niñas y 10 niños, cuyas edades van de los siete a 12 años. Fredy es  docente unitario, es decir, que en una misma aula imparte  clases a los seis grados de primaria. 

Para Fredy, esta “Nueva Normalidad” no tiene nada de nueva, porque desde antes de la pandemia, la Escuela Primaria “Caritino Maldonado”, en donde él trabaja, cerraba sus puertas cada 15 días debido a la violencia generada por los enfrentamientos entre el Cártel de Jalisco y la Familia Michoacana.  

“No baje porque puede que regrese en caja”, es la advertencia que enuncian los grupos criminales a la comunidad cuando utilizan a la Parota como su campo de batalla. Ya sea por la violencia o por la deficiencia de infraestructura de años, esta región no tiene estable el sistema de electricidad. Los cárteles cortan la luz y a oscuras la gente escucha los balazos toda la madrugada. El virus del crimen organizado desde hace algunos años ha obligado a confinar a estudiantes y campesinos de este municipio. 

“Aquí las comunidades no cuentan con acceso a la señal y algunos otros no tienen ni teléfono. Es difícil mantener la comunicación con los papás”, me comenta Fredy. Y es que además de tener el problema de la señal, la otra gran barrera es que los padres de las y los niños dicen que “eso (el Coronavirus) no existe”; exigen que Fredy regrese a las aulas y si no lo hace, no ven funcional resolver y entregar las guías de estudio. 

“Si mi hijo no va a la escuela, mejor me lo llevo a trabajar”, argumentan los padres.  En la Parota, el Covid-19 es un mito, así como la seguridad, la electricidad y la señal telefónica. 

La voz comunitaria suple al teléfono celular, ya que los padres o madres que cuentan con celular, avisan a las y los que no tienen sobre los mensajes que Fredy les envía vía WhatsApp. Les dijo que resolvería dudas telefónicamente de lunes a viernes en un horario de siete de la mañana a 12 del día, sin embargo, el sonido de la notificación de mensajes se acrecienta pasadas las ocho de la noche. 
 
Antes del Coronavirus, y si los grupos criminales lo permitían, Fredy dormía dentro de la escuela, un cuarto conocido como la “Casa del Maestro”. La escuela para Fredy era su lugar de trabajo y su hogar también. “Lo que más extraño de las clases presenciales son ver a los alumnos alegres cuando aprendieron algo nuevo”, me dice firmemente. 

“Profe, ya sé leer; a pesar de que no estemos con usted, seguimos aprendiendo”, fueron las frases de uno de sus alumnos que le envió un video a través de WhatsApp. “Ya queremos que termine la pandemia” y finaliza el video. “Me sentí bien con esas palabras. Se les extraña mucho”, me cuenta Fredy y así concluye nuestra entrevista por videollamada. 

“No hemos trasladado la escuela a lo virtual”

Marlene Romo es licenciada en Educación y doctora en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Se ha especializado en temas pedagógicos con perspectiva latinoamericana. Para ella, el término Educación a Distancia es una falacia. 

“Deberíamos nombrarla Educación en Emergencia o Educación a Distancia por crisis sanitaria, ya que esta modalidad tiene características muy específicas que se alejan del formato literal del concepto”. 

El principal reto educativo en el marco del Covid-19 es sostener el vínculo pedagógico y con ello la socialización que la escuela presencial le otorgaba. “La escuela es el espacio público donde se genera tolerancia, empatía. Es el reconocimiento de uno mismo a través del otro y regresar a ella no solo es un acto de conocimiento, sino político y democratizador”, sentencia la doctora.

Añade que el otro problema educativo del que ha hablado con colegas es la desvirtualización de la figura del docente, ya que, en el caso de las escuelas privadas, muchas y muchos profesores perdieron su empleo y debido a sus situaciones económicas, comenzaron a regularizar a niñas y niños de diferentes casas, haciendo de sus servicios una cuestión mercantil.  La imagen de la y el profesor en la comunidad estudiantil, en los padres de familia y en el Estado podría adquirir una percepción preocupante. 

La especialista en educación dice que antes de hablar de brecha tecnológica, se debe hablar de la desigualdad en nuestro país, donde las clases en zonas urbanas, periféricas y rurales cuentan con diferentes necesidades y atenciones; y en las cuales, la adquisición de conocimiento pasa a segundo plano. 

“Aprende en casa  fue una decisión paliativa” 

“Deja de mentirte. La foto que subiste con él diciendo que era tu cielo. Bebé, yo te conozco tan bien, sé que fue pa' darme celos. No te diré quién, pero llorando por mí te vieron. Por mí te vieron…”, suena Hawái de Maluma a las nueve de la mañana en la sala de espera del Zoom. Las y los alumnos de sexto grado de la Escuela Primaria “Turquía” de la alcaldía Gustavo A. Madero van conectándose poco a poco. Es una de las escuelas públicas de la Ciudad de México que ha buscado adaptarse ante la situación. 

Karen Romero Chombo, su profesora, ha decidido colocarles música mientras llegan 26 estudiantes que están a su cargo para este ciclo escolar. Comenta que su alumnado le pide en general canciones de reguetón, banda y pop. 

Romero Chombo despierta 7:30, desayuna en lo que ahora ha adoptado como su escritorio, ese cuarto de su casa que está decorado de acuerdo a las festividades mensuales. Sus paredes han sido intervenidas con banderas mexicanas el 15 de septiembre, papel picado en noviembre y globos de colores el 30 de abril.

Escritorio de Karen. Foto proporcionada por ella.

Desayuna frente a su computadora, la cual acaba de comprar porque la anterior no le permitía realizar videollamadas. Revisa detalladamente la presentación que ha preparado días anteriores.  Generalmente siempre se conectan 24 estudiantes.

Cuenta que en su alumnado hay quienes cuidan y hacen las tareas con sus hermanos menores, lo que repercute en su aprendizaje porque no se focalizan en la entrega de sus actividades. 

Después de pasar lista, pregunta a sus alumnas y alumnos cómo han estado. Luego realiza dinámicas lúdicas para enseñarles sobre geografía, matemáticas o español. Cada tercer día, hace videollamadas con ellas y ellos: “Lo que más extraño de la escuela presencial es ver el aprendizaje en vivo, esos momentos humanos y pedagógicos”.

Ella tiene una certificación en G Suite for Education, el servicio web educativo de Google, y una maestría en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) en el marco de la pandemia, con una tesis sobre la relación entre diálogo y conocimiento. La escucha colectiva como método de comprensión y aprendizaje. 

Respecto a las decisiones de la SEP, dice que no toman en cuenta a la comunidad docente. “Por ejemplo, sobre el programa Aprende en casa nos enteramos por la conferencia matutina (…). A mi parecer fue una decisión paliativa, una respuesta inmediata para que México no se quedará atrás ante los demás países”, y con esto, acentuaron las desigualdades ya existentes. 

“La escuela acrecentó la brecha digital. Perdimos mucho tiempo en ocupar las tecnologías en algo productivo”, argumenta, ya que por mucho tiempo las autoridades educativas satanizaron el uso del celular u otras aplicaciones, cuando debieron apropiarse desde un entorno escolar, con fines alfabetizadores, tanto para el profesorado, como el estudiantado.  

Cuenta la historia que más le ha marcado en esta pandemia: Sucedió el ciclo escolar pasado, cuando laboraba en otra escuela primaria y realizó una graduación virtual. Zoom fue la sede del encuentro. Los familiares de sus alumnas y alumnos se conectaron, vestidos de traje, corbatas, faldas y tacones. Aplaudieron en la parte de los diplomas y en el discurso que dio el niño de mejor promedio. “Fue muy bonito”, dice. 

Graduación virtual. Foto proporcionado por Karen Romero.

La visión paternalista y adultocéntrica del gobierno mexicano sobre las infancias

“Hay que trabajar en conjunto con las niñas y niños, no solo protegerlos desde el adultocentrismo, sino construir con ellas y ellos”, dice Itzel Lugo Sánchez, maestra en Ciencias Sociales con Orientación en Comunicación y Cultura por la Universidad de Guadalajara. Se ha especializado en sociología de las infancias y sus apropiaciones tecnológicas. 

Para la maestra, si queremos hablar de brechas y alfabetizaciones digitales, debemos partir desde la concepción del privilegio, porque si bien las leyes mexicanas colocan el acceso a internet y a las telecomunicaciones como un derecho para los infantes y adolescentes, lo cierto es que ese acceso es más un privilegio que un derecho.

“La alfabetización desde la sociología de las infancias no es solo saber usar el internet para fines educativos, sino desde sus culturas infantiles entender cómo ellas y ellos se lo apropian. Hay que quitar la mirada adulta para la toma de decisiones y acciones”, comenta. 

El gran problema sobre el programa Aprende en casa, de acuerdo con la maestra Lugo, es que el gobierno no está reconociendo la existencia de diferentes infancias, tanto en ámbitos sociales, como culturales. “En nuestro país tenemos la infancia trabajadora, la que está en situación de calle, la que fue cooptada por el crimen organizado, entre otras”, explica. 

Lugo Sánchez concluye que ante estas situaciones, “hace falta más diálogo y menos proteccionismo”. 

“Yo no conozco a mis alumnos”

“¿Qué es lo que más extraño de dar clases?”, repite Betsy Vázquez Camacho, profesora de primero y segundo de primaria de la escuela pública “Pípila”, ubicada en La Estancia, del municipio de Jerécuaro, Guanajuato. “Dar mis clases, conocerlos durante su aprendizaje. Te puedo decir que yo en este momento no los estoy conociendo. No conozco a mis alumnos”. 

Su escuela no está siguiendo el programa  Aprende en Casa, y quizá una de las razones es que en la comunidad de La Estancia la luz y la señal de televisión son inestables, así que cada 15 días deja en el escritorio del director de su escuela la guía de estudio para que las mamás y papás pasen por ella, para después recogerla y calificarla. 

Escuela Primaria “Pipila”. Foto proporcionada por Betsy Camacho.

Ella es mamá de unos gemelos y la carga de trabajo ha aumentado considerablemente. El comedor es su nuevo espacio laboral. Han dejado de comer ahí porque ahora los montones de engargolados, libretas y carpetas ocupan toda la mesa. Cuenta que han saturado de tareas a la comunidad docente, porque les exigen múltiples cursos y certificaciones. Recientemente ella finalizó los de Ortografía y gramática, y Covid y Derechos Humanos. 

Las mamás son las que realizan las tareas con las y los niños, trabajan durante la mañana en fábricas de Querétaro; llegan al municipio de Guanajuato alrededor de las cinco de la tarde y es a partir de este horario que el celular no deja de sonar. Las dudas se hacen presente en mensajes de WhatsApp. 

Las veces que realiza videollamada para hacer dictado, las mamás le piden a Betsy que sean breves porque la señal se corta muchas veces. Una de las mamás toma esa sesión virtual en el baño, porque es el único lugar en el que puede recibir llamadas. 

“Han tenido avances significativos pero la mitad de ellos están estancados. No están avanzando como yo quisiera”, relata la docente, sobre cómo la modalidad a distancia y virtual ha afectado a su alumnado. Ella está a cargo de 15 niñas y niños de primero de primaria y 14 de segundo grado. 

Entre la falta de luz y que los infantes ahora pasan más tiempo solos en casa, debido a que ambos padres salen a trabajar, los avances se paralizan mientras la desigualdad, la brecha económica y tecnológica se acrecienta en la sala de las familias mexicanas.

Comedor-escritorio de Betsy. Foto proporcionada por ella. 

“Ya quiero que acabe esto (pandemia)”, exclama en un suspiro. 

El cansancio no es solo físico, sino mental y no solo para el alumnado, también para la comunidad docente que día a día intenta construir el vínculo socializante que la crisis sanitaria fragmentó. Hoy el encuentro con la otredad se ha hecho más cercano y con ello  debe ser más empático. 


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15 de diciembre de 2020

¿Es favorable comprar un arbolito navideño natural?


Por Yulissa Arcos | 
México (Aunam). La Comisión Nacional Forestal, Conafor, en compañía de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, desarrolló el foro Producción sustentable de árboles de Navidad. Ramón Burciaga, gerente de Plantaciones Forestales Comerciales, recalcó la importancia y beneficios de consumir árboles naturales para adornar las fiestas decembrinas. 

Los árboles navideños naturales pertenecen a plantaciones sustentables dedicadas a cultivar estás especies, por ello, no representan un peligro ambiental. Los productores están capacitados para garantizar su calidad y duración, así como en la selección de especies. De esta forma, los árboles nacionales pueden competir frente a los importados. 

Si bien, los arbolitos artificiales tienen mayor duración de vida, sin embargo, registran altos índices de contaminación durante su producción, transporte y desecho; no son biodegradables. Por su parte, los naturales ayudan a recuperar la superficie forestal destinada a la agricultura y ganadería además de regular los ciclos de carbono y oxígeno evitando la erosión. 

El especialista explica que los arbolitos navideños no son talados de pinos jóvenes que habitan en los bosques, tampoco se obtienen de las puntas de árboles maduros. Esta industria tiene un proceso de cultivo específico; su objetivo es producir especies que decoren la tradición navideña. Por lo tanto, no se lastima la vegetación de zonas ambientales silvestres. 

Este tipo de plantaciones también tienen beneficios económicos: reactiva y fortalece la economía rural, genera empleos en las comunidades forestales, disminuye el déficit en la balanza comercial forestal al sustituir árboles importados y desarrolla negocios locales. Burciaga enfatiza en la importancia de consumir en cultivos locales mexicanos. 

El Estado de México, Puebla y Tlaxcala son las principales regiones donde se plantan arbolitos navideños; representan el 50 por ciento de las zonas de cultivo a nivel nacional. En México se produce alrededor de 1 millón de árboles, el 55 por ciento de ellos son importados, por lo que representan un impacto negativo en la balanza comercial forestal. 

Agros Navidad S.A. de C.V. es una plantación ubicada en la comunidad de Manzanillo en Xalapa Veracruz que se dedica al cultivo de pseudosuga una de las especies más solicitadas. Rodolfo Ochoa Miranda quien dirige esta empresa menciona que es un trabajo al que le dedican mucho tiempo y esfuerzo. En este campo se generan hasta cuarenta empleos durante todo el año. 

“A mucha gente le da tristeza cortar un árbol natural, pero créeme que es lo mejor que podemos hacer ya que al comprar árboles sintéticos generamos más basura, generamos contaminación”, dice Rodolfo. Por su parte, Conafor diseñó un directorio digital de puntos de venta de arbolitos navideños; su objetivo es impulsar el consumo local y sustentable.

Rancho Xocotla en Puebla y García Medrano en la Ciudad de México son algunas de las zonas donde se puede adquirir un pinito. También, se encuentra la plantación dirigida por Xóchitl Mejía Salinas y Margarita Salinas Nolasco, en el Estado de México; un proyecto de cultivo que opera desde 2004 y es trabajado únicamente por mujeres. 



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14 de diciembre de 2020

Profesoras de la UdeG revisan el impacto de los estereotipos

  • Fabiola Alcalá y Gisela Carlos Fregoso advierten que el racismo y sexismo sobreviven en México porque la sociedad así lo permite 


| Por Mariana Blancas Hernández y Ana Sofia Rodríguez Hernández | 
Guadalajara, Jalisco (Aunam).  Los medios de comunicación y los creadores de contenido han contribuido a la constante reproducción de estereotipos que refuerzan ideas jerárquicas dentro de la sociedad. Aunque, la continuidad de estas representaciones también se debe a que las audiencias lo permiten, comentaron Fabiola Alcalá Anguiano y Gisela Carlos Fregoso, docentes e investigadoras de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Las doctoras Alcalá Anguiano y Carlos Fragoso dialogaron acerca de la difusión y la recepción que tienen las ideas estereotipadas durante la charla titulada “¿Cómo identificar estereotipos en medios de comunicación?”, transmitida en vivo vía Facebook dentro del marco de la Semana Global de Alfabetización Mediática e Informacional.

Las académicas coincidieron en que los estereotipos son ideas fijas presentes en el imaginario colectivo y que terminan por encasillar a los individuos. Refirieron que es en los medios de comunicación donde éstos han perdurado, porque ayudan a entender de mejor manera los personajes dentro de la narrativa, debido a que provienen de un proceso histórico y son aprendidos desde la crianza.

De acuerdo con Alcalá Anguiano, uno de los estereotipos que más se observa en los contenidos audiovisuales es el sexista. La doctora en comunicación audiovisual mencionó que la construcción de personajes femeninos normalmente es menos compleja o son mostradas como un objeto al servicio del hombre. Se presentan en ocasiones con poca ropa, además de ser colocadas en extremos opuestos (buenas o malas).

Carlos Fregoso expuso la presencia del racismo antiindígena desde los inicios del cine y más en la cultura mexicana, el cual crea arquetipos e invisibiliza toda la diversidad que existe en estos grupos. La docente puso como ejemplo el personaje de “La india María”, que hace reír a la audiencia, o el caso de la mujer indígena sin estudios que suele ser vendedora de mercado o empleada doméstica.

La polémica derivada de las recientes declaraciones del director Michel Franco de la película “Nuevo Orden” respecto al término “whitexican” como una palabra racista fue abordada durante la conversación. La experta, Gisela Carlos Fregoso, señaló que si bien pueden existir estereotipos de las personas blancas, no “hay racismo a la inversa” y dicha expresión tampoco lo es.

Las profesoras subrayaron que ante esta problemática es necesario que los creadores sean más responsables sobre sus productos, pero también es requerida una mirada crítica por parte de los consumidores. En ese sentido, mencionaron la importancia de cuestionar las subjetividades que controlan la industria y ser más exigentes con el contenido.

Por otra parte, mencionaron que los contenidos que se publican en redes sociales también juegan un papel fundamental en cuanto a la difusión y generación de nuevos estereotipos. Esto ocasiona dificultades para la erradicación de estas ideas debido a que implica concientizar a audiencias cada vez más grandes.

Al concluir, ambas docentes destacaron que erradicar los estereotipos es un “trabajo muy grande" pues se han desarrollado a partir de un proceso histórico. Sin embargo, apuestan por el uso de nuevos materiales creativos y la inclusión de los diversos grupos para generar cambios positivos en las narrativas de los medios de comunicación.


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Dialogan cineastas sobre la representación de las comunidades indígenas en el cine


Por Arely Palma Camacho y Karla Itzel Santacruz Pineda | 
CDMX (Aunam). Las lenguas y las tradiciones son elementos culturales en desuso con el paso del tiempo en las comunidades indígenas; “entendí que todo ese conocimiento se iba perdiendo, tal vez no podamos evitar que esos conocimientos se pierdan, pero sí podemos hacer algo para documentarlos”, declaró el director de Aká, Adolfo Fierro. 

Durante la celebración de la edición número 18 del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), realizaron el Foro de los Pueblos Indígenas 2020, donde los cineastas participantes exhibieron su trabajo y conversaron sobre la complejidad de representar la identidad indígena en el cine.

Uno de los temas abordados fue la pérdida de conocimientos en las comunidades indígenas, por ello, Andrea Santiago, directora de A la cabeza, relató que en su pueblo se ha ido perdiendo poco a poco la lengua zapoteca, incluso dentro de su familia, su madre es la última persona que habló este idioma . 

Adolfo Fierro señaló que su inspiración para realizar este cortometraje fue que muchas de las tradiciones de su comunidad se dejaban de practicar, por lo cual, comenzó a grabar desde 2011 hasta 2014, todas las cosas que hacían interesantes dentro de su pueblo. “Algún día vamos a tener recuerdos y vamos a ver cómo se hacían, por ejemplo, la carrera de bola tengo esa cinta grabada, pero desde hace más de cinco años, ya no se practica, ya se perdió”. comentó el cineasta.

Los cineastas narraron sus experiencias al emigrar a otras regiones geográficas y cómo las representaron en sus cintas. Andrea Santiago detalló lo difícil que fue para ella adaptarse a Guadalajara, pues extrañaba a su familia y algunos elementos de su comunidad, pero al mismo tiempo quería pertenecer a la sociedad urbana: “El título de su corto es una metáfora de una cabeza grande, a la sociedad a la que quiere entrar todos tienen la cabeza grande”.

En cuanto a Saúl Kak, él mencionó que su obra Ecos del volcán presenta a una comunidad que es reubicada en otro pueblo tras la erupción del volcán Chichonal en 1982 al Norte de Chiapas. Debido a esto, hubo un choque de identidades entre la comunidad de Guayabal y la de Rayón, sin embargo, el director apuntó que, a pesar de las diferencias de identidad, la cinta muestra cómo los dos pueblos se unen en uno solo.

Laura Plancarte, a través de su largometraje Non Western, expuso la situación de una pareja interracial. Los protagonistas fueron adoptados por la Tribu Dakota en la región Zoque, es ahí donde se dan cuenta que tienen algo especial que los une, su visión de no pertenecer a un lugar, de sólo pertenecer a ellos mismos unidos. La directora expresó que, pese a no provenir de una comunidad indígena, se sentía identificada con los personajes porque ella también buscaba su lugar de pertenencia. 

Otro punto que destacaron los cineastas fue el método que utilizaron para reproducir la identidad indígena en sus filmes. Entre ellos, Juan Miguel González, el codirector de Aká, elogió la técnica para capturar con naturalidad a la comunidad indígena de Adolfo: “Si yo me hubiera puesto a grabar, nunca hubiera ocurrido. Son muy hospitalarios, pero a la hora de involucrar algo ajeno a ellos, como las cámaras, si hay una barrera entre nosotros”.
 
En tanto, Andrea Santiago indicó que esto se debe a que durante mucho tiempo las comunidades indígenas han sido violentadas. Por ello, resaltó que debe de existir una gran responsabilidad para estos productores pues tienen que denunciar los abusos que observen y darles voz a las personas que no son escuchadas.

Plancarte manifestó que el objetivo de su trabajo era demostrar que en la vida real no sólo se encuentra el blanco y el negro, al hacer referencia al bien y al mal, que verdaderamente existen muchos tonos, por tanto, resaltó la importancia de ver más allá de las cosas simples que se nos presentan día con día.

Finalmente, los diferentes directores y productores agradecieron la invitación para formar parte de este conversatorio. Saúl remarcó la importancia de estos eventos para las personas que se encuentran fuera de estos grupos y a la vez, dar voz a las personas de los pueblos que en muchas ocasiones son ignoradas.


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