Frustra el sufrimiento del paciente y sus familiares, señala el médico José Luis Barrientos



  • La pandemia ha evidenciado a médicos que dan todo y a quienes huyen de sus compromisos
  • Lamentable que la gente se informe más con los “opinólogos” que con expertos 
| Por Frida Barrientos Zamora y Uriel Valdovinos Sánchez | 
CDMX (Aunam).Especialista en cardiología y medicina interna, José Luis Barrientos de los Santos cuenta con 26 años de experiencia en el cuidado de la salud de los mexicanos. Su pasado humilde no detuvo su convicción de estudiar medicina y de ayudar a la gente. Hoy en día hace honor a su profesión, al trabajar en la primera línea de batalla contra el Covid-19.

Durante 30 años vivió en Zapotitlan, un pueblo ubicado al sur de la Ciudad de México. Ahí nació y creció junto a seis hermanos. Su infancia y adolescencia, como la de muchos, estuvo marcada por las dificultades económicas, pues mantener a la pequeña casa ubicada en un festivo barrio de Tláhuac, no era tarea fácil para sus padres: Mercedes y Luis. No obstante, recuerda con cariño cada momento bueno y malo. Actualmente, vive en Iztapalapa no muy lejos de su primer hogar. 

Desde la primaria, mostraba interés por el funcionamiento de los organismos vivos. Asimismo, le atraían los grandes hospitales; conocerlos y develar sus secretos, así como, ser útil con las personas necesitadas. Estas fueron las motivaciones principales de José Luis para estudiar medicina, aunque no siempre estuvo tan convencido, también consideró ser ingeniero electrónico o músico. 

La Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional y los hospitales Adolfo López Mateos del ISSSTE y el de alta especialidad de Petróleos Mexicanos - Picacho, fueron los encargados de formar académicamente al cardiólogo e internista. Durante su servicio social en El Verde, un pueblo de la sierra sinaloense, le enseñó a valorar la vida; convivir en un medio marginado, pero de gente agradecida. Lo sensibilizó como médico y reafirmó su ideal de atender a todo aquel que lo necesitara. 

Después de cinco años en la escuela donde adquirió la mayor parte del conocimiento teórico, hizo su internado. Fue un año donde su responsabilidad se trasladó por completo al  hospital, en esta época pudo darse cuenta de lo extenso de las jornadas de trabajo, además de que por primera vez sintió que la vida de un paciente estuvo en sus manos.

El médico señala que la experiencia, visión e intuición son los aspectos que la vida laboral de su profesión le han enseñado, mismos que no se aprenden en la escuela. “Cuando uno está en la práctica se da cuenta que no todo lo que venía en el libro se aplica a la vida real, cada persona es diferente al igual que sus enfermedades y por eso uno tiene que sensibilizarse con los pacientes para así poder darles un trato adecuado”, mencionó.                     

“Es frustrante percibir el sufrimiento de la persona y de sus familiares. Percibir la tragedia y saber que nosotros médicamente no podemos ofrecer mucho es difícil”, apuntó. Por ello, José Luis refiere que esta es la peor parte de dedicarse a la medicina. Es un momento en que el médico siente en el corazón que tiene que ser fuerte, entender que la vida es así, pues si uno se queda con el sentimiento que le deja cada paciente al que no puede ayudar, sería casi imposible ejercer.

La otra cara de la moneda es la satisfacción de poder ayudar a las personas. Ver que su trabajo ha dado resultados positivos en el paciente y que éste sepa que gracias a alguien se logró ese resultado. En suma, lo más placentero para un médico como él, no es el agradecimiento que pueda recibir de las personas, ni el renombre, sino ver que lo hecho ha sido útil. 

Con la llegada de la pandemia, el doctor Barrientos se ha percatado que en la profesión médica “hay quien lo está dando el todo por el todo, a quien se le nota la vocación y quienes simplemente han huido de sus compromisos como profesionales de la salud”.

El doctor José Luis desde hace meses atiende sin descanso a los pacientes COVID, por ello se ha sentido mal de que ante una situación de crisis, como la suscitada por el coronavirus, la gente recurra más a los “opinólogos” para informarse y no a los expertos en la materia como él, quienes a diario combaten ésta y otras enfermedades. 



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