¿Sangre sobre el escenario?

Por María Elisa Ornelas Contreras |
México (Aunam). El grupo de teatro Infinita Compañía realizó el estreno online del ballet contemporáneo de Drácula, que a pesar de presentarse en la Capilla Gótica (en el Instituto Cultural Helénico) en septiembre del año pasado, nunca se transmitió en línea; sin embargo, debido a la pandemia de Covid-19 decidieron abrir este espacio cultural para ofrecer entretenimiento y un acercamiento a la cultura de la danza a través de los ojos del director Rodrigo González.


Era importante que la función se transmitiera a las ocho de la noche, cuando la interpretación de la pieza Dracula Act I por Northern Ballet Theatre Orchesta inundó el ambiente y se combinó con la sensación de frío y la nula iluminación características del inicio de la noche, creando una atmósfera realista de miedo.

Minutos después, a las 8:05 p.m. la obra empezó con rápidos movimientos de las primeras bailarinas, conocidas como las novias de Drácula, quienes usaban máscaras negras y bailaban bajo una única luz al centro del escenario mientras se reflejaba la obra original en la que cual estuvo basada tanto la película como el presente ballet de danza contemporánea: Drácula de Bram Stoker.

El nerviosismo bajó a medida que la música bajó, la luz se intensificó y así existió identificar a uno de los personajes principales de la obra: el abogado Jonathan Harker quien era el encargado de hacer negocios con el Conde Drácula, poco después apareció la prometida de Harker, Mina y la mejor amiga de ésta, Lucy, mientras la suave danza coreografiada por Óscar Ruvalcaba narraba una historia de romance que poco a poco transformó las escenas en un relato lleno de incertidumbre.

El escenario volvió a oscuras y minutos después una bocanada de humo emergió debajo de la cúpula principal de la capilla… no hubo ningún sonido, nada ni de parte del ballet ni tampoco de fondo en las calles de la delegación de Coyoacán, lugar en el que vi dicho estreno. Lo que rompió aquella atmósfera fue el inicio de una pieza de piano que pareció llamarme de una manera sutil: Para Elisa, una pieza instrumental de finales del Romanticismo que presentó la entrada de Drácula, y el aumento de interés de dicho personaje por la mejor amiga de Mina.

La música iba in crescendo, Drácula y sus ayudantes (las novias de Drácula) aprisionaron a Jonathan, mientras el vampiro se acercaba cada vez más a convertir a Lucy en una de sus víctimas. No caí en de la cara de horror hasta que sentí que se reflejaba en el rostro de la señora que asistió a aquella función presencial en septiembre y que yo vi a través de la pantalla, en medio de la noche.

Tiempo después sucedió lo inevitable, a pesar de que Harker descubrió las verdaderas intenciones del Conde no pudo salvar a Lucy y junto con la melodía de Dracula Act II por el Northern Ballet, Mina fue una de las primeras víctimas del Conde Vlad Drácula, quien es presentado a través de la piel del bailarín Raúl Támez.


Múltiples personajes cayeron en cuenta de los ataques del Conde no sólo a Lucy sino a más mujeres, por lo que decidieron buscarlo, entre pliés, movimientos de brazos y cadera tomaron dirección hacia él hasta encontrar a sus sirvientes quienes a pesar de pelear para defender a su amo cayeron junto con el volumen de la música, lo cual pareció ser el principio del final del noble de Transilvania.

Minutos antes del final, el Conde parecía encerrado, mientras los bailarines danzaban a su alrededor con energía y entre el combate escénico, movimientos fuertes y el rápido latido de mi corazón, enterraron una estaca en el corazón de Vlad Drácula, dando inicio al final feliz de Jonathan Harker y Mina, final con el que respiré tranquilamente antes de oír los aplausos grabados del público de hace un año.

A las 10 de la noche junto con el final de la presentación y los sordos cumplidos de las 160 personas quienes también vieron el estreno online, la madera que estaba debajo de mis pies crujió como si pretendiera formar parte del ambiente frío y tenebroso de los últimos minutos de la representación de horror y romance que Infinita Compañía ofreció para acompañar a las personas que estaban en sus casas, contando una historia clásica a través del arte de danzar.




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