23 de agosto de 2019

Morado, verde, prohibido y secreto: el aborto en la Ciudad de México

Por Mariana Cristina Chávez Pedroza
Ciudad de México (Aunam). Sostiene su mano mientras grita y llora por el dolor que le producía la anestesia local. Éste es su primer y único aborto. Varias enfermeras la auxilian en aquella clínica escondida por alguna estación del tren ligero que ella no puede recordar. Su mente se queda en blanco por unos instantes, pero las preguntas vienen como ráfagas feroces que invaden sus pensamientos: sí quería ser madre, pero no ahora; ¿será normal que su pareja la violente verbalmente?, su familia no le perdonará. Al final solo piensa si está mal que esto sea un secreto.


Ella es Ana, sobrenombre que se le coloca para proteger su intimidad. Estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México. La sonrisa que decora su rostro es amplia y blanca. Su mirada juega con el horizonte y el aire fresco roza cada hebra de su cabello. No a cualquiera le cuenta su experiencia con el aborto, a pesar de que quiere que la gente conozca su vivencia:

“Era fin de año, iba a pasar a la universidad y tenía que pasar mis materias. Era menor de edad. Mi relación era buena, pero estaba embarazada en una familia que jamás me perdonaría un embarazo a esa edad y mucho menos un aborto. Creo que, si mis abuelitos y tíos se enteraran, me tacharían de zorra. Eso fue lo que más me deprimió, pero también lo que más me animó hacerlo”.

Ana desde sus 17 años de edad, cuando abortó bajo la tutela de su novio, pertenece a las 209 mil 353 mujeres que han interrumpido su embarazo en la Ciudad de México desde el 2007 hasta los primeros meses del 2019, según cifras de la Secretaría de Salud de la CDMX. La ciudad representa el único estado en México donde el aborto está despenalizado.

El 26 de abril de 2007 se publicó la reforma al Código Penal y a la Ley de Salud del entonces Distrito Federal, en la que se estableció la despenalización del aborto durante las primeras doces semanas de gestación y disminuyeron las penas para quienes desearan interrumpir su embarazo después de ese plazo. Nació el Programa de Interrupción Legal del Embarazo (ILE).

Sin embargo, la despenalización se dio durante el sexenio del entonces presidente Felipe Calderón, quien interpuso en la Procuraduría General de la República una acción inconstitucional contra la reforma, ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Demanda que perdió cuando ocho de los once ministros avalaron la ley reformada en la ahora Ciudad de México. Entre las ministras estaba la actual secretaria de gobernación Olga Sánchez Cordero.

No obstante, la victoria de las mujeres citadinas que fueron reconocidas por primera vez como sujetos autónomos sobre su sexualidad, provocó que varios estados intentaran despenalizar o penalizar con más fuerza el aborto. Por lo menos 16 estados intentaron proteger dentro de sus constituciones el derecho a la vida desde la concepción, donde Nuevo León hace poco lo acaba de lograr.


Pero esto no ha detenido ni detuvo el avance del ILE en la Ciudad de México, donde ninguna mujer ha muerto por abortar en 12 años y donde el 77.28% de los abortos son realizados con misoprostol o mifepristona con misoprostol, medicamentos que puede comprarse en farmacias de algunos países o por internet como Cytotec u otros nombres comerciales, ya que también es utilizado contra las úlceras.

De acuerdo con la International Women´s Health Coalition, asociación en favor de la salud de las mujeres, se necesita de cuatro tabletas para iniciar un aborto temprano, aunque se pueden requerir más de cuatro para completarlo. Tiene una efectividad del 75 al 85 por ciento en la inducción del aborto en el primer trimestre del embarazo, es decir, las 12 semanas de gestación y que, según la International Pregnancy Advisory Services (IPAS), organización sin fines de lucro que trabaja por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres a nivel mundial, en su libro de acceso gratuito 10 datos sobre aborto de 2010, es incluso un procedimiento más seguro que un parto normal.

Antes de acudir a una clínica, sin información y con miedo, a la joven Ana no le funcionaron los óvulos vaginales con misoprostol de la marca Cytotec (que también pueden ser pastillas orales) ya que, por la angustia no entraron correctamente: “no leí bien las instrucciones por los nervios, bueno en primera yo las compré por internet, ni siquiera fui a la farmacia porque necesitaba una receta… ¡quién sabe que me metí!, así te lo digo, no sé qué me metí”.

“Mis papás nunca me hablaron de condones hasta que una vez me cacharon teniendo sexo con mi novio y hasta ese momento fue que me dijeron ´tienes que usar condón´. Yo llevaba 3 o 4 meses teniendo sexo, o sea ¡imagínate! Es algo que a mí no me enseñaron, es algo que yo veía en las ferias de salud sexual de la UNAM o en programas de televisión, o en internet.”

La psicóloga Ofelia Reyes Nicolat, ex jefa del Programa de Sexualidad Humana de la Facultad de Psicología de la UNAM y una de las primeras impulsoras en el país sobre educación sexual, comenta que hay un gran reto para combatir la desinformación y el tabú.

“Muchas veces las jovencitas no preguntan por miedo, porque se ve como lo prohibido, nadie nos enseña a conocer nuestra sexualidad y se cometen errores al momento de ver qué hacer si no quiero un embarazo. No hay cómo recibir orientación profesional, sin que te sientas agredida, en un ambiente seguro y confiable para aquellas jovencitas o jóvenes que no recibieron educación sexual, aunque lo preferible es recibir esta información gradualmente desde edad temprana”, asevera Reyes Nicolat.

Ana admite que desconocía el procedimiento. Había escuchado hablar del aborto, pero no sabía dónde acudir y buscar información; incluso una conocida le propuso ir a “lugares escondidos, ilegales para abortar; dijo que salía más barato o no me iban a cobrar”.

Sin embargo, gracias a que una amiga le llevó un par de trípticos obtenidos de la feria universitaria de la salud sexual y reproductiva que promueve la UNAM, abortó en una clínica privada. El procedimiento costaba 4 mil pesos, pero le hicieron un descuento del 50% por ser joven: “me prestaron [dinero] mis amigas y tuve que empeñar una cadenita con una cruz que me regaló mi mamá. Con esa cantidad de dinero pagamos prácticamente el aborto”.

La interrupción legal y voluntaria del embarazo es considerada un avance en la protección y garantía de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres por parte del gobierno de la ciudad. Este derecho les permite decidir sobre su propio cuerpo para elegir libremente la maternidad protegiendo su propia vida, más allá de las creencias de cada quién, las cuales quedan como un asunto privado de cada persona.

Estigma, aborto y presión social


“Te da vómito y empiezas a tener un cólico muy fuerte. Tenía aproximadamente tres semanas de embarazo. Así que fue muy rápido creo yo. Haz de cuenta que tenía una infección en el estómago, entonces nadie notó nada raro. Nadie supo nada entonces”.

Montserrat, nombre que protege su identidad real, tiene 28 años y es ingeniera en sistemas ambientales. Ella decidió interrumpir su embarazo cuando tenía 22 años. Compró vía internet una pastilla abortiva por 700 pesos y abortó en casa. En aquel entonces la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) ya era una realidad en la Ciudad de México, pero la información era limitada. Existía la posibilidad de abortar en diversas clínicas privadas; sin embargo, era un lujo que no podía pagar su familia de 7 integrantes, contándola a ella:

“Físicamente me sentí mal como por tres días nada más y unos meses después me hice un ultrasonido para confirmar que no quedaran restos, pero nunca me revisó un médico (…) Obviamente tenía culpa y más porque no quise pedir ayuda de nadie”, expresa Montserrat.

La ILE, como proceso, se compone de 8 pasos básicos: 1) solicitud de procedimiento, sea en una clínica pública o privada; 2) consejería, especialmente psicológica para orientar y tratar si es necesario el sentir de las mujeres; 3) consentimiento informado, en donde el especialista explica los procedimientos médicos para el ILE; 4) historia clínica; 5) pruebas del laboratorio; 6) ultrasonido; 7) procedimiento; y 8) ofrecimiento de colocación de método anticonceptivo.

En el presente reportaje, de los 4 testimonios recabados, en 3 no hay pruebas clínicas de laboratorio anteriores al procedimiento y al menos en 2 no hubo historia clínica, así como en 3 tampoco hubo orientación psicológica. No obstante, esto no es lo que más preocupa a Montserrat. Afirma que existe aún un tabú respecto al tema; la sociedad juzga a las mujeres y las prefiere ver muertas o encarceladas antes que dejarlas tomar decisiones sobre su embarazo.

Comenta que la falta de apoyo psicológico le afecto para superar el suceso, sin embargo, el mayor reto ha sido vivir con el estigma de ser una mujer que abortó, ya que, al sufrir de problemas hormonales necesita atención médica continua, la cual recibe en el IMSS desde hace un año:

“La primera vez que le dije a una doctora había sido un aborto decidido me lo puso como espontáneo. Y me dijo que si quería que me mandaran a la especialidad y e hicieran seguimiento. De preferencia que no lo mencionara porque no me darían prioridad. Y he podido ver que si es cierto. Y siempre que leen mi expediente me lo preguntan¬--si fue espontáneo o no--pero más en tono de chisme o no sé, no por cuestión médica. (…) siempre he tenido que decir que es espontáneo para que no me saquen de la lista, por así decirlo, porque los tratamientos son caros”.

Raffaela Schiavon, directora de la IPAS, mencionó en una entrevista que ofreció para el investigador de la UNAM, Gustavo Ortiz Millán en 2014, que el reto más grande para el ILE en la ciudad era “seguir contando con personal capacitado, romper la barrera de la objeción de conciencia (…), deberían acatar las leyes de la Ciudad de México. Este es un reto grande”.

La psicóloga Ofelia Reyes Nicolat comenta que el hecho de que en la sociedad se reproduzcan estos patrones de estigma no es exclusivo de los servicios de salud. Existe resistencia para tratar temas de sexualidad y aborto, desde las familias hasta el mismo gobierno; lo que complica una atención integral y un brazo de compresión y diálogo para las mujeres que quieren y/o deciden abortar:

“No hay un recinto que acoja a las chicas, sus familias no saben qué hacer, súmale que no han tenido educación sexual, y que el gobierno y los grupos conservadores frenan toda posibilidad de impulsar estas cosas importantes para disminuir el aborto porque es la última opción en la que se debe pensar y las chicas lo saben, primero el anticonceptivo después todo lo demás.”


No obstante, a Montserrat le ha ayudado el feminismo y la hermandad que encontró en la colectiva Las Constituyentes CDMX Feministas, quienes, en febrero de 2016, durante el proceso de la elaboración de la actual constitución de la Ciudad de México, tuvieron el Primer Encuentro de Mujeres de la CDMX, cuna de la colectiva. Amamantada por la necesidad de visibilizar y conquistar espacios de incidencia para la mujer y la promoción y ejercicio de sus derechos, este grupo de mujeres lleva una incasable búsqueda desde ya hace 4 años, para que sean reconocidos y garantizados dichos derechos.

Montserrat es clara al afirmar que las mujeres deben incidir en cómo se escriben e interpretan las leyes para “que deje de ser un tabú y nos permita tener un todo para tomar una decisión responsable, pero personal. Que en la práctica no te vean feo, te traten mal y te practiquen el aborto, no solo se debe atender el tema físico.”

Confiesa que le hizo falta durante mucho tiempo el apoyo psicológico, porque al provenir de una familia católica tenía dudas, creía que estaba en pecado, era mala persona, y a pesar de que investigó y confirmó la existencia de abortos voluntarios en la historia de la humanidad, confiesa: “si pensé que, si hubiera encontrado un lugar con información y apoyo psicológico sin juicio de valor para tomar la decisión y hacerlo con menos riesgos, me hubiera ayudado mucho a superarlo más rápido.”

Ana también comparte esta experiencia. En ocasiones sus ojos se vuelven cristalinos por algunas lágrimas, al recordar que su aborto es un secreto, ella ha escuchado a gente cercana como etiqueta a las mujeres que interrumpen su embarazo como putas o asesinas, además de que, en la red social Ask, le preguntaron durante un tiempo si su bebé ya estaba en el cielo.

“Se me hace mala onda que la gente tenga el valor de juzgarte por algo que ni siquiera sabe qué onda, porque mate un bebé según los pro-vida y me da miedo platicarlo (…) pero yo sí quiero que la gente lo sepa porque yo no quiero que nadie pase por lo mismo (…) pero también me da miedo que cuando lo estoy platicando alguien me diga ´qué puta, eso no tuviste que haberlo hecho, por qué no te cuidaste´. Los errores suceden, pero no es solo cuestión de que se rompa el condón, hay muchas situaciones que pueden pasar”, expresa Ana.

Reyes Nicolat coincide con el razonamiento de Ana y Montserrat. Asegura que existen prejuicios y estereotipos hacia las mujeres que abortan. Un halo de presión social que lastima su autoestima y lleva a algunas a niveles de depresión y suicidio, porque no hay nadie que las acompañe en el tema o en la experiencia. Si es difícil que alguien asista al psicólogo, es aún más complicado el acercamiento de una chica o solicite ayuda en un entorno donde puede ser juzgada y agredida.

Para Ana, incluso ha significado el hecho de aumentar su depresión por la falta de apoyo de sus padres, quienes desconocen de su decisión: “he tenido muchas crisis existenciales a lo largo de mi vida (…), un pensamiento suicida es algo fuera de lo normal y no me ha pasado una vez, me ha pasado muchas veces en mi vida. He tratado de decírselos a [mis papas] para que entiendan todos los pedos [problemas] que traigo”.

No es por el procedimiento en sí mismo, como lo afirma la psicóloga Nicolat, es el contexto que no permite tratar la experiencia, convirtiéndola en una carga mental constante para las mujeres; pero, no quiere decir que todas las mujeres experimenten estas sensaciones o pensamientos: “las chicas están conscientes que es un procedimiento por el cual se opta como última opción, nadie te va decir que se lo hace cada fin de semana.”

Por esta razón es necesario desmenuzar la temática respecto al aborto, los estereotipos promovidos y la mala información, a fin de poder generar un diálogo de compresión; las mujeres también saben lo que hacen e incluso, como menciona Ana, no es algo que se promocione entre las amistades:

“Se los platicó así a mis amigas, trato de ser lo más gráfica, les digo que duele un chingo, que no lo hagan, no porque no quiera que aborten sino porque no quiero que tengan que tomar la decisión de abortar o no abortar, me gustaría que fueran responsables y tuvieran los medios para serlo”.

Estado laico: el aborto es un derecho, el aborto es una decisión difícil


La gente hace muecas de extrañeza, intenta recolectar más información de las lonas colocadas en el suelo y en el tendedero del hemiciclo a Juárez. “Son abortistas, que asco”, menciona una mujer blanca y rubia de alrededor de 50 años de edad, que acaba de ver el pañuelo verde que todas portan en el cuello. Jamás leyó una sola línea de aquellos carteles en los cuales se revelaba que casi 10 mil bebés en el 2017 eran de niñas entre los 10 y 14 años, de acuerdo al ex secretario de Salud, José Narro Robles; tampoco logró enterarse que, de esos mismos bebés, el 70% de los padres son mayores de edad.

La colectiva Las Constituyentes CDMX Feministas realiza la primera de las múltiples paradas cívicas en favor del aborto. Este grupo de activistas se pronuncia en favor del Estado Laico, haciendo un llamado a legisladores, población y poderes fácticos que el tema de la legalización del aborto no es un asunto de la moral sino del derecho.

Esperanza Olguín Hernández, Maribel Barbosa Velazco, Karen Cuevas y Esmeralda Arizmendi, integrantes de la comisión de Estado Laico, derechos sexuales y derechos reproductivos de todas las mujeres en la colectiva, afirman que la laicidad permite el respeto a la vida privada de los y las ciudadanas. Ni el gobierno, ni ninguna otra institución o persona debe emitir juicios de valor “en relación a cómo debemos vivir”.

En el caso de los servidores públicos, deben regirse por un Estado laico que les obliga a dejar sus creencias fuera el ámbito profesional, las reglas y normas son muy claras, por ejemplo, en caso de violación las ampara la norma NOM-046-SSA2-2005 que obliga a la prestación de servicios de salud para la atención medica de la violencia familiar, sexual y contras las mujeres.

Con el cabello en hebras negras y esponjadas, Esperanza Olguín, quien lleva algunas pulseras en sus muñecas y escribe en repetidas ocasiones en una libreta que pareciera llevar consigo a todos los actos políticos y reuniones de la colectiva, menciona que, si logran el aborto como ley federal, esto será una opción para que “toda mujer o persona en capacidad gestante pueda tener la opción de acceder a esta garantía que la ley le debe ofrecer. Si su decisión es no recurrir a esta posibilidad, igual es respetable. Nadie tiene porque juzgar a una mujer porque decidió ser mamá, a lo mejor en las peores condiciones; si es un ejercicio de la libertad, tiene que ser respetada”.

Matiza el comentario al reafirmar que el respeto a la libertad de elección de las mujeres no significa que estén de acuerdo con que el ser madre sea una obligación: “no se puede discriminar a una mujer porque no es madre, eso solamente lo decide ella y por eso no estamos de acuerdo en que se sacralice el destino materno de las mujeres. Votamos porque se respete la decisión de cada una de ellas. El Estado solo debe dar la garantía para cuando la mujer quiera optar por un destino diferente”.

Afirma con fuerza que, aunque la mayoría de los estados o entidades federativas contemplan el aborto por violación: “no nos hacemos tontas: existe propaganda, una cultura que criminaliza a las víctimas y que no se les da las condiciones ni se propician esas condiciones para que las mujeres violentadas ejerzan sus derechos”.

Panorama en el que se suman las 4200 denuncias por aborto en México en los últimos 10 años, según el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), así como 700 mujeres encarceladas por esta acción que está penalizada en el código penal a nivel federal en el artículo 330, misma legislación que en el artículo 334 menciona que no se castigará el aborto en caso de que el embarazo sea producto de una violación.

Es de llamar la atención que, dentro del capítulo sexto del código penal federal, que trata el tema de aborto, en el artículo 332 se reduce la condena de 3 o 5 años de prisión a uno, si concurren tres de las siguientes circunstancias: que no tenga mala fama la mujer acusada, haya logrado ocultar su embarazo, y éste sea fruto de una unión ilegitima. Circunstancias que fueron establecidas desde el Código Juárez en 1871, el primer código penal liberal del entonces Distrito Federal, donde el aborto penalizado podía tener atenuantes por las razones ya expresadas.


“Imagínate, si hablamos de la Ciudad de México donde está legalizando el aborto, estamos viendo una situación compleja. Imaginemos lo que pueden vivir las mujeres, las niñas y adolescentes en las entidades de nuestra república (…) si bien pudieron haber sido víctimas de violencia sexual, existen posteriormente una victimización hacia ellas, son señaladas, censuradas y sobre todo continúan siendo maltratadas”.

Maribel Barbosa Velazco es integrante de la colectiva, mujer y madre en busca de la garantía de los derechos de las mujeres. Ella apuesta a la concientización de los funcionarios públicos sobre las diversas problemáticas de género, con el objetivo de que estas puedan ser atendidas. Anteriormente la iglesia, en especial la católica, había sido de los principales obstáculos, pero Maribel recalca que hoy en día “donde tenemos que poner los ojos es en todos esos servidores públicos que manifiestan su predilección religiosa y la mezclan con su trabajo como funcionarios de todas y todos los ciudadanos”.

Aunque, no niega que el trabajo “desde la base” con la sociedad sea fundamental para impulsar estos cambios. Debe transformarse el discurso y verse de una forma más amplia, tal como coincide la maestra Reyes Nicolat: “hay mucho que trabajar en material de concientizar a la gente, de los servidores de salud para que hagan procedimientos dignos, que las mujeres se sientan dueñas de sí mismas, no permitan abusos, porque las que abortan lo hacen no solo por querer seguir sus estudios, hay otras variantes, como la mujer que es madre soltera y su hijo tiene cáncer, o las cientos de mujeres atrapadas en relaciones tóxicas.”

Por ejemplo, Samanta, quien no sobrepasaba los 18 años. Su primer acercamiento con el aborto, antes de caer en manos de Salud Digna por Cuautepec Ciudad de México, intentó realizarlo en el seguro popular que le correspondía, pero tenía que formarse desde las 3 de la mañana para alcanzar ficha. Al preguntar si existía otra posibilidad de horario porque estudiaba, le dijeron:“eso lo hubieras pensado antes embarazarte”. No obstante, en la clínica privada basto con tomar unas pastillas y posteriormente una aspiración “porque no había quedado bien”.

El padre le había dado el dinero. Con su típico humor agrio y violento, la llevó al sitio y una hora después la abandonó. Ella, asustada y sin saber qué hacer, tomó asiento y con los 1800 pesos que tenía decidió abortar. Era un lugar blanco, azul y verde, le causaba escalofríos por lo terrorífico que lo percibía. El ambiente era pesado, las demás mujeres que le acompañaban estaban nerviosas y algunas lloraban en un profundo silencio que le congelaba la piel.

Recuerda que las enfermeras la trataron bien, como casi todos los servicios de Salud Digna, le dijeron que debía hacer lo que ella decidiera. Sintió arrepentimiento por momentos, pero la presión de su pareja y familia le dijeron que no había otra salida. El doctor era seco y serio, su frialdad y desapego se notaban cuando les decía a otras mujeres que no llorarán porque lo hecho, hecho estaba. A lo mejor por eso nunca le hicieron pruebas de laboratorio ni seguimiento médico o psicológico, por que las cosas se realizan rápido.

La segunda vez que aborto únicamente con misoprostol, también fue en Salud Digna, iba completamente sola. Sin embargo, los regaños y reclamos no se hicieron esperar. Enfermeras y el doctor que le realizó el procedimiento no se cansaron de señalarle lo irresponsable y tonta que era por volverse a embarazar: “te hacen sentir como estúpida porque pues sí, te equivocaste, pero no se cansan de repetirlo (…) no tienen el tacto para tratar a las personas, son hasta cierto punto crueles”.

En 2018 La Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), instrumento internacional vinculante más amplio sobre los derechos humanos de las mujeres y niñas, al cual México está adscrito desde 1981, enfatizó la necesidad de concluir el proceso de armonización legislativa en los niveles federal, estatal y municipal acorde con los estándares internacionales y de garantizar el acceso a la justicia de las mujeres y las niñas en todo el país. Recomendación que ha sido ignorada hasta hoy en día.

Samanta está convencida de que decidir libremente es la mejor garantía que una mujer puede tener, pero por el maltrato clínico que recibió agrega que “también debería existir una ley para que cuando vayas a estos lugares no te juzguen o traten mal porque tomar la decisión es bastante difícil”. Asimismo, agrega que es mejor no juzgar la decisión que toma una persona al abortar porque no se conocen las condiciones de esta, incluso califica como una “tontería” pensar en el aborto como un método anticonceptivo: “te daña emocionalmente y las repercusiones físicas de abortar son muy dolorosas. Yo jamás lo recomendaría, pero sé y defiendo que sea una opción para las mujeres, siempre y cuando considere ella que es la mejor decisión para sí misma”.

Karen Cuevas, miembro de Las Constituyentes CDMX Feministas, concuerda con la declaración de Samanta. Es muy enfática cuando comenta la importancia de la libertad, sus labios nunca titubean al decirlo. Ella sabe que el instinto materno no es una característica natural de las mujeres, sino una creencia que se ve reforzada por toda una estructura social que presiona a las mismas, dejando de lado otros factores que influyen.


“La capacidad de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos es lo más importante, es incluso más importante que el aborto mismo. Es un derecho universal. Nadie puede decidir sobre el cuerpo del otro, es un avance que tenemos desde que la esclavitud se acabó. Tenemos derecho a la libertad de expresión y del cuerpo. Ni el Estado, ni el gobierno, ni la iglesia deben elegir por nosotras”. Remarca con insistencia el respeto a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, para reconocer la autonomía física de éstas, partiendo del principio pro persona del cual subyace el principio de dignidad y libertad corporal y moral.

La colectiva ha trabajado en diversos foros el tema del aborto, especialmente para pedir la atención integral del ILE en la Ciudad de México, ya que aseguran que muchas mujeres llegan violentadas de diversas maneras, además de tener la presión o necesidad de abortar. “Hay mujeres en extrema pobreza que van a realizarse la interrupción del embarazo sufriendo desnutrición o anemia que no se detecta (…) y después del aborto tu cuerpo sufre un sin número de cambios, si no son las instituciones de salud ¿Quién está valorando estos cambios?”.

Por ello, Maribel también menciona que hace falta un organismo que supervise el proceso de atención a las mujeres durante el aborto para garantizar el acceso completo y en forma al derecho:

“Además de una atención integral, en el caso de la Ciudad de México, hace falta que exista un organismo o procedimiento donde verdaderamente evalúen la atención que se está dando porque los servidores públicos hacen de las suyas y los médicos no quedan fuera de esas actitudes. ¿Cuántas mujeres llegan y son violentadas? ¿Cuántas han sido rechazadas o se les está negando la atención? ¿Quién está supervisando o vigilando que este derecho de las mujeres en la CDMX se lleve a cabo como está planteado en los programas?”.

El cuestionamiento se vuelve válido al pensar que no hay datos estadísticos exactos sobre quejas o sobre los procedimientos, porque no hay institución u organismo que le dé seguimiento y ponga a disposición pública estos datos. Varias chicas platican casos de violencia hacia ellas cuando solicitan la interrupción del embarazo y que por diversas razones no denuncian o no saben si pueden denunciarlo.

Otra de sus compañeras comenta que este tipo de violencia no solo sucede al abortar sino al momento de parir, por lo que es visible la violencia de género durante cualquier proceso gestante: “te agreden porque no tienes derecho a quejarte por lo que sientes y si no tienes derecho a quejarte cuando vas a tener un hijo, menos aún cuando vas hacerte un aborto, porque ya eres una criminal y si te están violentado cuando vas a tener un hijo, la violencia es extrema cuando vas a interrumpir un embarazo”.

Samanta admite que solo 10 personas conocen su historia. Es un secreto que guarda consigo por miedo a ser juzgada, señalada o incluso violentada. Entristece un poco al recordarlo, en especial a sus dos exparejas con las que concibió no solo un embarazo no deseado, sino una violenta relación que la daño psicológica y emocionalmente: “Fui tan tonta por creer en personas que no debía”.

Contextos difíciles, un derecho no totalmente garantizado al someter en ocasiones a estragos emocionales e incluso físicos a las mujeres que solicitan el ILE. Pero al menos la opción existe. Para el resto de la entidad federativa las cifras no cuentan: no importa que casi el 5% de los abortos registrado hasta el 31 marzo del 2019 en la Ciudad de México sean de menores de edad, ni que en el 2016 se registraran entre 2 y 3 violaciones por hora en México de acuerdo a datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. “Vivimos en un Estado de Derecho donde no hay Derecho ni derecho” bien diría Esmeralda Arizmendi mientras sus gestos solo muestran una profunda indignación porque no deberían existir ciudadanas de primera ni de segunda, todas deberían acceder a sus derechos.


El acompañamiento cambia el aborto y salva vidas

“El acompañamiento cambia la vivencia para la mujer, no es lo mismo que lo vivas con temores a que lo vivas con información, no es lo mismo vivirlo aislada sin decirle alguien a que tengas una persona que esté para ti, para escucharte si quieres compartir algo… la calidad de la experiencia es mejor y por supuesto que cambia”.

Sofía Garduño, dueña de las palabras anteriores, es coordinadora del Fondo de Aborto para la justicia social María o Fondo María como comúnmente se le conoce, el cual forma parte de una organización civil más grande llamada Balance, organización progresista-feminista que se dedica a realizar incidencia en materia de políticas públicas relacionadas con derechos sexuales y reproductivos de personas jóvenes, adolescentes y mujeres.

Fondo María, acrónimo que significa Mujeres, Aborto, Reproducción, Información y Acompañamiento, considera que son las mujeres con menos recursos económicos, de información y de redes de apoyo quienes se ven sometidas a prácticas inseguras; razón por la que el tema de aborto es un tema de justicia social. Por ellos sus 3 objetivos principales versan en que las mujeres tengan acceso a servicios de aborto seguros, la movilización de recursos económicos, humanos y de alianzas con otras organizaciones y la transformación de las narrativas negativas de aborto asociados a muerte, para transitar a un lado luminoso que visibilice los efectos positivos del aborto cuando se vive acompañada, de forma segura y digan en la vida de las mujeres.

Sofía admite que hay violencia en los servicios como resultado del estigma alrededor del aborto. A las afueras del Centro de Salud México-España, donde se localiza en el primer piso la clínica especializada en salud de la mujer “Marta Lamas”, se encuentran camionetas con gente que algunos califican como anti-derechos, brindando información falsa como verdadera acerca de los abortos. Nadie se queja sobre su postura política y moral, sino porque les afirman a las mujeres que salen del sitio. Después de la primera toma de la pastilla abortiva aún es posible retroceder, afirman, lo cual no solamente es imposible sino peligroso.

Esto lo sabe bien María Andrea, activista, cantante y actriz de27 años de edad. El último de sus dos abortos lo realizó en la clínica anterior y vio las camionetas estacionadas repletas de videos e imágenes con productos más desarrollados que no corresponden a las 12 semanas de gestación. Colocó una queja sobre lo hecho, pero le dijeron que no pueden hacer nada porque estas personas están en su derecho:

“Una vez tomada la primera pastilla no hay vuelta atrás porque interrumpe el embarazo hormonalmente, aunque todavía no salga nada, y, por ejemplo, los panfletos decían que si te arrepentiste después de la primera toma del medicamento todavía puedes salir, los médicos del lugar te lo dicen bien claro, si no te tomas las demás pastillas el producto podría salir con encefalina o mal formaciones y pone en riesgo al futuro bebé como a la persona que está gestando”.


Esta experiencia de María Andrea la confirma Sofía Garduño. Ella ha visto a estos grupos que se encuentran afuera de las clínicas y ofrecen información a las mujeres que van al ILE, con la finalidad de convencerlas para que no aborten: “el problema es que lo hacen por medio de estrategias super violentas psicológicamente. Les muestran videos que no corresponden a los procedimientos de doce semanas (…) muestran productos que están a término de un embarazo cuando las mujeres están atravesando un proceso gestacional donde apenas hay un embrión. Es una violencia dirigida hacia lo emocional para hacer sentir culpa y miedo”.

Ficha desde las 5 de la mañana. Únicamente 20 lugares disponibles. Desayuno y toallas sanitarias en mano. María esta considerablemente más tranquila en comparación de su primer aborto, en el cual llegó a una clínica cerrada y custodiada por guardias. El trato fue amable en aquel lugar, sin embargo, no podía salir de su cabeza que para ingresar se abrió una pequeña ventana y quitaron un cerrojo que al momento de su ingreso volvieron a cerrar.

La doctora que la atendió en la clínica privada nunca le canalizó con alguna psicóloga, la sentó en un pequeño sillón y durante la plática le paralizó el corazón por un momento: “no sé si el objetivo era hacerme sentir mal, pero cuando yo le dije ´tengo 4 semanas de embarazo no es como sea un bebé’ (algo así le comenté) ella volteo y me contesto ´no es un bebé, pero sí es una vida´. Me sentí mal, pero después me explicó que lo hace previniendo que otras chavas lo tomen como método anticonceptivo. En ese momento no lo entendí, pero después comprendí que es una tontería que lo hiciera porque fue bastante doloroso y no es como que prefiera eso a un método anticonceptivo, ¿me explico? Nadie en su sano juicio diría ´ ¡ay sí!, yo voy por un aborto cada tercer día´”.

Tanto el parche como el condón no fueron suficientes para evitar un embarazo no planeado. No obstante, su familia en su mayoría la acogió bien, aunque algunas personas cercanas le han dicho que ella asesinó a dos personas: “para asesinar a alguien primero debe existir ese alguien y yo decidí no fabricarlo desde el principio (…) la maternidad no tiene por qué ser un castigo siempre, debe ser opcional, elegida con información y libertad. (…) Si tuviera un hijo lo pensaría como algo en equipo, en comunidad y lo hablaría con mi hermana, con mi papá, con mis amigas cercanas y mi pareja”.

Rodolfo Vázquez, fundado del Colegio de Bioética en México y filósofo de derecho, estableció las bases para determinar que un embrión a las 12 semanas de gestación no es una persona, fundamento que fue retomado durante las disertaciones de despenalización en la ahora Ciudad de México. Las razones versan sobre que:

a) Carece de vida independiente porque requiere de los nutrientes y hormonas del cuerpo femenino.
b) Aunque posee el genoma humano ya, no lo hace una persona pues hasta un tumor canceroso lo tiene.
c) A las 12 semanas no hay corteza cerebral, por lo tanto no hay conexiones que permitan sentir dolor. Por lo tanto, tampoco puede sufrir ni goza de tener conciencia.

Las movilizaciones feministas para despenalizar el aborto se han dado desde 1936, pero sería hasta los años setenta que la Coalición de Mujeres Feministas reclamó el derecho sobre el propio cuerpo, revindicando la maternidad voluntaria, que puso énfasis en 4 elementos: 1) educación sexual, dirigida a distintos niveles sociales y edades; 2) anticonceptivos baratos y confiables; 3) aborto como último recurso y 4) rechazo a la esterilización forzada o sin consentimiento. Principios básicos que aún se toman en las actuales demandas. El aborto se sabe que no es un anticonceptivo. Nadie lo ha querido establecer como tal.

En Fondo María, después de 10 años de funcionamiento, le ha tocado recibir quejas o experiencias durante el diálogo fraterno que establecen con las mujeres. Les han llamado mujeres de la Ciudad de México que conocen la legalidad, pero no saben cómo, dónde y cuáles son los requisitos. La información aún no es accesible para todas.

Incluso han recibido casos donde médicos que prestan sus servicios en las instancias de la Secretaría de Salud les ofrecen un aborto por fuera cuando no alcanzan ficha o salen del protocolo de atención de los servicios, lo cual se le considera como un acto ilegal que muchas optan por la desesperación: “la legalidad nos da la oportunidad de tener todo un poco más en regla, quienes son los proveedores y las clínicas donde se hace, pero no quiere decir que la clandestinidad desaparezca por completo, es lo que pasa en el interior de la república: hay clínicas que ofrecen el aborto a altos costos independientemente de la normativa o contexto legal”.

Han atendido a aproximadamente 10 mil mujeres en 10 años; de ellas, 10% han sido mujeres indígenas. Sin embargo, como dice Sofía, es perfectible aún: “necesitamos mirar el aborto seguro no solo como aquel en el que no mueran las mujeres, necesitamos mirar la seguridad de una manera más holística y entender que no es solo suficiente con que no se mueran, sino también necesitamos procedimientos más empáticos, más dignos, que les brinden información, opciones y control de la experiencia a las mujeres (…) no es posible que solo una entidad de 32 tenga la interrupción del embrazo de manera voluntaria, ninguna mujer tendría porque trasladarse para acceder a este derecho, al final termina siendo una discriminación por lugar de residencia ¿no?”.

Los estudios, la falta de dinero --se veía condicionada a obtenerlo por medio de su apariencia física al estar trabajando como edecán. El miedo a perder el trabajo y la escuela, al estar sumergida en una relación violenta, llevaron a María Andrea abortar en aquella ocasión donde solo su prima, el actual esposo de su prima y el supervisor de la escuela donde asistía, se enteraron del suceso.

Lo ocultó bajo la justificación de una fuerte endometriosis durante mucho tiempo; sin embargo, después del aborto, se enteró de otras amigas y mujeres de su familia que también lo habían llevado a cabo y eso le dio fuerza para platicarlo. También tomo consciencia de que era importante hablarlo porque así podría ayudar a otras mujeres que pasaron o fueran a pasar por la experiencia.

Sofía comenta que este tipo de situaciones se dan porque no se toman en cuentan las cuestiones biológicas y sociales de cada paciente, lo que impide ver si la mujer tiene acceso a recursos, a la distribución de los cuidados de la familia. Y, si tiene autonomía de su tiempo, así como espacios para salir, si sufren de violencia o es irregular en su periodo menstrual. Afirma que poder decidir sobre el primer territorio que nos pertenece--nuestro cuerpo-- y romper todos los mandatos sociales que impone la maternidad que impiden realizar el proyecto propio de la mujer, hace válida cualquiera de las razones por las que se aborte.

También, comenta que han tenido casos en el Fondo donde los servidores públicos no están sensibilizados y realizan procedimientos que maltraten a las mujeres haciendo uso de una anestesia inadecuada o sin colocar anestesia para que la mujer sienta dolor físico “en esta lógica de adoctrinar y aleccionar (…) condicionan el servicio forzando a la paciente a colocarse un método anticonceptivo cuando este paso es totalmente opcional. Aunque lo más común es que las culpabilizan por no haberse dado cuenta del embarazo con menos semanas de gestación o les responsabilizan del embarazo como si no hubiera existido otra persona en el acto”.

En esta segunda ocasión, María Andrea se encontró en una relación más estable. El misoprostol adquirido por internet llegó a su hogar, pero no funcionó. Por ello, una semana después fue a la clínica gratuita ubicada en el Centro de Salud México España con ayuda de la organización Fondo María, que ella localizó navegando en internet, ya que en las páginas oficiales que consultó le era insuficiente la información proporcionada o nula.

Fondo María, a través de sus programa de acompañamiento, del que María Andrea fue beneficiaría, pudo conocer el proceso, las opciones y la empatía que tanto le había hecho falta: “ el proceso de abortar nunca es claro y no hay información que te lo explique; fueron las de Fondo María quienes me dijeron qué tenía que llevar y los requisitos que necesitaba, porque en el hospital México-España solo te dicen los requerimientos estando en el lugar, no hay nada en su página de internet y cuando llamas al número que proporciona nadie contesta el teléfono”, expresa.

Fondo María lleva un modelo de acompañamiento llamado Acompañar para empoderar en el que se establece una relación horizontal, ya que no es un modelo asistencialista, sino que, como dice Sofía: “entiendo que quien tengo enfrente de mí es una persona que tiene recursos, herramientas propias que muchas veces se ven silenciados o disminuidos por todo el sistema patriarcal en el que vivimos. Nuestra tarea es brindar un espacio de confianza y empatía para que esa mujer pueda volverse a sentir con el poder que ella ya tiene, con el fin de que tome decisiones que únicamente le van afectar a ella, es la persona ideal para poder hacerlas”.

Dentro de los beneficios que le trae a una mujer abortar, y no por el acto mismo, es que este grupo de mujeres que brindan compañía y orientación a las mujeres, les toca con regularidad identificar otras situaciones alrededor de los embarazos no deseados: violencia de género, violencia intrafamiliar, problemas de salud, entre otros, ya que pueden llevar un dialogo más profundo y tenga un espacio empático para ser escuchada, espacio que probablemente no tuvo en su lugar de origen o familia. Tal como lo explica Sofía Garduño:

“Para muchas significa el primer acercamiento con los servicios reproductivos y sexuales, por lo que pueden identificar otros padecimientos que , si no hubiera sido así, no hubieran señalado, como los miomas, los quistes, papiloma humano u otras enfermedades de transmisión sexual, pero sobre todo que les brinda la oportunidad de construir y tener certeza de que ante situaciones adversas pueden contar con una red de apoyo que las sostenga y apoye, les cambia el panorama porque saben que si hay alguien que les apoyó para el aborto, debe haber alguien que les ayude con otros problemas”.

El acompañamiento resulta empoderamiento, en especial para las mujeres. La mayoría de ellas llegan solas a las clínicas y el hecho de que puedan moverse solas en una ciudad complicada, peligrosa y muy grande, tomando en cuenta que para muchas es la primera vez que la conocen, les da una sensación de autosuficiencia y poder. La mayoría regresa el mismo día a sus lugares de origen, a menos que el viaje de noche sea peligroso o la hora en que lleguen a sus localidades ponga su vida en riesgo durante el regreso a casa.

Les piden que les avisen cuando ya estén seguras en su hogar y un mes después les hace una llamada para evaluar el acompañamiento que recibió de parte de Fondo María, así como la atención del servicio al que acudió y la experiencia propia; aunque a veces no pueden establecer contacto con ellas. A pesar de que el acompañamiento no es una intervención psicológica, que en caso de necesitarlo alguna mujer cuentan con el personal especializado en el Fondo o en dado caso la canalizan a otras organizaciones con las que Fondo María tiene alianzas.

María Andrea, a partir de la experiencia de un segundo aborto obligado para continuar con un proyecto de vida establecido y un acuerdo mutuo con su pareja que tampoco deseaba tener hijos en este momento, y posterior a que su hermana le enviará un anuncio con la invitación de una escuela feminista, se integró a la colectiva Las Constituyentes CDMX Feministas, donde actualmente trabaja junto a sus compañeras un proyecto sobre aborto.

Admite que este segundo embarazo no planeado sí le provocó decaimiento emocional porque ella desea ser mamá en un futuro: “me dio un golpe de realidad de que mi cuerpo traía una agenda propia y me hizo darme cuenta de que soy más fuerte de lo que creía porque soy yo quien decide sobre mi vida y nadie más, no me había caído el veinte hasta ese instante (…) pero yo si quiero ser mamá, ¡es lo que más quiero!, entonces este último si me pegó duro porque el que haya fallado otra vez el método anticonceptivo fue difícil”.

Asimismo, asevera que ella no recomendaría el aborto a ninguna mujer, pero le diría que es una opción, la última de las opciones, pero al final una posibilidad. Ella apuesta por una educación sexual integral y anticonceptivos gratuitos, ya que a María Andrea le ha tocado vivir en carne propia el pudor, el secreto e incluso la culpabilidad de no poder hablar de su sexualidad.

No obstante, tanto el feminismo aprendido dentro de la colectiva de Las Constituyentes CDMX Feministas y el programa de acompañamiento de Fondo María le han hecho responsable y libre de sus actos: “me dio seguridad y paz. Ahora sé que es un derecho internacionalmente reconocido y que incluso México ha ratificado en diversos tratados internacionales. Me dio más fundamentos para poder tomar decisiones porque siempre sabes que es lo que quieres, pero los perjuicios, la violencia a la que te vez sometida siempre, se quedan como una pequeña voz dentro de ti de todo eso que te han dicho".

Sofía Garduño y todo el equipo de Fondo María son testigos de que el apoyo brindado las mujeres de manera sorora ha salvado vidas y cambiado para bien “porque justo al unirnos como mujeres estamos desafiando y resistiendo ante el patriarcado, en una sociedad que nos dice que las mujeres no podemos estar juntas porque lo único que vamos hacer es pelear y rivalizar. Que se puedan construir este tipo de espacios, es una manera de resistir a esas opresiones. El unirnos dentro de un sistema que quiere vernos separadas y aisladas puede llevar al cambio social, a que tengamos proyectos que nos hagan felices y nuestro paso por este mundo sea mejor y disfrutable.






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COMICS ROCK SHOW: LUGAR DE COMPRA Y VENTA

Por Eduardo Montero Legaspi
Ciudad de México (Aunam). Cada sábado, desde las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde, en el centro histórico saliendo del metro Hidalgo, se pone un tianguis de cómics, álbumes, videojuegos y sobre todo juguetes coleccionables de todo tipo, desde Star Wars hasta los Thundercats y a su vez funge como un centro para que las bandas de rock locales distribuyan su música. El lugar se llama Comics Rock Show y, según los comerciantes, se formó en el año 1999.


Aunque hay toda clase de juguetes, los artículos de Star Wars y de Marvel son los verdaderos acaparadores del tianguis. No hay puesto que por lo menos no venda un artículo de estas dos compañías, pero hay decenas de puestos que comercializan más variedad desde Barbies, Hot Weels, Play Station, Xbox y Gameboy.

El tianguis es un lugar de compra-venta, es decir que uno puede ir e intercambiar o vender sus artículos, dependiendo de su estado físico si esta abierto, de su originalidad y de la calidad de su empaque.

Para entrar al Rock Show se deben pagar cinco pesos. Una vez adentro, lo que ahí acapara las miradas son los cómics, fichas de antiguos álbumes, tazos y los juguetes ahí es el verdadero lugar de intercambio de productos, incluso más que las ventas. El Rock Show es un lugar para recordar la niñez, para vender y comprar artículos que actualmente son muy difíciles de encontrar.








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LA VISIÓN MOTIVADA POR EL LENGUAJE

Por Marco Antonio Lomelí
Ciudad de México (Aunam). A través de la delgada línea de luz que entraba por la parte baja del antifaz, se alcanzaba a ver la pierna del joven que vestía de traje moverse cada vez más rápido, a causa de la desesperación provocada por las más de dos horas con los ojos vendados. La respiración de las personas sentadas a lo largo de la banca de madera comenzaba a escucharse cada vez más fuerte.


El ambiente frío de la sala terminó por estremecer la piel de aquellos que estaban descubiertos de los brazos. La voz del guía se escuchó por última vez a través de las bocinas que sonaban en una experiencia auditiva de 360º para avisarnos que, después de todo, era momento de retirarnos el antifaz.

Tres horas antes de estar inmersos en una experiencia de sinestesia, me encontraba corriendo a través de los largos caminos que unen las diferentes rotondas de la Alameda Central. La mente centrada en que tenía que llegar a tiempo a la entrada del museo en el que se llevaría la actividad programada.

Mientras corría junto a las diferentes fuentes y monumentos ubicados en las distintas glorietas de la alameda, me percataba de la diversidad de personas que habitaban alegremente los espacios que la componen: alrededor de la fuente había niños pequeños viendo el agua estancada, chicos andando en patineta, parejas distribuidas en las distintas bancas que están en los costados del camino, hasta un show de un payaso que reunía a más de 50 personas alegres, entre otras cosas. El canto de las aves, el ruido de los coches encendidos -alguna que otra pitada de claxon- y las risas de las personas eran el paisaje sonoro apreciable en esa tarde calurosa.

Cuando di los últimos pasos dentro del área de la alameda, me percaté que sólo faltaban escasos metros para llegar a la entrada principal del Museo Mural Diego Rivera. Al llegar a ella, era inevitable no encontrarse con la fila de no más de 20 personas que esperaban ansiosas la hora en que salieran los encargados para dar comienzo con la actividad que prometía ser singular. En la fila había una cantidad considerable de mujeres de todas las edades.

No pasaron ni dos minutos cuando un joven de 28 años aproximadamente, de una estatura superior a la promedio y un tono de piel moreno, salió por la puerta principal para darnos la bienvenida al recinto y alguno que otro detalle referente a la actividad.

Una chica de blusa amarilla salió con un recipiente entre las manos, lleno de antifaces, para hacernos entrega de una pieza a cada una de las personas que esperábamos impacientemente en la fila. Cuando todos en la fila tenían un antifaz en la mano, se dio la advertencia de que era momento de colocárnoslo en los ojos a las afueras del museo, a fin de que la experiencia se disfrutara enteramente en su interior.

Alineados en una fila con los ojos tapados, uno detrás de otro, estiré mi brazo derecho para colocarlo sobre el hombro derecho de la chica que estaba frente a mí y que minutos antes había alcanzado a ver fugazmente su rostro. A partir de ese momento nos empezaron a hacer caminar con la vista obstruida hacia la sala principal donde se realizaría por completo la actividad. Recuerdo que en mi cabeza se cruzaban diversas ideas a la vez de dar los primeros pasos con los ojos vendados: sentía el vértigo generado por la incertidumbre de querer saber a dónde nos dirigían a todos.

Mientras en mi cabeza sonaba esa idea, también era capaz de escuchar algunas de las voces de las personas de la fila que comentaban entre sí lo divertido que les parecía aquel inicio de la actividad. Detrás de mí, algunas otras personas reían de los nervios que se les generaban por la incertidumbre de no saber que les esperaría en el camino.

Cuando la fila llegó a la sala principal del museo, fue posible identificarla no gracias a la vista, sino por medio de la frialdad con la que se esparcía el aire fresco y gracias a los sonidos de ambientación de los cantos de pájaros, que daba la impresión de estar en medio de un bosque porque los sonidos provenían desde arriba y alrededor del espacio.

Llegamos a la banca de madera en la que nos quedamos sentados sobre unos cojines; se lograba escuchar como las personas encargadas pasaban constantemente por los pasillos de ambas filas. Aunado a eso, se escuchaba como intercambiaban de lugares a ciertas personas participantes. Realmente no entiendo por qué el motivo de cambiar de lugares a dichas personas.

La actividad era sencilla: se nos iban a vendar los ojos mientras una voz guía nos llevaría por cada uno de los fragmentos pintados y representados en el ambicioso mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” del pintor Diego Rivera. De esta manera se buscaría estimular la imagen que las personas tendríamos del propio mural, incluso antes de verlo frente a nosotros.

El guía comenzó por redimensionarnos las medidas que ronda el mural que se estaba visitando: “imaginen en sus cabezas un cuadro que mide 4metros de alto con 15 metros, casi las misma medida que un vagón del tren”, rió el joven mientras esperaba que los participantes asintiéramos la cabeza como afirmación para continuar con la imaginación.

Después de habernos dado esa breve explicación, llegó el momento de entrar con la descripción de las imágenes que están representadas en la ambiciosa obra de Diego Rivera. El hombre que estaba encargado de dirigir nuestra imaginación comenzó con la primera parte de las tres que dividen la totalidad del mural, a manera de tríptico. Aquella primera parte narra los 200 años que procedieron al establecimiento de la Nueva España hasta el fin del Primer Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide.

Dentro de esta primera sección nos hicieron imaginar los rostros emblemáticos plasmados y coloreados con los 18 pigmentos naturales que el artista creó para darle mayor brillo y viveza a los personajes. También se nos explicó la manera en que Diego Rivera pintó los diferentes planos del mural sobre 3 capas distintas con diferentes materiales.

Comenzando con Hernán Cortes y su traje de guerrero por el lado izquierdo del mural, pasamos por nuestra mente la recreación de rostros como de Fray de Zumárraga, Benito Juárez y Sor Juana Inés de la Cruz. Para imaginárnoslos a mayor detalle, el equipo detrás de esta actividad recurrió a brindar el material para que se brindara la estimulación a través del sentido del tacto. De esta manera se podían recrear en nuestra mente ciertas texturas que se intentaron plasmar con los pequeños detalles que hay alrededor de la vestimenta del mural.

En su intento de incluir a todos los asistentes, el guía recurrió a aplicar la dinámica de hacernos preguntas a todos los que estábamos frente a él, con la vista obstruida por el antifaz del inicio. Conforme describía de izquierda a derecha el enorme mural, iba haciendo énfasis en las acciones que los personajes están realizando dentro de la narrativa de la pintura. Detallaba rasgos de la persona sobre la que se estaba fijando y posteriormente nos preguntaba sí nosotros sospechábamos de qué personaje se trataba.

Una de las mujeres que se encontraba muy cerca de mi -lo supe por la cercanía de voz- parecía estar muy emocionada de estar presente en este recorrido, pues con aquella dinámica de las preguntas que el guía lanzaba, ella respondía apresuradamente con la respuesta correcta. Muchos de los asistentes reían discretamente al escucharla porque ya estaban predispuestos a que su voz se escucharía para responder las preguntas.

Cuando fue turno de la segunda parte del mural, imaginé que tiene un sentido más social y cultural porque las imágenes descritas tenían cierta inclinación con características de clase social, discriminación, relaciones amorosas, y hasta un homenaje a la inocencia que caracteriza la niñez del autor. Aquí se nos pidió intentar pensar en más tonalidades de colores para que pudiéramos idear una de las partes más vividas y/o coloridas que Diego Rivera retrató en el mural.

De igual manera, se mencionó la existencia de una catrina al centro de todo mural ubicada en primer plano. La importancia de este personaje radica en que forma parte de la identidad cultural de México y es un rasgo distintivo a nivel internacional. En su momento fue descrita atentamente porque existe especial interés en la manera en que está pintada y coloreada detalladamente.

La última sección del mural parece tener una temática más compleja de describir, ya que representa una de las épocas más importantes por las que ha atravesado México: la Revolución Mexicana. Este fue un conflicto armado suscitado por diversos antecedentes políticos y económicos por los que atravesaba en la primera década del siglo XX.

Gracias al joven que sirvió como guía,, los participantes pudimos imaginar la manera en que están distribuidos los diferentes campesinos que representan el levantamiento armado a causa de la incomodidad social y laboral en la que se encontraban. Gente acumulada en masa, armas, caballos de guerra, sentimiento de enojo, violencia son sólo una breve cantidad de símbolos estaban plasmados en la obra de Diego Rivera.

Al momento de finalizar con la descripción, se nos preguntó qué si anteriormente habíamos estado familiarizados con este mural. La mayoría de los asistentes respondimos que nunca habíamos visitado el museo con anterioridad, salvo algunos, como la chica que respondía acertadamente todas las preguntas del guía.

Cuando los organizadores de la actividad escucharon nuestros murmullos pronunciar un “no” colectivo, se escuchó que su reacción fue la que casi siempre reciben. Esto les sirvió para darnos uno de los datos más memorables de todo el arte de Diego Rivera, descrito a lo largo de 2 horas: toda la ambientación del mural se desarrolla en la Alameda Central. ¿Por qué? Rivera creía que era un espacio significativo y simbólico para la Ciudad de México.






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20 de agosto de 2019

“ES LA SENSACIÓN MÁS BELLA QUE ME HA TOCADO VIVIR”: LUIS MOLINA

  • El medallista de oro panamericano afirma sentirse en la cima de su carrera deportiva
  • Acaba de consagrase campeón en parejas, junto a Josué López, en la justa veraniega de Lima 2019
Por Issac Castañeda Gómez
Ciudad de México (Aunam). La cita es en un lugar cercano a su templo de estudios. La cafetería más popular del mundo parece ser el lugar perfecto para compartir el cúmulo de sensaciones y experiencias derivadas de los Juegos Panamericanos. Mientras los clientes se internan en sus dispositivos móviles, repasan las noticias en el periódico del día o esperan su turno, dos jóvenes marcados por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales apoyan los vasos con sus nombres en la mesa que atestiguará todo.


A los 8 años dio el saque inicial, cuando comenzó a practicar el frontenis formalmente. Antes de él, su padre y hermano ya jugaban esa modalidad de pelota vasca; la vocación tenía una génesis familiar que heredó “El Bolillito”, seudónimo que se ganó por acompañar – aparte de su papá-- a su hermano, “El Bolillo”, cuando era pequeño.

“Es un tema de familia. Creo que eso viene desde mi papá que él empezó a practicar desde joven y yo recuerdo que siempre me llevaba a acompañarlo a los clubes, a los parques a verlo jugar”, expresa el universitario.

Estudió Ciencia Política en la FCPyS de la UNAM, al mismo tiempo de prepararse y practicar el frontón. Molina afirma que emparentar el ámbito académico con el deportivo no ha resultado una tarea pequeña, pero pudo encontrar un equilibrio en ambas esferas:

“Es un tema complicado, pues estudiar en la UNAM no es cosa menor. Creo que es la mejor institución de educación superior del país y la exigencia es bastante alta; sin embargo, sí se puede encontrar un balance. Hay veces en las cuales tienes que cumplir más en algún lado que en otro y es ahí donde tienes que aprender a manejar esos tiempos; cuándo puedes aplicarle más tiempo al deporte, cuándo puedes aplicarle más tiempo a la escuela. Es a base de organización, medir tus tiempos y demás para poder estar bien en ambas cosas”

Responde sin dificultad, con una elocuencia sobrenatural. Emite palabras del abertura que gritó el himno nacional hace tan solo unos días en territorio inca. Representó a todo un país sobre lo más alto del podio. El momento es indescriptible y lo guardará para siempre en su memoria.

“Es la sensación más bella que me ha tocado vivir en mi vida. El hecho de poder llevar tu bandera a lo más alto, en un país que no es el tuyo, ante gente que no conoces, es muy gratificante. Es el resultado de todo el esfuerzo que realizamos durante la preparación y si me pidieras que lo describiera en sentimientos aún no lo podría resumir. Es un cúmulo de situaciones que envuelven el momento, que se apoderan de ti, hacen que se te ponga la piel chinita, que te den ganas de llorar y cantes el himno con una euforia que jamás había sentido”.

La presea conseguida por Luis Molina es sinónimo de paz, “es un momento de brutal calma, cuando tú sabes que te ponen la medalla, que estás en lo más alto del podio, que entonas tu himno; ya lo lograste. Ya se acabó, terminó el ciclo, todos tus esfuerzos, el estrés, la presión. Puedes encargarte de disfrutar el momento”.

A su lado estuvo Josué López, quien se consagró campeón panamericano junto a él. “Beto”--como lo llama Molina-- es seis años mayor que él; sin embargo, su talento siempre fue evidente desde muy joven, por lo que el politólogo lo admiraba. Gracias a la influencia de un amigo en común unieron fuerzas, sus habilidades se correspondían. Hoy ambos pueden congraciarse de las mieles del triunfo en Lima 2019.

El metal dorado es el gran logro de su carrera deportiva “el primero fue el campeonato nacional Primera Fuerza, que la verdad nunca pensé conseguirlo tan joven, en frontenis parejas; después el torneo de Aguascalientes y demás. Ganamos el selectivo, conseguimos estar dentro de Juegos Panamericanos y ahora sí me siento en la cúspide de toda mi carrera deportiva”, afirma “Bolillito”, quien no estuvo exento de obstáculos o la realización de esfuerzos adicionales.

“Realmente esas dificultades se le presentan a todo deportista. El hecho del poco apoyo que se vive en tu etapa inicial, cuando eres un infantil, cuando eres un juvenil nadie te pone el foco encima, nadie da un peso por ti. Ahí creo que es el tema por el que muchos deportistas talentosos en México desertan, porque no tenemos esa infraestructura de captación de talentos a nivel infantil y juvenil que te permitan trascender hacia el alto rendimiento. El tema aquí es que si llegan las historias de éxito, si llegan las medallas, generalmente es gracias al esfuerzo del atleta individual, de su entrenador o de la familia”.

Entre tragos de té externa profundo agradecimiento a su familia. Frente a reducciones becarias, sus allegados más cercanos los empujaron a continuar con el sueño de Lima: “Yo no me vi exento; sin embargo, con el apoyo de mi familia pude salir adelante. Ya después el tema mediático que se armó con los apoyos, a mí me redujeron mi beca a la mitad en pleno proceso panamericano”.

Los recursos destinados por particulares facilitaron la consecución de sus objetivos. “Sin lugar a dudas, sí fue un balde de agua fría (beca), pero, afortunadamente, con personas de la iniciativa privada, con grandes patrocinadores que tengo y me han apoyado desde hace tiempo en mi carrera deportiva lo pude sortear sin ningún problema para obtener el resultado”, subraya Molina.

El frontón no es una disciplina deportiva del programa olímpico, a pesar de algunos intentos en la búsqueda de integrarlo a París 2024. Ante ello, la relevancia del deporte que más medallas aportó en los Juegos Panamericanos para México puede ser mínima ante las autoridades deportivas.

“Realmente el tema de Comisión Nacional del Deporte (Conade) es complicado y más con nuestra disciplina que no es olímpica, creo que los apoyos tal vez no son los que mereceríamos; no obstante, hay gente que por altruismo o cualquier otra razón decide apoyar al deporte y yo soy muy afortunado porque encontré grandes patrocinadores en el camino”, explica Molina.

El “Bolillito” asevera que las medallas son mérito de los atletas. No les pertenecen los triunfos a los políticos, quienes lejos de ayudar se han envuelto en polémicas absurdas en pleno proceso de preparación: “Los políticos muchas veces se adjudican logros que no les corresponden, se adjudican logros que le corresponden al carácter del atleta”.

Si la organización deportiva fuera distinta se valoraría en mayor medida la contribución del gobierno al deporte, como otras naciones que apuestan firmemente a la cultura del deporte. “Hay países donde sí se pueden jactar de ello, la infraestructura deportiva sí permite hacer que las medallas sean de corte gubernamental; sin embargo, creo que la mayoría de los casos aquí en México son reflejadas por el esfuerzo individual y familiar”, afirma Luis Molina.

Los frutos de la subasta gubernamental de una propiedad caerán en los bolsillos de la delegación mexicana que viajó a Lima 2019. El recurso es útil, pero se está descuidando la aportación social del deporte en México. El pelotari mexicano llama a integrar el deporte dentro de la cultura mexicana, no únicamente como un agregado de poco valor.

“El estímulo a nosotros nos cae súper bien. Es una buena recompensa para nuestro esfuerzo en Juegos Panamericanos, para todo el proceso; sin embargo, ¿dónde está el tema social del deporte?, ¿dónde está la aplicación de la cultura física que en México es nula? En conjunto con las instituciones educativas hace falta integrar el deporte como parte de la cultura mexicana, integrar la cultura física como una noción de conocimiento más”, agrega el medallista dorado.

Es necesario desmitificar la dicotomía entre deporte y escuela, “en México hay una noción en que creen que el deporte está peleado con el estudio. Que si eres deportista debes dejar de estudiar o si eres estudiante tienes que dejar de hacer deporte y pues están completamente equivocados”.

Por si hiciera falta una propuesta, él tiene una bien pensada: “Se necesita un proyecto que integre a las universidades públicas en ligas de cualquier deporte. Que haya ciertos estímulos a las universidades que promuevan el deporte y así puedan contagiarlo hacia sus estudiantes”.

Invita a mirar otros deportes y salir del nicho del futbol. La monotonía y el carácter comercial de balompié, son muy claros, en un país que ha descuidado el amateurismo. “Creo que es sumamente importante voltear a ver el deporte amateur.

Las grandes estrellas no pertenecen exclusivamente al futbol. ”A través de los medios se puede inculcar en los niños, en la juventud mexicana esta noción de practicar otro deporte, de darse cuenta que el éxito no radica solamente en convertirse en Messi o Cristiano Ronaldo. Puedes llegar a ser Usain Bolt, Paola Espinosa, Paola Longoria, Yahel Castillo, Kevin Berlín”, expresa el politólogo Molina.

El blanco era un color especial en la justa panamericana. Cuando salían a competir, los representantes mexicanos lo vestían. El comedor se llenaba de emoción a la salida y llegada. Si un deportista, de cualquier nacionalidad o disciplina llegaba con la medalla colgada, los aplausos inundaban el espacio.

“Yo no sé si eso pasa en todos los Juegos Panamericanos, son mis primeros, pero es como una tradición que tú llegues al comedor con tu medalla. Entonces, nosotros llegamos como a las 8 de la noche, todos los deportistas estaban cenando y todo el mundo te aplaude, independientemente de la nacionalidad. Fue una experiencia en la que me sentí pleno, me sentí muy bien, porque están reconociendo tu esfuerzo y ya que trasciendas a ese grado de solidaridad entre deportistas es súper padre”.

La emoción lo abruma al recordar tan grata experiencia. Hay futuro en el deporte mexicano y necesita de arropo. “Me da mucho gusto esta generación porque hay muchos jóvenes. Viene una generación que nos puede dar muchas alegrías en un futuro, el tema aquí es que no descuiden. Es deber, tanto de los deportistas como de las instituciones gubernamentales conservarla y fortalecerla”, asegura el frontenista “Bolillito” Molina.

Toda su vida ha estado en contacto con el frontenis. Lo conoce. Sus virtudes son físicas y mentales. El reto consiste en quitar el estigma con el que la mayoría lo asocia: es jugado por drogadictos, alcohólicos y se usa para encubrir actividades ilícitas.

“El frontón es un tema bastante complicado de abordar en el tema deportivo, por el estigma que lo rodea en la sociedad. Muchas veces nos pintan como un deporte de vagos, como un deporte de alcohólicos, de drogadictos y realmente no es así”

Disolver la mala imagen del frontenis es el mayor reto al que se enfrentan. “Es nuestro deber como deportistas de alto rendimiento, representantes de México a nivel mundial y frontenistas de corazón tratar de romper con ese estigma, tratar de enseñarles que México es potencia mundial, que hemos sido campeones mundiales absolutos, que somos ahora el deporte que más medallas aportó en Juegos Panamericanos”, asevera el campeón panamericano, que vislumbra un futuro prometedor a su disciplina.

Se aproxima el final de la entrevista. Los vasos vacíos lo indican. Luis, envuelto en una playera gris, un pants negro y unos tenis deportivos se propone seguir con las coronas en frontón y la culminación exitosa de sus estudios.

“Yo realmente no sé cuánto tiempo vaya a seguir practicando frontenis. La vida da muchas vueltas. Quiera prepararme para el año que viene, la copa del mundo. Quiero llegar a mi mejor forma física, llegar a estar tan preparado como lo estuve ahora en Juegos Panamericanos. Quiero ser campeón del mundo en frontenis”, declara un joven de 22 años ansioso de terminar su licenciatura en la UNAM.

“Ahora tengo que terminar la carrera, terminar de escribir mi tesis y creo que va por esos dos ejes. Tratar de seguir combinando el deporte con lo académico, posteriormente, tal vez con lo laboral y seguir apuntando como siempre a la excelencia”.





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19 de agosto de 2019

CONSULTA INFANTIL Y JUVENIL: HERRAMIENTA DE EXPRESIÓN PARA MENORES

  • 26.7 por ciento de niñas, niños y adolescentes en la Ciudad de México brindan su percepción de la violencia y seguridad
Por Beatriz Osnaya
Ciudad de México (Aunam). El Instituto Nacional Electoral (INE) desde hace 22 años realiza la Consulta Infantil y Juvenil, con el propósito de acercar a la población joven del país a sus derechos de participación ciudadana. Brenda García, vocal de Capacitación Electoral y Educación Cívica en el 23 Distrito Electoral del INE en la Ciudad de México, comentó que diseñaron las boletas pensadas en la inclusión de todos los jóvenes e infantes.


Incluso, puntualizó, “los colaboradores realizaron unas para los casos de niños que no supieran escribir, para ellos había formatos para dibujar”.

En el caso de la alcaldía Coyoacán, los datos que resaltan son la percepción de la seguridad en los espacios públicos, 2924 jóvenes prefieren quedarse en casa a jugar videojuegos, ver tele o para estar en redes sociales; esto quiere decir que no salen a las calles como esparcimiento, debido a la percepción de inseguridad fuera de su hogar.

La Consulta también evidencia los roles de género que aún existen en la población. Quien cuida y a los hijos y lleva el hogar en este distrito es la mamá según 5249 jóvenes, luego los papás con 2541, y en tercer lugar aparece un fenómeno constante en México, 2419 abuelas cuidan a sus nietos.

Fernando Antonio Hernández Cuevas, de 16 años, expuso que este último es su caso. Sus padres salen a trabajar y después de la escuela llega con sus abuelos.



A través de los años las Consultas han sido transformadas, pues las problemáticas sociales han cambiado, en esta edición tres de sus ejes fueron: representaciones de género, violencia y discriminación.

Las boletas de este año fueron realizadas por el INE en conjunto del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna) y del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

También existieron plantillas braille para niños y jóvenes con discapacidad visual, además de contar con boletas en lenguas indígenas. “El Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali) tradujo las boletas a las lenguas mixe, mixteca, náhuatl, otomí y tlapaneca”, informó el INE.

Sin embargo, la vocal consideró que en las boletas para infantes fueron complejas debido a la lectura tan pesada que contenían. Para agilizar este proceso fueron instaladas mesas de diálogo donde un voluntario del INE leía a los niños y niñas para garantizar la comprensión del texto.

Jornada electoral


Las casillas fueron colocadas en espacios públicos, como parques, Faros del Saber, deportivos y escuelas. Brenda García observó que en el caso de escuelas el proceso de acceso fue más complicado, debido a la seguridad de los infantes y jóvenes, sin embargo, en algunos casos de espacios públicos la dificultad fue el trato la accesibilidad de los padres, “pues en varias escuelas los padres debían firmar un permiso para que el niño participara” o no contestaron ciertas preguntas por presión de sus progenitores.

En el distrito 23 fueron colocadas 65 casillas, las cuales no fueron suficientes, pues la participación superó las expectativas que tenía el equipo, así lo comentó Brenda García. La participación en la Ciudad de México fue de “401, 369 niñas, niños y adolescentes, que representan al 26.7 por ciento de la población que tiene entre 6 y 17 años”, registró el INE.

El proceso fue a nivel federal, aplicado en 30 entidades del país. En esta edición el tiempo de aplicación fue de nueve días, mayor a ejercicios pasados.

Breda García afirmó que esta jornada tuvo mayor participación debido a la mayor difusión y la coincidencia de acontecer en días festivos, pues este factor favorecía a que padres tuvieran la oportunidad de llevar a sus hijos a participar.

El propósito de dicha encuesta es una herramienta para la creación de políticas públicas que ayuden a los infantes y jóvenes de la Ciudad de la México a un desarrollo digno y pleno de sus derechos.

La primer Consulta fue realizada en 1997, por el antes Instituto Federal Electoral (IFE) y Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), con el propósito de incentivar “educación cívica y la cultura política entre los menores de edad y contribuir a fomentar el reconocimiento de los derechos del niño”. Desde ese momento hasta la fecha el INE ha realizado cada tres años, en época electoral, este ejercicio.

A pesar de su realización sin interrupción desde hace 22 años esta encuesta ha quedado como ejercicio cívico sin haberlo llevado a la práctica. Brenda García espera que este año sea el efectivo y los resultados sean reflejados en acciones políticas en beneficio de niñas, niños y adolescentes del país.




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MODA NACIONAL EN LA PASARELA “MIRROR PROJECT”

  • Jóvenes diseñadores presentaron las propuestas de sus marcas.
Texto y fotografía: José Luis Ruperto
Ciudad de México (Aunam). La pasarela “Mirror Project”, en el ex Convento de San Hipólito, en pleno Centro Histórico de la Ciudad de México, fue organizadoa por los egresados de la carrera de Diseño de Modas de la Universidad Insurgentes, para presentar las propuestas de sus marcas ante invitados y medios de comunicación.

Vestido de la marca Marina Mandarina.

Ve’98, Ms Sport, Kro, Kais, Marina Mandarina, Enrique Rivera, Black Marie y Nb, fueron las firmas emergentes que vistieron a las modelos; quienes además lucieron maquillaje y peinados elaborados por las maquillistas y peinadoras del CECATI 13 (Centros de Capacitación para el Trabajo Industrial). El desfile estuvo patrocinado por Imagine, Valdano, Vogue, CECATI 13, Sandra Soriano y el ex Convento de San Hipólito.

La pasarela finalizó cuando las diseñadoras Marina Ruíz, Carmen N. Ruíz, Lisset N. Chavez, Amelia Mildred Pineda Segura, Carolina Enríquez, Giselle Negrete Chavez, Karla Isidra, Noemí Noriega y el diseñador Enrique Rivera caminaron por la pasarela y le agradecieron al público su asistencia, lo cual levantó una gran ovación. Luego se realizó un brindis para celebrar la exitosa realización del evento.

Uno de los diseños de la colección “Infierno” de Enrique Rivera, el rojo y las texturas brillantes buscaron evocar pasión y rudeza.

En entrevista para Aunam, Enrique Rivera, uno de los diseñadores que participó en la muestra, platicó que llamó “Infierno” a su colección, porque siempre lo diferente se toma como malo. “Creo yo que el cuerpo humano es un arte y es una expresión que se puede visualizar sin ningún morbo o afán de sexualizarlo”, detalló el creativo. Enrique compartió que la creación y confección de las prendas que presentó llevo en promedio tres meses y en el caso de las piezas más elaboradas, hasta medio año. Para Rivera su colección significó “ser libre y salvaje”.

El “Mirror Project” consiguió cumplir con el objetivo de dar a conocer las ideas y diseños de los y las nueve diseñadoras egresadas de la Universidad Insurgentes. Dicho proyecto de moda seguirá en marcha con la finalidad de aportar nuevas propuestas a la moda nacional.

Las diseñadoras y el diseñador egresados de la Universidad Insurgentes que presentaron sus colecciones en la pasarela “Mirror Project”.



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