LOS MEXICANOS NO OBSERVAN CINE NACIONAL

Por Karla Mariana López Antonio y Malinalli Yáñez Vargas
Ciudad de México (Aunam). En diciembre de 2017, el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) dio a conocer, a través de sus estadísticas, que, desde 2015, existe un aumento de producciones en la industria cinematográfica mexicana. Según las cifras, el año 2017 se convirtió en el periodo con más películas producidas -- un total de 175--; sin embargo, las estadísticas también señalan que cada vez se ve menos cine nacional.


El crítico de cine Arturo Aguilar menciona que, de acuerdo con el Anuario Estadístico de IMCINE, en 2016 seis películas mexicanas rebasaron el millón de espectadores. No obstante, de las 78 películas mexicanas estrenadas durante este año, el 61% no logró convocar ni siquiera 20 mil asistentes. El 70% de los estrenos nacionales es lanzado con menos de 100 copias, en un país con más de 6 mil pantallas de cine.

Según las estadísticas de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (CANACINE), México es el cuarto país con más boletos de cine vendidos en el mundo. Significa que la gente sí acude al cine, pero no observa cine nacional.

Fue a partir de la década de los noventa donde se habló de un nuevo cine mexicano. La industria cinematográfica del país renovó la forma de abordar contenidos y cambió la calidad de sus producciones. La nueva generación de cineastas plasmó en sus filmes temas sociales y de crítica que no se habían abordado antes, con películas como: El Callejón de los Milagros, La tarea, Rojo amanecer, Sexo, Pudor y Lágrimas y La Ley de Herodes. En esta etapa incrementó el número de producciones por año, al igual que el presupuesto

También fue en estos años que los directores Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro iniciaron su carrera. Películas como Amores Perros de Iñárritu, Y tu mamá también de Cuarón y Cronos de Del Toro hicieron que el cine mexicano volviera a repuntar.

En los últimos años, los tres directores mexicanos han ganado los afamados premios Oscar. El asunto radica en que ellos han formado sus trayectorias fuera del país. Su salida puede ser reflejo del poco apoyo que se le brinda al cine nacional en el país, desde distribuidoras hasta el público.

Asimismo, se ha apreciado en el cine el fenómeno de las películas de superhéroes, de estudios como DC o Marvel. El público mexicano tiene más interés por este tipo de narrativas que las presentadas nacionalmente.

Del mismo modo, las estadísticas de CANACINE señalan que la película más taquillera en México en 2018 fue Avengers Infinity War con 21.5 millones de asistentes, mientras que la película mexicana más taquillera del mismo año fue Ya veremos y sólo alcanzó 4.1 millones de espectadores.

En el mes de abril de 2019 se vio nuevamente este fenómeno con el estreno de Avengers End Game. Visitar el cine durante estas fechas era sinónimo de largas filas de personas comprando boletos para esta película.

La diferencia que hay entre los horarios disponibles de películas extranjeras y filmes nacionales es notable. En su momento, Avengers End Game contaba con diecisiete horarios disponibles mientras que la película mexicana Dulce familia, que recién se estrenaba, solo contaba con once horarios y No manches Frida 2, solo tenía dos funciones a lo largo del día.

A pesar de la poca asistencia a la salas de cine con películas mexicanas, ha habido casos populares donde filmes lograron ser los más taquilleros de la historia, según datos del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE): Nosotros los nobles, del director Gary Alazraki; No manches Frida, de Nacho G. Velilla; y No se aceptan devoluciones, de Eugenio Derbez.

Pero, lo que para los espectadores fueron divertidas y satisfactorias comedias, algunos críticos de cine las calificaban de “películas estupidísimas y denigratorias”, como definiera el crítico Jorge Ayala Blanco a una de estas cintas.

Paul Leduc, cineasta de cine independiente mexicano, planteó la pregunta: “¿A quién habría que culpar de que a la gente no le apetezca ver las producciones locales?”.

Leduc exclamó: “Los cineastas ignoran al público porque nunca se han permitido conocerlo” y agregó para los espectadores, “hoy no prefieren lo mexicano, no les gusta”, proclamando el divorcio entre creadores y consumidores.

El cineasta Ernesto Contreras, en una entrevista con la agencia Efe declaró: “Como mexicanos, en un país libre y plural, ¿por qué no puedes decidir qué quieres ver?”. Sostiene que es necesario regular, legislar y crear igualdad de condiciones en la difusión y proyección de películas nacionales frente a las comerciales extranjeras

“Es una práctica lamentable; finalmente se asfixia la capacidad del espectador de elegir, se estrangula la pluralidad fílmica, y no solamente en lo que toca al cine mexicano, sino también al de otras nacionalidades”, afirma el también actual director de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC).

Julio Durán, coordinador de prensa de las salas de proyección de Cineteca Nacional comenta al respecto: “No solo pasa aquí, es decir, te vas a cualquier país y pregúntales si ven su cine nacional y te van a decir exactamente lo mismo que aquí, solo se exhibe cine norteamericano, ese es el problema que sí hay un colonialismo muy cabrón que no está dejando que solo no exhibas. Las grandes empresas de Estados Unidos se han apoderado de la exhibición, no solo en México, sino mundialmente”.

Sin embargo, Arturo Aguilar menciona que los porcentajes del cine mexicano son menores que de otras industrias cinematográficas latinoamericanas como la brasileña o la argentina, cuyo cine local representa entre el 15% y 17% de la asistencia anual según datos de sus respectivas agencias e instituciones federales de cine. Ya ni qué decir del 22% de cuota de mercado que logra el cine español en su propio mercado o el 35% del cine francés. Esto quiere decir que sí, en otros países también ven el cine de Hollywood, la diferencia recae que estos países ven en mayor medida su cine nacional, en comparación con el cine de México.

“No solo no estamos viendo cine mexicano, no estamos viendo cine italiano, no estamos viendo de Singapur, de Francia, el país que quieras, es más ni siquiera estamos viendo otro cine norteamericano, estamos viendo una sola película”, comentó Julio Durán.

El crítico de cine Rodrigo Garay comentó que las personas no están acostumbradas al tipo de narrativas que presentan las películas mexicanas, les parecen ajenas. “La gente no se puede acostumbrar a ver otras cosas, porque también hay algo de estética”, expresó.

“La gente, de verdad no creo que este acostumbrada a cierto tipo de películas, y en vez de decir ‘bueno es algo nuevo, vamos a intentarlo’ como que inmediatamente es el rechazo, hay mucho esa cultura de rechazar lo extraño”, agregó Rodrigo Garay.

Sergio Huidobro, también crítico de cine, comenta que se debe principalmente a los hábitos de consumo de los espectadores, de cómo interactúan los audiencias frente a las dinámicas de la cartelera. Y que estas dinámicas están determinadas con las empresas distribuidoras, son ellas quienes deciden que proyectar y por cuánto tiempo, lo que significa que la persona está sujeta a las decisiones del exhibidor.

No hay que olvidar que el cine también es un producto mercantil, los directores siempre buscarán que su filme genere el mayor número de ganancias. Todo está sujeto a leyes de un mercado. El cine, al final de cuentas, solo es un reflejo de un campo político, social y económico.

Las posibles soluciones

“También los horarios, las ponen en horarios donde nadie las va a observar, y obviamente esas películas quedan completamente aplastadas”, afirmó Rodrigo Garay. Es la situación que se ve reflejada en la fotografía de Ernesto Contreras, las empresas distribuidoras proyectan las películas mexicanas en los horarios que menos afluencia de personas tienen, cuando debería haber más opciones para el público.

El crítico de cine, Sergio Huidobro explicó que “se trata de diversificar la oferta, los espacios, la distribución”. Es un problema que ya lleva muchos años existiendo, y debe existir una regularización para que todas las películas tengan el mismo número de posibilidades de ser vistas.

Julio Durán expresó: “La regularización no va a ser la solución, pero un paso para regular sería tener una red de exhibición decente, recintos decentes, exhibiciones decentes, eso es lo que se necesita”. Porque otra problemática es que la mayoría de las películas mexicanas solo se exhiben en la ciudades principales del país como Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey, pero difícilmente llegan a los demás estados de la República.





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