ROBERTO NÚÑEZ: UN INGENIERO EJEMPLAR

Por Rosina Grave
Mazatlán, Sin. (Aunam). Originario de Mazatlán, Sinaloa, Roberto Nuñez creció al lado de 20 hermanos mayores dentro del seno de una familia de clase media donde prevalecieron las carencias pero nunca el entusiasmo por salir adelante y ser un profesional. Esta es la historia de un niño que a pesar de que las circunstancias no estuvieran a su favor, cumplió sus sueños de ser un ingeniero civil importante en su propia tierra.


Proveniente de una familia numerosa, cuenta que su infancia fue muy buena a pesar de que sus padres “tenían que alimentar a 21 hijos y eso era un problema, a veces no teníamos que comer pero mi madre se las arreglaba para darnos algo a todos por igual”. Sus hermanos mayores empezaron a trabajar muy jóvenes así que ellos también aportaban comida a la casa.

“Nunca me aburrí de chico siempre tenía con quien jugar aunque uno de mis pasatiempos era leer unos libros y revistas que mi padre tenía de Ingeniería y algebra”.

¿Son esos libros los que te enamoraron de la ingeniería?

-Sí, sin duda alguna, recuerdo que estaba en el kínder cuando yo los empecé a hojear y en la primaria ya comprendía mejor y me gustaba ver los edificios y planos, mi padre se dio cuenta de que me interesaban y siempre le decía a su jefe que le regalara las revistas y libros yo me emocionaba al tenerlos conmigo eran con mi navidad.

¿Desde chico soñaste en ser ingeniero civil o tenías otra profesión en mente?

-Bueno, para ser sincero yo nunca pensé que sería ingeniero civil o que llegase a ser profesional, comúnmente mis hermanos solo estudiaban la primaria y de ahí conseguían trabajo y en esos momentos estudiar la universidad era un sueño inalcanzable ya que mis padres no tenían el suficiente dinero así que yo me limitaba a leer y leer esos libros.

Era un niño muy inteligente. En la primaria, se hizo notar con excelente notas y demostraba un intelecto superior a un niño de primaria. “Yo quería más, así que me brinque algunos grados de la primera, siempre era el que representaba a la escuela en concursos de matemática, recuerdo bien lo que me dijo un profesor ‘vas a ser grande Roberto, no te rindas’ yo tenía apenas 10 años en ese momento y por primera vez en mi corta vida pensé en que no solo terminaría la primaria sino que continuaría con mis estudios hasta llegar a lo más alto”.


El reto de seguir con los estudios

Sus padres ya se habían dado cuenta de que él quería hacer más; “en su momento mis padres hablaron conmigo sobre la situación del dinero pero tras ver que en realidad tenía talento para las matemáticas fui el primero en estudiar la secundaría. Mis hermanos siempre me apoyaron y vieron en mí la persona que yo quería ser”.

Al cursar la secundaria tuvo su primera experiencia dentro del campo laboral, por eso es de las épocas que recuerda con más cariño; tenía a un profesor de algebra que también era ingeniero, al que no dudó en pedirle una oportunidad para ver más de cerca el trabajo.

“Aún recuerdo el día en que acompañé por primera vez a mi profesor Julio César al trabajo, de inmediato supe que la ingeniería civil era lo indicado para mí, lo que comenzaron como unas visitas se convirtieron en asesorías y trabajos pequeños dentro del plan de construcción. Aprendí muchísimo y siempre voy a estar agradecido con mi profesor por la oportunidad de ayudarle y aprender junto a él”.

Así, el joven estudiante llegó a la preparatoria, lo cual era algo “irreal”, su familia estaba orgullosa y eso lo hacía sentir bien, lo hacía sentir que estaba haciendo las cosas bien. Después de un año en la preparatoria su familia estaba atravesando una fuerte crisis económica, en parte debido al cáncer que le habían detectado a su padre, “las cosas no estaban bien, el cáncer es una enfermedad muy costosa y no podíamos con todo”.

¿Te pasó por la cabeza dejar de estudiar la preparatoria para poder trabajar tiempo completo y así ayudar con dinero para costear el tratamiento de tu padre?

- Sí, al principio era una idea constante; pero no quería dejar de estudiar, quería que mi padre se sintiera orgulloso de mí, busqué un trabajo de albañil, me fui al turno nocturno.

Trabajaba de siete de la mañana hasta las cinco de la tarde y entraba a la prepa a las 5:30 pm y salía a las 10 de la noche. Recuerda que era muy agotador, “pero ese dolor de cansancio me hacía no rendirme y me alentaba a ir perseguir mis sueños”.

“Un mes antes de graduarme de la preparatoria mi padre falleció, nunca me vio recibiendo mi certificado y mis diplomas, era algo que quería que sucediera pero desgraciadamente no pasó así…”.

Y llegó la Universidad

Estudió en la escuela de ingeniería de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), a la par, siguió trabajando porque en la carrera de ingeniería civil piden muchos materiales y solo así pudo costearla, además de ayudar a su madre. “Porque aunque ya no tuviera muchos gastos, pues mis hermanos mayores ya se habían casado y hecho familia, quedamos cuatro viviendo en casa mi hermosa madre”.

¿Qué materia fue la más difícil dentro de la formación de ingeniero civil?

-Era bueno con las matemáticas pero Diseño Estructural I y II fueron de las materias que me llevó más tiempo entender y tuve que tomar asesorías.

¿Y cuándo llegó el primer trabajo de Ingeniero?

-Estaba en el último año y mi profesor Julio César me alentó a ir a una construcción donde estaban solicitando y me hicieron algunas pruebas y logré quedar dentro, tenía a un ingeniero guía que fue de mucho apoyo, hicimos unos departamentos y por primera vez obtuve un pago real como de un ingeniero y me sentí el hombre más feliz del mundo, todo por lo que había estado luchando estaba dando frutos.


Una vida en Mazatlán

“Mazatlán es un bello puerto y los departamentos y condominios se pusieron de moda, prácticamente eso es lo que estuve haciendo en mis primeros años de haber egresado de la universidad”.

Sin embargo, también fue a trabajar a la Ciudad de México, San Luis Potosí y Guadalajara. “Le agradezco mucho a las empresas que nos contrataron a mí y a mis amigos para poder trabajar en conjunto, cuando niño nunca imaginé que mis trabajos llegarían a otras ciudades, es algo satisfactorio cuando las personas comienzan a reconocer tu trabajo”.

Mazatlán es un puerto que en los últimos años está mostrando una cara diferente con edificios modernos y de élite. Entre ellos, hay obras producto del trabajo de Roberto Núñez, como Torre M, Torre T, y los condominios “camino al mar” entre muchas más construcciones “hechas para darle a Mazatlán un poco de sofisticación. Es un trabajo del cual estoy muy orgulloso”.

¿Actualmente en que proyecto trabaja?

-Estamos haciendo un hotel por Cerritos y me estoy dedicando a dar clases de diseño estructural I y II, tomé cursos y me especialice, hice una maestría y se me dio la oportunidad de trabajar en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS)
¿Ingeniero y que cualidades debe tener un Ingeniero civil para un buen desempeño en su profesión?
-La persona debe salir dispuesta a salir aprendiendo eso es lo más importante, no debe presuponer que con lo que estudio en la universidad es lo necesario, por el contrario hoy en día cada vez es menos lo que podemos ver en comparación con los avances que se están sucediendo, entonces lo más importante es tener las ganas de seguir investigando por su cuenta, aprendiendo por su cuenta, con ganas de seguir actualizándose, porque ahora la obsolescencia es muy rápida.

¿Qué mensaje le daría a las nuevas generaciones de Ingenieros Civiles?


-Bueno les recomiendo que tengan la suficiente apertura de mente para seguir aprendiendo ya que no estará el profesor ni el amigo, cada uno estará con sus conocimientos, así que si siguen con esa idea de seguir aprendiendo ahí está el éxito, que no traten de tomar las cosas porque así se hacen, mejor es cuestionar las cosas, siempre que exista ese espíritu crítico y echarle muchas ganas a todo y nunca rendirse aun cuando las circunstancias no estén a nuestro favor.


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