LOS FERALES SÍ VUELVEN A RONRONEAR

Por Alejandra Sigala García
Ciudad de México (Aunam). Este año, el gobierno de Australia declaró la guerra en contra de los gatos ferales en el país. El objetivo es erradicar a más de dos millones para el 2020. ¿Cuál fue el delito de estos mininos? No. No es el hecho que sean asesinos, como algunos comentan. En realidad, su único “pecado” ha sido sobrevivir día a día en la calle atemorizados de la misma especie que planea asesinarlos.


El término feral, proveniente del latín feralis o fera, refiere a algo cruel y sangriento. Por lo cual, un gato feral es aquel felino el cual, por nacer y desarrollarse en la calle, o regresar de un ambiente doméstico a este entorno, desarrollan una actitud defensiva ante los humanos.

Debido a dicha actitud hostil y huraña, los gatos ferales son privados de ser parte de un proceso de rehabilitación y adopción, es por eso que la mayoría de las asociaciones animalistas los consideran como candidatos únicamente al CES.

Por sus siglas Capturar, Esterilizar y Soltar (CES), éste es un proceso el cual busca controlar en mayor medida a la población de felinos ferales para reducir el número de gatos sin hogar.

También evita que una colonia de gatos ferales se convierta en plaga. De alguna manera está bajo control uno de los peligros que, según la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema), éstas representan para la salud.

La misma secretaría especifica que también por la acidez de su orina y las partículas de las heces fecales, es más fácil contraer enfermedades respiratorias o de otra índole, tales como: conjuntivitis, salmonelosis y parasitosis.

A pesar que el CES cuenta con “cuidadores de colonias”, voluntarios quienes velan por el bienestar de estos animales una vez liberados, la demanda sigue rebasándolo día con día.

En una ciudad donde hay más de 700,000 gatos callejeros, es lógico que aún haya mucho trabajo por hacer. En efecto, estamos hablando de un proyecto a largo plazo el cual no todos están dispuestos a esperar.

En junio del 2017 se publicó el decreto de reforma al Código Penal en la Gaceta Oficial del Distrito Federal (hoy Ciudad de México (CDMX)) por el cual el maltrato o crueldad animal se clasifica como delito culposo cuya sanción va desde 2 años de prisión y de 50 a 100 días multa si las lesiones causadas no ponen en riesgo su vida, o hasta 4 años y de 200 a 400 días multa si dicho acto provoca la muerte de la criatura.

Cabe recalcar que dicha sanción se aplica si la conducta es efectuada de manera intencional, imprudencial (es decir, que las acciones pudieran ser previstas y evitadas, pero sin una acción), por omisión o negligencia.

Aún con estas reformas, algunas personas optan por arreglar el problema de raíz, en otras palabras, envenenan, atropellan o matan a los animales para que éstos – considerados como plagas – ya no causen más molestias.

En un trabajo de tesis realizado por Amaranta Díaz Ugalde de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en 2018, se observó este comportamiento en la Unidad Habitacional el Rosario, donde se envenenaron a más de 25 felinos al percatarse del crecimiento de esa colonia debido a los ruidos ocasionados y al olor de su orina.

Otro caso fue la Unidad Habitacional San Martín Xochinahuac donde, a pesar que los gatos ya habían sido sometidos al procedimiento CES, los habitantes repitieron esta conducta para erradicarlos.

Lídice Robledo, encargada de la organización “Gatos para todos A.C.” con sede en Guadalajara, aclara que dicha destrucción deliberada es solo una resolución temporal, pues casi siempre lleva al “efecto vacío”.

Esta es una situación donde nuevos gatos concurren al área desocupada para explotar cualquier fuente de comida que atrajo a los habitantes originales, o, si hay sobrevivientes, éstos son más cautelosos de las amenazas.

Entonces estén o no controladas las colonias ferales, aún son propensas a un estilo de vida deplorable o de riesgo la cual es consecuencia de la desinformación, desinterés y premura por erradicar una problemática de la noche a la mañana.

Viridiana Ramírez Ortega, tras atestiguar esta realidad en su entonces domicilio cercano a la Basílica de Guadalupe, investigó alternativas para brindar a estos felinos mejores condiciones de vida.

“En un principio solo buscaba controlar la colonia de gatos, sin embargo, observaba que, a pesar de la carencia en alimento, agua y seguridad, estos mininos sobrevivían día a día, pero con un miedo a los humanos y al ambiente inseguro que éstos habían generado”, compartió.

Es así como se encontró con el proyecto “Adopta un gato feral para control de plagas”, una propuesta la cual, a pesar de ser apenas un prototipo, figuraba como una segunda oportunidad para los ferales, el sector felino más apartado entre la comunidad ambientalista.

De Francia para México

La fundación pionera en la aplicación de dicho proyecto en los estados de Aguascalientes y Guadalajara, donde se encuentran sus respectivas sedes, es la asociación “Gatos para todos A.C.”.

Fundada en el 2013, tiene como principal objetivo velar por el bienestar de los felinos que fueron víctimas de abandono y maltrato mediante campañas de esterilización, concientización, adopción, entre otros más.

Cabe aclarar que esta es una propuesta que su fundador Patrice Nicolas Albert Pinet aplicó primeramente en Francia, su tierra natal, tomando como modelo a los Bodega Cats de Nueva York y otros casos más específicos en Europa.

Con estas referencias, Patrice posteriormente comenzó a implementarlo poco tiempo después de fundar la asociación. Por supuesto, la coyuntura y la cultura mexicana varía de la europea, por lo cual, con el paso del tiempo, los procedimientos, requisitos y selección de alianzas se han ido puliendo y mejorando.

(De izquierda a derecha) Daniela Aidé, Karim (ex miembro) y Kevin Vázquez. Fuente: Abrazos para ayudar

“Encontramos a un gato callejero, pero no se deja agarrar”

En general, este es el reporte que el equipo de “Gatos para todos A.C.” necesita para acudir al lugar y capturar lo más humanamente posible al felino.

Posteriormente, se le realiza un diagnóstico médico. Si es aprobado, prosiguen a la desparasitación, esterilización, vacunación contra la rabia y, en el mejor de los casos, al posicionamiento en alguna bodega, fábrica, granja o negocio prospecto.

“Una de las principales pruebas para saber si el animal está listo para su adaptación es la prueba del arenero: si el gato lo utiliza en el lugar donde su caja de arena fue puesta, es el indicado”, destacó Lídice.

Dicha prueba funge como un filtro el cual previene a los negocios/empresas, especialmente alimenticios, que su mercancía sea dañada por las heces u orina del felino; de alguna manera protege a ambas partes.

También los negocios, fábricas o empresas prospectos son sometidos a una inspección con el objetivo que el sitio sea seguro y sin amenazas para el candigato, es decir, se aseguran que no haya ningún tipo de veneno o pesticidas, maquinarias intimidantes o peligrosas, y se le debe designar un lugar tranquilo donde colocar el alimento, agua y la caja de arena.

Una vez certificado el espacio, el gato es soltado y solicitan al encargado del lugar que realice un seguimiento constante del animal y se notifique a la asociación en caso de escaparse, extraviarse o fallecimiento.

Para este proceso, normalmente no se requiere de una cuota de recuperación pues es preferible que dicho dinero sea invertido para el bienestar del candigato.

“Con esta estrategia, nosotros cubrimos dos necesidades: la primera, que los felinos no vuelvan a la situación de calle de la cual fueron rescatados, y la segunda, que éstos cumplan con una labor social.”, mencionó Lídice.

De esta manera, “Gatos para todos A.C.” en Guadalajara, gracias a la alianza hecha con Unión de Comerciantes del Mercado de Abastos (UCMA), logró colocar a algunos felinos en locales, bodegas de abarrotes, tiendas particulares y casas de campo.

Por su lado, en la sede de Aguascalientes se entregaron principalmente a locales de la industria agropecuaria: quince a bodegas y diez a ranchos. No obstante, también tuvieron un caso donde la corporación automotriz Nissan, requirió uno para controlar los nidos de ratones que se estaban haciendo en los empaques donde guardan los forros para los automóviles.

En suma, la asociación ha logrado colocar a más de 20 felinos en distintas locaciones de ambos estados y su plan es extenderse a los 30 estados restantes de la república mexicana para continuar su labor de rescate y adopción gatuna.


Dejar todo como está

En el libro Shelter Medicine for Veterinarians and Staff, la Doctora en Medicina Veterinaria (DVM) Julie K. Levy, especialista en veterinaria de refugios, menciona que históricamente los gatos ferales han sido ignorados tanto por agencias gubernamentales, como por sociales.

Además, añade que algunas personas creen que el estilo de vida feral está lleno de riesgos e inconformidades para ser aceptado en un refugio, mientras que otras opinan que la calidad de vida de estos felinos no debería ser juzgada diferente a la de otras especies “salvajes”.

Este razonamiento es el que impera en el actual debate de si a esta especie feral, sea adulta o cachorra, se le debería ofrecer una segunda oportunidad de tener una mejor vida alejada de las calles.

Argumentos como: “Ellos – los gatos – ya se acostumbraron a esa vida”, “Hay otros los cuales sí son adoptables”, entre muchos más, son los que han calificado a la propuesta de “Adopta un gato feral para control de plagas”, encabezada por Viridiana, como antiética.

“Además del factor económico, el hecho que muchas de las organizaciones animalistas tengan una postura cerrada ante este proyecto representa para mí un mayor obstáculo para implementarlo”, declaró Viridiana.

Ante la falta de un equipo tan amplio como el de “Gatos para todos A.C.” o una organización la cual respalde su iniciativa, Viridiana se ve en la necesidad de buscar información y contactos por sí sola quienes pudieran servirle para conformar de manera eficaz este proyecto en la CDMX.

Los administradores de la página de Facebook “Mr. Cat”, así como la veterinaria Esther Quiroz Hernández fueron de gran ayuda para llevar a cabo la primera parte del proyecto, es decir, el procedimiento CES.

Gracias a las publicaciones de “Mr. Cat”, Viridiana recibió apoyo de diversas personas quienes le brindaron trampas, transportadoras y dinero. Incluso las administradoras de la página aportaron algunas cobijas y una trampa más.

Mientras que las esterilizaciones corrieron por parte de la veterinaria Quiroz. Se optó por su trabajo puesto que la cicatriz de la cirugía era mínima y el felino es entregado medicado contra infecciones y dolor permitiendo liberarlo sin preocupación.

Aún así, el verdadero dilema se encontraba en la etapa de reinserción a las fábricas, granjas, locales o sitios prospectos debido a las lagunas informativas causadas por el rechazo del ámbito animalista.

Sin embargo, logró contactar con el refugio animal “Abrazos para ayudar” encabezados por los jóvenes Daniela Aidé y Kevin Vázquez, quienes, a pesar de sus limitados recursos, la apoyaron para aterrizar dicha iniciativa.

Esta organización, a pesar de aún no ser reconocidos oficialmente como tal, lograron colocar a dos gatos ferales en una fábrica Pascual, gracias a un contacto que obtuvieron en una de sus jornadas de concientización en Bellas Artes.

Por el momento, es el único caso de éxito registrado en la ciudad, sin embargo, los ha catalogado, así como a Viridiana y a quienes han colaborado, como los pioneros de la iniciativa a nivel CDMX.

Gracias a su apoyo, Viridiana logró trabajar en su propio protocolo el cual, a pesar de ser solo un borrador, es un gran paso para el proyecto. Además, éste se diferencia del de “Gatos para todos A.C.” pues incluye una fase de rehabilitación que puede significar un cambio en el destino del felino.

Los desterrados tienen derecho al amor

Esta recuperación es lo que diferencia el protocolo de Viridiana de otros, pues ofrece una terapia para tranquilizar un poco el estilo de vida y estimulación de estos mininos antes de liberarlos o hacerlos candidatos al proyecto “Adopta un gato feral para control de plagas”.

En cambio, Kevin y Daniela ven en esta fase algo más allá que una simple estadía corta en el refugio, mas bien lo vislumbran como una oportunidad para que el animal pueda volver a ser social y en lugar de terminar “trabajando” en una fábrica, encuentre y sea adoptado por una nueva familia.

Sin embargo, ¿qué tan factible es esta propuesta? ¿Se puede volver a domesticar un gato que ha estado acostumbrado a vivir en un estado defensivo ante los humanos? La respuesta depende del bando por el cual se analice.

Por un lado: el veterinario mexicano Oscar Daniel Arellano Jiménez, planteó en su trabajo de tesis “Determinación del estado general de salud de gatos ferales con cuidador sometidos a TNR en la Ciudad de México”, que, si un gatito menor a los tres meses de edad es capturado en el proceso CES, es factible socializarlo y darlo en adopción sin problemas.

Lamentablemente, la suerte es diferente para los adultos. Arellano añade que éstos nunca podrán ser acariciados ni manejados, y buscarán en todo momento esconderse y mantenerse alejados de las personas.

Por el otro, el DVM Marty Becker asegura que la mayoría de los felinos ferales tienen oportunidad de volverse una mascota cariñosa. Por supuesto, es un proceso largo cuya duración dependerá no solo de la edad del minino, también de su personalidad y experiencias previas.

La asociación “Tinny Kittens” comparte más de 100 testimonios de gatos ferales, entre adultos y gatitos, que han sido exitosamente rehabilitados y dados en adopción. Estos casos fungen como evidencia de lo que estas criaturas son capaces de hacer si se les brinda una oportunidad.

Los únicos capaces de decidir si los gatos ferales deberían o no someterse a una rehabilitación, son ellos mismos. Por supuesto, a falta de palabras para expresarse, uno debe observarlos atentamente y decodificar lo que sus acciones quieren decir.

Si un gato necesita ayuda, siempre lo expresará. Son inteligentes y cuando presencian algo mejor a lo que tienen, lo aceptan: “Suelen ser recíprocos, agradecen el tipo de gestos y cuando no, procuran escapar”, indicó Kevin.

Claudia Edwards, médico veterinario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), mencionó en una entrevista a Canal 22 que México carece de estudios respecto a la conducta del felino, su naturaleza y otros temas que giran en torno a él.

Y, por supuesto, sin pruebas donde sustentarse, un proyecto resulta inútil. Por lo cual, el documentar la trayectoria de cada gato feral rescatado por “Abrazos para ayudar”, desde el rescate hasta su rehabilitación, es el arma con la cual defienden su causa.

Esta fundación no cuenta con un proceso oficial para la rehabilitación, pues cada minino es diferente y requiere de cuidados especiales. Sin embargo, la paciencia, el cariño y demostrarle que no hay peligro alguno son los factores esenciales para que toda terapia funcione.

Asimismo, el juntar a los rescatados con los felinos del refugio, sean adultos o gatitos, ayuda en gran medida, pues éstos acogen al nuevo y le demuestran que pueden vivir tranquilos bajo el cuidado de un humano.

El caso de Paleta es uno de los más exitosos. Él, un felino cuyo esponjoso pelaje combina el color blanco y café, fue rescatado hace un año y tenía una actitud hostil y temerosa hacia Kevin y Daniela: buscaba defenderse o esconderse de ellos.

No obstante, con el paso del tiempo y gracias a la rehabilitación al estilo “Abrazos para ayudar”, hoy en día es la mascota del refugio, es decir, es la figura gatuna que acompaña todos los días a Daniela y a Kevin a su campaña de concientización en Bellas Artes de 10:00 – 16:00 horas.

En definitiva, tanto la propuesta de colocarlos en las fábricas como la rehabilitación buscan brindar a este sector gatuno una nueva oportunidad. Se voltea a ver a las víctimas de la ignorancia e insensibilidad humana.

Un gato feral queda dolido ante el maltrato y/o el abandono. Y así como siente esa tristeza, puede volver a sentir felicidad y el calor de una familia.

Al final del día, la naturaleza de los gatos ferales no los hace agresivos, ni mucho menos salvajes. Únicamente se defienden de aquello que les provoca miedo o los lastiman.

Si un león recibe atenciones tras ser maltratado en un circo; o un niño de la calle huérfano es adoptado por una pareja; o un preso logra reinsertarse a la sociedad … ¿Por qué un gato feral no habría de gozar lo que se siente tener una segunda oportunidad?







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