RECOLECTORES DE BASURA AFECTAN A PEATONES Y AUTOMOVILISTAS

Por Atenea Itzallana Barrera Barrios y Deyanira Yael Cortés Licona
Ciudad de México (Aunam). En la Ciudad de México operan unos 2,500 camiones recolectores de basura que recorren 6,800 rutas a lo largo y ancho de las 16 alcaldías. Elisa Sánchez González vive en la Unidad Habitacional número 1, ubicada a un costado de la Transferencia de Basura Cuauhtémoc y afirma que ella, junto con sus vecinos, diariamente son afectados por los trabajadores de esta zona.


Relató que los accidentes son comunes en la zona: “Hace tres meses un camión aventó a una moto y el jovencito que iba en ella falleció. Hace cinco años, Carlos, un vecino de la Unidad, iba pasando por la entrada de la Transferencia y un conductor lo atropelló y propició la muerte”.

Entre las problemáticas que tienen que enfrentar los vecinos de la unidad, remarcó el líquido que desprenden los residuos, pues hace una capa resbaladiza que termina por afectar a los motociclistas pues constantemente se derrapan y sufren entre lesiones graves o raspones horribles.

También mencionó que la suciedad se impregna sobre la calle debido a que los camiones son estacionados y lavados sobre ésta: “Cada tres días, personal de la delegación viene a limpiar el pavimento y eso ayuda un poco. Antes no venían; desde que comenzó la nueva administración fue cuando decidieron atendernos”.

Con respecto a la relación que existe entre los vecinos y los recolectores señaló: “Nosotros los vecinos nunca agredimos a los trabajadores ni mucho menos, de hecho, casi no tenemos contacto directo; ellos, por el contrario, lanzan piropos a las muchachas o señoras que pasan aquí, incomodándolas. Se orinan y bañan a un lado de los camiones, frente a quien se encuentre cerca, no importa si son niños, mujeres u hombres”.

Otro problema que Elisa Sánchez notó fue que los recolectores se alcoholizan enfrente de la Unidad, en consecuencia no reciben ningún tipo de sanción: “El otro día vimos cómo uno de ellos estaba bastante ebrio y al terminarse la última cerveza, se subió al camión y se dispuso a conducir”.

Entre las soluciones que han implementado los vecinos en contra de los recolectores, fue cerrar la transferencia con la esperanza de terminar con los distintos problemas que estaba provocando: “Tenemos treinta años viviendo aquí y la cosa ha sido la misma desde entonces. Un día, un basurero me dijo: ‘¡Uy, no, doñita, es más probable que los reubiquen a ustedes que a nosotros!’. Es verdad, ellos parecen tener más preferencia para el gobierno que nosotros los ciudadanos que pagamos impuestos”.




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