ELBA…LNEARIO DEL ORIENTE

Por Malinalli Yáñez Vargas
Ciudad de México (Aunam). Es en el oriente de la Ciudad de México, sobre Calzada Zaragoza número 2325, intermedio al Metro Peñón Viejo y Guelatao donde encontrarás uno de los pocos parques acuáticos que sobrevive en la zona oriente de la ciudad; el llamado “Balneario Elba”.


Cientos de personas llegan al atractivo acuático para pasar una tarde amena y convivir con la familia; cualquier día de la semana visitan el balneario, pero los fines de semana son los que protagonizan los mejores momentos. Las risas, juegos y pláticas avivan el ambiente agradable desde las nueve hasta las diecisiete horas.

Apenas llegas al lugar y te recibe un letrero enorme que dice: “Bienvenidos, XV años de Erika”. El Elba no sólo da sus servicios como balneario, sino también ofrece dos salones de usos múltiples para eventos como quince años, bautizos, bodas y una que otra reunión sobre asuntos políticos.

Los asistentes del lugar provienen de lugares aledaños como Santa Martha Acatitla, Chimalhuacán, Nezahualcóyotl, Chalco y la Agrícola Oriental. Varias de las personas que vienen al Elba son gente que no tienen recursos, tiempo o ambas cosas para ir a la playa o a Six Flags Oaxtepec.

Los precios son accesibles para la comunidad, ochenta pesos los adultos y setenta los niños; sin embargo hay quienes quieren parecer listos y romper las reglas, como el caso de una señora que discute con la mujer de la taquilla, pues quería hacer pasar a dos adultos como menores de edad.

La taquillera llama a un compañero del trabajo para calmar a la señora que ya está iracunda. Sin hallar resultados, la señora no tiene de otra más que pagar los boletos sin poder evitar una expresión de molestia en su rostro.

Pa’ comer y beber

Una cartulina fluorescente dice lo siguiente: “Prohibido entrar con embases de vidrio”. Familias enteras entran con lo necesario para pasarla bien sin gastar en comida; llevan sus tuppers de atún y sardina sin olvidar las tostadas o galletas saladas, otros prefieren llevar tortas de huevo y jamón, y algunos cargan su six de cheve en la mano.

Entre la oferta de antojitos hay chicharrones preparados con sus respectivos cueritos, sopas instantáneas, cócteles de fruta, alitas a la BBQ. Para los que prefieren estar en estado etílico toman bebidas como piñas locas, gomichelas y micheladas.

En la alberca, pura sabrosura


Los rayos del sol pegan recio. A pesar de los anuncios que prohíben la entrada a la alberca con playera, hombres y mujeres que con poca o mucha lonjita prefieren hacer caso omiso.

No importa si la alberca está abarrotada, porque aun así las familias ríen y las parejitas disfrutan no sólo de los antojitos sino también de los labios de su amado; los niños juegan con pelotas inflables y aprenden a nadar en flotadores con figura de pato, tiburón y cocodrilo.

Una que otra persona decide comer y beber en la misma agüita que quizás ya esté llena de sustancias misteriosas entre orines, sudor y pedazos de comida.

El salvavidas a lo lejos observa con cuidado a las personas que disfrutan de sus vacaciones de Semana Santa en el Balneario Elba.

Buenas noches Señor Sol

El Elba cerrará pronto, pero sólo por hoy… ha sobrevivido desde el año 1987. Son poco más de las cuatro de la tarde y el salvavidas sopla su silbato para anunciar que la diversión del día llega a su final.

Las mamás cambian a sus hijos ahí mismo, sólo haciendo “casita” con toallas para la privacidad de sus niños. Lo que hace unas horas eran gritos de niños jugar, ahora es un extraño vacío silencioso.

A sólo unos cuantos metros del parque acuático hay un famoso Motel en la zona, el “Motel Pistolas”. Cuando el balneario termina sus servicios, aquel edificio comienza a tener vida, pues recibe a sus primeros clientes… cómplice de parejitas que llegan a tener otro tipo de diversión por tan sólo quinientos suspiros. Amantes pasan del chapoteadero al jacuzzi.



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