4 de mayo de 2018

EL SIGNIFICADO DE LA OBRA DE ARTE… UNA VIDA DE INVESTIGACIÓN DE AMADOR BECH

Por Nilsa Hernández
Ciudad de México (Aunam). “Después de esta perspectiva no volverán a ver el arte igual” fueron las palabras de Julio Amador Bech, profesor en análisis y teoría de la imagen de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, quien presentó la reedición de su libro El significado de la obra de arte. conceptos básicos para la interpretación de las artes visuales.


Obra donde el autor retoma a varias posturas como las del historiador en arte Erwin Panofsky y las ideas sobre semiótica del filósofo Umberto Eco, para poder desarrollar su interpretación y concepción sobre el estudio del arte.

Amador Bech estuvo rodeado de sus colegas y amigos: el doctor en Ciencia Política Fernando Ayala, el doctor Felipe López Veneroni, la doctora Citlaly Aguilar Campos y la moderadora del evento Katia Elisa García, quienes hablaron sobre el desarrollo de esta obra que surgió en 1986, como una recopilación de las dudas y aportes que surgieron durante sus cátedras sobre teoría de la imagen.

El doctor Fernando Ayala habló sobre el crecimiento que el profesor Bech obtuvo en su investigación, que este año cumple una década desde su primera publicación “Es toda una vida dedicada en la investigación en la academia” resaltó mientras comentaba que aun cuando el libro se centra en el análisis de las obras de arte, a él le ha sido de ayuda en el estudio de la arquitectura y otros campos visuales.

Aguilar Campos habló de la pasión y dedicación que Amador Bech transmite en sus clases, pues ella fue su alumna desde que cursó la licenciatura, hasta en las asesorías de tesis; y afirmó que el libro de su exprofesor y ahora colega puede ayudar en diferentes campos de estudio en la comunicación, puso como ejemplo diversos trabajos que ha realizado desde la perspectiva de la hermenéutica en portadas de revistas.

Resaltó que en el libro se integran diferentes características como rasgos sociales, comunicativos y simbólicos, a parte que las obras de arte que estudia tienen componentes denominados paganos o sagrados en diferentes épocas, para poder intentar entender de manera psicológica la visión de una región y sociedad específica.

“Si la virtud de la imagen es hacer visible lo invisible; la virtud de Julio es hacer accesible lo complejo”, fueron las palabras de López Veneroni, quien se expresó halagado por ser invitado a dar su opinión sobre esta obra, en la cual él apoyó en la realización de la primera edición, atribuyó importancia en la parte del libro donde el autor realiza una crítica a diferentes posturas teóricas, como en la semiótica para Charles Pierce.

El doctor Julio Amador Bech centró su participación en la realización de una breve síntesis de su trabajo en la elaboración de su libro, en dicha presentación tomó varias obras de arte como ejemplo, para poder ilustrar y ejemplificar diferentes puntos que sobresalen en su investigación.

Entre las obras que el profesor Amador Bech retomó, se pudo observar la estructura geométrica de la tabla en donde se representa la vida carnal, en la pintura El Jardín de las delicias, creada por El Bosco.

El autor del libro se expresó halagado por las palabras de sus compañeros, así mismo afirmó que cada año sigue trabajando en correcciones y ampliaciones en su obra que surgió como un ensayo, pues para él es un trabajo de constancia y dedicación.



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LA VIDA DE PATRICIA: EL TIEMPO JUSTO Y JUSTO A TIEMPO

  • Cambiar tu vida personal por la laboral trae consecuencias...

Por Karina Quiroz
Ciudad de México (Aunam). En medio del tránsito en la avenida Ferrocarril Río Frío, se suscitó la charla con Patricia Quiroz, quien a sus 52 años es subdirectora del departamento de Remuneraciones al personal en el Instituto Nacional de Migración (INM), órgano descentralizado de la Secretaría de Gobernación; pero antes de ser funcionaria pública, es madre, abuela e hija, responsable de una familia y sustento de la misma.


Hace 16 años entró a laborar al gobierno y su vida ha cambiado desde entonces. Su carrera gubernamental dio inicio cuando entró a la Procuraduría General de la República (PGR) para cubrir un interinato de una plaza de base, con sueldo no mayor a los $6,000 al mes. En la Procuraduría obtuvo cuatro promociones, las cuales son lo mismo que ascensos. “El primer ascenso que obtuve fue en el departamento de Servicios bancarios, donde elaboraba oficios de solicitud de cancelación de cheques y comprobantes de sueldos de los servidores públicos; la segunda fue en el departamento de Conciliación bancaria presupuestal”.

La tercera promoción fue como Jefa de departamento en el área de comprobación, donde se sumergió en el mundo de las nóminas correspondientes al pago de remuneraciones al personal de la Procuraduría. Y por último, la cuarta promoción fue al departamento de distribución, igualmente como jefa de departamento, pero se encargaba de recibir y organizar las nóminas para distribuirlas a los pagadores habilitados de forma local y foránea.

Mientras ocurrían los ascensos de Patricia, los compañeros de trabajo le hacían la vida difícil, hablaban mal de ella, le daban mal los oficios y pedían que ella hiciera más de lo que le correspondía realizar. Pero en el trabajo no era lo peor, era en la casa; sufría reproches por parte de sus hijos, celos de su ahora ex marido y desplantes del mismo.

“¿Qué consecuencias te trajo ser exitosa en el trabajo?” pregunté con cierta cautela, a lo que respondió con un suspiro: mi divorcio. “Mi divorcio fue la consecuencia más grande que me trajo estar laborando de esa manera, tenía unos horarios muy desgastantes y pesados, la relación no aguantó ese ajetreo”.

En junio del 2007 la familia Rosas Quiroz se desbarató, el divorcio forjó un desplazamiento de los integrantes. Karla, la hija mayor se mudó a Cancún para laborar allá y alejarse del gran golpe que recibió; Jorge se quedó con su padre al igual que Luis, por último Karina se fue con su madre, pues era menor de edad y con base en ello la ley le otorgó la custodia.

“Ese proceso fue lo más difícil que he pasado, mi vida se veía rota con esta separación, pero lo único que hice fue refugiarme en el trabajo, claro, sin descuidar a mi hija”. A pesar del gran desgaste emocional, la licenciada en Administración siguió su vida como hasta ese día lo había hecho: luchando por salir adelante ante todas las vicisitudes presentadas.

El trabajo, para ella, representa una salida de sus pensamientos emocionales, pues se enfoca en lo que debe entregar y realizar; es una escapatoria. Hubo una ocasión que no pudo llevar a cabo tal escapatoria, ese día fue cuando se enteró que su madre tenía cáncer. La vida se le volvió a nublar nueve años después, pero esta ocasión la vida recordaba que existe un ciclo, del cual nadie escapará.

Al ver lágrimas en sus ojos decidí no ahondar en el tema, inclusive cambiarlo porque sabía que tocaríamos algo que aún no sana y no sanará del todo jamás. Pero su madre fue su inspiración para realizar hazañas que jamás se habría propuesto sin empujoncitos: terminar la carrera y decir que sí a una subdirección. La carrera de Administración la terminó en la Universidad del Valle de México, campus San Rafael, al mismo tiempo que fue promovida a Jefa de departamento.

Al término, estuvo un año más en la PGR para después ser invitada a laborar en el INM con una plaza más alta: una subdirección. Sabía que la responsabilidad era triple que la que ya tenía y que tener al menos tres departamentos a su cargo sería como una moneda en el aire. Pero al final aceptó porque tenía presente lo que la había llevado hasta ahí, su perseverancia, esfuerzo y dedicación al trabajo.



En su adolescencia fue muy estudiosa y comprometida con su vida académica; las altas calificaciones que obtenía se las enseñaba a su padre con gran entusiasmo, pero no recibía una respuesta igual, de hecho no había más que un “bien hecho”, lo cual es de los recuerdos que más le pesa traer a su memoria tantos años después; “no sé por qué mi papá no me hacía caso con las calificaciones, quería mostrarle mi esfuerzo, pero tal vez el trabajo no lo dejó reconocer mis méritos”, confesó con cierta nostalgia.

Su etapa de maternidad llegó a temprana edad: a los 19 años. En medio del segundo semestre de Arquitectura, en la entonces Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Aragón, mantenía una relación con Antonio y se adelantaron a la época de responsabilidades cuando concibieron a su primer hija. Por obvias razones Patricia dejó la escuela, pero laboraba en casa pues su padre tenía una empresa de cobranza y mensajería, llamada Cobasmen.

“La empresa de mi papá tuvo mucho éxito entrada la época de los 90, pero a finales de esta, quebró. Esto por el avance tecnológico: el internet, las computadoras y las nuevas transferencias electrónicas, o sea que ya no nos necesitaban”. La economía familiar se vio en declive y por un coraje que su padre pasó le dio una embolia.

Además de estar a cargo de sus ya cuatro hijos, tuvo que hacerse cargo de su padre, de sus rehabilitaciones y terapias, pero su madre fue clave en la rehabilitación, pues mientras ella trabajaba, María le daba los cuidados intensivos necesarios y obligados bajo prescripción médica. Pero ese fue otro logro, su padre volvió a caminar, hablar, escribir: volvió a nacer. Su ayuda, paciencia y amor fueron la base del éxito para levantar a su progenitor.

Las hazañas logradas las consiguió gracias a su dedicación y arduo trabajo, con el amor de sus hijos y con la convicción innata que posee. “No digo que no me haya costado trabajo cada uno de los éxitos alcanzados, pero si estás convencida de lo que quieres, realmente no es difícil lograrlo”, expresó con amplia confianza y seguridad.

Al llegar a Laboratorios Chopo, en Fray Servando Teresa de Mier, dio fin la entrevista y bajó del auto a recoger unos estudios en dicho establecimiento. La confianza con la que dialogamos, dio por enterada la seguridad de la que es poseedora y la que ha sido menester tener en su vida laboral y personal. Además, hizo énfasis en darle suficiente tiempo al trabajo, sin quedarse corto o sin pasarse del necesario. “Hay tiempo para todo, lo difícil es saberlo administrar y especificar en cada actividad cotidiana”.

Foto: INM.



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LA CIENCIA ES PARA TODOS

Por Karina Ocampo Castillo
Ciudad de México (Aunam). Sentado en el pasto con los pies doblados, observa a su alrededor, su complexión es de un chico joven, alto y delgado, viste con una chamarra negra, pantalón de mezclilla y tenis negros, está cómodo; exhala muy fuerte y libera un grito de satisfacción. Así es como disfruta el astrofísico de su vida a pocos días de terminar la maestría en el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México.


La creación de un código numérico que sea capaz de estudiar fenómenos naturales como huracanes, el movimiento de ondas sísmicas o los destellos de radiación, a través de la resolución de ecuaciones de hidrodinámica clásica o relativista, es el proyecto de investigación por el que Alejandro Aguayo Ortiz asiste de lunes a sábado al instituto de Astronomía de la UNAM.

Al lado del doctor Sergio Mendoza, Alejandro Aguayo trabaja en el área de hidrodinámica relativista numérica donde desarrolla un código numérico llamado aztekas, dicho código es creado para estudiar fenómenos astrofísicos y algunos otros hidrodinámicos que pueden encontrarse en el planeta Tierra.

Aguayo espera que algún día el código aztekas, sirva como herramienta pedagógica para enseñar a nuevas generaciones a crear códigos similares, que sean entendibles y fáciles de modificar, así el proyecto sería utilizado no sólo en la física hidrodinámica, sino también en diferentes aéreas como la bilogía, psicología o política ya que el código también resuelve ecuaciones utilizadas en éstas disciplinas. Tiene la idea de hacer de éste código un proyecto grande que eventualmente pueda utilizarse por gente común como una app de celular, pues dicho código está basado en la filosofía del software libre.

Sus ojos, cubiertos por dos cristales que se sostienen desde sus orejas hasta la nariz, recorren los pastos de Ciudad Universitaria de un lado al otro. –A veces cuando estoy estresado, me salgo a dar una vuelta por los jardines del Instituto o por los pastos de CU –comenta Alejandro Aguayo mientras miraba caminar a las personas que pasan enfrente de él– me gusta mucho CU.

Yo nunca fui niño

Desde pequeño soñó con ser astrónomo y ahora sus expectativas se hacen realidad, como físico egresado de la Facultad de Ciencias de la UNAM. Cuando era niño tuvo muchos modelos a seguir, sin embargo, dos fueron los personajes que marcaron su infancia, la primera fue la Doctora Julieta Fierro, astrónoma y divulgadora científica, con la que actualmente, Alejandro convive a diario en el Instituto y la considera buena amiga, el segundo personaje fue un astrónomo, astrofísico y divulgador científico estadounidense llamado Carl Sagan.

Alejandro Aguayo Ortiz nació el 10 de junio de 1992 en la Ciudad de México, es descendiente de una familia de académicos, por una parte su padre Benjamín Aguayo Sánchez es diseñador gráfico, mientras que su madre Estela Ortiz Pérez ejerce la profesión de psicología, ellos tuvieron tres hijos de los cuales, Alejandro es el menor.

Apodado “el abuelo” por sus compañeros de primaria, el físico Aguayo Ortiz argumentó que él nunca se consideró niño y explicó sus razones.

-¿Cómo recuerdas tu infancia?

- Considero que yo nunca fui niño. Nunca pensé como niño, nunca actué como niño, nunca me gustaron las conversaciones de los niños. De pequeño tenía amistades sólo por obligación pues veía a mis compañeros de la escuela a diario, pero saliendo del colegio no me importaba salir con ellos, nunca me llamó la atención.

Por ejemplo, en las fiestas de niños me quedaba sentado observándolos porque no me sentía parte de ellos, lo que realmente a mí me gustaba era sentarme con los adultos, charlar de cosas más interesantes y dar mi opinión al respecto, algo que nunca pasó, porque ¿quién le va a hacer caso a un niño? Así fue mi vida hasta que entré a la prepa y comencé a hacer amigos de mi edad y que pensaban igual que yo.

-¿Y tus padres nunca se preocuparon por qué eras tan alejado de los demás?

- Mis padres nunca se dieron cuenta que yo era muy alejado, pues cuando mi papá me recogía al salir de clases todos los niños se despedían de mi, incluso con mi apodo de “el abuelo”. Mis papás pensaban que yo tenía muchos amigos y en realidad no era así. La verdad no sé cómo no se dieron cuenta, si todos los niños preferían salir a jugar con sus amigos y yo prefería quedarme a leer o ver tele, supongo que no estaban al pendiente de mí pues ambos trabajaban y la mayoría del tiempo me la pasaba sólo en mi casa.

Para Alejandro Aguayo el único vínculo que existía entre él y los demás niños era su pasión por el fútbol, en un principio se reunía con sus compañeros para convivir con ellos, sin embargo, no era bueno en el juego. –Con el tiempo me fui puliendo como portero y estuve a casi nada de entrar a Pumitas –recordó con una sonrisa en el rostro– sin embargo, aunque me gusta jugar fútbol no me agrada hacer ejercicio, ni entrenar o hacer rutinas.

Aunque su infancia fue dura, la narra de una manera muy sencilla y con risas en todo momento, se siente cómodo al hablar del tema. Él se acomoda, cruza sus piernas y alza el tono de su voz, pues el ruido de las personas que pasan por el lugar es cada vez mayor.

Físico y músico, las marcas en la piel

Las expectativas que el físico Aguayo Ortiz tenía desde pequeño fueron muy distintas a las del resto de sus compañeros. Alejandro se interesó por la astronomía desde los cinco años, su curiosidad iban más allá de los cuentos que su madre le leía por los noches, así que comenzó a buscar más información sobre el tema con ayuda de su familia, fue entonces cuando se dio cuenta que para poder ser astrónomo primero tenía que pasar por la física.

-¿Desde cuándo y por qué fue que te interesó la física?

- Me interesó primero la astronomía a los cuatro años y a los cinco ya sabía que tenía que pasar por física. Mi mamá me leía libros de ciencia, de bichos, animales, plantas, dinosaurios, etc., pero el único que me interesó fue el de astronomía. Sin embargo, cuando mi mamá ya no podía responder a preguntas básicas sobre el tema, optó por darme libros con mayor complejidad, además, mi tío que es ingeniero, me comenzó a meter más en el tema y mi abuelo me compró muchas enciclopedias de astronomía, en ese momento y desde esa edad decidí que eso quería ser.

El sol es cada vez más intenso y por el calor que le ha provocado, Alejandro Aguayo se quita la chamarra, al quedarse con su playera negra de manga corta, es visible que en ambos brazos tiene un tatuaje. Los dos tatuajes tienen historias diferentes, que sucedieron simultáneamente.

–¿Qué significado tienen tus tatuajes?

Su mirada se fija en el tatuaje de su brazo derecho y sin levantar la cabeza, pues se concentraba en observar aquella imagen postrada en su piel, dice –a los 12 años me regalaron mi primer telescopio, fue la primera vez que vi por un telescopio, lo primero que observé fue la luna y lo que más me impactó fue Saturno–. La imagen que Alejandro vio a los doce años de edad es la misma que lleva sobre su piel.

Sus ojos voltean hacia el brazo izquierdo y confirma –sí, sí es una guitarra, es el instrumento que mejor sé tocar además de ser barato, no ocupa mucho espacio, es muy fácil de transportar y mi papá la toca excelente entonces tenía un maestro que me enseñaba, por eso la guitarra fue mi primer instrumento que compré cuando tenía 12 años–.

Esos dos tatuajes han marcado la vida de Alejandro y son los símbolos de una de las decisiones más importantes que ha tenido que tomar.

–Ambos objetos son los más preciados para mí y me dolería perderlos. Al terminar la prepa fue ¿música o física?, pero música estaba más difícil porque debí de comenzar antes, además de que leer música para mi es complicado y no se me da, yo toco más de oído, y aunque sí me interesaba aprender, no era tanto como para dedicarme a eso. Incluso la música la puedo hacer eventualmente, por eso me decidí por la física–.

Alejandro Aguayo ya tenía en claro que estudiaría física, una carrera que implicaría muchas matemáticas, cosa que no se le complicaba pues desde pequeño siempre fue bueno para la materia. Su primer acercamiento profesional a la astronomía fue en el primer año de la carrera universitaria, tuvo la oportunidad de ir al observatorio nacional en Tonanzintla, Puebla, donde pudo ver nebulosas y galaxias a través del telescopio.

Al explicar lo que se dedica a estudiar, Alejandro se ríe de sí mismo y reconoce que no es una persona que se deje llevar por sus emociones, prefiere ser metódico.

–La astronomía es muy bonita pues todos piensan que observas las estrellas todas las noches es muy romántico, y la verdad es que muy pocas veces he visto por telescopio y dudo volverlo a hacer en mi vida.

Cuando la gente se da cuenta que la astronomía no es lo que pensaba, la mayoría dice “qué flojera”; sin embargo, yo me di cuenta que no quería ser astrónomo sino astrofísico, era más bien entender lo que pasaba allá afuera no necesariamente verlo, es decir, una cosa es ver y otra cosa obtener datos, la obtención de datos es muy aburrida y eso fue lo que me gustó, para eso tenía que estudiar física.

El científico como transmisor de conocimiento


Para Alejandro Aguayo una de las cosas más importantes que debe de realizar un científico es la transmisión de conocimientos a las demás personas, para él es esencial que todo estudioso de la ciencia sea capaz de explicarla de manera simple y clara.

Ha participado en distintas charlas de divulgación científica, se presentó en la Feria del libro 2014 con el tema “La física de los juguetes”; en el evento La noche de las estrellas participó en tres ediciones consecutivas: El agua en los cometas (2014), Relatividad General (2015) y Ondas Gravitacionales (2016), ésta última también la dio en la Feria de las Ciencias y Humanidades, Universum 2016.

-¿Cuál es el objetivo de un científico en el tipo de charlas que has dado?

-Explicar las cosas de la manera más simple. Por ejemplo, cuando tú te presentas en una charla divulgativa como “el científico” –enfatizó Alejandro al hacer unas comillas con sus manos–, tú puedes decir que cinco es mayor que mil y si lo dices cien por ciento seguro la gente te lo cree. Eso no quiere decir que yo diga mentiras en la charla, sin embargo, sí implica que lo que sabes lo puedes decir con toda la confianza la gente y te lo cree y te entiende.

Es muy divertido dar ese tipo de charlas y la mejor parte es al final cuando las personas hacen preguntas y al responderles hace su cara de “ya entendí”, eso es lo más padre. Esas charlas o pláticas son muy amenas y muy tranquilas, las disfruto muchísimo, es lo más bonito que existe.

El físico Aguayo Ortiz también ha participado como ponente en distintas conferencias científicas, en 2014 participó en el XV Congreso de la División de Mecánica de Fluidos, en Tuxtla Gutiérrez, y en el 67th Annual Meeting of the American Physical Society – Division of Fluid Dynamics, San Francisco, USA. Colaboró en el Seminario de estudiantes de astronomía 2016 y 2017 y en el Seminario de estudiantes de física en el 2017.

-A diferencia de las charlas de divulgación científica, he presentado pocos trabajos en conferencias de profesionistas, principalmente mi trabajo de maestría, y aunque voy muy seguro pues es de lo que he estudiado mucho tiempo, actuó con un poco más de cautela porque la gente a la que le presento mi proyecto, sí sabe de lo que le estoy hablando, por lo que tengo que ser mucho más metódico y puntual.

Al hablar sobre sus participaciones en distintas conferencias, Alejandro Aguayo comienza a recordar cómo fue que llegó hasta ahí y explica que no siempre fue un chico seguro de lo que decía frente a un público por lo que cuenta la siguiente anécdota.

–Yo en la prepa era muy tímido y pensaba que esa era la razón por la que me daban nervios subir a exponer un tema, pero en realidad era porque no sabía el tema, pues a esa misma edad también tenía la oportunidad de tocar la guitarra frente a mucha gente y eso no me daba pena, sin embargo nunca lo relacioné.

Al final de la carrera me metí a trabajar dando clases, y en mi primera clase llegué muy nervioso, eran chicos de secundaria, y comencé a explicarles el tema como yo sabía y me di cuenta que los niños sí entendían. Entonces al sentirme con más confianza pude percatarme que no era pena sino que nunca expuse un tema del que fuera experto”.

Con las charlas divulgativas, las conferencias científicas y las clases, el físico Aguayo Ortiz se siente muy seguro de lo que habla y logra transmitírselo a toda persona que tenga interés por el tema. Por ello, también ha publicado dos artículos científicos en la revista Springer y ha contribuido en uno más titulado “Un esquema directo de recuperación de variables primitivas para ecuaciones hiperbólicas: el caso de la hidrodinámica relativista.

También cuenta con un artículo de divulgación publicado por Revista Cuadrivio en marzo del 2016, que se titula “Una pseudociencia tenaz. La astrología (aún) entre nosotros”. Todos con la intención de mostrarles a las personas una parte de la ciencia aplicada a fenómenos que rodean al mundo.

Mi futuro ¿investigación o docencia?

Para él, su futuro se divide en dos caminos muy distintos, la docencia o la investigación y aunque ambos los disfruta de manera diferente, en estos momentos no se muestra preocupado y prefiere disfrutar de los dos.

-¿Cuáles son tus metas a futuro?

-Uno de mis sueños es dar clases en comunidades de la República Mexicana. En las clases de ciencia lo que tienes que hacer es que le interese a los alumnos, enseñarles de la manera más fácil y sencilla, entender el porqué es así, si bien lo que diga la ciencia es lo que es, la manera para llegar a ese resultado puede ser muy distinta. Hacer física no es aprenderse una formulita de memoria, sino explica las cosas más simples que existen.

-¿Y la investigación?

- En diciembre haré un viaje a Sudáfrica donde presentaré un poster de mi trabajo de maestría, seguramente irán todas las vacas sagradas que cito en mi artículo y la idea es que de ahí me surjan posibilidades para doctorado o ideas para un nuevo proyecto.

Si me dedico a la investigación, me gustaría hacerla fuera de la Ciudad de México pues no me gusta la Ciudad, el tráfico, la gente. Preferiría hacer el doctorado en otra parte del mundo. Pero si me quedo a hacer docencia me quedaría en el país pues me interesa que los mexicanos entiendan la física.

Alejandro Aguayo lleva las manos a su rostro y acepta que aún no tiene claro qué es lo que quiere para su futuro, pero sea cual sea la decisión él está consciente que la hará con toda su pasión y profesionalismo, entregándose a la ciencia como su única fuente de verdad y al método como su mejor aliado.

Se describe como un científico entregado a su profesión que busca la respuesta de todo lo que lo rodea, por lo que él sólo habla con seguridad de las cosas que ha comprobado por sí mismo. –Todo debe de tener una explicación, si las cosas suceden por algo… ¿qué es ese algo?, eso es lo que pretendo explicar y que las personas lo entiendan–, concluyó.



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3 de mayo de 2018

CAE PUMAS EN LA IDA DE LOS CUARTOS DE FINAL

Por Gerardo Padilla
Ciudad de México (Aunam). Con una hermosa postal nocturna entre la Biblioteca Central y la Torre de Rectoría, el Estadio Olímpico Universitario fue la sede para el partido de ida de los Cuartos de Final entre dos de los equipos con mayor convocatoria a nivel nacional: los Pumas y las Águilas del América.


En apenas un minuto de juego, las Águilas abrieron el marcador en una jugada a balón parado. Renato Ibarra fue quien cobró el tiro libre y mandó un centro para Mateus Uribe. El colombiano se anticipó a su marcador y logró cabecear dentro del área para darle dirección de portería al balón.

Diez minutos más tarde, el América estuvo cerca de ampliar su ventaja en el marcador, de nuevo en una jugada a balón parado. Renato Ibarra volvió a cobrar el tiro libre; el esférico pasó por encima de la barrera de Pumas, pero se estrelló en el poste.

Al minuto 27, se presentó la polémica, luego de que el árbitro central del encuentro, Luis Enrique Santander, marcara un penal por una mano de Luis Quintana. El balón se estrelló en la pierna del universitario y posteriormente lo hizo en el brazo del jugador.

El jugador francés, Jérémy Menez, fue el encargado de ejecutar la pena máxima y lo cobró hacia su lado derecho; el guardameta de Pumas, Alfredo Saldívar, se quedó en el centro de la portería como en el juego anterior frente a Querétaro, pero el balón sí cruzó la línea de meta.

Al minuto 37, América volvió a sumar un gol a su favor. Tras un saque de banda, Jérémy Menez, cedió el esférico para Mateus Uribe, quien remató de primera intención desde el borde del área, y el balón se incrustó en el ángulo de la portería, pese al lance de Alfredo Saldívar.

Cerca de finalizar la primera mitad, Guido Rodríguez cometió una falta sobre Nicolás Castillo dentro del área, inmediatamente después de que se cobrara un tiro de esquina.

El chileno fue quien cobró el tiro penal y lo hizo con mucha potencia hacia su lado izquierdo, lugar al que se lanzó el guardameta de América, Agustín Marchesín, pero no logró rechazar el balón y evitar la anotación.

En la parte complementaria, el árbitro central volvió a marcar una falta dentro del área. Alfredo Saldívar había atajado el balón, pero el rebote quedó cerca de donde se ubicaba Oribe Peralta, así que el guardameta prácticamente se abrazó de la pierna del jugador de América y cometió falta.

De nueva cuenta, el encargado de ejecutar la pena máxima fue el francés, Jérémy Menez, y lo cobró con mucha potencia hacia el centro de la portería, engañando a Saldívar, quien se lanzó hacia su lado izquierdo.

Con este resultado, América está muy cerca de avanzar a las semifinales, ya que los Pumas tienen una misión muy complicada: necesitan ganar por una diferencia de cuatro goles para avanzar a la siguiente ronda, en la cancha del Estadio Azteca.



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1 de mayo de 2018

SONIDOS PARA QUE RESURJA EL MUNDO

Por Ixtlixochitl López
Fotos: Jazive Jiménez
Ciudad de México (Aunam). La resolana que quemaba los brazos, y el bochorno que con la tierra hacía la respiración imposible a la hora del baile se desvanecen con la tarde y la lluvia, el polvadero se vuelve lodo y hace del slam un deporte extremo…


Esta vez la lluvia no llega y el polvadero se combate con paliacates negros de calaveras. La última vez que la tierra se alzó con los sonidos de nuestro mundo fue en 2010, en el Festival de las Resistencias, que buscaba recaudar fondos para nueve movimientos de resistencia en defensa del agua, tierra, medio ambiente, el trabajo, la reconstitución y dignidad de los pueblos indios y de una vida digna.

Desde entonces la plaga que baila y lo hace retumbar todo ha sido arrinconada ante el temor de ser criminalizada, desaparecida o muerta. Pero no siempre fue así, antes de que el nuevo milenio llegara, los conciertos en las islas de Ciudad Universitaria, en el estadio de Prácticas y los planteles de la UAM, en apoyo al EZLN eran una realidad para que la juventud desenfrenada y ávida de una mejor realidad se divirtiera y se informara.

La tarima a la que se subían las bandas era más que un escenario un medio de comunicación. Ante la falta de información fidedigna sobre lo que pasaba en Chiapas y alrededor del movimiento zapatista, eran los músicos quienes tomaban la batuta para hacer llegar lo que les informaban de manera directa desde el sur. La entrada se pagaba generalmente con un kilo de arroz o frijol, y aunque no había demasiados controles en los accesos, la ayuda llegaba.

El sábado 28 de abril, los sonidos de nuestro mundo resurgieron de la mano del Congreso Nacional Indígena para recordar que la música, el arte y la cultura van de la mano en el combate y la difusión de las problemáticas sociales que nos aquejan a todos, como el despojo, la violencia y la desaparición que reducen los espacios en los que se existe.

Los pueblos que conforman el CNI fueron las voces que se escucharon en este evento, que surgió como una necesidad para acopiar recursos para los trabajos que el CIG-CNI está planeando a lo largo de 2018 y 2019, para mover comisiones, delegados, concejales y seguir con la campaña de denuncia que comenzaron en mayo de 2017.

“Si no hay grupo no hay fiesta”


En la calle aledaña al deportivo los chavos vacían el líquido de las botellas en bolsitas, calculan sus municiones pues no podrán salir hasta el final de la contienda. La tarde cae dando tregua a los que bailan sobre la tierra, mientras los que van entrando corren al escuchar que una nueva banda se hace de la tarima.

Hasta enfrente están los más aguerridos, amantes del ska que no pueden resistirse al sonido del trombón. Les suda la cara, el cuerpo entero, se quitan la camisa y siguen bailando. Los trancazos vuelan, le dan a todos y regresan. El remolino de tierra se aplaca y se vuelve a alzar.

Las morras no se quedan atrás, con Spanish Bombs, Tijuana No! las hace bailar. Se hace un circulo de paz entre la multitud, a punta de guamazos se hacen espacio. Vuelan los cabellos, tiesos entre el sudor y la tierra, no hay glamur, sólo diversión. La energía y los pulmones no se llenan hasta que la rola termina para darles respiro.

Cuando sale Salón Victoria la noche ya cayó, los que aún no se animaban corren al escenario, quieren sentir esa vibra, estar más cerca y mover las caderas. Los niños también le entran, desde los hombros de sus papás se meten hasta el centro, no se asustan, sonríen y levantan los brazos. En este lugar cabemos todos, todos se respetan y se cuidan, si se caen, la banda los levanta. Salarío mínimo hace lo propio sobre el escenario y hasta los que estaban en el baño corren para entregarse a la fiesta.

Antes de que salga a escena Panteón Rococó el pasto en el que varios descansaban se queda casi desierto, la mayoría se acerca para ver a la banda que se fraguo, desde la prepa 9, como resultado de la lucha zapatista. Una comisión del CNI se hace del micrófono y hacen una invitación a participar ante un panorama en que el pueblo de México está siendo devastado, afianzan su posición como representantes del CNI, del EZLN, y en medio del panorama electoral.

“Queremos que corran la voz de que el CNI, el EZLN, los concejales, la vocera, no vamos con ningún partido en alianza. Queremos dejar claro que como pueblos originarios solamente los del mismo dolor, el mismo coraje, la misma rabia cuando nos desaparecen, nos persiguen, nos matan, seguiremos resistiendo y que es sólo organizados, todo el pueblo de México, que podemos parar a esos cabrones que están robando, despojando y exterminando. Compas: venimos a eso, a invitarlos y a decirles que no vamos con ningún partido en alianza, ni con ningún independiente”.

Invitan a los jóvenes a participar, a vencer la apatía, reconocen la importancia de estos eventos para crear conciencia.


Entre cosignas de “Zapata vive, la lucha sigue”, “No están solos” y “Viva el Congreso Nacional Indígena”, Panteón rococó sale y la tierra retiembla, los pies y los brazos son dirigidos con firmeza hacia el piso y el cielo. Con “Borracho”, Panteón rococó menciona la importancia de que los jóvenes se apropien de nuevo de esos espacios que les pertenecen, dicen: “No más a la criminalización de la juventud” y hacen brotar toda la fuerza escondida de quienes los escuchan.

“Las hostilidades”, “Marcos Hall” y “La dosis perfecta” suenan hasta Calzada de las brujas y para cuando llega “La carencia” las gargantas han quedado deshechas en himnos que trascienden generaciones y que, como antes, hacen resurgir nuestro mundo.





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BREVE RECORRIDO POR EL PUEBLO DE MALINALCO

  • Lugar mágico que conserva sus tradiciones
Por: Iván Hassel Cabildo Ortega
Malinalco, Estado de México (Aunam). Si uno se decide viajar a Malinalco, no se va a arrepentir. Malinalco es un pintoresco pueblo localizado al sur de la ciudad de Toluca de Lerdo y a 52 kilómetros de la ciudad de Cuernavaca. Ubicado en un hermoso valle rodeado por montañas, rinconadas, ríos, cañadas y cristalinos manantiales, Malinalco es un lugar mágico que recuerda y conserva el sentimiento y las tradiciones de la provincia mexicana.


Se debe comenzar en el primero de los ocho barrios: San Juan, donde uno puede encontrarse al viejo don Marcelino, el mejor panadero de todo el pueblo, un señor de 90 años que conserva la tradición de levantarse a las 4 de la mañana a hornear pan de manera artesanal el un enorme horno de barro que funciona a base de leña y acercarse por la especialidad de aquel viejecillo, un “ojo de pancha”, como él les dice; se trata de un pan en forma de media luna relleno de natilla y cubierto por azúcar quemado.

Después de dejar a don Marcelino atrás, usted debe bajar por la Avenida del Progreso y preguntarse cuánta labor costó construir tan bella calle empedrada. Al llegar al Palacio Municipal del pueblo uno puede darse cuenta de que ha sido totalmente remodelado. Pese a los embates que ha sufrido el pueblo, la belleza no se la quita nadie.

No ha cambiado en esencia, aún el centro se caracteriza por el delicado kiosko rodeado por enormes jacarandas moradas y buganvilias de colores que se enredan en las bardas y que dan la sensación de estar en un lugar encantado.

Si aún es muy temprano, una buena opción es visitar uno de las construcciones más viejas de Malinalco: la Parroquia del Divino Salvador, un antiguo convento agustino erigido en el siglo XVI que conserva la mayoría de sus muros originales pero que debido al sismo del 19 de septiembre, se deberán remodelar para evitar los derrumbes inesperados. Uno puede entrar por devoción o por gusto; la tranquilidad y la amplitud del lugar son tremendas. Al entrar por el enorme portón, lo primero que uno ve es el imponente altar y sagrario dorados donde descansan una multiplicidad de figuras religiosas. Además, si uno desciende las escaleras ubicadas en el costado izquierdo de la capilla, se encuentran una serie de pinturas al fresco imperdibles que datan del mismo siglo en que se erigió la iglesia.

Después de haber admirado la hermosa catedral, uno debe recuperar energías y para eso no hay mejor lugar que el puesto de la señora Remedios, que vende, entre otras cosas, un café de olla cultivado en las colinas cercanas al pueblo; con una textura cremosa y un sabor tostado que evoca al cielo al dar el primer sorbo. Lo puede acompañar con un pan, o bien, consumir el ya tradicional conejo estilo Malinalco que consiste en un conejo asado bañado en una salsa de color rojo y puesto al carbón.

Una vez habiendo desayunado, no es mala opción dirigirse a la zona turística que se encuentra abierta desde las 8 a.m. y ascender los 400 escalones para llegar a la cima del “cerro de los ídolos” y contemplar la única estructura arquitectónica monolítica de grandes dimensiones en el país –y de América en realidad ̶ que remonta sus orígenes al periodo tardío y que sirvió a la cultura mexica como centro militar.


Es casi seguro que uno se encuentre con Martín, el cronista de Malinalco, quien también funge como guía de turistas. Él les explicará de manera breve, la historia de Malinalco para que usted, al llegar a su hogar, le pueda presumir a sus amigos que visitó el hogar de Malinalli, hermana de Huitzilopochtli, quien fue abandonada por éste en el viaje a la Gran Tenochtitlan, por decir un ejemplo.

Los ojos del turista aventurado se iluminarán al mirar el edificio principal, labrado en piedra de la misma montaña, y al subir a una de las calzadas se puede apreciar el Valle de Malinalco en su plenitud. Lugar de admiración y descanso, lugar donde el sol ilumina no sólo el cuerpo, sino también el alma.

Al bajar usted encontrará el mercado se ha asentado ya. ¡Ah cuánta diversidad! Éxtasis sensorial al caminar por las estrechas y empedradas calles de Malinalco. Flores por aquí, frutos por allá. Orquídeas, girasoles, mangos, chabacanos, petacón, fresas e incluso chinicuil, son sólo un poco de lo que ofrecen las mujeres oriundas que se sientan en el piso a ofrecer sus productos sobre mantas extendidas.

Como obligación usted deberá comprar un poco de esto y un poco de aquello, cuidando siempre el no malgastar el dinero pues aún le falta ir a comer con doña Cris unos buenos tacos de cecina, o con don Pepe unos de barbacoa. Para su suerte, los puestos de estos personajazos se encuentran uno al lado del otro, la mejor estrategia es colocarse en medio para así poder ser atendido por ambos al mismo tiempo.

Don Pepe, écheme uno de espaldilla con costilla; doña Cris, usted sírvame por favor uno de cecina natural con todo.

Es lo que se debe de decir al ordenar; no vaya a cometer usted el típico error chilango de ordenar uno campechano, no porque no estén ricos, sino porque uno no sale de viaje para hacer lo mismo que hace cotidianamente.

Para terminar bien el día, uno debe descender por la Calle de Malinalco hasta llegar a la pulquería y mezcalería artesanal “La Sed”, un pequeño establecimiento que pasa desapercibido para los menos curiosos.

Al entrar, uno se percata inmediatamente de dos cosas: la primera, del enorme mural que descansa sobre uno de las paredes de la pulquería en el cual se encuentran plasmados personajes como Frida Kahlo, Cantinflas, Chavela Vargas, Sor Juana, Diego Rivera, entre otros. La segunda, de que sólo una persona atiende ese lugar: Blanca, o Blancucha, como le dicen los cuates.

Usted debe pedir la especialidad de la casa: el curado de piña con apio preparado al momento por la buena Blancucha que se servirá en un tarro de barro para mantener la frescura y resaltar el sabor. Al son de canciones típicamente mexicanas, uno siente que está en las pulquerías de Coyoacán de los años 60’s. Las mesas, todas tapizadas por hojas de libros variados, son pequeñas y confortables, todas, como regla general, tienen un poema escrito:

“Hay tanto amor en mi alma que no queda
ni el rincón más estrecho para el odio.
¿Dónde quieres que ponga los rencores
que tus vilezas engendrar podrían?”

Tanto amor de Amado Nervo tapiza la mesa de la pulquería, pero no sólo eso, también tapiza el sabor del pulque de piña con apio, de los tacos, tapiza el olor a flores y frutos, tapiza el cielo despejado y las montañas acantiladas, tapiza el viento suave y el sol alegre, en fin, tanto amor tapiza Malinalco y con él, los corazones de quienes lo visitan.

Fotos: Diana Isela Carrera Salinas - Archivo Aunam.






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30 de abril de 2018

BAILE Y MOVIMIENTO PARA MANTENER LA AGILIDAD EN LA VEJEZ

Por José Manuel Ríos Hernández
Ciudad de México (Aunam).- ¿Cansados? A veces. ¿Inmóviles? Nunca. Así es como son los integrantes de la clase de activación física para adultos mayores que la profesora Concepción Rodríguez imparte desde hace más de 15 años en el Centro Social Piloto Culhuacán, ubicado en la delegación Coyoacán. Ella afirma que trabajar con personas de la tercera edad le provoca mucha satisfacción debido a que “son fieles a la clase porque lo disfrutan y no son como muchos jóvenes que cambian de gimnasio constantemente”.


El cuarto donde realizan las actividades está pintado de dos tonos, amarillo y blanco, tienen espejos en las paredes para que puedan observar si realizan de forma adecuada los ejercicios los practicantes, quienes asisten de entre tres y cinco veces a la semana.

Como es costumbre, la clase inicia a las 10 de la mañana, cada sesión tiene la duración aproximada de una hora y se divide en varios momentos para calentar, tener actividad intensa y finalmente relajar los músculos para evitar futuras lesiones en los cuerpos de los asistentes cuyas edades rondan entre los 75 y 90 años, la mayor es una mujer muy querida por el grupo llamada Esperancita, quien está a punto de cumplir 91 años.

Cada día de la semana existe un objeto con el cual se apoyan para trabajar su cuerpo: los lunes lo hacen con aros, los martes con bastones y pesas de medio kilogramo, los miércoles como pelotas y matamoscas, los jueves practican Tai Chi y los viernes regresan a los aros. Ocupan una variedad de materiales para mantener divertido el ejercicio y para que les llame la atención realizar los movimientos que son benéficos para su salud.

Para comenzar, todos ya conocen su lugar, por lo que forman cinco filas, y para quien necesita un descanso a mitad de clase por algún problema de salud, le consiguen un banco. En todo momento se preguntan entre sí cómo se sienten.

La primera canción que suena es el Danubio Azul de Johann Strauss y esa melodía les sirve para comenzar a relajarse. Mueven lento su cuerpo como calentamiento, el cual en todo momento es supervisado por la profesora Concepción quien está especializada en tratar a adultos mayores y además forma parte de la Confederación Deportiva Mexicana.

“¡Inhalen y exhalen!, no quiero que se lastimen”, les dice la profesora a los 15 asistentes de los cuales, 13 son mujeres y sólo 2 son varones. Todos visten de blanco y azul y lucen con mucho brillo durante la clase. Mantienen la disposición de trabajar y apoyarse entre sí para que juntos logren los bailes y actividades que les ponen, las cuales a veces representan un reto físico por los problemas de salud que cada uno tiene.

La siguiente canción con la que se mueven tiene la voz del cantante Chayanne. El estribillo que dice “oye, abre tus ojos mira hacia arriba, disfruta las cosas buenas que tiene la vida” parece un mantra que les da energía para comenzar optimistas con su día. El baile que realizan se apoya de ejercicios con pequeñas pelotas de colores, las cuales van de un lado al otro al ritmo de la música. Para cuando terminan este circuito de movimiento, se escucha que una señora llamada Alicia dice, “¡ya estoy sudando!”.

El siguiente ejercicio lo realizan en parejas y se apoyan de bastones, consiste en moverlos de un lado al otro de forma ordenada. Para esto, la profesora se encarga de revisar que cada pareja realice el ejercicio de forma firme, con esto trabajan su coordinación motriz.


La clase nunca pierde ritmo, cuando llega el momento de ocupar los matamoscas para bailar, lo hacen con música de los ochenta ya que suena la famosa Flashdance… what a feeling! de la cantante Irene Cara. Los objetos que normalmente se utilizarían para matar insectos, son ocupados como herramientas para dar aplausos en el aire, así como Jennifer Beals lo hacía en sus rutinas de baile de la película que lleva el mismo nombre de la canción, en ese momento, todas las personas de la clase son estrellas activas con mucho movimiento.

La siguiente melodía que bailan es una marcha compuesta por un popurrí de música regional mexicana. Al ritmo de La Adelita y Ay Jalisco, no te rajes, el grupo retoma los bastones y se mueven marchando, mientras al mismo tiempo suben y bajan el objeto que tienen en la mano. Además, alternan los movimientos con sentadillas y giros a lo largo de todo el salón. “Levanten bien sus piernas clase, eso nos ayudará a evitar caídas porque a veces llevamos arrastrando los pies muy cerca del suelo”, les dice la profesora para que entiendan la funcionalidad del ejercicio.

Justo al terminar la marcha, ha transcurrido la mitad de la clase y se escucha que Esperancita les grita a sus compañeras, “¿ya se cansaron? porque yo aún no” y obtiene con un unísono de respuesta un: ¡no! Todos están listos para la siguiente ronda de ejercicio.

Algo que llama la atención es que gran parte del grupo ocupa algún aparato para contrarrestar el mal funcionamiento de una parte del cuerpo, por ejemplo, siete de ellos ocupan lentes, cuatro tienen un aparato en el oído para escuchar mejor, tres utilizan bastón y uno una faja para no lastimarse su espalda. A pesar de ello, nunca ponen “peros” a los ejercicios que les da su guía y además los hacen de forma enérgica.

Enseguida, retoman los matamoscas que tienen cintas adhesivas metálicas de diversos colores, mientras comienza a sonar en la grabadora: “Ladies and gentleman, this is Mambo No. 5” de Lou Bega. Siguen las indicaciones que el cantante les da en inglés para su coreografía y como algunos no hablan ese idioma, la profesora Concepción también les da las órdenes en español de cómo deben moverse mientras siguen el acelerado ritmo. La última canción que bailan es Qué bello de la Sonora Tropicana y después de eso, se disponen a enfriar su músculos con una melodía de relajación la cual también ocupan los jueves en su clase de Tai Chi.

Pero, ¿qué motiva a las personas a ir a la clase? La señora María decidió comenzar a ir por un accidente que tuvo, para que se acelerara si recuperación, ella menciona, “yo me lastimé mi brazo derecho hace unos años y no me ha quedado de otra. Hago una hora de hatha yoga en la mañana los lunes, miércoles y viernes y después vengo a la clase de activación. Trato de hacer las dos horas de ejercicio porque me ayuda a moverme mejor”.

Por su parte, el señor Pedro es uno de los pocos hombres en clase y es el tesorero por lo que recoge la cuota de recuperación de 15 pesos, la cual sirve para la renta del lugar. A Pedro lo motiva ir por la convivencia con personas contemporáneas a él, además de que ha visto un beneficio en su movilidad y los análisis que frecuentemente se realiza para comprobar su salud han salido con cifras más equilibradas.

Son un grupo unido que tratan de mantener la convivencia fuera de la clase, ya que celebran cada cumpleaños, van a bailar a plazas públicas, a caminatas grupales y hasta a excursiones a otros estados del país gracias a los apoyos de los campamentos del DIF. La líder del grupo, la profesora Concepción, menciona “es importante transmitirles amor, porque sólo así mejoran en sus pasos, en su estado de ánimo y lo más importante, en su salud emocional” y agrega, “a veces me canso con la clase, lo increíble es que ellos continúan”.






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CONSIGUE PUMAS SU PASE A LA FIESTA GRANDE DEL FUTBOL MEXICANO

Por Gerardo Padilla
Ciudad de México (Aunam). Se jugó la última jornada del futbol mexicano y el Estadio Olímpico Universitario fue el escenario para el partido entre los Pumas y Gallos Blancos. El conjunto del Pedregal llegó a este compromiso dependiendo de sí mismo para acceder a la liguilla, ya que una victoria o un empate le beneficiaban para conseguir su objetivo, mientras que Querétaro, sin posibilidades de avanzar, quería cerrar su el torneo con un triunfo.


Los dirigidos por David Patiño dominaron el primer tiempo. Al minuto 11 tuvieron su primera llegada clara de peligro. Matías Alustiza cedió el esférico a Luis Fuentes, quien recorrió la banda izquierda, y disparó de larga distancia, pero el arquero Tiago Volpi se lanzó de forma espectacular para rechazar el balón y mandarlo a tiro de esquina.

La presión continuó siendo del conjunto universitario y al minuto 15 logró irse al frente el marcador. Tras un error de la defensa al intentar rechazar el balón, Matías Alustiza remató en el borde del área grande; el esférico se incrustó en las redes, pese al lance de Tiago Volpi.

Para la parte complementaria, el director técnico de Querétaro, Luis Fernando Tena, decidió cambiar a Edgar Benítez y Ervin Trejo fue quien lo sustituyó. A penas habían transcurrido cinco minutos del segundo tiempo, cuando el recién ingresado al terreno de juego tuvo la oportunidad de igualar el marcador con un cabezazo, pero el arquero Alfredo Saldívar atajó el balón.

Al minuto 68, de nueva cuenta los Gallos Blancos estuvieron cerca de conseguir la anotación. Tras un rechace del guardameta Alfredo Saldívar, Alexis Pérez se encontró el esférico en el borde del área y remató, pero el balón se estrelló en el poste.

Sólo transcurrieron unos segundos cuando el defensa auriazul, Luis Quintana, cometió una falta dentro del área sobre Edson Puch. El dominio de Gallos Blancos ya era claro. Fue el propio chileno el encargado de ejecutar la pena máxima y lo hizo al estilo de Antonín Panenka, intentando bombear el balón, pero Saldívar logró quedarse con el mismo y evitar la anotación, al tiempo que la afición vitoreó al guardameta de Pumas.

Pero el gol del empate llegó ocho minutos más tarde. Al 76’, Camilo Sanvezzo filtro un pase para Ervin Trejo, quien no dudó en rematar desde el sector de la izquierda; el balón pasó por encima del arquero y luego se estrelló en el poste, pero terminó pasando la línea de meta.

Con este resultado, los Pumas accedieron a la fiesta grande del futbol mexicano tras ubicarse en la séptima posición con 24 unidades y se enfrentará al América en los Cuartos de Final; mientras que los Gallos Blancos terminaron en la posición 14 con 18 puntos.





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