¿TURIBÚS? ¡NO, METROBÚS!

Por Daniela Fernanda Arroyo Samperio
Ciudad de México (Aunam). “Ya los traje a pasear, ya no me anden reclamando que nunca los saco porque está bien bonito el camión…pero le corren eh porque si no, nos toca abajo”.


Minutos antes de que llegara uno de los nuevos metrobúses que forman parte de la nueva línea número 7, que va desde Indios Verdes hasta Campo Marte, un padre de familia acompañado de su esposa y tres hijos esperaban ansiosos a la máxima novedad del transporte público, que aparte de ofrecer el traslado, también brinda diversión.

En la estación, las personas llegaban apresuradas a formarse. Familias enteras, parejas y grupos de amigos iban a conocer al Volvo rojo de dos pisos que estaba siendo tema de conversación por toda la ciudad.

Con la tarjeta en mano, empezaron a subir ordenados los adultos, algunos niños preferían adelantarse y dejar a sus padres a que hicieran el respectivo pago de seis pesos para que ellos pudieran alcanzar el lugar predilecto. Los ciudadanos mexicanos conocen el metrobús desde 2006, sin embargo, este 2018, el gobierno de la ciudad se puso de gala al echar a andar sus dos pisos por una estratégica ruta que los chilangos la están viviendo muy al estilo londinense.

Desde Indios Verdes, el metrobús pasa por Calzada de los Misterios, donde baja y recoge mucha gente que, como cualquier domingo, asiste a misa para agradecerle a la Virgen de Guadalupe por lo que le brindó en el transcurso de una semana. La línea sigue por las estaciones “De los Misterios”, “Garrido”, “Av. Talismán”, “Necaxa” Excélsior” y “Robles Domínguez”, en dónde muchos creyentes bajan luego de haber hecho la visita a la Basílica. El asombroso autobús de dos pisos avanza por la ciudad sin problema alguno, paseándose como los otros, en la ciudad que lo acogió como uno más.

Al pasar por la estación “Clave”, “Mercado Beethoven” y “Peralillo”, la gente se queda estática. Pareciera que ese túnel que nos da un tour por la ciudad, tomara una pausa por esas tres estaciones en las que no sube ni baja alguna persona. Simplemente todos están a la espera de algo más, algo que sorprenda. Y así sucede minutos después que hace la parada en la estación “Tres Culturas”, otro punto emblemático de la ciudad al recordar a los estudiantes que hace casi 50 años se manifestaron… ¡Cuánta historia guarda la ciudad y la podemos recordar en un trayecto de 15 kilómetros en menos de dos horas!

La ciudad pasó de tener 208 estaciones a 239, en las cuales más de 700 mil personas viajan a diario para transportarse a escuelas, trabajos, museos y lugares predilectos. Este enorme transporte rojizo representa ante la difícil situación que vive el país, una forma de olvidarse del estrés semanal, es ahora una especie de corredor que enseña bellísimas avenidas, llenas de verdes hojas, hoteles lujosos y edificios con infraestructura de primera. Eso fue posible luego de pasar las estaciones de “Glorieta Cuitláhuac”, “Garibaldi” y “Glorieta Violetta”. Todas éstas con una carga cultural tremenda, por lo que se hace, se hacía y lo que nos invita a hacer…incluyendo al tequila.

Cuando ese monstruo de dos pisos, bajo el avasallador calor de la ciudad comienza a transitar por la Avenida Reforma, la gente presta más atención y se concentran en sus ventanas.


“- Mamá yo quería irme arriba…
-Si mijo, deja nomás que se bajen y le corres y me apartas un lugar eh”

Esas palabras le recuerdan a cualquiera que definidamente uno no se encuentra en Londres disfrutando de un paseo por Oxford Street o Picadilly Circus. Nos aterriza. Las palabras de aquél niño que acababa de subir junto con su madre surgen ya que, lamentablemente, los que apenas se van incorporando a este paseo, no logran encontrar lugar en la parte superior del autobús y es que es importante mencionar que nadie puede ir parado arriba.

La entrada a Reforma es inconfundible e imperdible por los asistentes. Sus edificios, los grandes árboles verdes, sus calles casi limpias, los hoteles de dimensiones extravagantes y las fuentes que adornan a ese trayecto hacen que todos se emocionen. Muchos sacan sus celulares y se preparan desde que el metrobús para por las estaciones “Glorieta de Colón”, “París”, “Reforma”, “Hamburgo” y “La Palma”, las cuales son muy cortas y, por lo tanto, ya todos esperan al aclamado “Ángel de la Independencia”.

Los niños son los más emocionados en el trayecto de “La Diana” hasta “Chapultepec”. “Woooow” “Está bien padre” “Ese edificio se parece al de Spiderman” son algunas de las expresiones que los mismos niños que mostraban tanta emoción al inicio, continuaban anonadados por las bellezas de la capital mexicana. Sin importar el día, el clima o de dónde vengas, esta ruta llega al corazón y sorprende; especialmente a los turistas, los cuales se ven beneficiados.

Las estaciones “Ghandi”, “Antropología”, “Auditorio” se pasan volando al ir admirando a los puestos de comida afuera de los museos, en los que encuentras desde un refresco bien frío hasta unos esquites o elotes con mucha mayonesa para compensar la caminata hecha por las avenidas. También se pueden ver los puestos de bromas o en donde puedes encontrar algodones de azúcar, juguetes y hasta los retratistas que obtienen buenas ganancias gracias a los enamorados y a los niños.

En un abrir y cerrar de ojos, ese enorme y fascinante Volvo rojo indica que ha llegado a su parada final, “Campo Marte”. Gracias metrobús por tan buenas anécdotas que permitiste escuchar y ver; por el paseo que diste a tus ciudadanos en su ciudad y, sobre todo, por haber entretenido a muchos que buscaban salirse un poco de su realidad. Pronto volverán, y como diría Mario Bunge: “…Consumo no es sinónimo de felicidad”.

Fotos: Notimex.



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1 comentario:

  1. Es en serio? El famosisimo Matabus es simplemente un negociazo, pero ineficiente, inseguro, rutas pésimas...pero segun lo ponen como la gran solución al problema del transporte, el metro sigue siendo la mejor solución pero ya lo dejaron caer simplemente en favor de esta monstruosidad de Matabus

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