20 de enero de 2017

LA UNAM, EL TATUAJE DE LO QUE SOY Y DE LO QUE QUIERO SER: BERENICE CASTILLO

Por Daniel Eduardo Quiñonez Flores
Ciudad de México (Aunam).- La Escuela Nacional Preparatoria 3 Justo Sierra alberga a algunos de los mejores maestros del nivel medio superior. Hace cuatro años que salí de esa escuela, pero aún recuerdo la última clase de mi primer día. En la atmósfera se sentía el nervio de los primerizos. De pronto escuché que se azotó la puerta y una mujer de tez blanca, cabello rubio y chino estaba frente a mí. La más temida en prepa 3. La tortura académica comenzó.


Hoy vuelvo a ver a esa mujer, que alguna vez puso mis pelos de punta, para charlar. La geógrafa Berenice Castillo González, maestra también en Ciencias Ambientales, es una apasionada de su profesión; es feliz y se considera a sí misma como médica del planeta y del mismo humano por estar en él. Dentro de las aulas predomina su exigencia, que va a la par de la excelencia de sus clases y conocimientos que transmite a sus alumnos.

Su interés por estudiar la Tierra surgió desde niña, cuando viajaba con su familia a cualquier destino y preguntaba a su padre el porqué de cualquier fenómeno natural, comenta entre risas. Creyó que la Astronomía podría darle ese conocimiento hasta que ingresó a la preparatoria, donde conoció al que ahora considera su mentor – Manuel Hernández Bravo –, quien la orientó en la toma de una de las decisiones más importantes de su vida: estudiar Geografía.

Agradece sumamente a la UNAM por darle todo. Para ella, es una institución que le permitió no sólo conocer a personas que la marcaron de manera profesional y humana, sino también tener una formación profesional para el mundo. Ella considera que la UNAM es “el tatuaje de lo que soy y quiero ser’’ por todo lo que le brinda, así como por el éxito que con ayuda de esta institución ha alcanzado.

Su oficina está en el último piso del edificio A de la prepa 3. Es pequeña, iluminada, con un escritorio y algunos muebles con papeles. En la pared se observan carteles con algunos valores escritos, recuperados de la campaña difundida por el ex rector Narro Robles con los que ella se identifica y aplica a su vida. Cuando uno lee cuidado del ambiente, ella agrega “y de la especie humana”.

Una geógrafa en acción

Su preocupación por transmitir a los jóvenes el interés por el cuidado ambiental la ha llevado a laborar como docente de esta preparatoria durante 15 años, impartiendo clases de Geografía, Geografía Política y Geografía Económica.

De igual forma, Berenice ha trabajado en la Facultad de Filosofía y Letras por 4 años, enseñando Meteorología 1 y 2, Climatología 2 y Bioclimatología. Actualmente la geógrafa ha solicitado un permiso para poder ejercer su puesto administrativo en la preparatoria Justo Sierra como coordinadora de apoyo a la comunidad.

El buen trabajo de Berenice Castillo se ha reflejado en el Servicio Meteorológico Nacional, donde fungió como observadora de condiciones atmosféricas y meteoróloga de turno. Comenta que durante un tiempo capacitó a extranjeros en el Instituto de Ecología de Hidalgo y que trabajó con la Comisión Federal de Electricidad en el diseño de escenarios de cambio climático para una buena generación de energía eléctrica.

De igual forma participó en proyectos extranjeros con la Armada de Argentina, en Ushuaia, para la instalación de estaciones atmosféricas sistematizadas en la península antártica. Laboró también en el Centro Nacional de Huracanes y la Administración Nacional de la Atmósfera y el Océano de Estados Unidos, lo cual le dio la oportunidad de viajar en el caza huracanes.

La geografía de una mujer

La pequeña oficina de la profesora es un lugar ocupado, apresurado. Suena el teléfono, entra la secretaria, llega un alumno a solicitar un documento, regresa la secretaria, entra otro funcionario, le solicitan su firma en algunos papeles y finalmente vuelve a atender la entrevista. Berenice es una mujer muy ocupada, pero sin importar eso, la geografía corre por sus venas.

Desde que inició su vida profesional fue una mujer que ocupo puestos importantes de trabajo. Menciona que eso, en ocasiones, terminó por convertirse en un obstáculo para algunos hombres con ideología machista y misógina.

“En el Meteorológico Nacional los jefes eran militares, pues los procesos naturales son considerados como asuntos de seguridad nacional… Ahí Jaime Albarrán me decía `señito, ¿qué hace usted aquí? Usted como las escopetas: cargada y detrás de la puerta´”.

Posteriormente tuvo bajo su mando a personal que, de igual forma, se negaba a ser dirigido por una mujer más joven y mejor preparada en el ámbito profesional e intelectual. Pese a vivir situaciones de desigualdad de género e incluso insinuaciones sexuales, supo comportarse de una manera diplomática, racional e inteligente para lidiar con estas problemáticas que lamenta sigan sucediendo.

No todos los hombres se comportan así. Berenice agradece estar rodeada de personas como su padre, esposo, amigos y “de aquellos hombres que reconocen el trabajo de la mujer”. La geógrafa subraya el apoyo tanto material como emocional de Alberto González Unzón, “quien me hizo a su imagen intelectualmente”, para no dejarse vencer y salir adelante.

Hoy por hoy, la relación que tiene con sus compañeros de trabajo es más inclusiva. Su inteligencia y don estratégico le han permitido sortear situaciones no solo de desigualdad, sino también de carácter profesional en sus distintos trabajos. Actualmente se encarga del apoyo a la comunidad en la ENP 3, identificando riesgos y vulnerabilidades que afecten a la colectividad académica.


El arte y la ciencia

La profesora Castillo ha buscado que su formación académica sea integral, por lo que se ha nutrido de conocimientos que van desde los científicos, económicos y políticos hasta el campo del arte, una actividad que ha estado muy presente en su vida.

Berenice es creyente de que la ciencia no debe separarse del arte porque todo en esta vida tiene una relación. Siempre ha tenido un interés marcado por la música y la poesía. Esta inquietud la llevó a estudiar ópera durante cuatro años. La geógrafa también es mesosoprano contralto. Su caso prueba que la ciencia y el arte sí pueden ir juntos.

“La ciencia no es aparte de la cultura. Los sabios de la antigüedad eran científicos, geógrafos, biólogos y también artistas. Sabían de todo”. De no haberse dedicado a la geografía, Berenice Castillo habría triunfado como cantante de ópera, no solo por su talento sino también por su determinación para concretar sus objetivos.

La preocupación por un país que se está cayendo

Estudiar una ciencia que involucra lo humano y lo natural, le permitió generar una conciencia ética y de compromiso social. Es por eso que comparte su preocupación por la situación económica, política y social que sufre el país, que para ella se está cayendo y desmoronando.

Desde su punto de vista el problema radica en el sistema que nos gobierna y en la mala educación que se imparte en el país –tanto en las aulas como en los hogares–, por lo que se pregunta dónde están los egresados de la UNAM o del Politécnico para que saquen adelante al país.

“Nos gobierna gente ignorante cuando tenemos especialistas para todo. El día que el Estado decida poner a la gente adecuada en el trabajo adecuado, ese día cambiarán las cosas. México continúa con una historia de saqueos desde la Nueva España que se repite cada seis años”, dijo con una mirada triste.

Pese a ello Berenice se muestra optimista y llama a las generaciones adultas para que motiven en los jóvenes un interés por el cambio social y el desarrollo del país. De igual forma invita a los estudiantes a trabajar duro por el futuro, pues son ellos quienes deben recoger los pedazos del país y reconstruirlo con esfuerzo y tenacidad.

“Hay que ir siempre de frente con lo que uno es. Las acciones deben coincidir con lo que uno piensa. Debemos ser congruentes y leales a nosotros mismos. Cambiar desde adentro para lograr un mejor futuro nacional”. Berenice Castillo no se rinde, ella es creyente del cambio y lo motiva en sus aulas, con el amor y pasión que le tiene a su carrera, a su universidad, a su país y a su planeta.








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GASOLINAZO, LA PUNTA DEL ICEBERG DE LA REFORMA ENERGÉTICA: VÁSQUEZ SUÁREZ

  • La implementación de esta reforma pone en riesgo la seguridad energética, afirmó la doctora
  • La necesidad de convertir al negocio de la compra de gasolinas en un mercado atractivo, una de las razones del gasolinazo
Por Diego Caso
Ciudad de México (Aunam).- “El gasolinazo es la punta de un iceberg, de una bomba, que se llama reforma energética”, así lo expresó la doctora Rosío Vargas Suárez durante su participación en el coloquio “El Gasolinazo en el Contexto de la Integración con América del Norte” en el Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico de la UNAM.


La también investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte hizo énfasis en las consecuencias negativas que puede traer al país la implementación de la reforma energética en este 2017, sobre todo por el desplazamiento de PEMEX como productor e importador de combustibles.

Sobre la importación de gasolinas provenientes de Estados Unidos, la ponente señaló el alto porcentaje del volumen de importaciones – cercano al 60% del consumo nacional – como un foco rojo que debe ser atendido.

“Es un problema, en términos generales, de seguridad energética porque para un país depender de las importaciones de combustibles del exterior es un gran riesgo”, subrayó.

Con respecto al alza en el precio de las gasolinas, vigente a partir del 1 de enero, la investigadora señaló la urgencia por aumentar la participación de inversionistas privados en el negocio de la compra de los combustibles como una de las causas principales.

“Aquí tenemos el motivo del alto precio de la gasolina, en la necesidad de hacer atractivo un negocio que no lo era bajo el precio que nos ponía PEMEX, un precio único para todo México, que los inversionistas privados consideraron que no cubría sus costos de producción, transporte y márgenes de utilidad”, explicó.

Sin embargo, la capacidad de respuesta de los distribuidores privados para cubrir la demanda de combustibles a nivel nacional aún no es la adecuada. Prueba de ello es el desabasto de gasolina que se ha presentado en algunas zonas del país durante el último mes, puntualizó la doctora.

Vargas Suárez también hizo mención a la competencia entre los distintos proveedores de combustibles, uno de los beneficios de la reforma energética esgrimido por el Gobierno Federal, destinado a favorecer la disminución en el precio de los hidrocarburos.

“No existen los elementos para una competencia real por deducción de costos de producción. Además, si todos los proveedores van a ser abastecidos por las mismas importaciones provenientes de Estados Unidos, entonces en realidad la competencia va a ser más ficticia, uno o dos pesos de diferencia”, puntualizó.

Finalmente, Vargas Suárez hizo referencia a las sugerencias hechas por partidos políticos, como el PAN y PRD, al calificarlas como propuestas del tipo cosmético pues no resuelven el problema fundamental, que son los cambios constitucionales y el tipo de inserción energética que se estaba viviendo con América del Norte. “Realmente, la solución es tirar la reforma energética”, enfatizó.






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ORQUESTA ENSAMBLE TEATRAL PRESENTA “EL LOCO Y LA MONJA”

Por Montserrat Antúnez Estrada
Ciudad de México (Aunam). Los viernes del 17 de febrero al 31 de marzo a las 8 pm en la Sala Novo el grupo Orquesta Ensamble Teatral presentará la obra “El loco y la monja”, de Stanislaw Ignacy Witkiewicz, que trata el tema de la locura y el psicoanálisis.

Alejandra Aguilar y Jaime González

La compañía Orquesta Ensamble Teatral, creada hace dos años, está formada por egresados de la Facultad de Arte y Diseño (FAD) y el Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Alejandra Aguilar, Directora General del proyecto, mencionó respecto al grupo: “Somos jóvenes, de 25 años o menos, que decidimos juntarnos para hacer montajes. Nuestros trabajos han sido resultado de la fusión entre lo plástico, lo visual y el teatro”.

“El loco y la monja” será presentada por Orquesta Ensamble Teatral como resultado del apoyo que obtuvieron de la Embajada de Polonia en México luego de ganar el IX Premio Lech Hellwig- Gorzynski a la Creación Escénica Teatral 2014 con el montaje de la obra “Pullman Car Hiawatha” de Thornton Wilder (bajo la dirección de Alejandra Aguilar y Cristian José García):

“El montaje que hicimos de <> fue seleccionado para representar los festejos por los primeros 25 años del Colegio de Literatura Dramática y Teatro y los 80 años de estudios teatrales en la UNAM; después, el Premio Lech Hellwig- Gorzynski consistió en hacer una lectura dramatizada de una obra polaca en la embajada polaca, ahí nos dieron el texto de <>, nos gustó mucho, nos pareció muy vigente, muy divertido. La obra estará en temporada en la Sala Novo y más adelante en el Sistema de Teatros”, contó Alejandra Aguilar.

Los mueve la pasión

La escena del teatro en México no es sencilla. En la Ciudad de México solo el 23.2 por ciento de la población asiste a los teatros al menos una vez al año, de acuerdo a datos de la “Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumo Culturales 2010” elaborada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA). Pese a este panorama los más de 14 jóvenes que integran Orquesta Ensamble Teatral están dispuestos a apostar por dicho arte:

“Diariamente nos preguntamos por qué queremos dedicamos a esto, sabemos que el panorama es muy difícil. A otras generaciones les tocó un contexto del teatro mexicano donde había más público, mejores condiciones, sin embargo, coincidimos en que lo hacemos porque nos llama”, afirmó Jaime González, diseñador y director de arte de la compañía.

Jaime González recalcó que gracias al trabajo en equipo que han realizado, el cual comenzó cuando los creadores de Orquesta Ensamble Teatral aún eran estudiantes de licenciatura, en la compañía encuentran: “Una forma para compartir intereses, de poner sobre la mesa cuestiones que nos preocupan. Además, creemos que el proyecto ha funcionado porque hemos buscado los medios para sacarlo adelante, pese a que todos realizamos otras actividades”.

Alejandra Aguilar mencionó su interés por seguir trabajando para que la compañía Orquesta Ensamble Teatral tenga nuevos proyectos: “Ahora estamos enfocados en la primera temporada de <>, pero más adelante queremos ampliar el formato de <>, una obra que tenemos para niños”.

“El loco y la monja” forma parte de la programación del primer trimestre del 2017 en Sala Novo, espacio cultural apto para el teatro de pequeño formato. Las obras que se presentarán en dicho periodo son:


  • “El dragón, la princesa y el príncipe”.
  • “Entre la muerte y lo etéreo (o de la enferma nostalgia del poeta)”.
  • “Helge (La vida de Helge)”.
  • “Mi cena con André”.
  • “Satisfaction”.
  • “Las musas huérfanas”.
  • “Mi hermana es Perséfone y mi madre Deméter es”.
  • “Si no tocamos juntos no suena la canción”.






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LA TERCERA EDAD Y FALTA DE SEGURIDAD SOCIAL EN EL MERCADO DE JAMAICA

Por Cinthya Salas Bonola
Ciudad de México (Aunam). Entre claveles blancos recién cortados, dalias anaranjadas que reflejan la luz en las gotas dejadas por el riego, rosas apiladas en montones del tamaño de un automóvil compacto y girasoles de la altura de una mesa promedio, se encuentran ellos, locatarios de la tercera edad en el mercado de Jamaica que luchan con la habitual ironía de mantener un trabajo que exige juventud, frescura y vigor.


Ubicado en avenida Guillermo Prieto número 45 de la delegación Venustiano Carranza en la Ciudad de México, este mercado ha sido un fiel testigo del paso del tiempo. Son flores el producto primordial que ofrece el lugar, donde de los más de mil 150 locales, tan sólo 312 venden artículos de distinta índole.

Los pasillos del recinto asemejan un laberinto. Uno de ellos es un vaivén de diableros, cargadores de capullos de diferentes plantas, y de personas que van con dos o tres acompañantes.

Los locales son de lámina o de cemento, con acabados en azulejo, madera o tablaroca. La mayoría de ellos son de dos pisos; unos tienen balcones y otros ventanales que reemplazan la pared. Parecen pequeñas casas, cuyos habitantes se dedican meramente al comercio. Uno de los locales más populares es “El Pato Lucas”, cuya magnitud alcanza las seis sucursales dentro del mismo mercado.

Los comerciantes de edad adulta se encuentran dispersos por todo el lugar: en el pasillo de los elotes – donde las degustaciones llegan sin falta a los asistentes –, en el de las piñatas, en el de arreglos funerarios y la estación de camiones distribuidores. Quitan espinas, barren, riegan flores, empaquetan, acomodan mercancía, realizan decoraciones o atienden a la clientela; todo con la velocidad y esfuerzo posibles a tan avanzada edad.

“¿Qué si deja? Mire señorita, si no dejará no llevaría 50 años aquí”, se oye desde el local número 51, en el pasillo principal número dos, mientras las manos pequeñas y arrugadas de Maura Navarro, de aproximadamente 60 años, amarran tulipanes amarillos en ramos de diez flores cada uno.

Maura es uno de los locatarios de la tercera edad que viven de lo que el mercado les permite. Rodeada de nubes rosas, “florecitas muertas” y plantas de ornamento, que van de los 10 a los 30 pesos, asegura que vender flores le ha dado para vivir tranquilamente.

La anciana de mandil rosa, tez morena y ojos cafés atiende sola su lugar de trabajo. No tiene hijos y es viuda desde hace ya algunos años. Atenta a sus clientes, logra vender un ramo de 10 pesos. Recibe una moneda dorada, la mira y la guarda en la bolsa derecha de su pantalón negro de vestir para continuar con su labor al grito de “¡Qué va a llevar güerita, caballero, pregúntele!”.

Su ahora trenzada y blanca cabellera es el reflejo de su avanzada edad: “Antes vendía nopales en cualquier mercado, pero descubrí las flores, y aquí sigo”, frase que termina con una instantánea sonrisa.

Los mercados y la seguridad social

El Reglamento de Mercados del Distrito Federal, emitido en 1951, define mercado como “el lugar o local, sea o no propiedad del Departamento de la Ciudad de México donde ocurra una diversidad de comerciantes y consumidores en libre competencia, cuya oferta y demanda se refieran principalmente a artículos de primera necesidad.”

Bajo este reglamento, los 329 mercados registrados por el gobierno de la ciudad deben cumplir un conjunto de reglas y leyes diseñado para que los locatarios puedan administrar y manejar sus puestos de trabajo. Sin embargo, no se hace mención alguna a ningún tipo de seguridad social para los trabajadores.

Según Eduardo Macías Santos, la seguridad social se refiere a “un sistema general y homogéneo de prestaciones que tiene como finalidad garantizar el derecho humano a la salud, la asistencia médica, la protección de los medios de subsistencia y los servicios sociales necesarios para el bienestar individual y colectivo, mediante la redistribución de la riqueza nacional, especialmente dirigida a corregir supuestos de infortunio”.

La falta de apoyo gubernamental a los vendedores de mercados afecta, principalmente, a las personas de la tercera edad – ciudadanos de 60 años o más–, quienes en el 2015 representaron el 11% de la población económicamente activa, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

La misma fuente precisa que dentro de ese grupo de personas de edad adulta económicante activa, alrededor de un 50% trabaja por cuenta propia. Una nota del periódico La Jornada en el 2015 sobre indicadores laborales del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) indica que la principal actividad de dichas personas recae en el comercio informal.

De acuerdo con un análisis del portal Sin Embargo publicado en el 2015, las personas de la tercera edad que se dedican a este tipo de actividad se presentan ante la difícil tarea de encontrar un trabajo bien remunerado, debido a que su labor apenas equivale al pago de dos salarios mínimos diarios.

Cadena floral


Las rosas ya no la espinan, los tulipanes ya no la sorprenden, la humedad dejó de molestarle. Simplemente se ha cansado. 40 años de labor continua han dejado a Rocío del Monte indiferente ante la diversidad de plantas y flores que hay: “No me molesta el trabajo, lo que me molesta es no poder dejar de hacerlo”, esto para seguir cubriendo sus gastos básicos, frase que culmina con un suspiro.

El caso de Rocío ejemplifica el problema económico originado por la imposibilidad de acceder a la seguridad social, misma que se brinda mediante la pertenencia a instituciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad Social y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), el Instituto de Seguridad Social para Fuerzas Armadas Mexicanas (ISSFAM) o el Instituto de Protección Social, mejor conocido como Seguro Popular.

Cabello corto color café, tez morena, manos tierrosas, todo acompañado de un par de ojos negros que no miran a otros, que se hunden en hojas y tallos cortados. Rocío es la dueña de un local ubicado al oeste del mercado, cerca de la salida que da a la avenida Congreso de la Unión. Fue una herencia familiar, ya que fue adquirido por su abuelo en un principio.

Su local no es como los otros, no tiene azulejos, madera o aluminio, tampoco posee una planta alta con grandes ventanales, sólo hay un cuarto del tamaño de un baño promedio. Paredes de ladrillo rojo desgastado encierran las rosas, claveles y nubes que vende por ramo, a un precio de 30 pesos cada uno. No hay letreros que anuncien su producto, su voz es su instrumento principal.

Un foco de apagado y cubierto de polvo permanece inerte sobre la cabeza de la vendedora chilanga, mientras ella con un gancho afilado saca espinas de flor en flor. “Yo comencé a trabajar a los 14 años, mi mamá me trajo aquí”, confiesa y continúa su labor.

Rocío, de 60 años, forma parte de los locatarios de la tercera edad que durante toda su vida no se han dedicado a otra actividad más que a vender sus flores, por ello ha sido testigo del paso del tiempo tanto en el mercado, como en su propio cuerpo.

“Antes no había techo, estábamos bajo el sol, la lluvia o lo que nos tocará”, levanta su regordete brazo y señala con su dedo índice el techo de aluminio que cubre todo el mercado.

-¿Cómo describe su trayectoria como locataria?
-Cansada- contesta apresuradamente
-¿Le gusta su trabajo?
-No. Ya no me gusta, ya no es como antes


Rocío narra cómo la rutina terminó con su amor por vender, ya que no puede dejar de trabajar, pues la necesidad por mantenerse económicamente estable es más que el desgaste y la fatiga.

“Mi hija me ayuda, pero no es suficiente”. Rocío no puede dejar el negocio floral, ya que no importa cuántos años tenga en labor activa, los locatarios de la tercera edad en el Mercado de Jamaica, como en cualquier mercado de la Ciudad de México, no son acreedores a ningún tipo de ayuda gubernamental.

La opción son “los ahorritos”, mismos que realiza para cualquier emergencia, en especial una enfermedad. Cada que logra alguna venta, una parte va para las emergencias. El sábado es el día en que más vende; por ello los sábados son intocables, este día siempre se trabaja.

Sin embargo, su avanzada edad la mantiene en cámara lenta. La señora del Monte se mueve poco a poco, cuida no estirarse de más, de no moverse con tanta prisa, de no cargar demasiado peso y de no agacharse con brusquedad, ni durante un lapso prolongado. Esas condiciones ya no le permiten trabajar de sol a sol, porque “Jamaica nunca cierra”.

La posición de su local dejó de ser favorable desde que el mercado se amplió, ya que los puntos de venta más concurridos cambiaron de posición, lo que dejó al puesto de Rocío oculto a la vista. Sin embargo, asegura que ese local es su segunda casa, aunque venda o no, aunque los clientes vean su local de pasada, “atender el local es una tradición que no se debe romper”, exclama.

Esta tradición ha dado a este sitio cierto prestigio que lo distingue de otros mercados de la ciudad. “Por mis papás”, “mis abuelos venían”, “que es famoso por su antigüedad”, fueron las respuestas más frecuentes dadas por los clientes consultados.

Los visitantes del mercado consideran que los mayores obstáculos para las personas de la tercera edad a la hora de laborar en un mercado son el horario, el traslado y carga de mercancía, además de las condiciones físicas del espacio.

Rocío se prepara cada día para vender flores, las mismas que le han dado libertad en el aspecto económico, pero que también, con el paso del tiempo, han terminado encadenándola, pues no las puede abandonar.

Ante la falta de seguridad social y la imposibilidad de jubilarse, los locatarios de la tercera edad se enfrentan a las dificultades de conseguir ayuda gubernamental para su sustento, esto mediante apoyos económicos como el Programa Universal de Pensión para Adultos Mayores “70 y más”, el cual tiene como beneficiarios tan sólo a 4.9 millones de veteranos, de los 7 millones 992 mil que son a nivel nacional, según datos del INEGI en 2015.

Cabe resaltar que, de acuerdo a un informe del Gobierno del Distrito Federal en el año 2014, se calcula que los mercados de la ciudad son fuente de empleo para más de 250 mil personas al año, una cifra equivalente al 23% de la población de los capitalinos. El mismo informe señala que el comercio dentro de los mercados genera un promedio de nueve millones de pesos al año, dinero que contribuye al mejoramiento del comercio y al sustento de las familias dedicadas a esta actividad.

La voz de Jamaica


Una silla infantil de madera es su puesto de trabajo; celofán transparente, tijeras, delgadas ligas y un gancho, sus herramientas; su mandil rojo, con olanes en los hombros, su uniforme habitual. Se trata de una de los principales representantes de los locatarios del Mercado de Jamaica: Elvia González.

La antigua miembro de la Mesa Directiva de la Asociación de Locatarios del Mercado Jamaica, calcula que, en el presente año, de la población total de locatarios registrados un 50% o más son de la tercera edad. “Hay mucho viejito por aquí, incluyéndome”, menciona entre risas.

Asegura que a pesar de ver los locales repletos de jóvenes y adultos, la mayoría de ellos son únicamente trabajadores, es decir, no son los propietarios originales de los puntos de venta. “Los dueños ya son gente grande y lo que hacen con ese lugar de trabajo es venderlo, heredarlo a su familia o mantenerlo en funcionamiento con ayuda de trabajadores”.

De esta manera el mercado, fundado en 1957 por el entonces presidente Adolfo Ruíz Cortines y por su regente Ernesto Uruchurtu, posee en la actualidad trabajadores que van desde los 13 a los 60 años, donde los más jóvenes dan la apariencia de ser quienes tienen la batuta del mando del mercado, pero no es así.

Por ello, el letrero de “Abierto las 24 horas” que se lee en una de las entradas hace cómplice al mercado de las flores de nacimientos nocturnos, serenatas repentinas y de perecimientos inoportunos.

Mientras que las nuevas generaciones, contratadas por los dueños de los locales, encuentran cómo mantenerse despiertos, para cuidar sus respectivos negocios, también venden y regatean las plantas o flores como si fuera el mediodía.

Por dicha situación, es que seis de los 30 visitantes consultados mencionaron que a pesar de ser ancianos y tener desgastes físicos evidentes, no tienen la necesidad de realizar actividades arduas, pues tienen a sus trabajadores. “No hay obstáculo. De alguna manera la gente mayor en el mercado se ha vuelto la jefa del lugar” se oía desde una de las salidas del mercado hacia calle Torno.

Ante el planteamiento de la problemática de la falta de seguridad social para los locatarios, en especial para los de la tercera edad, la representante admite tener 54 años, “todavía me falta”, enfatiza en tono burlón. Más que representante de los locatarios, Elvia se percibe a sí misma como una vendedora más. “El mercado ha visto crecer a sus vendedores”, dice, ya que los locales se heredan de generación en generación.

Asegura también que, en la actualidad, el mercado alberga a la tercera generación de vendedores. A pesar de ser más de mil locatarios, menciona que todos son una familia, “Lo que nos distingue de otros mercados es que somos unidos, no somos como la Merced, que tiene como tres mesas directivas distintas. Nosotros solo tenemos una para organizarnos”.

“¿Cómo no me va a gustar? A mí me encanta, ver tantos colores, tantas personas, aprender siempre algo nuevo, agradezco poder hacerlo todos los días”, exclama, al mismo tiempo que sus manos se mueven de manera apresurada y terminan unidas sobre sus piernas.

Sin embargo, por más que le agrade su labor admite que con el paso del tiempo “la vista falla, el sueño gana y la energía ya no dura”, por ello menciona que cuando los locatarios ya no pueden seguir trabajando, son los ahorros y los hijos los que se hacen cargo de las personas de la tercera edad, como consecuencia de la falta de seguridad social por parte del gobierno.

“Nombre’ qué apoyo nos va a dar el gobierno. Al contrario nos quiere quitar el mercado. El caso más conocido fue el de Ruth Zavaleta (2003-2005), quien primero se mostró muy amiga y ya como Jefa Delegacional se olvidó de sus promesas y nos atacó”, dice Elvia con el semblante serio, ya que no es la primera vez que políticos ofrecen ayuda para la seguridad social de los locatarios y después la quitan, como el banco que iba a brindar préstamos a los trabajadores de mercados y después ya no siguió adelante, cuenta.

Ante la falta de recursos y el incremento de adultos mayores dentro del mercado, los locatarios se han visto en la necesidad de realizar tratos con diversos países extranjeros y estados de la República para que el negocio progrese. De esta forma, el recinto cuenta con mercancía de Puebla, Veracruz y Estado de México y de naciones como Holanda, Egipto y Japón que se han integrado como productores de flores oficiales del mercado.


Así, a pesar de que los mercados de la Ciudad de México aportan cifras considerables a la economía del país, el gobierno no ha tomado medidas para solucionar la condición de informalidad de los locatarios.

Ejemplo de esto es que el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, expidió, en 2014, la Ley para el Desarrollo Económico del Distrito Federal, número 1, 836, la cual incluye una serie de lineamientos y metas que el gobierno de la capital debe de seguir para fomentar, promover y apoyar el comercio dentro de dicho territorio.

Sin embargo, a pesar de estipular un mejoramiento en el desarrollo del comercio dentro de los mercados mediante implementación de mobiliario y tecnología que facilite la labor comercial, no establece ningún tipo de seguro para el empleado ni da asesorías que promuevan el ahorro o manejo de finanzas a largo plazo que puede ayudar al futuro de los locatarios.

En 2015, el Jefe de Gobierno promulgó los Lineamientos y Requisitos para el Seguro de Desempleo para Mercados Públicos Siniestrados, que abarcan únicamente a los locatarios afectados de manera directa por los incendios en la nave mayor del mercado de la Merced nave mayor, por lo que cualquier otro comerciante afectado, en cualquier rubro ya sea falta de drenaje, luz o temas relacionados con la salubridad, no puede disponer del apoyo.

Más vale tradición que desprotección

En el siglo XVI, el lugar del actual mercado era ocupado por comerciantes que vendían en Tenochtitlán, que viajaban por el Canal de la Viga cuando éste aún era navegable. Los productos principales de venta eran las flores, provenientes de Xochimilco, y algunas frutas y verduras según indican códices antiguos.

Ya para 1940 el entonces presidente Manuel Ávila Camacho comenzó a formular proyectos para plazas comerciales, dentro de los que figuraba la construcción del mercado de Jamaica. Fue hasta 1957, con Adolfo Ruíz Cortines, que el sitio se consolidó como lo que ahora es el mercado de flores.

La construcción, a cargo de los arquitectos Félix Candela, Pedro Ramírez Vázquez y Rafael Mijares, requirió de un presupuesto de 10 millones de pesos. Fue parte de una de las diversas medidas que el presidente Ruiz Cortines tomó para demostrar la modernización de la ciudad.

Cada 23 de septiembre se festeja con música y baile el aniversario del mercado, pero no sólo esa fecha se celebra ahí. Otras de las fechas más importantes para la venta dentro del mercado son el Día de Muertos, el Día de las Madres y el Día de la Candelaria.

Jamaica se mantiene, pero el gobierno de la Ciudad de México impide que sus trabajadores obtengan beneficios para la salud y la vivienda. Por ello, son menos los comerciantes que consideran el trabajo en el mercado de las flores como su opción principal para conseguir ingresos, debido a que demanda mucho tiempo y esfuerzo, mismos que son poco soportables en la edad adulta.

De acuerdo al sondeo realizado, no es redituable trabajar en el mercado de Jamaica, ya que el desgaste físico es igual que el de otros puntos de venta, como el mercado de Sonora o la Merced, pero sin llegar al nivel de ganancia de los mismos.

Ante esta problemática, los locatarios de la tercera edad que laboran en el recinto son conscientes del desgaste y la falta de apoyo. Sin embargo, su convicción por mantener en pie la tradición del mercado, así como su local como medio de subsistencia los mantiene al mando de sus respectivos establecimientos. De esta manera hacen que Jamaica viva.



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18 de enero de 2017

VIVE LATINO 2017: “LA INTENCIÓN ES REINVENTARSE”

Por Montserrat Antúnez Estrada
Fotos de Jacqueline Ponce
Ciudad de México (Aunam). Más de 80 agrupaciones de distintas partes del mundo conforman el cartel de la decimoctava edición del Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino, que se realizará el 18 y 19 de marzo. En palabras de Jordi Puig, creador y director del festival: “La intención durante estos años ha sido reinventarse”.


Respecto a la inclusión de músicos de géneros distintos al rock como La Sonora Santanera y Bronco, Sabo Romo, ex bajista de Caifanes, recalcó la importancia de dejar atrás las categorías porque lo importante es que: “La música nos une y eso es lo que hacemos todos los que estaremos en el festival”. Por su parte Jordi Puig invitó a ver al evento como algo integral: “El festival le pertenece a la gente, por lo que hay que tratar de entender la programación desde distintos ángulos, desde los headliners, las bandas grandes, músicos independientes y agrupaciones nuevas”.

Algunas de las bandas que integran el cartel son: Enanitos Verdes, los Babasónicos, los Caligaris, Jarabe de Palo, el músico Jake Bugg, Los Fabulosos Cadillacs, La Barranca, Little Jesus; también Meme, la cantante Mon Laferte, Julieta Venegas, Justice, entre otros.

Novedades para la XVIII edición


El festival con sede en el Foro Sol contará por primera vez con un área para la estancia de niños y niñas. El espacio se llamará “El Parque” y tiene el objetivo de ser un punto de reunión familiar con comida, baños y actividades especiales para los menores. La creación del lugar surgió porque los organizadores están conscientes de que, con el transcurso de los años, el Vive Latino: “Se ha vuelto un evento cada vez más familiar”, mencionó Javier Puig.

Durante una conferencia de prensa realizada en el Teatro Metropolitan también se anunció el lanzamiento de la aplicación “Vive Latino 2017”, que ya está disponible en Google Play y Apple Store, y contiene la información actualizada de los horarios así como la localización de los escenarios.

Distribución de actividades


El Vive Latino contará con cinco escenarios: Escenario Indio, Escenario Indio Pilsner Plata, Escenario VL, Carpa Doritos y Carpa Intolerante. Además habrá zonas de esparcimiento como distintos puestos del Tianguis Cultural del Chopo y por séptimo año consecutivo se instalará la Carpa Ambulante, en donde se proyectarán los documentales “Oasis: Supersonic”, “Hasta la raíz”, “Austin City Limits: una canción para ti”, “Esto es lo que hay”, Panoramas”, “Bellas de noche”, “Paax” y “Fonko”.

En esta edición se contará por segunda ocasión con la Carpa Casa Comedy, en donde algunos de los comediantes que se presentarán son: Fran Hevia, Ricardo Quevedo, Carlos Ballarta y Ana Julia Yeyé. Con la intención de hacer accesible el evento a personas con discapacidad participará la organización Restar, encargada de ayudar con la logística del festival.

Durante los dos días del Vive Latino se activará el programa Regreso Seguro, organizado con ayuda del Instituto de la Juventud (Injuve) y el gobierno de la Ciudad de México, en el que distintas rutas de transporte público darán servicio hasta terminar el evento; además de implementarse el programa de camionetas Tlaneplantla Te Lleva.




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LA CASITA DE LOS RECUERDOS: UN HOGAR PARA ANCIANOS

Por Bernardo Uribe Valdés
Ciudad de México (Aunam). Es una pequeña casa de dos pisos pintada de verde pistache, ventanas largas que llegan desde el techo hasta el suelo, protegida por cortinas viejas de encajes blancos. Adentro, docenas de historias puestas en pausa que esperan el repentino interés y la oportunidad de ser revividas.

Casa para Abuelos A.C. es un asilo privado para adultos mayores ubicado en la esquina de Circunvalación y División del Norte, en la Colonia Atlántida, en la delegación Coyoacán. Es una edificación humilde y escondida entre el tumulto de la gran ciudad.


Una puerta roja de metal es la única barrera entre la calle y la sala donde los 15 habitantes suelen pasar todo el día viendo la vieja televisión que se encuentra en el centro del cuarto; las telenovelas son uno de los distractores mas populares y es, en realidad, la mejor forma de llevar cuenta del paso del tiempo.

Sillones de color obscuro, forrados con plástico, y fotos en blanco y negro son parte del mobiliario; al fondo, una larga mesa de madera es el punto de reunión predilecto de los residentes de la casa, pues la hora de comer nunca pasa desapercibida y sirve como el principal momento del día para convivir.

En el comedor todos comparten sus historias y lo más importante de sus días: la trama de su programa favorito o lo más novedoso en la vida de sus hijos y nietos. Todo se comparte entre ellos. Datos bibliográficos y las historias que se cuentan permanecen encerradas entre las cuatro paredes blancas que los rodean.

El personal de la Casa para Abuelos incluye dos cocineras, cinco enfermeras, dos médicos y un administrador que se encarga de las finanzas y el manejo económico del lugar. Ellos también forman parte de la comunidad. Todos se conocen y se cuidan entre sí.

Conforme se recorre los estrechos pasillos del asilo se observan distintas fotografías. Cada una de ellas fue colocada por su autor o por la persona que sirve como modelo. Todas tienen un significado y un propósito: aferrarse al pasado y ser el recuerdo de aquellos tiempos donde todo era diferente.

“Ya ni sé cuántos años tengo”

“Esta era yo de joven, cuando tenía como tu edad. Era muy popular entre los muchachos, pero mi mamá no me dejaba tener novios. Solía pelearme con ella por eso y me salía a escondidas por las noches para ir a bailar con mis amigos, pero cuando me hice vieja entendí a mi pobre madre. Ella sólo quería lo mejor para mí, ahora se lo agradezco”.

María del Rosario Ávila sostiene una vieja fotografía con un marco de madera mientras me cuenta las anécdotas de cuando era una muchachita viviendo en el Estado de México. En la foto que dispara sus recuerdos se observa a una jovencita con un vestido blanco que le daba hasta las rodillas, trenzas aún más largas y unos zapatos negros de charol. Como fondo se ve la Basílica de la Virgen de Guadalupe.

“Esta foto es de cuando vinimos por primera vez a la ciudad, tendría como 18 años, mi mamá estaba tan emocionada por visitar a la virgencita que hasta nos compró ropa nueva solamente para ir a rezar”. Sus ojos se cristalizan por los recuerdos, se disculpa por la inconveniencia y se retira.

Rosarito, como la llaman de cariño, es otra señora de aproximadamente 70 años. Sin embargo, me resulta imposible afirmar mi suposición porque cuando le pregunto su edad, se niega a decírmela con una sonrisa sutil y la frase “estoy en la edad en donde ya ni sé cuántos años tengo”.

Ella es originaria del municipio de Amecameca, ubicado al oriente del Estado de México, donde vivió su niñez humildemente, resultado de ser la hija única de Juan Ávila y Elsa Chávez, una pareja de campesinos. “Mis papas tenían un pedacito de tierra donde cultivaban maíz. No era mucho, pero nos daba para comer”.

Cuando acabó la preparatoria decidió venirse para la ciudad a trabajar como secretaria. Ahí fue donde conoció a su esposo, Roberto Martínez. Juntos tuvieron dos hijos y después de más de cuarenta años de matrimonio, ella enviudó. A raíz de esto su salud empezó a deteriorarse hasta ser diagnosticada con diabetes. Sus hijos decidieron que el asilo sería el mejor lugar para su cuidado. Ella está de acuerdo.

“Ellos trabajan muy duro, ninguno se ha casado, así que decidimos que estaría más cómoda aquí. Para serte sincera, al principio no me gustaba, pero después hice amigos, y ya no me imagino viviendo en otro lugar. Mis niños todavía me visitan, cada semana. Estoy feliz, y solamente les pido una cosa, que ya me den aunque sea un nietecito”.

Rosarito está feliz con su situación. Todos los días se levanta a las 7 de la mañana. Desayuna casi siempre lo mismo –avena con fruta y leche–, ve sus telenovelas y teje incansablemente cobijas y suéteres para sus futuros nietos. Es la más alegre de la casa, es amiga de todos.

“Aquí todo son como mis abuelitos”

Casa para Abuelos A.C. es uno de los muchos asilos para el cuidado de los ancianos en la ciudad. De acuerdo con el listado oficial de albergues, casas hogar, asilos, estancias y casas de días para adultos mayores de la Ciudad de México, publicada por la Secretaría de Desarrollo Social y la Dirección General del Instituto para la Atención de los Adultos Mayores, existen en la capital alrededor de 150 instituciones dedicadas al cuidado de los adultos mayores.

La mayoría de ellas son de carácter privado y comparten una peculiar característica: su población no excede los 15 habitantes en promedio, suelen ser instalaciones simples y siempre prometen un trato personal y basado en el respeto.

Su contraparte pública es otra historia. Estas instituciones tienen la mayoría de las veces sobrecupo y las instalaciones no son las mejores. Sin embargo, el cuidado y la atención son las adecuadas, sobre todo si se considera la falta de presupuesto y la negligencia y olvido que sufren estos centros por parte del gobierno.

Rogelio Torres Cruz es el administrador de la Casa para Abuelos A.C. De acuerdo con su experiencia, las instalaciones públicas sufren de muchos abusos burocráticos, y los ingresos que reciben nunca son suficientes para satisfacer a toda su población, cuya única alternativa a una vida digna es la estancia dentro de los asilos.

“Trabajé muchos años en una casa hogar pública para ancianos en la delegación Xochimilco y sufríamos bastante. Todos los días teníamos que lidiar con inquilinos nuevos que estaban claramente mal de salud, y allí pues no teníamos los recursos para ayudarlos bien”.

“Llegaban muchos indigentes a buscar refugio en las noches o un plato de comida caliente en las mañanas. A veces me daba mucha pena tener que negarles la atención, pero quedaba fuera de mis manos ayudarlos. No te puedo contar las veces que peleé por más presupuesto, pero hablar con la Delegación es como hablar con la pared”.

Rogelio se graduó de la carrera de Servicio Social en 2001, con una tesis sobre el cuidado geriátrico institucional y la importancia de la atención especializada para adultos mayores. Y aunque desde que salió de la escuela ha trabajado en medios relacionados con el cuidado geriátrico, fue desde niño que supo que le dedicaría su vida a esta profesión.

“Cuando era niño mis papás trabajaban mucho. Casi siempre se levantaban a las 5 de la mañana y regresaban a casa como a las 10. Hicieron hasta lo imposible para darme a mí y a mis hermanos una vida mejor. Les agradezco todo a ellos, sin embargo, fueron mis abuelos quienes nos criaron”.

Sus abuelos fueron la fuente de inspiración para su vida. La pareja de ancianos les enseñó a los niños Torres Cruz desde la importancia de la amistad y el significado del verdadero amor hasta cómo preparar una sopa de verduras y, sobre todo, a nunca dejar de seguir sus sueños.

Todo esto lo cuenta Rogelio con una gran sonrisa. Es un hombre de 40 años de edad, estatura mediana, piel morena y ojos negros y saltones. “Mi abuelita decía que me parecía a José Alfredo Jiménez, por mi nariz y mis cachetes”. Es el orgulloso padre de dos niñas y desde hace cinco años dirige el alberge con mucha pasión.

“Aquí todos son como mis abuelitos, me recuerdan mucho a ellos. Es por eso que me gusta mucho mi trabajo, disfruto sabiendo que ayudo a que ellos tengan una mejor vida y hacerles ésta, su última etapa, más placentera”.

La evolución de los asilos


En Casa para Abuelos A.C. todo transcurre de acuerdo con el itinerario, al son de las manecillas del reloj. Las actividades planeadas para los residentes incluyen, pintura, macramé, clases de tejido e incluso baile, sobre todo danzón, una vez al mes.

Para ingresar al asilo se tiene que pagar una mensualidad de cinco mil pesos, y los servicios incluyen tres comidas diarias, atención personalizada y cuidado médico en todo momento.

De acuerdo con un artículo publicado en el portal en línea de La Unión, por Liliana Peralta Rivera, hace cincuenta años no se hablaba de residencias geriátricas; no existía el término porque no había muchos adultos mayores.

Sin embargo, hoy en día el promedio de vida es de 80 años, por lo que las personas tienden a una vida más duradera. Las razones de este dato van desde los avances médicos y tecnológicos hasta el hecho de que el estilo de vida ha cambiado radicalmente en comparación con generaciones pasadas.

Los asilos no son la única opción para aquellos que buscan una vida de tranquilidad. También existen las llamadas residencias geriátricas. Éstas cuentan con un programa de intervención, en el cual se contempla las mejores actividades que pueden y deben realizar las personas mayores.

En estas residencias se cuenta con personal especializado: enfermeras geriátricas o gerontológicas, expertas en tratar con ancianos, médicos geriatras, nutriólogos que diseñan menús especiales para hipertensos o para diabéticos, trabajadoras gerontológicas y psicólogos geriatras.

Paula Aranda Flores, psicóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), especialista en métodos de reintegración social, comenta que los programas para personas adultas mayores deben de desarrollar sus capacidades físicas e intelectuales, así como sus habilidades sociales ya que es un aspecto muy importante durante la vejez.

“Crear programas para devolverles la relevancia que han perdido en los últimos años dentro de la sociedad, es indispensable para poder empezar a desarrollar sus derechos. Cada vez que se ignora a los adultos mayores o se les discrimina se está haciendo una exclusión con efecto boomerang, ya que tarde o temprano nosotros también envejeceremos”, dijo la psicóloga.

Hace cincuenta años, sólo se hablaba de asilos, y era una palabra inusual porque las personas normalmente cuidaban a sus mayores, que tenían alrededor de 45 y 50 años. No llegaban a conocer muchas de las enfermedades crónico-degenerativas que se manejan hoy en día, porque la gente moría joven.

Rogelio me dice que su asilo puede no ser el mejor equipado o el mejor de la zona, pero los residentes son felices, y eso es lo único que importa. “Somos uno de tantos, pero uno no hace esto por reconocimiento o mucho menos por dinero, así que ser una competencia para las grandes corporaciones que se dedican a esto, no es nuestra prioridad.”

“Mí día favorito es el domingo”

Los días transcurren sin mucho problema. El tiempo ya no es aliado ni enemigo, tan sólo un simple espectador que pretende poner atención. Pero hay un día que, jurarían ellos, dura más y siempre tarda en llegar. Aquí los domingos son mejor conocidos como los días de visita.

Víctor González Olguín se prepara para recibir a sus invitados. Desde muy temprano ha bajado de su habitación, muy arreglado, para esperar a que den las 12 del día, hora en que siempre llegan a verlo esos rostros familiares que se niegan a desaparecer de su memoria.

“Es el día predilecto para las visitas, hasta pareciera que se ponen de acuerdo todos nuestros familiares para venir este día. La familia llega desde temprano y no se va hasta después de que anochece. A mí vienen a verme mi hijo y mi nieta, que ya va a cumplir 8 años. Es un monstruo, se la pasa brincoteando de aquí para allá. Son mi razón de vivir”.

Víctor es relativamente nuevo en el asilo, lleva poco más de un año. La razón principal de su traslado fue la muerte de su esposa. Después de toda una vida junto al amor de su vida, Víctor se quedó solo en una casa demasiado grande para su soledad. Su hijo estaba preocupado, pues Margarita, su difunta compañera, era su única amiga.

“Tienes que hacer más amigos papá, no está bien que te la pases solo en la casa pensando en el pasado”, ese fue el argumento de su hijo para llevarlo al asilo. Y aunque se resistió, finalmente cedió a sus exigencias. Nunca estuvo del todo convencido, pero ya no quería pelear, y quizás en el fondo sabía que él tenía razón. Ya no le gustaba estar solo.

Víctor es un señor de 85 años, un poco testarudo y gruñón pero que al final del día termina siendo el más sociable. Su pelo completamente blanco está peinado hacia atrás con gel, no deja ningún pelo fuera de su lugar. Es uno de los más altos y siempre se viste con unos pantalones caquis, camisa de manga corta y chaleco con figuritas dibujadas.

Su mirada es fija y cuando te ha puesto los ojos encima, será difícil quitártelos. Es el típico abuelito que asusta a los niños, pero termina dándoles galletas y jugando con ellos. Él asegura que su edad siempre se reduce y su energía aumenta cuando su pequeña nieta lo visita. Sus ojos se iluminan al verla y saca fuerzas sobrenaturales para cargarla, darle vueltas, bailar con ella y seguirle el paso.

El ambiente está cargado de risas. En la larga mesa de madera de la sala hay tres pares de abuelos con sus respectivos hijos. Unos se ponen al corriente con las buenas nuevas de la familia, otros juegan cartas o dominó con sus nietos. Otros tantos miran el partido de futbol y fingen aún saber todo acerca de deportes. Todos tienen su pequeña distracción.

La cocina siempre es un descontrol porque todas las “abuelitas” quieren preparar su platillo favorito para deleitar a sus nietos. Pero debido al reducido espacio y escasa materia prima, muy pocas logran su cometido.

“Antes nos peleábamos para ver quién preparaba la comida, ahora ya sólo nos turnamos”, cuenta Doña Coco, residente conocida por su receta de albóndigas. Así todas tienen la oportunidad de demostrar quién es la mejor cocinera.

Los pocos niños visitantes juegan entre sí, corren por los pasillos y después de casi romper un florero, son regañados a coro por sus respectivos abuelitos. Ahora el reducido grupo no tiene más remedio que sentarse a ver la televisión. Su jovial energía choca con la centenaria actitud de los habitantes de la casa. El choque generacional nunca es fácil.

“No te creas, si me duele dejarlo aquí pero, ¿qué otra opción tengo? Yo trabajo todo el día y por su edad me daba miedo dejarlo solo, una vez se cayó de las escaleras y casi ya ni lo cuenta. Necesita atención y es por eso que aquí vive mejor”. Karla, hija de uno de los habitantes del asilo, se convence a sí misma que este es el lugar más seguro para su padre.

“Ella fue la que me convenció, me decía que se sentía sola y que necesitaba convivir con personas de su edad. No me agradaba la idea, pero poco a poco me empezó a gustar. Es una comunidad pequeña y veo que mi mamá está feliz”, dice Alondra mientras mira a su madre a lo lejos.

Todos los comentarios de los familiares se inclinan más o menos en la misma dirección. Nadie quería afrontar la cruda realidad de que necesitaban ayuda. Nadie creía desde el principio que un asilo seria lo correcto. Aún en la actualidad es un tema tabú y que la gente suele evitar.

Las personas siguen pensando que llevar a un adulto mayor a un asilo es sinónimo de abandono o negligencia, pero la verdad es que los familiares que lo hacen tienen las mejores intenciones: proporcionar cuidado y atención a sus seres queridos.

“Supongo que la vida no es perfecta”


Quizás la vida dentro de un asilo no sea lo que todos imaginamos para el futuro, pero poco a poco el estigma que gira alrededor de las casas hogar se ha ido perdiendo. Cada vez más personas lo consideran como una opción viable y el concepto se ha popularizado.

Un grupo de jóvenes suele reunirse en el pequeño parque que se encuentra en un camellón cerca de la Casa para Abuelos A.C. Son vecinos de la colonia que pasan diariamente frente del asilo y nunca lo habían notado. La vejez está lo suficientemente lejos como para pensar en ella.

Rodrigo, uno de los más jóvenes, se muestra sorprendido cuando les revelo la existencia de este lugar. “Nunca me había fijado, pensé que era una casa normal”. Todos se sorprenden, pero la pregunta sobre si ellos lo harían los deja reflexionando. Tardan en contestar.

“Yo nunca lo haría porque sería como darle la espalda al problema”, comenta Tania Muñoz Olvera, una chica de pelo rubio, ojos claros y rostro confundido. Su respuesta fue la primera, y con eso abrió un breve debate sobre el tema. Los demás dudan en la postura que tomarán.

Julio, uno de los más grandes, dice que su abuelito esta en un asilo y lo visita frecuentemente. Sin embargo, la decisión de ponerlo ahí dividió a su familia y causo muchos problemas. “Yo creo que está bien, mi abue es feliz y aunque lo extraño al final todos entendimos que era lo mejor para él”.

Uno de los últimos en hablar es Rodrigo, un chico de semblante tímido y reservado. “No quiero imaginarme en un lugar así, yo me veo envejeciendo rodeado de mis seres queridos, sobre todo en mi casa, pero supongo que la vida no es perfecta y da muchas vueltas inesperadas, y creo que si al final del día te encuentras rodeado de gente que se preocupa por ti, no puede ser tan malo”.

Las instituciones dedicadas a las personas de la tercera edad

El envejecimiento de la población es un hecho universal y según el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM) este sector es considerado como una población de alto riesgo por lo concerniente a sus problemas sociales y de salud.

El aumento del número de las personas adultas mayores ha provocado intensos debates públicos sobre temas como costos de seguridad social, atención de la salud e inversión educativa, así como la calidad de vida que se le puede ofrecer a la población que se encuentra en vulnerabilidad por su vejez.

De acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 1950 el porcentaje de envejecimiento entre la población mexicana fue de 7.1 por ciento; en 1975 descendió a 5.7; en 2000 subió a 6.9; en 2025 se incrementará a 13.9 por ciento y en 2050, a 26.5 por ciento.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se estima que en 2020 el promedio de vida será de 79 años, y en 2050, aumentará a 81. Rosaura Avalos Pérez, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, afirma en un comunicado publicado en el portal en línea de dicha institución que “para entonces, más de la cuarta parte de la población en México será vieja”.

Este problema de envejecimiento se puede observar con mayor facilidad en la Ciudad de México, ya que de acuerdo con el libro La situación demográfica de México 2015, editado por el Consejo Nacional de Población (CONAPO), las entidades con mayor proporción de adultos mayores se concentran en la región central del país.

Ante esta situación, el INAPAM emprendió acciones para crear unidades gerontológicas que dieran respuesta a las necesidades básicas de este grupo poblacional como son: albergues, residencias de día, centros de atención integral, centros culturales y clubes.

Los albergues dan una respuesta institucional específica a quienes carecen de familia y oportunidades de sobrevivencia. Brindan servicios interdisciplinarios como son atención médica, de enfermería, psicológica, gericultismo, acciones de trabajo social, recreación y cultura, alimentación balanceada y equilibrada de acuerdo con sus actividades y enfermedades, así como alojamiento.

Las residencias de día son una alternativa de atención integral y un apoyo a las familias para que dispongan de tiempo para actividades personales. El adulto mayor recibe los mismos servicios que en los albergues, pero con un horario matutino que le permite retirarse por la tarde a su domicilio.

Los centros de atención integral ofrecen una mayor oportunidad en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades en la vejez. Asimismo, los centros culturales y clubes son como aulas del saber donde se imparten diversas materias, artes plásticas y talleres, lo que mejora la socialización, calidad de vida y economía de las personas adultas mayores.

Todas estas instituciones tienen como misión satisfacer las necesidades de las personas en riesgo de abandono, encargándose de proporcionar refugio, atención y alimentos a aquellas personas vulnerables que quizás no tengan nada ni a nadie.

“El compromiso social por delante”

El administrador de Casa para Abuelos A.C. hace hincapié que este no es un negocio millonario y los que se dedican enteramente a esto, lo hacen por “amor al arte”. “No se gana mal, a mi me ha dado para mantener a mi familia, pero no es un negocio al que le interese principalmente las ganancias, sino que se pone el compromiso social por delante”.

Casa para Abuelos A.C. es un lugar para observar el paso de los días. Está rodeado de personas maravillosas que ven lo extraordinario en lo más simple, ese don que se ha ido perdiendo con los años. Los abuelitos que viven ahí tienen, cada uno de ellos, una historia que vale la pena contar.

Fotos: Pixabay



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16 de enero de 2017

AGRÍCOLA ORIENTAL Y RAMOS MILLÁN, ENTRE DESABASTO Y VENTA ILEGAL DE AGUA

Por Gabriela Jiménez Arellano
Ciudad de México (Aunam).- El 28 de enero del 2016, la Comisión Nacional de Agua (Conagua) anunció corte y suspensión del suministro de agua para dos millones 500 mil capitalinos debido a reparaciones en el Sistema Cutzamala, el cual abastece a todo el Valle de México. En sus inicios reportaban recortes parciales del 25 por ciento o ausencia total por 48 horas. Situaciones aparentemente temporales, no deseables, pero necesarias para mejorar el servicio público.

Los habitantes de Iztacalco tienen que usar agua gris para no prescindir de esta.

Sin embargo, lo esporádico terminó por ser permanente y, en algunos casos, sólo fue la gota que derramó el vaso, la que colmó la paciencia de los habitantes de las colonias Agrícola Oriental y Gabriel Ramos Millán de la delegación Iztacalco, quienes ya padecían un desabasto desde hace un año.

Los dos recortes anunciados en enero y abril de 2016 no fueron ninguna sorpresa, simplemente se hicieron oficiales. Este fue el pretexto perfecto para iniciar una serie de reclamos, huelgas y el contacto con los medios para exigir lo que se había establecido el 28 de julio del 2010 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y el 8 de febrero de 2012 por el Congreso de la Unión en México, como un derecho humano.

Ante los reclamos Carlos Estrada Meraz, delegado de Iztacalco, y Miguel Ricaño, director de Fortalecimiento Interinstitucional del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX) anunciaron, en conferencia de presa, la rehabilitación de la infraestructura hidráulica y la construcción de cinco pozos de agua potable para abastecer a una población que no puede cubrir sus actividades solo con el envío de pipas y tandeos.

La denominada “magna obra, cuyo costo se estimó en 90 millones de pesos, preveía beneficiar a aproximadamente 90 mil personas de la demarcación. No obstante, la construcción de estos pozos profundizó y sacó a flote otros problemas, como la delincuencia, caracterizada por el robo de válvulas y venta ilegal de agua sustraída del mismo sistema.

En espera del oasis

Arturo Cervantes se ha acostumbrado a que un trabajador de la delegación toque a su puerta para preguntarle si tiene agua. “Sí tenemos, hoy no necesitamos pipa”. Es parte de su rutina. Sacan la manguera de la pipa y sus chorros sustituyen el flujo ausente en las tuberías.

La ironía y la frustración imperan durante la otra parte de la rutina, la lectura del medidor. “Oiga en vez de que salga agua, nomás sale aire. Es aire lo que estamos pagando”. El trabajador del SACMEX lanza una sonrisa avergonzada que intenta no rayar en la burla. “¿Puede haber mayor cinismo?”, se indigna el hombre de 65 años.

“De las tuberías no sale una gota ¡Nada, nada, nada! Me imagino que la diferencia entre nosotros y los de la colonia Agrícola Pantitlán o Leyes de Reforma ha de ser que a ellos ni pipas les envían. Ellos hasta han bloqueado el Metrobús, en Eje 4 y Rojo Gómez”. Cuando se les pregunta si ya han ido con el delegado, la respuesta es la misma: “ya fuimos, pero no nos hace caso. Vayan ustedes, para que vea que es en serio”.”

En 2015, un estudio realizado por el SACMEX sobre la factibilidad hídrica –definida como la capacidad de una zona para abastecer a su población con servicios hidráulicos de agua potable–, reveló que 33 de 55 colonias de la delegación Iztacalco requieren de reforzamiento e incremento caudal. Este dato coloca a dichas zonas en un nivel de alerta naranja, es decir, próximas a que su factibilidad hídrica sea nula.

Dentro del grupo de colonias en riesgo están las siete secciones de la Agrícola Oriental, la Gabriel Ramos Millán, Granjas México y La Rodeo, todas vecinas, colindantes con la Delegación Iztapalapa, y establecidas alrededor de las oficinas delegacionales.

Justo en la zona donde se anunciaron las reparaciones en el Sistema Cutzamala, los iztacalquenses protestaron por la ausencia del líquido en las tuberías, la insuficiencia de pipas y la indiferencia de las autoridades que lleva más de un año. Gritaban, ondeaban cartulinas e impidieron el paso del Metrobús. Sin embargo, sus reclamos se iban apagando, como el chorro de agua que llega una vez al día en sus hogares.

Mapa de Factibilidad Hídrica de la Delegación Iztacalco. Archivo del SACMEX

El agua, derecho humano, ¿realidad o mito?

El artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece el derecho de acceso a los servicios hidráulicos para todos los mexicanos, así como la responsabilidad del Estado para garantizar el cumplimiento de esta garantía constitucional.

Cuando el artículo 4º de la CPEUM se reformó en 2012, surgieron múltiples cuestionamientos sobre si se debían seguir o no los lineamientos establecidos por el Comité sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas: disponibilidad, calidad, accesibilidad física, asequibilidad económica y no discriminación.

El debate yacía principalmente en dos puntos: por un lado, se dudaba que el Estado tuviera las políticas públicas suficientes para asumir la responsabilidad total del suministro hídrico –lo que al final quedó estipulado– y por otro, la conciencia de que al tratarse de un derecho dejaría omisos a los ciudadanos de ejercer un pago por el servicio, sabiendo que la infraestructura del sistema no cuenta con las condiciones óptimas para abastecer a los más de 119 millones de habitantes.

A esto se sumaba también la ausencia de una distribución justa, sin discriminación por condición social. “Se ha llegado incluso al extremo de dejar sin agua a comunidades que tradicionalmente poseen un yacimiento para hacer uso del mismo en pos de explotarlo a favor de estos ciudadanos de elite y aún más, dejar sin agua a la comunidad de donde el agua es originaria”, afirmó en entrevista para la revista Impluvium, el doctor Manuel Pérlo Cohen, director del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

Pese a estas reservas sobre la reforma del artículo 4°, el Congreso de la Unión aprobó el 8 de febrero del 2012 la modificación que establece el recurso hídrico como un derecho humano. De acuerdo con Perló Cohen, este cambio “es una forma novedosa de ejercer justicia social, de vivir en un real Estado de derecho, de dejar en claro que todos los ciudadanos son iguales ante la ley y ante la infraestructura pública”.

Sin embargo, todo quedó en buenas intenciones. De acuerdo con datos del INEGI del 2015, aproximadamente el 56 por ciento de la población recibe agua por tandeo y sólo el 14 por ciento tiene acceso a un servicio continuo. Además, casi 14 millones de mexicanos, a nivel nacional, no están conectados a una red hidráulica.

A pesar de estas cifras, en el recién aprobado Presupuesto de Egresos Federales 2017, se registró una disminución del 70 por ciento en los recursos destinados a las dependencias encargadas de ofrecer este servicio.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la cantidad mínima de consumo por persona se sitúa entre 80 y 150 litros. Sin embargo, en la casa de Ofelia Salazar Reyes apenas reciben dos minutos diarios de abastecimiento, equivalentes a 800 litros. Esa cantidad tiene que alcanzar para sus hijos, nietos, nueras y yernos, un total de 8 personas.

Todos los días, entre las 13:00 y 14:00 horas, Ofelia pesca a sus nietos Adolfo y Martín para que le ayuden y a su nuera Lomelí a acarrear los cuatro tambos de 30 litros y cubetas de pintura Comex, donde guardan el agua que utilizaran durante toda la semana para distintas actividades.

Un recipiente va destinado para el baño. Si bien les va, puede alcanzarles para una semana, aunque casi siempre se acaba a los tres días. Escogen echar un cubetazo sólo con los excrementos; si son orines intentan no hacerlo muy seguido para conservar una cantidad considerable. “El chiste es hacerla rendir, porque no alcanza a veces ni para lo más importante, que es el aseo de uno”, contesta indignada Ofelia.

Construcción del oasis

Con una sonrisa atenta, lista para posar frente a las cámaras de comunicación social, Carlos Estrada Meraz, delegado de Iztacalco, se coloca afectuosamente junto a los 450 vecinos de la colonia Gabriel Ramos Millán, a quienes esa mañana les hizo entrega de un tinaco de 750 litros.

El funcionario, que está por cumplir un año al frente de la delegación, promete que pronto se acabará el abastecimiento con pipas de agua potable y tandeo porque, desde ese día, las exigencias de los habitantes serán atendidas a través de la puesta en marcha de la “magna obra” perteneciente al programa Gota a gota el agua se agota.

La obra propuesta por el jefe delegacional consistía en la construcción de varios pozos de agua potable, la rehabilitación y mantenimiento de otros, y la implementación de plantas potabilizadoras. La obra pública tendría un costo de 90 millones de pesos y garantizaría a los ciudadanos un abastecimiento del 100 por ciento.

No obstante, en agosto se presentaron denuncias que detallaban cómo los ciudadanos de la Gabriel Ramos Millán habían manipulado las válvulas de los pozos de la colonia para privar del servicio a los habitantes, esto con el fin de crear tomas clandestinas, de donde extraían el líquido con bombas domésticas para después venderlo en el floreciente negocio de la venta ilegal de agua.

Más tarde, en ese mismo mes, el director interinstitucional del SACMEX, Miguel Ricaño, y el delegado de Iztacalco acordaron que se recibiría apoyo de la Policía Federal para vigilar las zonas de construcción y detener a quienes incurrieran en dicho delito, tipificado como robo en la Ley General de Aguas del Distrito Federal.

No obstante, este problema ya era viejo. Colonos de las delegaciones Venustiano Carranza y Benito Juárez habían denunciado este problema en noviembre de 2015, mes en el que sus demarcaciones pasaron por la misma situación: reparación de infraestructura y construcción de pozos para darle fin a los tandeos.

El 25 de noviembre de ese año, el director general del SACMEX, Ramón Aguirre Díaz, declaraba en el noticiario de radio matutino la Red de Radio Red, con Sergio Sarmiento y Guadalupe Juárez, que el problema de la falta de abastecimiento no era la infraestructura sino la manipulación y robo en las válvulas del sistema de aguas.

El 11 de octubre el 2016 Aguirre Díaz, en el mismo programa, afirmaba que los problemas se debían a la mala infraestructura, falta de presupuesto, cuotas de pago insuficientes y, sobre todo, a la dependencia total del Sistema Cutzamala, el cual ya no se da abasto. Por ello, se ha recurrido a la perforación de mantos acuíferos, mejor conocidos como pozos.

Sin embargo, estas mismas excavaciones pasaron de tener una profundidad de 30 a 300 metros, lo que ha generado una sobreexplotación que “provoca más hundimientos, grietas y desnivelación del terreno”, explicaban Manuel Suárez y Joel Carrillo, investigadores del Instituto de Geografía de la UNAM.

A través de una solicitud de información al Instituto Nacional de Información y Atención al Público (INAI), se averiguó que las construcciones de pozos significaron un gasto de 79 millones 160 mil 585 pesos para el erario de la Ciudad de México.

De estos pozos, sólo el ubicado en la colonia Agrícola Pantitlán concluyó su construcción en mayo del 2016, por lo cual la empresa Innovación para el Desarrollo Ambiental Sustentable, S.A de C.V, cobró 55 millones 293 mil 324 pesos, aproximadamente el 61 por ciento de los 90 millones destinados para la “magna obra”.

Otro dato a tomar en cuenta es la experiencia de esta empresa. Ubicada actualmente en Hermosillo Sonora, Innovación para el Desarrollo Ambiental Sustentable, S.A de C.V sólo cuenta con seis años de experiencia en la materia, pues fue fundada en julio del 2010, mientras que Consorcio Ger S.A de C.V, a pesar de trabajar en este tipo de obras desde 1990, recibió un pago de 6 millones 90 mil 547 pesos.

Hasta el día en que se presentó este reportaje, no se pudo obtener información de las razones por las que se marcaron las diferencias de pago ni bajo qué fundamentos, las empresas ganaron las licitaciones.

¿Esperar el pozo o comprar agua ilegal?

Esquina de Sur 177 y Oriente 210, donde la pipa de agua potable de la Delegación se detiene para llenar tambos y cubetas.

La calle Sur 117 se siente infinita. Desde la avenida Plutarco Elías Calles busco la intersección con Oriente 110, pero no hay señales que adviertan la construcción de los pozos de agua, tampoco trabajadores, cintas de precaución, polvareda… nada.

En la esquina de la calle Oriente 102 está pegado un letrero en el que se invita a los vecinos a hacer acto de presencia: “Vecino, el 29 de agosto preséntate en la Avenida del Recreo y Sur 177, para denunciar en el programa A quién corresponda la falta de agua. Es importante que nos vean unidos.”

Veo personas dispersadas. La calle acaba de despertar. Una manguera gorda, ancha, arrugada, idéntica a un tlaconete, salvo por el cuerpo baboso, escupe borbotones de agua que no veo. Sólo escucho como caen dentro de los tambos que almacenan unos 20 litros de agua. Todo ocurre dentro de una casa blanca, en secreto.

Probablemente la vendan como lo hacía Luis Enrique Marín Cosme, hombre ingenioso, no por vender el tambo en veinte pesos, sino por conseguir el uniforme de los trabajadores del SACMEX para hacer su negocio. Definitivamente, la necesidad saca las cualidades de la gente, aunque las encaucen para actividades ilegales.

El negocio es, en realidad, un secreto a voces. Eso les conviene a mujeres como Teresa, quien se lleva sus dos tambos repletos de agua. Mientras camina va contando el dinero. Uno, dos, tres, cinco…siete pesos. Junta las cejas al centro de la frente y ve de reojo al muchacho con el diablo y se da cuenta que no le alcanza para la propina. Se lamenta una y mil veces “¿por qué Diego es tan huevon?”. Llega y encuentra al chico de 16 años tirado en el sillón con una mano en el ombligo y la otra celebrando un triunfo de la Copa FIFA 2010 del XBOX 360.

Al lado vive Sonia. A ella no le va eso de andar comprando agua clandestina. Le gusta mantenerse recta porque el precio le exige esa rectitud. Termina de lavar los trastes con el agua gris que le sobró de la ducha de ayer. Al principio le parecía una porquería, pero con la escasez del agua se le ha ido quitando lo modosa.

Termina esa actividad y se sienta frente al reloj. Sus ojos se clavan en el minutero o quizás sólo espera a que sea la una de la tarde o a que un día de estos caiga agua del grifo de su cocina y no de una pipa del programa “Abastecimiento de Agua Potable para Todos”. Así se lee la etiqueta de la pipa que va entrando por la retorcida calle Sur 177.

Cuando sale, el borlote ya se armó. Hay un desfile de cubetas, tambos, tinas y hasta de herramientas de patente: una caja de verduras con cuatro pequeñas llantas, artefacto ideal para llevar y traer las cubetas; pero el hijo de Sonia no ve así el invento, para él es un carro de carreras, y le importa poco que otras 10 personas le ganen a Sonia el último suspiro acuoso de la pipa.

Los medidores siguen funcionando y los recibos llegan; pero no llega el suministro.












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¿EL HEREDERO DE IZTACALCO?

Por Gabriela Jiménez Arellano
Ciudad de México (Aunam).- “¡Carlos, Carlos, Carlos!” coreaban entre gritos y aplausos los más de ocho mil iztacalquenses que asistieron el domingo 4 de octubre de 2015 a la toma de protesta de Carlos Estrada Meraz, en la explanada de la delegación Iztacalco. Caminaba sonriente y extendía las manos al cielo para saludar a los ciudadanos que gritaban a lo lejos “Carlos amigo, estamos contigo”. A los más cercanos les daba la mano, y hasta se permitía una selfie, una en la que luciera la corbata amarilla, color característico del Partido de la Revolución Democrática (PRD).


Los danzantes aztecas le abrían el paso en una ceremonia prehispánica. Al ritmo de los tambores, el olor y humo del copal se mezclaba con el rosa mexicano de la carpa, los rojos de los penachos y el ritmo café de las castañuelas. El esposo de la ex delegada Elizabeth Mateos llegó fresco y amigable luego de retratarse como el titular de la delegación. Subió al templete y desde ahí les hizo saber que “Iztacalco es la delegación más pequeña de la ciudad, pero estoy convencido de que es la más grandiosa, con un gobierno orgullosamente de Izquierda”.

El principal objetivo de Carlos Estrada era llevar a la acción su ideología. Estaba convencido de que la continuidad del gobierno de su esposa sería su mejor arma y que, lo más importante, demostraría a los que votaron por José de Jesús Martín del Campo, candidato de Morena, que estaban equivocados.

Entonces ignoraba que los dimes y diretes no bastarían. Que las palabras “están locos”, expresadas afuera de la Asamblea Legislativa el 1 de octubre de 2015, tras tomar protesta en ese lugar, serían insuficientes y que lidiar con las exigencias ciudadanas representaría su mayor lío.

Estrada Mera también se daría cuenta que los regalos para la población no son suficientes, como los tinacos Rotoplas para resolver el desabasto de agua. La contienda política con Citlalli Hernández Mora, diputada y vecina local de su esposa, Elizabeth Mateos, quien en el próximo período delegacional ocuparía el cargo de representante legislativa en la Cámara de Diputados, también le daría problemas.

La izquierda

Si algo ha distinguido a Carlos Estrada, además de su fidelidad al PRD, del que siempre trae algún color o un discreto pin en su saco, es su militancia de izquierda, su sello continuo y persistente en sus discursos como precandidato y delegado electo.

Quienes lo conocen, recuerdan como solía hablar en público. Se levantaba de su silla plegable y avanzaba al frente del proscenio de concreto, en uno de los foros de los centros culturales o deportivos de Iztacalco, con sus jeans flojos de mezclilla, un saco casual, zapatos y con el botón del cuello de la camisa desabotonado.

Comenzaba a hablarles a las personas sobre el cariño, la admiración, casi veneración, que sentía por las personas con discapacidad. “Incluso valen más que los que no estamos en esas condiciones”, decía. Mostraba también su preocupación por las madres solteras, inquietud que lo motivo a establecer programas como “Bebé sano, mamá feliz”, juego de palabras que conservaría en la creación de los propios, como en el caso del plan hidráulico “Gota a gota el agua se agota”.

La oratoria y singular carisma fueron sus fuertes durante su campaña electoral. Algunos incluso ignoraron la cercanía que tenía con la entonces delegada de Iztacalco, personaje con quien los habitantes de la demarcación se mostraban inconformes por la inseguridad, la insuficiencia de los servicios públicos y los oídos sordos ante sus demandas.

Tal vez lo pasaron por alto porque algunos ciudadanos, como Siria Guzmán, votaron por Estrada Meraz no por simpático, sino porque “ya no queremos más partidos, te imaginas como se van a acabar el dinero, de por sí los que están, cuánto no se llevan, ahora si salen más partidos, pues más”, manifestaba en abril del 2015, cuando se postularon los recién nacidos Partido Encuentro Social (PES) y Partido Humanista (PH), así como el intento de conservarse otros como el Partido del Trabajo (PT).

Su talentoso trato con el pueblo tal vez era un don que lo acompañó por haber nacido en 1968, o meramente fue la práctica que adquirió desde que inició su militancia política en la Escuela Nacional Preparatoria No. 4 “Vidal Castañeda”, de la UNAM, cuando era líder estudiantil de izquierda, o cosechado en 1986, durante el movimiento del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), el cual buscaba mantener la educación gratuita y el pase directo de las preparatorias y Colegios de Ciencias y Humanidades a la Máxima Casa de Estudios.

Siguió por esa línea que lo llevó a convertirse en cofundador del PRD, junto con Cuauhtémoc Cárdenas. Sus logros dentro del partido se fueron acumulando: Secretario de Jóvenes en el Primer Comité Ejecutivo; ser el candidato más joven en competir por una Diputación Federal por el Distrito Federal en 1994; Consejero Nacional del PRD; director de Participación Ciudadana en la delegación Tláhuac; Coordinador de Seguridad Pública y Subdelegado Jurídico y de Gobierno en la Delegación Miguel Hidalgo, así como asesor de Gobierno en la misma durante la Administración 2006-2012.

¿Sucesión o herencia?

En 2014 Armando Quintero, exdelegado de Iztacalco por el PRD, expresaba su deseo de regresar a la administración de la delegación, aunque también tachaba de militantes de una falsa izquierda a Elizabeth Mateos y Carlos Estrada. Los describía como trabajadores del viejo priismo, con programas sociales basados solo en regalar pañales, despensas y un sin número de artículos, en lugar de generar políticas públicas que resolvieran los problemas de inseguridad, pobreza y desigualdad social.

“No le he visto un planteamiento político ¿Qué opino? Que anda violando la ley, entregando juguetes que compra la delegación y que en reyes y el día del niño, la delegada lo metió a entregar los juguetes indebidamente, violando la ley. Que tiene oficinas en la delegación, tiene estacionamiento, como si fuera empleado, cuando no lo es. No lo conozco en una historia de aportes”, declaraba para el Observador de Iztacalco, un noticiario de la red, mientras se tallaba las manos constantemente y miraba fijamente a la cámara.

Pese a estas declaraciones negativas, a las que se sumaron las de la bancada de Morena, ganó las elecciones. El 4 de octubre del 2015 rindió toma de protesta, acompañado de su esposa y el entonces dirigente en el Distrito Federal del PRD, Raúl Flores.

La victoria no sólo fue para él, sino también para el resto de sus compañeros y para el partido en general, que lograron mantener su posición frente a sus principales contrincantes, los afiliados al partido de Andrés Manuel López Obrador, Morena. Tal como sucedió en Iztapalapa con Dione Anguiano y Clara Brugada.

En la toma de protesta, anunciaba que su gobierno sería uno de continuidad. Se enfocaría especialmente en las madres solteras, las personas con discapacidad, entregaría tabletas electrónicas, zapatos y uniformes a los chicos de secundaria, pondría en marcha el programa “Cero baches”, instalaría un Sistema de Alerta Vecinal, a través de una aplicación en el celular y se crearía un plan hídrico para resolver los problemas de abastecimiento.

Gobierno, carisma, fotografías… ¿y los ciudadanos?


Cuando recién ganó las elecciones, Carlos Estrada apareció en A quien corresponda, con Jorge Garralda, programa de televisión Azteca con tintes de periodismo en defensa del ciudadano. Se veía a un delegado relajado, tranquilo, con manos entrelazadas y contestando a preguntas generales, que lo llevaban a afirmar entre risas que no bajaría la guardia y “aceptaba el paquete”.

Pero esta no sería la única ocasión en que el delegado visitaría el foro. Se presentaría una segunda vez para adherirse a la campaña del “Juguetón” y, además, prestaría la explanada delegacional para que la gente fuese a hacer la entrega de sus juguetes para dicha campaña.

En ese mismo año y lugar se presentó la Academia de Venga la Alegría. Se alzaban los celulares para grabar el tan esperado evento, más concurrido que otras ferias culturales, más que los conciertos de SKA con protestas de izquierda o la exposición de Rockabilly que se lleva a cabo cada año. No se presentó un informe donde se detallara la derrama económica o el por qué se incluían este tipo de espectáculos.

Esta es una de las caras de Carlos Estrada. El “delegado de la fiesta”, siempre accesible para tomarse fotos, el de los conciertos, el que entrega tabletas electrónicas (aunque éstas ya hubieran sido incluidas en planes educativos federales), el que se sienta a la mesa con personas con discapacidad y se echa el bailongo con las señoras y los niños. El que asiste a las obras públicas y recibe agradecimientos de los directores de las escuelas primarias de Iztacalco por las reparaciones en los planteles.

También está el lado opuesto de la moneda. Las quejas de los ciudadanos, quienes afirman que el abastecimiento de agua se agrava día con día, al grado de manifestarse frente a la delegación y las principales avenidas de Iztacalco, como reportarían los diarios El Universal, La Jornada, Milenio y Reforma bajo encabezados como “Llega agua a Iztacalco dos minutos al día”, “En la Agrícola Oriental siguen las protestas por el desabasto”, “Padece 80% por agua”.

Otros como Silvino Núñez, locatario del Mercado Sur 16 y protestante en contra de la construcción del Chedraui, opinan que no cuentan con el actual delegado. “Fuimos a la delegación a presentarle nuestras quejas y ni siquiera nos recibió, nos dejó esperando. Mejor la diputada Citlalli Hernández nos puso en contacto con otros mercados para que nos apoyaran, pero de él no recibimos nada”.

En el canal de Youtube de la delegación Iztacalco son visibles todas las entregas, la asistencia del representante a los congresos, el trabajo continuo con las dependencias del gobierno capitalino. Al parecer se han cumplido las propuestas que se difundían bajo el hashtag #QueMePregunten. Sólo el tiempo podrá responder si hay algo más allá o no del festejo, las entregas y la inconformidad de la ciudadanía.

Imagenes: Archivo.




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